Menos mal que Luis Enrique no toma café: cómo atiza antes de jugar contra Marruecos
El partido de octavos contra Marruecos, tras llegar sufriendo por la derrota contra Japón, muestra cuál es el estado de Luis Enrique. El seleccionador está tenso y tiene un punto altivo
Agrio, áspero y borde. Luis Enrique entra en un estado de ansiedad y tensión antes del decisivo partido contra Marruecos. En el debut del Mundial, recomendó a los jugadores que había que evitar la sobreexcitación contra Costa Rica. Tres partidos después, en los octavos de final del Mundial y gracias a Alemania, es el seleccionador el que pierde la calma. En la comparecencia ante los medios de comunicación, sacó su perfil peleón y altivo. No tiene nada que ver el Luis Enrique streamer con el del seleccionador al que le molesta la crítica. Aquí tiene un tono de soberbia cuando los periodistas le preguntan por cómo se puede mejorar para ser más competitivos, las dificultades del duelo contra Marruecos o los riesgos de un estilo dominador de la pelota, pero frágil en la fase defensiva.
En el canal de Twich es otro más bromista, aunque empiece con un saludo burlón: "Buenas noches, amigos y enemigos". En su confesionario se entretiene hablando con los compañeros del staff, da todo tipo de detalles sobre la cantidad de huevos que come, sus carreras con la bici, agradece la cantidad de suscriptores... Es cercano y chistoso. El canal ha ido de más a menos. Empezó con picos de 150.000 espectadores y ha caído a los 34.000. El boom afloja tras el decimotercer streaming. En la sala de prensa está incómodo. Es distante y cortante y cuando habla, come cerillas. A él le cansa la prensa. El interés de sus directos ha bajado.
👨🏫 Luis Enrique da las notas:
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) December 5, 2022
''Notable - alto/ sobresaliente - bajo''. #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/G4mHUhoN8u
Menos mal que no toma café. Eso ha dicho en uno de sus streamers. "Bastante energía tengo ya", reconoció. El día antes del decisivo partido contra Marruecos se ha podido comprobar que Luis Enrique está en un estado de nervios. Ha superado el momento de pánico, reconocido por él mismo, del partido de Japón. Pero no quiere que se lo repitan. El seleccionador se pone hasta agresivo con las preguntas referidas a los riesgos de sacar la pelota en jugadas desde atrás, el colapso del que hablan sus propios jugadores... En definitiva, si estos riesgos pueden echar a España del Mundial en el enfrentamiento contra Marruecos.
Salir de la negatividad
El partido de octavos empezó en la sala de prensa. A Luis Enrique no le gusta que se ponga en duda el estilo de juego de la Selección. Saltó a responder con un tono que es una mezcla de desprecio y falta de respeto. "Los jugadores reconocieron tras la derrota contra Japón que faltó oficio. ¿Qué piensa?", fue una de las preguntas. "Un topicazo. Voy a ir desmontando topicazos. Oficio es el de albañil y carpintero. Lo que caracteriza a esta Selección, para lo bueno y para lo malo, es su idea de competir. No jugamos solos y como los 10 minutos de Japón va a haber más. Os fijáis siempre en las cosas negativas y nosotros sí sabemos encajar los golpes", dijo.
Luis Enrique ha venido al Mundial a jugar siete partidos y ganarlos, pero también a hacer de paragolpes de los jugadores. En el momento en que se ha pinchado el globo y aparecen las críticas y las dudas, saca el carácter guerrero. "Yo estoy perfecto", dice a los periodistas. No da esa sensación en las horas previas a un duro partido. Enfrente está Marruecos, un equipo que ha sido líder del grupo en el que estaban Croacia, Bélgica y Canadá, y que solo ha encajado un gol. Es un conjunto físico, con un juego vertical y que hará correr a España. Al seleccionador no le gustan los partidos locos, en los que hay transiciones, los de ida y vuelta. Aquí se suele romper la estructura de España. Los marroquíes tienen vértigo y velocidad para hacer daño al plan de Luis Enrique.
En este papel de protector refuerza su liderazgo en una cita en la que ya se juega mucho. Es un todo o nada en el Mundial. Aparece el verdadero Luis Enrique. El que habla con un tono altivo, un punto de soberbia y lleva mal los análisis y preguntas de la prensa. Toda su energía la emplea para dejar una cosa clara: su estilo no se modifica, a pesar de los agobios en los últimos 20 minutos del partido contra Alemania y el mal inicio de la segunda parte contra Japón.
Ve el fútbol como un espectáculo
Si le hablas de que España ha tenido un bajón, contesta con un "esto es surrealista" y topicazos como "el fútbol es un deporte de errores". Luis Enrique también tira de tópicos cuando no le conviene tratar temas que no le interesan. Lo suyo es, como dijo en sus redes sociales, "dar cera y pulir cera". Que los golpes no lleguen a los jugadores y atizar a la prensa. Resalta, en definitiva, su filosofía de juego: "Nuestra idea de juego es muy clara y es en lo que me centro. Tenemos claro cuáles son nuestras virtudes y a mí lo que me obsesiona es que los jugadores lleven a cabo mi idea. Vamos a seguir jugando desde atrás. Si haces más méritos que el rival, normalmente ganas. Si luego no da, pues felicitaremos al rival".
Es indiscutible que tiene una fuerte personalidad y que el partido contra Marruecos, si cae eliminado, puede ser el último como seleccionador. Luis Enrique absorbe la máxima presión, acumula tensión y se reafirma en su idea de juego, pase lo que pase: "Lo que menos me importa es el resultado. No tenemos la piedra filosofal porque los rivales también juegan, pero estoy contento con lo que veo. Yo esto lo veo como un espectáculo para que la gente se pueda divertir. Hay que hacerlo de una manera bonita para el espectador". A Luis Enrique, aunque no lo crea ni lo diga, le falta otro plan táctico para salir del colapso y también cae en topicazos.
Agrio, áspero y borde. Luis Enrique entra en un estado de ansiedad y tensión antes del decisivo partido contra Marruecos. En el debut del Mundial, recomendó a los jugadores que había que evitar la sobreexcitación contra Costa Rica. Tres partidos después, en los octavos de final del Mundial y gracias a Alemania, es el seleccionador el que pierde la calma. En la comparecencia ante los medios de comunicación, sacó su perfil peleón y altivo. No tiene nada que ver el Luis Enrique streamer con el del seleccionador al que le molesta la crítica. Aquí tiene un tono de soberbia cuando los periodistas le preguntan por cómo se puede mejorar para ser más competitivos, las dificultades del duelo contra Marruecos o los riesgos de un estilo dominador de la pelota, pero frágil en la fase defensiva.
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