Cómo el psicólogo de Luis Enrique maneja el exceso de motivación del debut en el Mundial

El confesionario de Luis Enrique, ese espacio de relax y divertimento que sirve para amenizar el final del día en la concentración de la Selección en Doha y le convierte en streamer, da para revelar información. También tiene filtros. El seleccionador, como era de esperar, no se zambulle en los temas importantes. Pasa por alto, por ejemplo, la incertidumbre de su futuro. Los más interesados son los jugadores. No se lo pierden. Fieles al asturiano, están enganchados a lo que cuenta y predica el líder. Entre lo que desvela, en la cuenta atrás para el debut en el Mundial, está cómo será la primera gran charla, la de antes de salir a jugar contra Costa Rica.

El rival es, sobre el papel, inferior. Esto le preocupa a Luis Enrique, que no oculta cómo los equipos ordenados, los que salen a encerrarse y no dejan espacios, producen atasco. Por esta situación, estratégicamente futbolística, ha pasado ya el equipo en varios partidos. Los rivales que ponen un cerrojo son incómodos. En lo táctico, está todo muy entrenado y desmenuzado. Por lo que no ha pasado este grupo de jugadores es por la gestión del estado de ánimo en una cita de enorme repercusión y presión. Los nervios del estreno en un Mundial. Son 20 debutantes. Es una Selección muy joven. Aquí falta callo, mucha experiencia y lo que anuncia Luis Enrique en su confesionario es una preocupación. La sobreexcitación puede ser el peor enemigo de España en el debut mundialista. Los jugadores toman nota del aviso del jefe y el psicólogo, Joaquín Valdés, tiene un papel fundamental en las horas previas al primer partido.

Empezar bien el Mundial, con una victoria, es importante. Refuerza la confianza en el trabajo hecho, da seguridad y mejoran las sensaciones. La alerta del seleccionador y su staff, principalmente la del psicólogo, está en que los jugadores no afronten la cita con una estimulación mayor de la normal. Es importante no querer marcar el segundo gol antes que el primero, no jugar subidos de revoluciones y que el ritmo de juego pueda caer en la precipitación y, por consiguiente, en los errores o en un bloqueo. La clave para Luis Enrique y su staff está en preparar la mente de los jugadores.

Joaquín Valdés, la sombra del seleccionador

En la gestión, en las horas previas al debut, coge peso el trabajo de Joaquín Valdés. El psicólogo da las herramientas a Luis Enrique para conseguir el rendimiento deseado. La táctica está muy trabajada e interiorizada. Es fundamental afrontar el partido con la motivación adecuada. Con ganas, por supuesto, pero sin volverse locos, sin caer en la excitación o un exceso de adrenalina. Puede ser perjudicial y contraproducente. Es lo que señala Luis Enrique y no le importa desvelarlo en sus streamings para que el mensaje les llegue, principalmente, a los futbolistas.

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Joaquín Valdés es la sombra de Luis Enrique. Está en un segundo plano, siempre cerca, atento, pendiente de lo que dice y hace el seleccionador, de comprobar cómo es el feedback con los jugadores. De igual manera, está al servicio de los jugadores para gestionar la presión. El Mundial hay que vivirlo y trabajarlo con intensidad. El debut puede generar esa sobreexcitación de la que advierte el seleccionador. El psicólogo es el profesional que tiene que volver a poner los mecanismos para dar un equilibrio emocional y de confianza. Le tocó un papel similar en la Eurocopa cuando en la concentración surgieron adversidades por la pandemia, con las críticas a Luis Enrique y los jugadores en la fase de grupos.

Joaquín Valdés conoce muy bien el carácter, el ímpetu y el liderazgo que ejerce Luis Enrique. Así como las ganas que tienen los jugadores seleccionados, que se sienten unos privilegiados por estar en el Mundial, de darlo todo, no defraudar y ser agradecidos al seleccionador. En la rueda de prensa de Luis Enrique en Jordania, pidió a la prensa que no preguntara más a los jugadores si él era el mejor entrenador que habían tenido. Lo ve como una presión añadida. Es algo que no le viene bien. En la filosofía de equipo y en el estilo de juego, ha calado el mensaje de que la fuerza está en el grupo. Es lo que repiten los jugadores. Le gusta a Luis Enrique que hagan piña, que vayan todos a una, que se vea un ambiente familiar y de buen rollo.

Restricciones con los móviles

En su confesionario, el seleccionador confirma que los teléfonos móviles están prohibidos en las comidas. Hay restricciones. Es la fórmula para hacer convivencia. En los pocos días que llevan en Doha, han podido hacer una barbacoa, los entrenamientos son productivos, preparando la táctica para enfrentarse a Costa Rica, y todo discurre con normalidad, con la única excepción del ruido que ha generado la desconvocatoria de José Luis Gayà. Las energías están muy focalizadas en no fallar en el debut y es aquí donde Luis Enrique y Joaquín Valdés quieren dar con la tecla que ayude a manejar la sobreexcitación.

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Dice Luis Enrique que no toma café ni Coca-Cola porque ya es de por sí una persona demasiado activa, nerviosa e inquieta. Su personalidad contagia y viene muy bien a un grupo de jugadores que cumplen al pie de la letra todo lo que ordena y propone. Pero una cosa es tener muy claro cómo hay que encontrar las soluciones futbolísticas a las dificultades que ponga Costa Rica y otra que el juego pueda caer en el atropello y la falta de eficacia por la ansiedad que produce el debut.

Manejar las expectativas y hasta dónde puede llegar esta Selección empezará a depender del punto de partida en el partido contra Costa Rica. La presión se la intentan quitar los jugadores con declaraciones que llaman la atención. Como la que hizo Ferran Torres el domingo: "No estamos obligados a llegar a ningún sitio. Si el resultado no nos acompaña, nos iremos con la cabeza alta". Luis Enrique quiere un equipo convencido, pero a la vez les protege y les quita esa presión añadida. En el debut, cobra importancia el discurso que preparan Luis Enrique y Joaquín Valdés. Tiene que ser corto, directo, seguro, con las palabras justas y moderado en las dosis de motivación.