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Luis Enrique no sorprende con nada, pero se juega más de lo que piensa en el Mundial
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Luis Enrique no sorprende con nada, pero se juega más de lo que piensa en el Mundial

Va a pasar su mayor examen como entrenador de fútbol en el Mundial y lo afronta con la actitud de decir el día que da la lista que no hay un seleccionador mejor que él

Foto: Luis Enrique da la lista de jugadores. (Reuters/Violeta Santos Moura)
Luis Enrique da la lista de jugadores. (Reuters/Violeta Santos Moura)

Llega el momento de la verdad. El Mundial es realmente dónde se va a ver y se podrá medir el trabajo de Luis Enrique, el proyecto de Selección que ha construido. En la máxima competición a nivel mundial del fútbol, donde estarán los mejores, la exigencia es máxima, con el prestigio en juego, hay que ver de qué pasta está hecho el plan de Luis Enrique. De la Eurocopa salió con un balance positivo. Unas semifinales con las que muy pocos contaban. En su recorrido ha tenido grandes partidos y otros decepcionantes. Las decisiones en las listas de convocados han copado gran parte de la polémica, como sus comparecencias. El ruido en torno a Luis Enrique ha ido de más a menos y llegados a este punto, conociendo, por fin, la lista definitiva de jugadores que van al Mundial de Qatar, no tiene nada con lo que sorprender. Pero se juega más de lo que piensa.

Es por eso, probablemente, por lo que Luis Enrique no se sonroja cuando dice, para intentar darle fuerza al acto, esto de que "no hay seleccionador mejor que yo en la historia del fútbol". Es una machada. No es una más. La tenía preparada. Es la que le corresponde al personaje que interpreta Luis Enrique para hacer creer que esto va de él contra todos. Un yo contra el mundo. Y en él incluye a los 26 jugadores que se lleva a Qatar y que va a motivar como lo hizo en la Eurocopa. Les dirá que los de ahí fuera les hacen de menos, les critican sin argumentos, que los periodistas no saben de fútbol y que tienen la oportunidad de su vida para reivindicarse y callar bocas. La estrategia es conocida.

Luis Enrique pierde capacidad de sorpresa y la fuerza en ese personaje chulesco y atizador que le viene bien asumir para hacer de paragolpes de la Selección. Vuelve a repetir eso de que "de miedo no vamos a morir", que "me dan igual los palos" y añade que "me ha quedado una lista macanuda". El estupendo Luis Enrique tiene que tener claro que el Mundial le va a poner en su sitio. Para bien o para mal es el mayor examen que va a pasar como entrenador. Ha decidido, desde hace mucho tiempo, llegar hasta aquí con la actitud desafiante y el punto de soberbia del que se cree por encima de todos. Ya nada de esto sorprende, ni tampoco la lista, pese a que meta con calzador a Ansu Fati. Lo único que le queda por sorprender es la decisión de si seguirá o no al frente de la Selección y no sabemos si esto depende de cómo le vaya en el Mundial o le dé por llevar la contraria a la opinión de afuera. En la calle todavía se sigue sin percibir la pasión por la Selección. Esto lo palpa el mismo Luis Enrique y es por lo que se pone flamenco hasta en el día de dar la lista definitiva.

Se siente el líder

En Qatar competirán la Argentina de Messi, la Brasil de Neymar, la Portugal de Cristiano, la Francia de Benzema y Mabppé, la Polonia de Lewandowski… y la España de Luis Enrique. El asturiano es el seleccionador estrella del Mundial. Ha cumplido su plan. No hay nada por encima del equipo ni nadie que le haga sombra en su liderazgo. Todo controlado. Luis Enrique es el que más sabe de fútbol. Es el que tiene el poder y el que ha decidido hacer un equipo de autor, a su medida, de soldados que, según él, no tendrán miedo. Tras un largo casting de sorpresas agradables (Gavi) y criticables (Eric García) mantiene su filosofía de que hay que ganar como equipo. La propuesta de juego está clara. Es ofensiva. El espíritu es el de competir como una familia. El liderazgo lo marca Luis Enrique.

Foto: Alejandro Balde en el partido contra Osasuna. (EFE/Villar López)

Como motivador es de los mejores del mundo, si no el mejor. De eso no cabe ninguna duda. Asegura que estamos entre los candidatos y que tiene una "sensación de plenitud" para afrontar el Mundial. Esto va de ganar y España tiene alma, espíritu de equipo, pero lo que necesita es algo más que Luis Enrique represente el personaje de hierro al que nadie puede vencer ni influenciar. El césped, como dicen los sabios de los banquillos, es el juez. Se trata, por lo tanto, de dominar las áreas. La de la defensa y el ataque. Donde se deciden los partidos. No en la posesión. Y aquí no juega Luis Enrique, por lo que vamos a Qatar con dudas de si a la Selección le costara hacer goles y ser un bloque sólido.

Ya no vale eso de esto es lo que hay. No están los mejores. Están los que más cómodos son para Luis Enrique. ¿Son buenos? Sí, pero los hay mejores y con más experiencia. ¿Son fiables? No, porque la Selección ha demostrado que pierde contra los modestos, aunque lo compense con las potencias. La España de Luis Enrique es una moneda al aire. Puede salir bien o mal. Si sale regular, somos un equipo frágil. ¿Hay esperanzas para hacer algo gordo? No, pero nada es imposible en fútbol. España no es favorita para ganar el Mundial, pese a ser semifinalista en la Eurocopa. En Qatar hay más nivel y estrellas que pueden ganar partidos, si su selección tiene un día malo. No somos el equipo más técnico, ni el más físico, ni hay un supergoleador, un delantero top o un cacique en la defensa. Es la cuadrilla de Luis Enrique.

El morbo que genera

Hay un plan y tiene que salir todo a la perfección, en la fase defensiva y ofensiva, para que se produzca el éxito. Al más mínimo fallo en la presión que tienen que hacer todos como un equipo supercoordinado, en los riesgos tácticos que hay que asumir, en la inexperiencia, aparecen las debilidades de una Selección frágil y sin contundencia. Si el juego de España no fluye con el balón, si enfrente hay un rival que se encierra, si el partido es trabado, cerrado, si nos cuelgan un balón al área, una transición que nos pille descolocados... Hay tantos motivos para ser pesimista... Más que para ser optimistas, para creer que no es una utopía ganar este Mundial, que Luis Enrique tiene que reforzar su papel de liderazgo, motivador y atizador.

Con España nos vamos a enganchar porque Luis Enrique produce morbo y no deja indiferente. La afición sigue dividida con el seleccionador, por su personalidad, por sus decisiones, por su carácter provocador y, no hay que obviarlo, por su pasado culé. A Qatar van siete futbolistas del Barcelona (Eric García, Jordi Alba, Busquets, Gavi, Pedri, Ferran Torres y Ansu Fati). Si gana el Mundial es Dios, si llega a semifinales o cuartos puede sacar pecho, si fracasa habrá españoles que lo celebren. Esta es la polarización que hay con Luis Enrique. Lo que le sobra es decir que la Selección "no es una ONG".

Llega el momento de la verdad. El Mundial es realmente dónde se va a ver y se podrá medir el trabajo de Luis Enrique, el proyecto de Selección que ha construido. En la máxima competición a nivel mundial del fútbol, donde estarán los mejores, la exigencia es máxima, con el prestigio en juego, hay que ver de qué pasta está hecho el plan de Luis Enrique. De la Eurocopa salió con un balance positivo. Unas semifinales con las que muy pocos contaban. En su recorrido ha tenido grandes partidos y otros decepcionantes. Las decisiones en las listas de convocados han copado gran parte de la polémica, como sus comparecencias. El ruido en torno a Luis Enrique ha ido de más a menos y llegados a este punto, conociendo, por fin, la lista definitiva de jugadores que van al Mundial de Qatar, no tiene nada con lo que sorprender. Pero se juega más de lo que piensa.

Mundial de Qatar 2022 Luis Enrique
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