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El Real Madrid le explica al City cómo ganar la Champions (y Guardiola se traga la pizarra)
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Eliminatoria durísima

El Real Madrid le explica al City cómo ganar la Champions (y Guardiola se traga la pizarra)

El equipo inglés encajó un gol cuando mejor estaba y marcó otro cuando peor lo estaba pasando en el Santiago Bernabéu. La táctica se desintegra cuando aparece el miedo escénico

Foto: Guardiola, durante el encuentro. (Reuters/Isabel Infantes)
Guardiola, durante el encuentro. (Reuters/Isabel Infantes)

Real Madrid. Primavera. Champions League. Esta argamasa fabrica una de las combinaciones más indestructibles del fútbol: al campeón de Europa. Un equipo capaz de resistir en los peores momentos, sobrevivir al filo de la navaja cuando el rival amenaza con degollarlo y propinarle un golpe letal en el momento más inesperado que, a su vez, termina por paralizarlo hasta la muerte. En la visita del Manchester City al Santiago Bernabéu (1-1), el conjunto de Pep Guardiola plasmó el mismo planteamiento de la temporada pasada. Dominio con la pelota, movimientos automatizados para detectar los puntos débiles de la zaga, presión asfixiante y pánico por no encontrar el gol a favor y encajar el tanto en contra. Sin embargo, esta vez, el Manchester City atizó al Real Madrid como solo el Real Madrid conoce: con contundencia y en el momento justo. Y aunque fuera por poco, salió vivo del estadio más duro de Europa gracias a un gol caído del cielo.

Lo advirtió Carlo Ancelotti antes del encuentro: "Este Real Madrid es un equipo que maneja bien los momentos y sabe muy bien lo que tiene que hacer". A los 30 minutos, el Manchester City lo aprendió de sopetón. Una conducción apoteósica de Eduardo Camavinga combinada con un toque mágico de Luka Modric terminó en un latigazo de Vinícius Júnior. Gol. No sirvió de nada el monólogo con la pelota, basado en pases horizontales y en posesiones inertes. Tampoco esas conducciones diseñadas para atraer la presión del Real Madrid a campo contrario y hallar una vía de escape para el gol. La pizarra fue sepultada por las emociones y el talento.

placeholder Vinícius volvió a marcar la diferencia. (Reuters/Juan Medina)
Vinícius volvió a marcar la diferencia. (Reuters/Juan Medina)

El Real Madrid estuvo durante los primeros momentos contra las cuerdas. Sin embargo, el Manchester City había estado rondando el primer tanto de la noche en el Santiago Bernabéu y veía cómo su plan se desmoronaba por momentos. Los blancos atestiguaron cómo el Manchester City llegó cuatro veces con peligro, dos de ellas con Erling Haaland como protagonista, con De Bruyne, Gündogan, Rodri y Grealish meciendo la pelota. La reacción de los de Ancelotti fue despertar como si a un dragón dormido le hubiesen hecho cosquillas: con furia. Los ingleses habían sido superiores, sometido al Real Madrid y creado la (falsa) ilusión de que el 0-1 estaba muy cerca.

El objetivo no era solo colarse en las denominadas zonas indefendibles que menciona Guardiola (el espacio entre central y lateral rival), sino anestesiar el encuentro. Tener todo controlado. Hilar pases como si fuera una telaraña contra las transiciones endiablas del Real Madrid. El problema es que no hay manera de controlar a un grupo de jerarcas histórico. No hay pizarra que pueda detener el talento individual de Vinícius, Rodrygo, Modric, Valverde, Kroos, Camavinga. Ni de predecir que Antonio Rüdiger va a defender como nadie ha defendido este curso al mejor delantero centro del mundo, Erling Haaland. Tampoco manera de medir cómo va a reaccionar el Real Madrid cuando la noche sea más oscura: con luz blanca y propia. Un simple error de Rodri en salida de balón prendió la mecha y Benzema acarició el gol.

Una máquina de competir

En la siguiente llegada del Real Madrid, Vinícius voló por los aires la teórica superioridad del Manchester City con un golazo. Otro más. El Real Madrid se enfrentó al equipo más en forma de las cinco grandes ligas (20 partidos seguidos sin conocer la derrota) sin su mejor central (Éder Militao), con Toni Kroos de pivote, Luka Modric volviendo de lesión y Karim Benzema en el momento más crudo en unas cuantas temporadas. ¿Y qué? Los de Carlo Ancelotti entendieron cuándo sufrir y cuándo morder la yugular de su adversario y administraron el gol a la perfección hasta el descanso.

Lo explicaba Luka Modric tras el encuentro. "Sabíamos que ellos tienen posesión, que no es fácil presionar, hemos sido pacientes esperando nuestra oportunidad, ellos con balón no hicieron mucho". También el técnico italiano: "Los primeros 30 minutos sufrimos, pero no nos preocupaba, estábamos bien posicionados atrás y hemos esperado el momento para hacer la transición eficaz. En la segunda, hemos manejado mejor la salida desde atrás. Sí, se podía ganar. A veces tiene ganas de presionar cuando los medios no necesitan presionar. Ellos tocan, tocan, pero lo importante es cerrar bien los espacios entre líneas", añadía.

placeholder Vinícius y Guardiola, durante el encuentro. (Reuters/Isabel Infantes)
Vinícius y Guardiola, durante el encuentro. (Reuters/Isabel Infantes)

Lo realmente extraño sucedió después, tras el descanso. El Real Madrid aplastó al Manchester City, que ya tenía los ojos vidriosos y amenazaba con sumirse en el pánico. Los ingleses estaban hundidos en su área, los blancos llegaban por todos los flancos y Ederson esperaba agazapado bajo palos. Incluso Ancelotti había subido a Camavinga al centro del campo para cuidar las transiciones del Manchester City, tener más la pelota y ajustar el balance defensivo. El 2-0 parecía cuestión de minutos. Cuando el Real Madrid rozaba el segundo gol, una pérdida sensible en la frontal del área terminó con De Bruyne superando a Courtois por sorpresa.

El Manchester City aplicó la misma medicina al Real Madrid. Como si el equipo de Guardiola se hubiese conjurado para no colapsar, como hizo la temporada pasada en el Santiago Bernabéu. No fallaría el técnico catalán en su diagnóstico: "Partido igualado, cuando mejor estábamos nos han hecho el gol, cuando mejor estaban, empatamos. Ha parecido el año pasado en algunos momentos. La opinión que tenía del Madrid sigue siendo la misma y la eliminatoria se decidirá en Mánchester. No hay explicación para los goles, fútbol". Después del empate, el Real Madrid apretó y pudo adelantarse en el tramo final... pero Ederson salvó al City y los de Guardiola se llevaron un resultado muy valioso para el Etihad Stadium ante un Madrid superior en el global del encuentro.

Real Madrid. Primavera. Champions League. Esta argamasa fabrica una de las combinaciones más indestructibles del fútbol: al campeón de Europa. Un equipo capaz de resistir en los peores momentos, sobrevivir al filo de la navaja cuando el rival amenaza con degollarlo y propinarle un golpe letal en el momento más inesperado que, a su vez, termina por paralizarlo hasta la muerte. En la visita del Manchester City al Santiago Bernabéu (1-1), el conjunto de Pep Guardiola plasmó el mismo planteamiento de la temporada pasada. Dominio con la pelota, movimientos automatizados para detectar los puntos débiles de la zaga, presión asfixiante y pánico por no encontrar el gol a favor y encajar el tanto en contra. Sin embargo, esta vez, el Manchester City atizó al Real Madrid como solo el Real Madrid conoce: con contundencia y en el momento justo. Y aunque fuera por poco, salió vivo del estadio más duro de Europa gracias a un gol caído del cielo.

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