"Dejé de ver el fútbol por rabia". Óscar Miñambres, de ganar la Champions con el Real Madrid al estanco
La historia de Óscar Miñambres es el desahogo de un exfutbolista del Real Madrid que lleva una vida normal después de superar golpes físicos, anímicos y económicos
El fútbol en la alta competición tiene un lado injusto y perverso. Con Óscar Miñambres fue salvaje, con hasta tres lesiones y una prematura retirada a los 26 años que todavía cuesta asimilar. Óscar sigue trabajando en su estanco de Móstoles. Le da para ganarse la vida tras pasar por años complicados, aunque le queda la frustración de haber sido un futbolista marcado por la mala suerte. Las lesiones se cebaron con un chico que llegó a la cantera del Real Madrid con 11 años y alcanzó el primer equipo dentro la política de Zidanes y Pavones. Era un lateral derecho ofensivo, que prometía y llegó a formar parte del Real Madrid de los galácticos. Tuvo que dejar el fútbol de la manera más cruel.
Con 42 años todavía sigue siendo duro cerrar una cicatriz que deja huella en lo anímico y lo físico. La de una carrera profesional que apuntaba alto y tener que colgar las botas por la mala suerte, con "rencor" como reconoce, pero también por los diagnósticos desacertados de los especialistas médicos. Fue una tortura que hoy sigue presente en la vida de un padre de familia que les habla a sus tres hijos (una chica de 17 años y dos niños de 14 y 11 años) de todo lo que trabajó para llegar a jugar en el Real Madrid, el calvario por el que le tocó pasar y su esfuerzo físico y mental para no derrumbarse. Los valores que le da Óscar a sus hijos son ejemplares. La vida te puede sorprender en cualquier momento para mal y dar un vuelco. A él le hizo demasiado daño. Dejó el fútbol y algún negocio inmobiliario que no salió bien. Solo hay una clave. Ser fuerte mentalmente y no rendirse.
La historia de Óscar, que vuelve a recordar en El Confidencial, es el desahogo de un exfutbolista del Real Madrid que lleva una vida normal después de superar golpes físicos, anímicos y económicos. La charla sirve para compartir cómo se puede salir de situaciones que producen dolor, angustia y con las que cortas de raíz para olvidarlas. Porque Óscar Miñambres dejó de ver el fútbol para no sufrir y hacerse daño.
Vicente del Bosque fue la persona que más confió en el talento y las cualidades de Óscar Miñambres. Le subió al primer equipo, vio a un chico que daba profundidad y desborde por la banda derecha. Quiso que fuera aire fresco en un vestuario en el que estaban Beckham, Zidane, Ronaldo, Roberto Carlos... En su debut en la Champions, contra el Oporto, en Do Dragao, llamó la atención por su desparpajo y calidad. Le dio una asistencia a Solari en el primer gol de la victoria (1-2). Había mucha competencia en un gran equipo, con Míchel Salgado afianzado en el once. Pero Miñambres tenía algo especial que hacía imaginar que podía llegar alto.
En el Real Madrid de los galácticos logró la Novena Copa de Europa en 2002. Con este recuerdo se queda para siempre. Pero la salida de Del Bosque y los sucesivos cambios de entrenador le perjudicaron. "Cuando llegó Camacho me dijo que me vendría bien irme cedido para jugar más y me marché al Espanyol". Era el año 2004 y a partir de este momento giró su historia. "A mí me tocó el Gordo de Navidad un 22 de diciembre. Pero el malo con una lesión que marcó mi carrera", recuerda con amargura. Óscar estaba cedido por el Real Madrid al Espanyol y en un partido en Mestalla contra el Valencia se produjo el infortunio. "Veníamos de jugar contra el Numancia y el partido contra el Valencia no lo iba a jugar yo. Pero Iván de la Peña se puso malo de la tripa y me tocó entrar en el equipo. No había calentado mucho y en un mal gesto la rodilla se partió. La musculatura no aguantó".
Una mala operación
Miguel Cervera, jefe de los servicios médicos del Espanyol, informó de una distensión en la cápsula posterior de la rodilla y una meniscitis externa. Habló de dejar en reposo la rodilla y ver su evolución. Dos semanas después, Óscar no tuvo otra opción que pasar por el quirófano ante la gravedad de la lesión. Tenía roto el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. "Me operó el doctor Ramón Cugat, pero no quedó bien", recuerda.
La recuperación la hizo en Madrid y a los tres meses recayó tras hacer un giro. Puso todo su empeño y esfuerzo con los servicios médicos del Real Madrid para salir adelante, no rendirse y seguir con su carrera. Con la llegada de Fabio Capello, la exigencia del italiano, entendió que tendría pocos minutos y decidió irse cedido al Hércules en 2007. "No llegué a jugar. A los tres días de firmar no me sentía bien y decidí romper el contrato. Tenía la intuición de que algo no iba bien y para mí fue un alivio. Pero perdí bastante dinero". Este es el final tras más de dos años de luchar contra una lesión en la rodilla que le dejó sin nada a los 26 años y otro percance en el quinto metatarsiano del pie izquierdo que se dañó en una gira asiática.
Las consecuencias fueron tremendas. De soñar con todo a quedarse sin nada en lo futbolístico y sufrir una mala racha con los negocios. "Empezar una nueva vida a esa edad sí que fue un drama. Coincidió con la crisis económica de 2008 y resultó duro. Yo dejé de ver el fútbol durante casi seis años. No veía ni los Clásicos. Nada. Rabiaba por ver a los compañeros que estaban jugando. Me daba bastante coraje. No quería seguir el fútbol. Hasta hace siete años, en que empecé a ver los resultados de los partidos por el móvil. Me decía: 'Ojos que no ven, corazón que no siente'. No tenía ganas y las cosas económicamente no iban bien".
Han pasado casi 19 años desde que se produjo la lesión y el dolor emocional, aunque bastante superado, está ahí. Las secuelas físicas persisten. Óscar practica el tenis, pero el fútbol lo tiene prohibido: "Me tenía que haber operado hace cinco años de la rodilla por el desgaste y la inestabilidad que tiene. No he podido volver a jugar al fútbol por el dolor. El hueso está necrosado y me tengo que operar. Ahora intento vivir la vida. A mis hijos les encanta el fútbol y me hacen sentirlo de otra manera. Ellos saben por lo que tuve que pasar y lo valoran. Pero se han quedado con las ganas de haberlo vivido viendo a su padre de futbolista".
Óscar Miñambres perteneció al primer equipo del Real Madrid entre 2001-07, debutó con 19 años, pero tan solo pudo jugar 37 partidos. En su debut en la Liga, el Real Madrid goleó a Las Palmas. Tiene dos Ligas, una Copa Intercontinental, la Supercopa de Europa. En su palmarés destaca la Champions que ganó el Real Madrid en Glasgow con el golazo de Zidane. "Yo estuve en una nube unos cuantos años, llegué a lo máximo y cuando ves que lo tienes que dejar es un palo. Mi ídolo era Roberto Carlos por su forma de jugar, por cómo subía, defendía y su golpeo. Pero cuando vino Zidane y le vi, me enamoré de su juego. Yo siempre diré que fui afortunado dentro de mi mala suerte por jugar en el Real Madrid y en la Champions".
El fútbol de élite le cortó una prometedora carrera, le privó de disfrutar en un momento dulce y le llevó por un camino de desesperación y sufrimiento. Pasó al olvido y una de las personas que se acordó de él, que le aconsejó que se puede ser feliz fuera del fútbol fue Vicente del Bosque. Óscar siempre estará agradecido al exentrenador del Real Madrid y de la Selección, del que dice que es "una persona extraordinaria". El calvario de las lesiones pegó duro a Óscar, pero su caso vale para darse cuenta de la línea fina que hay entre tocar con los dedos los objetivos y quedarse sin ellos por un cúmulo de mala suerte.
El fútbol en la alta competición tiene un lado injusto y perverso. Con Óscar Miñambres fue salvaje, con hasta tres lesiones y una prematura retirada a los 26 años que todavía cuesta asimilar. Óscar sigue trabajando en su estanco de Móstoles. Le da para ganarse la vida tras pasar por años complicados, aunque le queda la frustración de haber sido un futbolista marcado por la mala suerte. Las lesiones se cebaron con un chico que llegó a la cantera del Real Madrid con 11 años y alcanzó el primer equipo dentro la política de Zidanes y Pavones. Era un lateral derecho ofensivo, que prometía y llegó a formar parte del Real Madrid de los galácticos. Tuvo que dejar el fútbol de la manera más cruel.
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