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La mejor última vuelta de la historia de la Fórmula 1 levanta ampollas en los despachos
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UNA POLEMICA QUE SIGUE VIVA

La mejor última vuelta de la historia de la Fórmula 1 levanta ampollas en los despachos

Pese a que los resultados no se pueden cambiar una vez entregados los premios por parte de la FIA, muchos siguen sin aceptar aquella resolución del Mundial en 2021

Foto: Lewis Hamilton y Toto Wolff en un reciente acto promocional. (EFE/Fazry Ismail)
Lewis Hamilton y Toto Wolff en un reciente acto promocional. (EFE/Fazry Ismail)

Empiezan a pasar los años y a medida que los recuerdos se difuminan, la película de la final del campeonato del mundo hace dos temporadas también se va despojando de matices. El discurso dominante entre gran parte del lobby británico y los fans de Lewis Hamilton es que aquel mundial fue regalado a Max Verstappen y robado a su piloto. Así de crudo. Y aunque es cierto que hay puntos oscuros en aquella final, es preciso poner contexto para juzgar aquello con mayor objetividad.

La interpretación de las reglas por parte del entonces director de carrera, Michael Masi, durante una salida tardía del coche de seguridad le costó a Hamilton la victoria y proporcionó el título a Verstappen se llevó y con ella el título. Toto Wolff presionó por la radio hasta lo indecible al director de carrera Michael Masi, pero al término de la carrera dejó correr el asunto.

Poco después de la carrera final de Abu Dabi, salía de la FIA (Federación internacional de Automovilismo) Jean Todt como presidente y contra pronóstico Mohammed Ben Sulayem derrotaba al candidato oficialista Graham Stoker. Eran dos píldoras muy duras de tragar para los británicos, que son el grupo más poderoso del automovilismo en general y la Fórmula 1 en particular.

Nada más entrar en la presidencia, Mohammed ben Sulayem se encontró una patata caliente de la cual no tenía responsabilidad alguna. Pero ante una presión terrorífica, cedió y cesó a Michael Masi como director de carrera.

Mal precedente. Y peligroso, como veremos más tarde con su uso dos años después por parte de Toto Wolff. Admitir en un comunicado oficial un ‘error humano’ y vincular ese error con el despido de Masi es activar una bomba de relojería a futuro. Y hay que tener en cuenta, que aquello fue más buscar una cabeza de turco que un intento de esclarecer la verdad.

Una situación endiablada

Tratando de ser justos, con difícil trabajo de Masi y con los méritos respectivos de Lewis Hamilton y Max Verstappen, la situación era absolutamente endiablada. Si se hubiera decantado el fiel de la balanza reglamentaria del lado de Hamilton, Red Bull y todos los seguidores del neerlandés habrían tenido argumentos igual de válidos para deslegitimar aquel título, en el caso de que este hubiera caído en manos del piloto de Mercedes.

Por añadir contexto, hay que recordar que pocas carreras antes de la final de Abu Dabi se había organizado un revuelo monumental, por la finalización del Gran Premio de Italia en Monza, detrás de un safety-car. Imaginen si la final del mundial se hubiera decidido sin pelea en pista detrás del coche de seguridad. Peor aún cuando la neutralización se había producido por un extraño accidente de Nicholas Latifi a bordo de un Williams. Recordemos también que hablamos de un equipo que de facto era una especie de filial de Mercedes y donde Toto Wolff era accionista. La mujer del César y esas cosas.

Foto: Verstappen celebra el título del mundo. (REUTERS Hamad I Mohammed)

Como los acontecimientos jugaron en contra de Hamilton, muchos seguidores de Hamilton volcaron su frustración con Latifi, al punto de recibir el canadiense incluso amenazas de muerte. Pero si hubiera sido al revés, el paralelismo con tongo del crashgate de Nelsinho Piquet en Singapur 2008 hubiera sido inmediato. Pero hay más. A Lewis Hamilton, reglamento en mano, debían de haberle aplicado una sanción de diez puestos en parrilla por bloquear por dos veces a Nikita Mazepin. Pero el británico escapó de rositas.

En definitiva, argumentos a favor había sólidos para los dos pilotos, pero el desenlace fue el que fue y no hay que darle mas vueltas. Una vez que se han entregado los títulos, revisar a posteriori un resultado es sumamente peligroso. ¿Quitamos a Senna su mundial de 1990, dado que reconoció años después haber chocado deliberadamente a Alain Prost? ¿Hacemos lo mismo con el primer título de Michael Schumacher en 1994, que escapó sin sanción de una maniobra merecedora de castigo en la carrera final frente a Damon Hill?

El peligro del revisionismo

El revisionismo histórico es un asunto muy peligroso y ahora además es un tema de máxima actualidad. Felipe Massa ha emprendido una acción legal contra la Fórmula 1 y la FIA, por lo que considera un fraude admitido por sus entonces dirigentes y que le costó el título mundial del año 2008. Aunque son casos diferentes, coinciden en lo dudoso de juzgar un mundial entero por lo acontecido en una carrera concreta. Los títulos se ganan y se pierden igual en la primera carrera de Baréin como en la última de Abu Dabi. (o Brasil en el caso de Massa). Esto es una perogrullada, pero en el debate casi siempre se olvida esta premisa.

Como reza la lógica aristotélica de que la justicia debe de ir vinculada a la prudencia, basarse en hechos aislados para emitir un veredicto general es sumamente imprudente. Pero aquí es donde entra en escena Toto Wolff, el jefe de Mercedes, que está últimamente muy inquieto y con más ganas de exhibir músculo que nunca. El directivo austríaco nunca da puntadas sin hilo y si últimamente se está haciendo notar de forma tan vehemente, es que algo trama.

Foto: Felipe Massa y Lewis Hamilton en 2008. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)

Quizá sea mucho suponer, pero Wolff quiere aprovechar de alguna forma el río revuelto generado por el caso de Felipe Massa. "Si hay un caso civil detrás, sin duda sentaría un precedente, sea lo que sea. Miramos desde la barrera con curiosidad"-declaró recientemente Toto-. Aunque el jefe de Mercedes dijera que no cree que el caso tenga recorrido, tampoco niega llegado el caso sumarse a la jurisprudencia si los tribunales dieran la razón al Brasileño.

La FIA admitió su culpabilidad sobre la carrera de 2021, con una declaración clara", -dijo Wolff-. "Es por eso que (el caso de Felipe Massa) lo estamos mirando con interés". Aquí regresa el boomerang del mal precedente de la FIA con el despido de Michael Masi. Porque cuando dice eso, igual no pide una revisión similar del desenlace del mundial 2021, pero que lo va a utilizar como medida de presión ante Liberty y la FIA en beneficio de su equipo, va a extrañar a pocos.

Y no se trata de ser mal pensados. El historial de Wolff a lo largo de ya varios años de acción-reacción y ventajas para su equipo, empieza a dar ya pistas de por donde van los tiros cuando hace declaraciones de este tipo: "Si todo el mundo abriera agravios, el deporte entraría en caos. No veo el caso de Massa, para ser honesto". Pero Toto, ¿en qué quedamos? Si "no ves el caso", ¿para qué "lo miras con interés"?

Y es que a muchos ya no nos parecen casuales cosas como tu vehemente apoyo al trabajo de Liberty Media en Las Vegas. Tampoco tu actitud de forzar a la FIA a actuar en contra del incidente fortuito de Carlos Sainz. Perdona si somos mal pensados, pero nos quisiste hacer creer que habías enterrado el hacha de guerra a cuenta de la batalla de Abu Dabi 2021 y en realidad dos años después sospechamos que sigue ahí.

Empiezan a pasar los años y a medida que los recuerdos se difuminan, la película de la final del campeonato del mundo hace dos temporadas también se va despojando de matices. El discurso dominante entre gran parte del lobby británico y los fans de Lewis Hamilton es que aquel mundial fue regalado a Max Verstappen y robado a su piloto. Así de crudo. Y aunque es cierto que hay puntos oscuros en aquella final, es preciso poner contexto para juzgar aquello con mayor objetividad.

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