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'Fortuna audaces iuvat': por qué Red Bull y Verstappen tenían que ser campeones
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El final de la hegemonía de Mercedes

'Fortuna audaces iuvat': por qué Red Bull y Verstappen tenían que ser campeones

Seis Mundiales seguidos después, el piloto neerlandés acaba con el reinado de Hamilton. Verstappen se llevó el Mundial en la última vuelta de la última carrera de la temporada

Foto: El flamante campeón de la Fórmula 1, Max Verstappen. (Irene de Pablo)
El flamante campeón de la Fórmula 1, Max Verstappen. (Irene de Pablo)
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Veinte carreras. Dos pilotos empatados a puntos ante la última y decisiva. Max Verstappen y Lewis Hamilton arrancan en la primera línea del GP de Abu Dabi. Accidente de un Williams a falta de cinco vueltas cuando el británico acariciaba su octavo título, despegándose de Michael Schumacher con el mayor número de títulos de la historia. Ultimísima vuelta del campeonato del mundo 2021: el holandés tiene tres curvas en cinco kilómetros para adelantar a su rival tras la retirada del coche de seguridad. Verstappen se tiró con todo en la curva 5. Al pasar por meta, era el nuevo campeón del mundo tras siete años de dominio de Mercedes.

placeholder Verstappen, en acción. (Reuters/Hamad I Mohammed)
Verstappen, en acción. (Reuters/Hamad I Mohammed)

Incluso la serie 'Drive to Survive' de Netflix sufriría problemas de credibilidad si hubiera pergeñado un guion semejante para uno de los campeonatos más apasionantes de la historia. Pero la realidad entregó a sus guionistas una escenografía insólita e inolvidable. Salvajemente intensa, trepidante, incierta hasta, literalmente, su último giro. Un guion de final inconcebible para dos aspirantes que hubieran merecido el título por igual.

Finalmente, tanto Max Verstappen como Red Bull doblegaron al equipo dominador desde 2014 gracias a un cóctel de talento individual, ambición interminable y audacia sin límites, en un enfrentamiento deportivo, institucional y personal de una intensidad brutal. Fue una obra de incertidumbre sostenida con varios actos cruciales.

El pequeño gran trabajo de Pérez

Todo empezó con un gancho al hígado de Verstappen. La agónica pugna de Red Bull con Mercedes durante toda la temporada tenía su trasunto en la sexta curva. De nuevo, los austríacos a la contra. La débil arrancada del neerlandés mermaba uno de los factores cruciales para su victoria: la ventaja de la posición en pista. Pero, de nuevo, aparecía el desconcertante árbitro. Verstappen dejaba sin espacio al británico, pero con su monoplaza dentro del asfalto. Hamilton volvía a la pista en diagonal y muchos metros por delante. No hubo siquiera investigación. La cuestión mollar es que Hamilton no se protegió solo de Max con su monumental atajo, sino de aquellos otros pilotos que le hubieran adelantado (Pérez, Sainz…) de no haber tirado por lo ventajista. Por ello, hubiera debido devolver su posición al holandés. Un regalo que pudo haber decidido el título.

A partir de ese instante, Verstappen quedó a merced de Mercedes. Hamilton tenía un ritmo ligeramente superior con los dos compuestos, por lo que Verstappen perdía de vista a su rival tras su primera parada en boxes. Hasta que llegó el segundo momento crucial: la extraordinaria y limpia defensa/ataque de Checo Pérez para contener al británico. Esos segundos ganados multiplicarían exponencialmente su valor en la recta final de la carrera. Subordinado toda la temporada a su compañero, luchando por adaptarse a su nuevo monoplaza y al equipo, Checo Pérez justificó su renovación con dos vueltas de más valor que toda su temporada completa. Cuando Hamilton adelantó al mexicano, Verstappen ya olía el perfume del británico. "Checo es una leyenda", acertó a decir el holandés por la radio.

Cuando Wolff perdía los papeles

Pero Verstappen no tenía argumentos contra Hamilton. Las vueltas caían sin remedio ni opciones. Segunda parada del holandés con el primer coche de seguridad virtual, vuelta 36. Como tantas veces en 2021, el equipo austríaco se revolvía panza arriba para atacar cuando más derrotado parecía. La última esperanza, que también fue pólvora mojada. Hamilton se protegía y se quedaba en la pista. Mientras tanto, Toto Wolff asumía la comunicación del equipo con Michel Masi y la dirección de carrera con una andanada de mensajes intimidatorios que rallaban en el 'mobbing', exigiendo decisiones que mantuvieran la ventajosa posición de su equipo.

Nueve, ocho, siete, seis vueltas… En Mercedes saboreaban el título con Hamilton ocho segundos por delante de su rival. Hasta que apareció el Timo Glock de 2008 que tanto ayudó a Hamilton entonces en forma de un Latiffi, aunque ahora dejando a Hamilton sin palabras ante el último coche de seguridad. Wolff pretendía que la carrera llegara neutralizada hasta el final. Un tema era defender los intereses del equipo, y otro, ejercer como director de carrera.

Pero, de nuevo, Red Bull en plan comando. Si restaba una sola bala, una sola vuelta bajo bandera verde, habría que recargarla. Neumáticos blandos y todo por la patria. Distinguido siempre por su capacidad de adelantar a un rival abriendo boquetes por las paredes, Verstappen no iba a fallar ahora. Únicamente completó parte de una vuelta en cabeza en toda la carrera. Suficiente para ser campeón. Hamilton y Mercedes sufrieron un tremendo golpe de la fortuna, ciertamente, aunque no debían olvidar el regalo de la primera vuelta.

A cada golpe, contragolpe

Solo por ser testigos de la explosión de alegría del piloto y su equipo se justificaba semejante temporada. 'Audentes fortuna iuvat'. Red Bull exprimió sus recursos humanos y técnicos en 2021 para auparse al nivel de Mercedes. Toto Wolff avisaba en Silverstone de que Mercedes abandonaba la evolución del actual W12 para concentrarse en el monoplaza de 2022. Pero el equipo austríaco no soltaba la presa. Dividiendo sus recursos en el primer año de recortes presupuestarios entre el proyecto actual y futuro, Red Bull siguió evolucionando su monoplaza hasta el último minuto del partido. Honda había anticipado introducir su motor previsto para 2022 ante su retirada, tras seis meses de trabajo de locura. El equipo austríaco puso absolutamente todas las fichas en la mesa del presente campeonato. Y Mercedes tuvo que exprimir todo su potencial para no sucumbir después del verano.

El duelo entre ambos era un flujo y reflujo de la marea competitiva según el circuito y el momento. Golpes y contragolpes constantes de unos y otros, tambaleándose y recuperándose, nunca cejando en golpear al rival. He aquí la grandeza de semejante pugna deportiva, técnica y humana en 2021. Horner y Wolff llegaban a lo personal fuera de la pista, mientras que Hamilton y Verstappen, a las manos dentro de ella. Pero, carrera a carrera y en la fábrica, Red Bull nunca dejó de derrochar su indómito espíritu de genuinos 'racers'. Hasta la última vuelta de la última carrera. Literalmente.

El sublime talento de Max Verstappen ha truncado el sueño de Lewis Hamilton, quien ya no reinará en solitario en títulos tras cinco consecutivos. Quizá la presente temporada haya dado la razón a Helmut Marko, cuando prematuramente bautizaba al holandés como "el nuevo Senna". Sin él, Red Bull no habría llegado vivo hasta el último minuto del partido, cuando el neerlandés metió el gol más decisivo e inesperado de las últimas décadas en la Fórmula 1.

Veinte carreras. Dos pilotos empatados a puntos ante la última y decisiva. Max Verstappen y Lewis Hamilton arrancan en la primera línea del GP de Abu Dabi. Accidente de un Williams a falta de cinco vueltas cuando el británico acariciaba su octavo título, despegándose de Michael Schumacher con el mayor número de títulos de la historia. Ultimísima vuelta del campeonato del mundo 2021: el holandés tiene tres curvas en cinco kilómetros para adelantar a su rival tras la retirada del coche de seguridad. Verstappen se tiró con todo en la curva 5. Al pasar por meta, era el nuevo campeón del mundo tras siete años de dominio de Mercedes.

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