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Toto Wolff y Christian Horner, la guerra sin cuartel entre dos gallos que irá a peor
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CADA VEZ MÁS DURAS RELACIONES

Toto Wolff y Christian Horner, la guerra sin cuartel entre dos gallos que irá a peor

Que Red Bull amenaza la hegemonía de Mercedes y le haya robado importantes técnicos senior de su división de motores ha acelerado un enfrentamiento que sigue sumando motivos para acentuarse en los próximos meses

Foto: Bahrain grand prix
Bahrain grand prix

“Todo lo que ha hecho este fin de semana es añadir fuego a nuestra lucha por el campeonato”. El polémico incidente de Lewis Hamilton y Max Verstappen encendió una cerilla en una habitación ya muy cargada de gas. Christian Horner quizás no solo se refería a la pugna en la pista. Porque la que enfrenta al británico y Toto Wolff desde el plano personal y empresarial ya venía acumulando suficiente material explosivo. En 2021 ya no se trata solo de un enfrentamiento deportivo. Y el fin de semana pasado ofreció más ejemplos del duro enfrentamiento entre ambos que todavía no ha alcanzado su punto álgido.

placeholder En un ambiente ya cargado, el accidente de Silverstone fue el catalizador último para empeorar el ambiente entre Mercedes y Red Bull
En un ambiente ya cargado, el accidente de Silverstone fue el catalizador último para empeorar el ambiente entre Mercedes y Red Bull

La Fórmula 1 es una competición de intereses que también se confunde o entremezcla con la de egos. El intenso conflicto entre Horner y Wolff se está alimentando de unos y otros. Es una guerra ya sin cuartel entre ambos, cuya verdadera dimensión no se acaba de destacar lo suficiente, hasta llegar ya al terreno personal. Y lo mejor -o lo peor- está por llegar. Palomitas hasta final de temporada.

El saqueo a Mercedes HPP

Horner abrió el fin de semana británico con un duro ataque personal a Wolff, que confirmaba cómo el duelo entre ambos no se limitaba a los intereses de sus respectivas organizaciones. Se trata de dos gallitos que, bajo el sofisticado barniz para maquillar sus formas en público, están enfrentando descarnadamente sus propias personalidades. Uno, líder de la organización que ha aplastado la Fórmula 1 durante años. Otro, al frente de un singular equipo propiedad de la increíble, ambiciosa y singular máquina de hacer dinero como es Red Bull. Un fabricante de bebidas que ahora construirá los motores de sus monoplazas. Por este flanco se intensificaron las hostilidades.

"Este es un negocio competitivo, y Toto es un poco fanático del control, como podemos ver. Pero lo único que no puede controlar es Red Bull. Probablemente soy el único que no tiene ningún conflicto de intereses con Toto. Puedo decir lo que pienso y decirle lo que pienso. Quizás le resulte un poco incómodo". Las palabras del británico en una entrevista con The Telegraph revelaban entre líneas el mar de fondo que circula entre ambas figuras. Una forma de retar a la fuerte personalidad del austríaco. Quien no parece que encajara el golpe recibido cuando Red Bull saqueó a golpe de talonario la estructura de Mercedes HPP, la vertiente motorística del fabricante alemán, llevándose a importantes figuras senior para la nueve filial del grupo austríaco que fabricará sus motores, Red Bull Powetrains.

Visiones opuestas

Relación causa efecto o no, lo cierto es que Mercedes comenzó a atacar en los despachos a su rival para cercenar su creciente competitividad en la pista. Con los alerones flexibles, con la eficacia brutal de Red Bull en las paradas en boxes… “Es un poco charlatán al que le gusta estar delante de las cámaras”. Las puyas llegaban a lo personal y era el turno de Wolff cuando el tema del alerón trasero del RB16 saltaba al primer plano. “Debería mantener la boca cerrada y tener cuidado con lo que desea”, le contestaba sobre el tema Horner, señalando a los alerones delanteros del monoplaza alemán. Desde entonces, el enfrentamiento se está extendiendo en todas las áreas.

Por ejemplo, a la concepción de los futuros motores de la Fórmula 1 partir de 2025, cruciales para la disciplina y su identidad, y para los que tanto Wolff como Horner no ocultan su disparidad de criterios. No es un tema personal, obviamente, porque detrás de la postura del primero late la industria automovilística, y en el caso de la segundo, del entretenimiento. “Creo que los motores de combustión tienen todavía un futuro, ¿Por qué no introducir motores que suban alto de vueltas y suenen fantásticamente, y que lo hagan de manera medioambientalmente sana?” volvía a la carga Horner este fin de semana, defendiendo los biocombustibles y combustibles sostenibles. “¿Electrificación? Está promovida políticamente, pero ¿es la mejor ruta para los próximos años? “Creo que (el concepto de Horner) estaría totalmente desalineado respecto hacia donde se dirige el mundo, y probablemente alejaría de la Fórmula 1 a cualquier socio comercial, si seguimos con los motores de combustión interna que hacen ruido, aunque nos puedan gustar”, defiende Wolff. Otro frente abierto para el futuro, aunque no sean los únicos protagonistas.

Meter el dedo en el ojo

El GP de Bretaña alcanzó el climax en la visualización del enfrentamiento entre ambos. Horner no olvidó que le tildaran de “bocazas” y en Silverstone sacó de nuevo a relucir la vertiente personal del duelo. “Viniendo de quien está delante de la cámara más que nadie, creo que eso fue más que divertido”, respondió cuando los periodistas le metían el dedo en la boca. “Estoy seguro de que Toto quiere arrojar sombras donde pueda, pero cuando a veces señalas con el dedo, hay tres que te señalan a ti”

Horner fue más allá, hasta el punto de relativizar la labor de Wolff al frente de Mercedes. Pocos recuerdan que Ross Brawn había sentado las bases del éxito de Mercedes, y Wolff llegó a mesa puesta. Pocos le han metido así el dedo en el ojo al austríaco. "Es una dinámica que Toto no ha experimentado antes porque cuando se unió al equipo, ya estaba establecido. Ya había fichado a Hamilton. En 2014, el motor ya estaba. Todos los fundamentos estaban allí. Es la primera vez que el equipo está en esta posición en mucho tiempo". Es decir, hasta ahora, Toto, has navegado con el viento de cola. Pero ha llegado la tormenta.

La deflagración de Silverstone

Wolff y Horner emprendieron una carrera al sprint para ganarse el favor de los comisarios tras el accidente. Incluso subieron personalmente a la oficina de estos. Primero el austríaco y, al constatarlo, Horner no podía ser menos. Estaba en juego algo más que una sanción y sus consecuencias para la lucha por el título. Fue un auténtico “mobbing” para Emanuelle Pirro y sus colegas. Que además Lewis Hamilton lograra la victoria rompió los esquemas de Horner, Marko y compañía. Verstappen añadió combustible con sus mensajes desde el hospital. Horner descargó la frustración y el orgullo con unas declaraciones contra Hamilton inusualmente duras. Le pegó por todos lados.

“Una victoria es una victoria, y un tercer puesto es un tercer puesto”. Wolff no ocultaba su satisfacción en el muro de Silverstone ante el mazazo propinado a sus rivales. Red Bull, ganador en las cinco ultimas pruebas, se lamía las heridas y el orgullo de perder en casa, con el monoplaza más rápido del fin de semana destrozado, 750.000 dólares en daños, y solo ocho puntos de ventaja en la general antes del GP de Hungría. Una guerra consta de muchas batallas. La más intensa está aún por llegar en 2021. En la pista, y fuera de ella.

“Todo lo que ha hecho este fin de semana es añadir fuego a nuestra lucha por el campeonato”. El polémico incidente de Lewis Hamilton y Max Verstappen encendió una cerilla en una habitación ya muy cargada de gas. Christian Horner quizás no solo se refería a la pugna en la pista. Porque la que enfrenta al británico y Toto Wolff desde el plano personal y empresarial ya venía acumulando suficiente material explosivo. En 2021 ya no se trata solo de un enfrentamiento deportivo. Y el fin de semana pasado ofreció más ejemplos del duro enfrentamiento entre ambos que todavía no ha alcanzado su punto álgido.

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