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El 'mangueragate' de Singapur 2008, el peor enemigo de la cruzada de Felipe Massa
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SE REABRE LA POLÉMICA

El 'mangueragate' de Singapur 2008, el peor enemigo de la cruzada de Felipe Massa

El piloto brasileño pelea un título mundial que perdió en la pista con Lewis Hamilton. Hubo fraude, pero es difícil que su cruzada, 15 años después, tenga éxito en los despachos

Foto: Felipe Massa y Lewis Hamilton en 2008. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)
Felipe Massa y Lewis Hamilton en 2008. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)

Hace quince años la Fórmula 1 vivió uno de los episodios más bochornosos de su historia con lo que se conoció como el crashgate. En el Gran Premio de Singapur de 2008, el equipo Renault forzó a su piloto, Nelsinho Piquet, a que provocara un accidente para que, con una estrategia premeditada, Fernando Alonso lograra la victoria. Aquel vergonzoso acontecimiento tuvo un impacto significativo en el resultado final del campeonato del mundo de aquel año. Unas declaraciones recientes de Bernie Ecclestone, admitiendo conocer en su momento todo el embrollo, han hecho creer a Felipe Massa que hay base legal para reclamar un título que perdió de forma cruel en la última curva de la última carrera de la temporada.

La clave es que en la entrevista en la que Ecclestone (y el entonces presidente de la FIA Max Mosley) reconocía tener conocimiento del siniestro plan, ocurrió antes de que acabara la temporada. Ese detalle es importante, porque el conocimiento de un episodio de tal gravedad les obligaba a haber tomado medidas. Como mínimo, se debería haber declarado nulo el resultado de aquel Gran Premio. Es probable,que ese sea el asidero legal que busca Felipe Massa, pues sin el resultado de la carrera de Singapu, los seis puntos que Hamilton obtuvo no contarían y, por tanto, el brasileño sería campeón.

placeholder La manguera de repostaje se quedó enganchada al coche al salir del pit-lane y aquello fue lo que costó el Mundial 2008 a Massa. (EFE/Matteo Bazzi)
La manguera de repostaje se quedó enganchada al coche al salir del pit-lane y aquello fue lo que costó el Mundial 2008 a Massa. (EFE/Matteo Bazzi)

Aunque, hubiera razones de peso reglamento para haber declarado nulo el resultado de aquella carrera, no parece nada fácil que esta historia tenga un final feliz para Massa. De alterar los resultados de un título mundial ya otorgado, la FIA abriría un melón de consecuencias impredecibles. Hay poquísimos precedentes en el mundo del deporte de una revisión de resultados a posteriori ante evidencias de fraude. El más notorio quizá fue cuando la UCI (Union Ciclista Internacional) desposeyó a Lance Armstrong de sus siete títulos del Tour de Francia. El matiz importante es que la UCI decidió dejar vacantes los triunfos y no adjudicárselos a los corredores que subieron al podio detrás del ciclista norteamericano.

La maldita manguera

De no haber mediado el accidente forzado de Nelsinho Piquet, su compatriota Felipe Massa parecía destinado a ganar aquel año en Singapur. Sin embargo, una catastrófica parada en boxes para repostar le costó la victoria. Ese es el punto más vulnerable de toda la defensa de Massa. Si hubiera ganado en Singapur y Hamilton hubiera terminado tercero, (el puesto en el que acabó) este habría tenido solo una ventaja de tres puntos y no seis en la carrera final. Pero con especulaciones o hipótesis no puede construirse base legal para desposeer a un piloto (Lewis Hamilton en este caso) de un título mundial.

Es difícil no simpatizar con Felipe Massa porque con independencia de los errores de su equipo al devolverle a pista con la manguera de repostaje aún puesta, es razonable pensar que el resultado del Gran Premio de Singapur 2008 no debería haber sido tenido en cuenta en la clasificación del campeonato. Pero Ferrari, también perjudicada deportivamente por aquella historia, ya ha anunciado que no va a acompañar al brasileño en su batalla legal. Aunque lo dudoso del resultado y el desgaste que pueda suponer para su imagen, es lógico que hayan declinado sumarse a la causa de su antiguo piloto.

Hasta un punto que si Hamilton decidiera perseguir judicialmente el resultado del campeonato del mundo que perdió hace dos años con Max Verstappen, podría tener quizá más recorrido su impugnación que la de Massa. Al circunscribirse los hechos a las vueltas finales del último Gran Premio de la temporada, puede alegarse la imposibilidad de enmendar deportivamente un error ante un posible caso de fraude. Singapur 2008, no era la última prueba y, por tanto, nadie puede asegurar que el desempeño deportivo de Felipe Massa o Lewis Hamilton a partir de ahí habría sido el mismo. De conocer ambos pilotos que el resultado de aquella carrera quedaba anulado en aquel momento, ambos habrían arriesgado más o menos. No tiene un piloto como el mismo enfoque de carrera cuando llegas a la prueba final del campeonato a tres puntos que a seis.

Recorrido legal incierto

Los abogados de Felipe Massa han ampliado el plazo a la FIA y a la organización de la propia Fórmula 1 para que se pronuncien sobre su demanda. De no hacerlo en breve de forma satisfactoria, ya han anunciado su intención de elevar la causa al Tribunal Superior de Justicia Británico. Las Federaciones amenazan siempre con sanciones graves a sus federados si llevan sus causas a la justicia ordinaria fuera de su jurisdicción. Con cualquier piloto en activo esta situación puede suponer un serio problema, pero Felipe Massa vive ya retirado de la competición, y sería es irrelevante. Al brasileño le trae sin cuidado cualquier represalia tanto de la Fórmula 1 como de la FIA. No tiene a estas alturas nada que perder y mucho que ganar si prospera su lucha.

Si el asunto se dirime en los confines del automovilismo, lo más que podría esperar Massa es que se declarara desierto el título mundial de 2008. O ( es muchísimo suponer) que se le declarara vencedor junto a Hamilton. Nadie imagina que Hamilton sea desposeído del título 2008 y en su lugar se coloque a Felipe Massa. Ahora bien, cuando la cuestión se dirime en la justicia ordinaria, el resultado puede ser muy incierto. Como el fraude del crashgate son hechos probados, cualquiera sabe a partir de ahí lo que puede ocurrir. Si no el título, quizás una indemnización multimillonaria por lucro cesante no es descartable.

Foto: Alonso y Massa en el podio del GP de Alemania de 2010.

De momento, sin nada que perder, los abogados de Felipe Massa calientan el ambiente pidiendo al propio Lewis Hamilton que "por la limpieza del deporte que siempre ha defendido", renuncie a su título y se lo ceda a Massa. Un brindis al sol y hasta podría decirse que una maniobra de presión sobre el piloto británico. Más aún teniendo en cuenta que Hamilton era un tercero sin intervención en la historia Existen modelos aritméticos de puntuación desde 1950 para determinar quién es el campeón a final de año. Hamilton, bajo las normas vigentes en ese momento, él fue el que más puntos obtuvo.

Hamilton podría responder a los abogados de Massa recordándo que no tuvo culpa de los trompos que dio el brasileño en Fuji o en Silverstone. También podría decirles que tampoco olviden que sin el mangueragate provocado por su propio equipo en el repostaje de aquel fatídico Singapur 2008, nadie estaría hablando 15 años después de estas cuestiones.

Hace quince años la Fórmula 1 vivió uno de los episodios más bochornosos de su historia con lo que se conoció como el crashgate. En el Gran Premio de Singapur de 2008, el equipo Renault forzó a su piloto, Nelsinho Piquet, a que provocara un accidente para que, con una estrategia premeditada, Fernando Alonso lograra la victoria. Aquel vergonzoso acontecimiento tuvo un impacto significativo en el resultado final del campeonato del mundo de aquel año. Unas declaraciones recientes de Bernie Ecclestone, admitiendo conocer en su momento todo el embrollo, han hecho creer a Felipe Massa que hay base legal para reclamar un título que perdió de forma cruel en la última curva de la última carrera de la temporada.

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