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Por qué 'Aquí no hay quien viva' es la serie que lo peta entre los jóvenes... 20 años después
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Por qué 'Aquí no hay quien viva' es la serie que lo peta entre los jóvenes... 20 años después

Es la serie de moda entre los más jóvenes, que se saben los diálogos de memoria y los viralizan en las redes sociales. En El Confidencial, intentamos comprender el éxito de la serie 20 años después de su estreno

Foto: El reparto de 'Aquí no hay quien viva'. (Antena 3)
El reparto de 'Aquí no hay quien viva'. (Antena 3)

Fue hace casi 20 años, el 7 de septiembre —como cantaba Mecano— de 2003, cuando Lucía y Roberto se mudaron a la calle Desengaño 21. Una pareja joven enfrentándose a la vida en común y a los dramas de una comunidad de vecinos tan representativa del carácter español como el rabo de toro. El icónico 13, Rue del Percebe del desarrollismo renació con el nuevo milenio bajo el título de Aquí no hay quien viva, una serie estrenada en Antena 3 sin muchas pretensiones que acabó siendo el bombazo del inicio de milenio, pese a su corta vida. Fueron apenas cinco temporadas en tres años; el último capítulo se emitió el 6 de julio de 2006, con el título aclaratorio de Érase un adiós. Todos los capítulos se titularon con la fórmula de "Érase una vez", al igual que una década antes Friends había bautizado todos sus episodios con "The One...", es decir, algo así como "Aquel en el que...". Aquí no hay quien viva renovó los estereotipos cañís —las viejas del visillo, el portero lenguaraz, el pijo engominado, el jeta buscavidas— y les añadió personajes producto de los nuevos tiempos: la pareja de homosexuales —y lesbianas—, el friki cinéfilo.

Una serie para toda la familia, pero también con una picardía inusitada en el prime time. Hace 20 años, la serie tuvo un éxito inesperado: no solo fue la serie más vista de la parrilla, con cifras hoy impensables. También se llevó el reconocimiento de la Unión de Actores, de los Fotogramas de Plata, de los Premios Iris, de los TP, de los Ondas. Pero el éxito más insospechado le ha llegado 20 años después, cuando se ha convertido en un fenómeno entre los más jóvenes, entre aquellos que ni siquiera eran un proyecto cuando se estrenó ese primer capítulo, titulado Érase una mudanza. El 15 de octubre de 2021, Netflix reestrenó la serie completa en su plataforma y el primer fin de semana se aupó hasta el top 10 de las series más vistas.

Desde entonces, Aquí no hay quien viva se ha paseado por los primeros puestos de la plataforma y redes como TikTok están llenas de vídeos de adolescentes y veinteañeros explicando las tramas o imitando escenas de la ficción creada por los hermanos Alberto y Laura Caballero e Iñaki Ariztinuño. La usuaria de TikTok @andreaznarr tiene cientos de miles de visitas gracias a sus escenificaciones como las tres ancianas de radio patio; también la usuaria @naaatt8 consiguió casi 250.000 likes y un millón de reproducciones interpretando a los personajes de Emma Penella, Mariví Bilbao y Gemma Cuervo, y el usuario @marito.bqa tiene más de tres millones de me gusta en su cuenta dedicada exclusivamente a la serie.

Frases como "¡A ver, un poquito de por favor!" o "¡Esto es de república bananera!" son algunas de las que se han quedado incrustadas en el hipotálamo colectivo. Pero ¿por qué tus hijos y sus compañeros de clase están obsesionados con los vecinos de Desengaño 21? "Triunfa entre los jóvenes porque los que la escribimos éramos gente joven, por aquel entonces", se ríe Alberto Caballero, creador de la serie. "Conecta con ellos porque trataba temas muy universales de manera muy libre. No cometimos los errores clásicos que hacen envejecer mal la serie, como poner risas enlatadas —por entonces, todas las comedias tenían risas enlatadas— ni hicimos chistes comparativos ni nombramos gente del momento, como hacían otras series de éxito como Siete vidas —ahora la gente no sabría de quién estábamos hablando—. Esos chavales que se han incorporado 10, 15 o 20 años después de su estreno en abierto no se han encontrado una serie vieja, por mucho que esté en calidad SD o en formato cuatro tercios —lo que al principio les causa un poco de shock—, pero lo que tienen en el fondo es una serie bastante actual".

placeholder Otra escena de 'Aquí no hay quien viva'. (Antena 3)
Otra escena de 'Aquí no hay quien viva'. (Antena 3)

Para Javier P. Martín, autor de Aquí no hay quien viva. Detrás de las cámaras: la delirante historia de esta nuestra comunidad (Plaza y Janés), que acaba de llegar a las librerías, la serie ha podido desaparecer de las cadenas generalistas, pero no de los hábitos. "Cuando la serie acabó en Antena 3, al poco tiempo ya estaba en Neox. Después la gente ha subido capítulos enteros a YouTube y los vídeos tienen millones de visualizaciones. Si vas a IVoox, donde están los pódcast, tienen los capítulos ¡subidos en audio! ¡Y tienen muchísimas y muchísimas escuchas! Luego llegó a Netflix, que es una marca que tiene poder para crear noticias. Y la serie entró en el top, lo que llamó mucho la atención", explica.

"Creo que La que se avecina también lo ha conseguido, pero Aquí no hay quien viva fueron solo tres años y ha conseguido esa iconicidad que tienen series como Los Simpson o Friends", aplaude Martín. "Aquí no hay quien viva es esa serie que ves y vuelves a ver y vuelves a ver y con la que siempre te ríes. Leí una vez un comentario de alguien que decía: 'Esta serie me ayudó mucho en mi proceso de curación de la depresión'. Es una serie para ser feliz".

Pero mejor preguntar a alguien de ese nuevo público joven. Enrique Jover, 17 años, estudiante de Bachillerato y seguidor tanto de La que se avecina como de Aquí no hay quien viva. "Cuando a la gente se le empezó a hacer repetitivo La que se avecina o se le acababa la serie, ha sido cuando la gente ha empezado a ver Aquí no hay quien viva", reconoce. "Durante la cuarentena, cuando fue el boom de TikTok, me empezaron a salir clips y vídeos cortos de los mejores momentos y me di cuenta de que el guion y muchas cosas eran parecidas, lo que me incitó a ponérmela a ver. Yo empecé a buscarla y la vi por Netflix. Es a la vez una serie muy parecida y completamente distinta".

En este tipo de series icónicas, existe un efecto conocido como karaoke. El público fiel conoce las tramas y conoce los diálogos al dedillo, lo que les permite una relación casi interactiva con los personajes. "La habré visto tres, cuatro, cinco veces seguidas, en bucle. La que se avecina, más aún, incluso. Como son 10 u 11 capítulos por temporada, hay algunos de los que no te acuerdas. El guion hace que sea muy fácil de ver, muy adecuada para todos los momentos, no tienes que concentrarte prácticamente nada y puedes estar haciendo algo a la vez o teniéndola de fondo. Eso hace que la veas una y otra vez y que acabe siendo adictiva", arguye Jover. "Lo que más me gusta es que transmite normalidad, como si no fuera una serie, como si no estuviera preparado, como si fuese un día normal. Además, no se queda viejuna, porque hace mucha crítica social y tiene más trasfondo de lo que parece. Aquí no hay quien viva, aunque sea más antigua, sigue haciendo críticas a cosas que siguen pasando en nuestra sociedad hoy día: a los políticos, al machismo, a la homofobia… No se queda obsoleta, porque trata temas que van a ser actuales siempre, porque son temas de la vida en sí. Problemas que pueden pasarle a cualquiera; fuera de lo surrealista de algunas misiones que tienen".

placeholder Otro momento de 'Aquí no hay quien viva'. (Antena 3)
Otro momento de 'Aquí no hay quien viva'. (Antena 3)

Laura Martínez, 20 años, estudiante de Comunicación Audiovisual y seguidora de la serie, afirma que en su caso empezó a ver la serie porque "siempre estaba" en Neox o en el canal de series de Antena 3 y "al final la acabas poniendo en la tablet, mientras comes o mientras cenas, porque sus personajes ya son como amigos o como alguien de la familia que te hace compañía".

Un éxito inesperado

Cuenta Javi P. Martín que el caso de Aquí no hay quien viva es único en España. "Fue un éxito inesperado porque era “la serie de José Luis Moreno”, que venía de hacer Noche de fiesta y estaba escrita y dirigida por sus sobrinos, que eran unos donnadie en ese momento de veintipocos años. Nadie esperaba nada de ella. Ni siquiera Antena 3. Fue creciendo semana a semana hasta convertirse en un fenómeno que llegó a hacer audiencias más grandes que el fútbol". Pero los hermanos Caballero se encontraron con audiencias estratosféricas. "Nunca esperamos ni en nuestros mejores sueños el éxito que tuvo. Llegó a hacer hasta 40% de share, tuvo minutos de oro de 10 millones de espectadores, la gente hablaba en la calle", se sorprende todavía hoy Caballero.

A Caballero no le gusta la comparación con el famoso cómic de Ibáñez. "Siempre nos jodía que nos hablasen de 13 Rue, del Percebe, porque, aunque somos muy fans de Ibáñez, ni los personajes ni la estructura del edificio son parecidos", defiende. "Lo que enganchó —y lo que sigue enganchando— es el conflicto generacional de la serie, que está estructurada alrededor de que había unos personajes mayores —viejos—, que eran los agresores, y había otros personajes jóvenes, que eran los agredidos. Esa estructura de conflicto de convivencia, que en esencia es generacional, es lo que acabó enganchando a la gente. Hablábamos de temas como empezar a vivir en pareja, la emancipación, comprar o alquilar una casa, la precariedad del mercado laboral, la intransigencia de la gente mayor con tus opciones de vida… y eso sigue muy vigente".

placeholder 'Aquí no hay quien viva' solo tuvo cinco temporadas. (Antena 3)
'Aquí no hay quien viva' solo tuvo cinco temporadas. (Antena 3)

Para Martín, "el secreto —o uno de los secretos— es que los guiones son un prodigio del humor y en el reparto hay interpretaciones fantásticas: Emma Penella es increíble verla incluso simplemente figurar, José Luis Gil es ya cultura popular, Fernando Tejero ni te cuento…". "Creo que uno de los secretos es que es un reflejo de la España real", apunta el periodista. "Teníamos series como Periodistas o Policías o Al salir de clase, que eran reflejo de ficciones estadounidenses y eran el tipo de ficciones que hacían en Globomedia. Aquí no hay quien viva enseñaba un edificio de la España real, con unas señoras españolas reales, con un portero cutre… De hecho, esa cutrez provocó que mucha gente mirase con distancia y cierta tirria la serie. Personas que poco a poco han tenido que aceptar que, aunque pareciera cutre —quizá porque España es cutre—, era una serie que tenía valores muy grandes".

Caballero coincide con Martín. "Aunque nunca pretendimos posicionarnos políticamente, nosotros intentamos hacer una serie bastante crítica y nuestra manera de enfocar las cosas era bastante progresista. Muchos chavales nos han dicho que salieron del armario con sus padres viendo la serie. Es una serie que da buen rollo, no está acartonada. En aquella época, las series eran muy moralistas y muy familiares, y Aquí no hay quien viva fue un soplo de aire fresco, porque la gente estaba hasta las narices, porque eran estructuras muy tópicas".

La serie, además, se ha convertido en objeto de estudio y aparece en muchas tesis doctorales no solo de carreras audiovisuales, sino de Sociología e, incluso, Arquitectura. Por ejemplo, el trabajo de fin de grado de Inmaculada Ruiz Cayuela para la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Granada, titulada Espacios domésticos en evolución. Aquí no hay quien viva (2021), o la tesis de Belén Puebla en la Universidad Rey Juan Carlos, El tratamiento de la actualidad en las series de ficción. 7 vidas y Aquí no hay quien viva (2013). Belén (interpretada por Malena Alterio) es uno de los personajes que han servido como referencia de una generación de treintañeros que viven de alquiler, tienen trabajos y relaciones sentimentales igualmente inestables. "El personaje más precario, que era el de Belén, hoy casi es un privilegio. No es que hayamos mejorado, yo te diría que la situación ha empeorado un poco. Porque Aquí no hay quien viva se escribió en una época que, a pesar de todos los problemas, era de bonanza económica. Luego vino la crisis de 2008, se fue todo a la mierda, y después las sucesivas crisis que nos hemos comido. Por eso sigue tan vigente, yo creo", piensa Caballero.

Martín añade: "Por una parte, tienen los arquetipos perfectamente reconocibles extrapolables; de repente te ves representado en el perdedor o en el personaje de Belén, para mí uno de los más reales, como esa mujer perdida que no tiene ningún talento y que lo único que hace es intentar vivir y ser feliz porque no tiene nada que hacer en su vida. Por eso, y porque mucha gente se identifica con ella, Belén es la protagonista de gran parte de los guiones".

placeholder Gemma Cuervo, Emma Penella y Mariví Bilbao son 'radio patio'. (Antena 3)
Gemma Cuervo, Emma Penella y Mariví Bilbao son 'radio patio'. (Antena 3)

"Actualmente, se considera una serie de culto", prosigue Caballero. "Me hace mucha gracia que, cuando ha pasado el tiempo y una serie ya tiene como solera, te empiezan a definir como serie de culto. A nosotros nos hace ilusión que perviva en los chavales, porque es la única manera de que siga siendo joven, porque conecta con mucha gente que ni siquiera había nacido cuando se estrenó la serie".

Jover apunta al confinamiento y a la cultura del meme para datar el momento de la explosión de Aquí no hay quien viva en redes. "La cultura del meme ha hecho mucho", concede Caballero. "Cuando la gente coge la muletilla o la frase hecha del personaje y la puede aplicar en su vida real, es ya carne de meme y de vídeo. Cuando haces tantos capítulos y hablas de tantas cosas, las redes sociales hacen de altavoz, diciendo: 'Esto ya lo predijo Aquí no hay quien viva". ¿Es Aquí no hay quien viva el Los Simpson español? "Los Simpson son una serie única e irrepetible, pero Aquí no hay quien viva se podría comparar en el efecto que ha tenido en la sociedad a todas las escalas y en la cultura pop, con la complejidad de que en nuestra serie eran actores de carne y hueso que no podías dibujar", admite su creador.

Mauri y Fernando, iconos gay

En una época en la que los personajes homosexuales no poblaban las pantallas, que digamos, Mauri y Fernando, la pareja interpretada por Luis Merlo y Adrià Collado, fueron un revulsivo televisivo en la cuestión LGTBI. "Un profesor de la carrera me decía que Mauri y Fernando habían hecho más por la normalización de los homosexuales en España que cualquier activista", confiesa Martín. "Ellos lucharon mucho, porque la cadena no quería poner una pareja gay. En mi libro cuento algo que me hace mucha gracia: cuando los ejecutivos visitaron los decorados y vieron que la casa de los gais tenía solo una cama para los dos, pidieron que pusiesen dos camas, “como Epi y Blas”, decían. Hubo una lucha, aunque los de la cadena lo niegan. Hasta entonces, la homosexualidad se utilizaba como un recurso cómico, como una parodia, y en el peor de los casos como estigma relacionado con el sida. Mauri y Fernando eran un periodista y un abogado que tenían los mismos problemas y las mismas aventuras que el resto de vecinos".

placeholder Luis Merlo y Adrià Collado interpretaban a Mauri y Fernando. (Antena 3)
Luis Merlo y Adrià Collado interpretaban a Mauri y Fernando. (Antena 3)

"En aquella época, los personajes gais estaban bastante estereotipados y se tendía a ridiculizarlos. Nosotros nos propusimos que la característica que definía a Mauri y Fernando no fuera su condición sexual, sino sus otras características y manera de ser. Todas las creaciones son hijas de su tiempo, de todas formas", defiende Caballero. Series como Friends, sin embargo, cuando se han puesto al alcance de las nuevas generaciones en Netflix, han recibido críticas por la falta de diversidad racial de sus personajes o por el tratamiento paródico de la pareja lesbiana de la exmujer de Ross. ¿Ha pasado algo similar con Aquí no hay quien viva? "Solo hay un capítulo que no está en Netflix. Es un episodio en el que el personaje del padre del portero, Mariano, hace de rey Baltasar y se pinta de negro", desvela Caballero. "Y eso es un blackface y está prohibidísimo. Me parece que estás dejando de tener un capítulo que tendrá sus momentos divertidos y que, al final, ofenderse puede hacerlo cualquiera. Si no no podríamos hacer comedia. Saldría algo tremendamente blanco y aburrido que no interesaría a nadie. Es una censura 2.0".

Sobre si piensa que Aquí no hay quien viva podrá sobrevivir a las plataformas, a las nuevas modas y a las nuevas formas de ver la sociedad, Caballero no parece muy preocupado. "El tiempo es el único que dice si lo que has hecho tiene una trascendencia o un valor más allá de su época".

Fue hace casi 20 años, el 7 de septiembre —como cantaba Mecano— de 2003, cuando Lucía y Roberto se mudaron a la calle Desengaño 21. Una pareja joven enfrentándose a la vida en común y a los dramas de una comunidad de vecinos tan representativa del carácter español como el rabo de toro. El icónico 13, Rue del Percebe del desarrollismo renació con el nuevo milenio bajo el título de Aquí no hay quien viva, una serie estrenada en Antena 3 sin muchas pretensiones que acabó siendo el bombazo del inicio de milenio, pese a su corta vida. Fueron apenas cinco temporadas en tres años; el último capítulo se emitió el 6 de julio de 2006, con el título aclaratorio de Érase un adiós. Todos los capítulos se titularon con la fórmula de "Érase una vez", al igual que una década antes Friends había bautizado todos sus episodios con "The One...", es decir, algo así como "Aquel en el que...". Aquí no hay quien viva renovó los estereotipos cañís —las viejas del visillo, el portero lenguaraz, el pijo engominado, el jeta buscavidas— y les añadió personajes producto de los nuevos tiempos: la pareja de homosexuales —y lesbianas—, el friki cinéfilo.

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