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La precariedad en España no se debe al modelo productivo sino al abuso de la temporalidad
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Causas culturales, no económicas

La precariedad en España no se debe al modelo productivo sino al abuso de la temporalidad

La dependencia de la hostelería o la construcción ha servido como argumento para justificar la elevada temporalidad de España, pero menos del 10% se debe al peso de los sectores estacionales

Foto: La hostelería explica una parte menor de la temporalidad. (EFE/Cabalar)
La hostelería explica una parte menor de la temporalidad. (EFE/Cabalar)

El debate sobre la temporalidad es uno de los puntos calientes de la mesa de diálogo entre el Gobierno y los agentes sociales para la reforma laboral. El Ministerio de Trabajo quiere poner coto a las elevadas tasas de temporalidad existentes en España, las más altas de Europa. Uno de cada cuatro trabajadores tiene un contrato temporal, un dato dramático que no se debe a la pandemia, ya que España lleva décadas abusando de la contratación temporal. Esto genera muchos problemas, el más evidente es el de la precariedad. Pero también afecta gravemente a la productividad del país, porque impide la acumulación de capital humano que da la experiencia.

Una de las explicaciones que se han dado habitualmente a la elevada temporalidad de España es que tiene un modelo productivo con sectores muy estacionales que necesitan hacer contratos temporales para sobrevivir. El ejemplo que más se utiliza es el de la hostelería, que hace los contratos de temporada, o de fin de semana, para cubrir las temporadas altas. Pero hay muchos otros sectores muy estacionales: la agricultura cuando toca cosecha, la construcción para cada obra, el ocio vinculado al turismo, etc.

Sin embargo, por mucho que se haya repetido ese mantra, no es cierto: la composición sectorial de España explica una parte ínfima del 'exceso de temporalidad' respecto al resto de países de Europa. En España, la temporalidad supera el 26%, mientras que la media de la eurozona es inferior al 17%: de esta gran brecha, menos de un 10% se explica por la composición sectorial del PIB. Eso significa que, con este modelo productivo, España debería estar cerca de Europa en niveles de contratos indefinidos y no 10 puntos por encima —estos datos, igual que todos los que se presentan a continuación, son del año 2019, ya que en 2020 las cifras se vieron muy alteradas por la pandemia y no reflejan la situación real del mercado laboral—.

Foto: La vicepresidenta de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE)

El problema de la temporalidad no se debe a que España dependa de sectores muy estacionales, sino a que la precariedad en la contratación está extendida por todas las actividades. La temporalidad forma parte de los 'usos y costumbres' de los empleadores patrios. Y no solo se produce en las empresas: las administraciones públicas han abusado de la contratación precaria más que el sector privado. Si España tuviese la misma temporalidad que Europa en cada sector, el porcentaje de empleos temporales bajaría en casi 10 puntos porcentuales, del 26% a algo menos del 17%. Esto es, habría 1,6 millones de trabajadores temporales menos.

El mejor ejemplo del problema de temporalidad de España es el de la industria manufacturera, un sector en el que la producción es muy estable y, por tanto, el empleo también debería serlo. En España, las fábricas tienen una temporalidad del 19,5%, una tasa que supera en más de siete puntos la de la eurozona (un 60% superior). De hecho, la industria española tiene más temporalidad que el conjunto de la economía de la eurozona.

Este dato muestra que España no aprueba en calidad de la contratación ni siquiera en los sectores con un empleo más estable. La peor situación se observa en la construcción, donde la temporalidad asciende hasta el 40% de los asalariados. Esta cifra duplica ampliamente la temporalidad de la construcción en Europa y multiplica por cuatro la de Alemania. Esto demuestra que una empresa de la construcción no necesita los contratos temporales para sobrevivir, pero como está la opción de recurrir a la temporalidad y es perfectamente legal, no duda en hacerlo.

El contrato de obra y servicio es la gran estrella en el universo de la temporalidad en España y es masivo en el sector de la construcción. Las empresas optan por esta modalidad para evitar una relación permanente con sus trabajadores. En muchos casos, los contratos no duran ni siquiera durante toda la obra, sino que se firman por meses o incluso por semanas: los trabajadores se incorporan el lunes y se dan de baja los viernes.

La hostelería, que suele ser ‘sospechosa habitual’, no es, ni de lejos, la causante del problema. Es cierto que la temporalidad es elevada, del 36%, pero si se compara con Europa, la diferencia es de nueve puntos. Por lo tanto, es inferior a la brecha de temporalidad que tiene España con Europa, que es de más de 10 puntos. Estos datos evidencian que la elevada temporalidad de España nada tiene que ver con el modelo productivo, que apenas explica un 8% del 'exceso de temporalidad' respecto a la media europea. El resto se debe exclusivamente a la cultura del empleo temporal.

El sector público

No solo las empresas abusan de la contratación, el sector público también tiene grandes bolsas de temporalidad con los interinos. El Gobierno ha puesto en marcha un plan para reducir la temporalidad en las administraciones, pero por el momento no se aprecia ninguna mejoría. Según los registros de la Encuesta de Población Activa (EPA), el porcentaje de trabajadores temporales en las administraciones públicas españolas era del 28% antes de la pandemia, dos puntos por encima del sector privado.

Foto: iStock.

Tradicionalmente, la temporalidad ha sido muy elevada en las administraciones públicas y ha estado muy ligada al ciclo económico: en las fases de crecimiento, los presidentes y alcaldes contrataban a más trabajadores temporales, en buena medida para evitar el control que han supuesto las tasas de reposición. El resultado ha sido un abuso de la temporalidad que ha denunciado hasta la Justicia europea con el caso de los interinos y que debería corregirse en los próximos años con el plan que está en negociaciones políticas para la estabilización del empleo.

En las bases de datos de Eurostat no hay registros de la temporalidad del sector público, pero sí que hay determinados sectores en los que el peso del empleo público es mayoritario o tiene una participación muy relevante. El más evidente es el que está íntegramente ocupado por el sector público, el de defensa, Seguridad Social y Administración pública. En este, la tasa de temporalidad de España es del 21%, casi el doble que en el conjunto de la eurozona, donde es del 12%.

En el sector de la educación, la temporalidad en España alcanza el 28%, lo que explica que al inicio del curso se realicen decenas de miles de contrataciones y que todos ellos sean despedidos antes del verano para ahorrarse el salario durante las vacaciones. La temporalidad en la educación es casi nueve puntos superior en España que en la eurozona.

Lo mismo ocurre con el sector de la sanidad y los cuidados, donde el porcentaje de la temporalidad escala hasta el 33%. De hecho, la temporalidad en la sanidad de España es el doble que en Europa y, si se compara con Italia, es casi el triple. Este dato evidencia, como pocos, que la inestabilidad del empleo no es una cuestión de sectores, porque el porcentaje de temporalidad en la sanidad es casi el mismo que en la hostelería, cuando se trata de una actividad que se mantiene relativamente estable durante todo el año. Además, está tan enraizada en la cultura de los empleadores que hasta el sector público lleva décadas abusando de los contratos temporales, no es una cuestión exclusiva de las empresas.

El contrato temporal más utilizado es el de obra y servicio, que supone casi dos de cada cinco empleos temporales en España. El segundo es el temporal por circunstancias productivas, que emplea a uno de cada cinco trabajadores temporales. La ley establece que este contrato debería usarse exclusivamente para picos inesperados en la producción de las empresas, pero su uso tan extendido sugiere que se está empleando fraudulentamente para cubrir las temporadas altas de la producción.

El tercero más utilizado es el de sustitución por baja, que supone algo más del 14% del empleo temporal. Este es el que utilizan mayoritariamente las administraciones públicas para los interinos que, en muchos casos, se pasan años ocupando un puesto de trabajo en situación de máxima incertidumbre laboral, porque pueden perder su empleo en cualquier momento.

Estas tres modalidades de contrato suponen casi el 75% del empleo temporal que existe en España. Se trata de una lacra que el país lleva años ignorando y que afecta a la acumulación de capital humano y a la productividad. Y no, no es consecuencia de que en España haya mucha dependencia del turismo, sino que se trata de una cultura de precariedad en la contratación que se ha fomentado desde los años ochenta.

El debate sobre la temporalidad es uno de los puntos calientes de la mesa de diálogo entre el Gobierno y los agentes sociales para la reforma laboral. El Ministerio de Trabajo quiere poner coto a las elevadas tasas de temporalidad existentes en España, las más altas de Europa. Uno de cada cuatro trabajadores tiene un contrato temporal, un dato dramático que no se debe a la pandemia, ya que España lleva décadas abusando de la contratación temporal. Esto genera muchos problemas, el más evidente es el de la precariedad. Pero también afecta gravemente a la productividad del país, porque impide la acumulación de capital humano que da la experiencia.

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