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"La familia de Lorca llegó a un pacto de silencio con el régimen de Francisco Franco"
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ENTTREVISTA A IAN GIBSON

"La familia de Lorca llegó a un pacto de silencio con el régimen de Francisco Franco"

El hispanista de origen irlandés publica sus memorias, en las que relata desde su paso por una clínica en Suiza para 'curar' gais hasta el origen de su pasión por el poeta granadino

Foto: El hispanista Ian Gibson, durante la entrevista con El Confidencial. (Julio Martín Alarcón)
El hispanista Ian Gibson, durante la entrevista con El Confidencial. (Julio Martín Alarcón)

En 2008, un año después de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica que empezó todo sobre la revisión de la Guerra Civil por parte de la izquierda, el historiador Pío Moa escribió: "Me llamó Julio Martín Alarcón pidiéndome un resumen de entre 100 y 150 palabras. Le mandé uno de 139, que me redujeron por las buenas a 22, privándoles de gran parte de su sentido (al prochekista Gibson le correspondieron 78). Un fallo informativo y periodístico, porque, además, faltan historiadores importantes, y de otros solo los especialistas saben qué han podido escribir".

Más allá de las razones de Pío Moa sobre aquel artículo en el suplemento Crónica de El Mundo que firmé con otros, sorprende aquella afirmación. ¿Ian Gibson prochekista? Más de diez años después, cara a cara con el hispanista irlandés, las cosas han cambiado mucho. Gibson, que escribió de hecho un libro en 2005 sobre la matanza de Paracuellos me explica sobre el actual gobierno de coalición y la memoria: "González tenía que haber empezado con la memoria pero no se atrevieron. Además este gobierno está a la gresca a la izquierda. Yo soy socialdemócrata, esta deriva no es interesante". Poco lugar para un prochekista al que, al igual que a Paul Preston, cierta derecha le ha llamado "puto guiri" y que se vaya del país.

placeholder El historiador Ian Gibson. (Cedida)
El historiador Ian Gibson. (Cedida)

Es también célebre la bronca que tuvo lugar mucho antes, en un programa del legendario José Luis Balbín, La Clave emitido por TVE, en el que ambos tertulianos protagonizaron fuera de las cámaras una escena definitoria de la Transición hasta el punto de que el guardaespaldas de Blas Piñar amenazó al irlandés por un quítame allá esas pajas.

Gibson vuelve a la palestra con un libro de memorias titulado Un Carmen en Granada (Tusquets) que por supuesto no puede esquivar a Federico García Lorca, la razón académica y vital de toda su obra. Sorprende descubrir en esas memorias de pijo irlandés metodista, más que prochekista, ciertas cuestiones turbias: esa escena en Suiza, en los cuarteles de una secta denominada MRA, en donde Gibson fue aleccionado para olvidar a sus amores de juventud y en donde al mismo tiempo su hermano Alan, periodista de renombre durante una época en la televisión irlandesa, quiso curar su homosexualidad. No salió bien. Psiquiátrico para Alan y amargura para Ian.

Le pregunto a Gibson si tuvo influencia sobre su vida en esos años de formación del coco.

placeholder Portada de 'Un Carmen en Granada', el libro de memorias del hispanista Ian Gibson.
Portada de 'Un Carmen en Granada', el libro de memorias del hispanista Ian Gibson.

Recuerden que poco después de esa vivencia en Suiza se trasladaría a Granada, donde comenzó el mayor estudio de su vida y uno de los que resultaron más esenciales de la historia de España, que no era nada más ni nada menos que rehacer los últimos días de la vida del aclamado poeta Lorca, fusilado por los nacionales a pesar de la protección de la familia falangista de los Rosales, con su amigo Luis a la cabeza, también poeta, y en fin, descubrir de una vez por todas —habían pasado 25 años de la Guerra Civil— dónde diablos estaban sus restos. Pues 50 después de aquello sigue siendo un misterio nunca aclarado. ¿Mereció la pena?

Antes incluso de que él popularizara esa búsqueda, que ha probado ser infructuosa durante más de medio siglo, gracias en parte a la nula colaboración de la familia de Lorca, había existido otro investigador que fracasó antes que él: Agustín Penón, el enigmático investigador con el que todos los granadinos confundieron a Gibson en los sesenta cuando se presentaba a indagar….

PREGUNTA. Este es un libro de memorias en el que además de la búsqueda de Lorca cuentas aspectos de tu vida tan duros como la época en que tú y tu hermano Alan vais a una secta en Suiza donde intentan curarle de su homosexualidad ¿Tuvo que ver esto en tu posterior obsesión con Lorca?

RESPUESTA. Sí, sí. Claro que tiene que ver lo de Suiza, que fue terrible. Y sí, yo creo que dada mi propia historia personal de familia, de niño abandonado —porque yo era como Antonio Machado y también como Lorca—, todo eso me llevó a identificarme con todos los que sufrían de alguna manera persecuciones. Cuando encontré a Lorca y vi la temática de su obra pensé: 'Aquí he encontrado mi vocación y mi salvación'. ¿En qué sentido? Pensé que si escribía un buen libro bien sobre Lorca no iba a ser sobre una persona desconocida, al contrario. Yo sabía que iba a escribir un libro sobre un famoso poeta, un gran poeta asesinado en su propio país por el fascismo. Y pensé: "Bueno, esto me interesa profesionalmente también para hacer mi carrera". No se trataba de hacer una biografía de Gustavo Adolfo Bécquer, que sería distinto. Era consciente de que Lorca era un tema que lo tenía todo para mí.

P. Cuando llegas a Granada a principios de los 60 te das cuenta de que ese libro ya lo había pensado alguien antes que tú: Agustín Penón, quien buscaba a Lorca desde los años 50 y tampoco pudo aclararlo...

R. Cuando yo llegué a Granada la gente me hablaba de Agustín, todo el mundo al que inquiría me explicaba lo de Penón… ¿Qué pasó con Agustín? ¿Trabajaba para la CIA? ¿Quién era? Bueno, había trabajado sobre Lorca antes que yo y era muy simpático y muy generoso, según contaban. Estuvo un año y luego desapareció. Cuando yo llegué nadie sabía nada de Agustín, pero finalmente conseguí su dirección. Escribí a Nueva York pero me devolvieron el sobre con un sello diciendo: "El destinatario es desconocido". Me devolvieron la carta pero finalmente conocí a William Layton y se aclaró todo. Penón era muy inestable psíquicamente y creo que llegó a un momento de desesperación en el que, al no poder conseguir la información, al no poder escribir el libro y ser rechazado por muchos editores, el hombre desapareció. Me imagino además que después supo de mi libro y tuvo un sufrimiento añadido, aunque no estoy seguro. Finalmente, dejó de hablar de Lorca con los amigos y nunca más se supo, es muy trágico. Y yo llegaba y la gente me decía: "Usted, usted no es Agustín". Recuerdo que llamé a la puerta de Manuel el comunista, que fue el enterrador de Lorca, y me dijo: "Usted no es Agustín". Creían que había vuelto a investigar la historia de Lorca, pero era yo.

La derecha tiene que admitir que el régimen de Franco fue un régimen criminal en su raíz que cometió decenas de miles de asesinatos

P. ¿Por qué no se han encontrado nunca los restos de Lorca? Hay una historia sempiterna y es que la familia nunca quiso saber nada. En los últimos años incluso han renegado de la búsqueda ¿Cómo era cuando llegaste tú a Granada? ¿Es verdad que los familiares pudieron haber encontrado los restos antes y haberlos trasladado?

R. Sí, desde el primer momento la familia no quiso saber nada. No querían buscarle. Nunca dijeron claramente, que yo sepa, que ellos no habían buscado los restos, pero sí que no querían que Federico fuera diferente a los demás y, por tanto, que no se tocara el lugar. No ayudaron nunca a nada. Esto era extraño, porque Lorca era cada año más admirado y amado alrededor del mundo y todos quería saber dónde estaba. No bastaba con saber que podía ser más o menos al noroeste de Granada, entre las montañas. Por otra parte, había un pacto de silencio: la familia llegó a un acuerdo con el régimen de Franco para la publicación de las obras completas con Aguilar. Esto fue en el año 54, y era un acuerdo muy beneficioso. Además, el régimen, tenía un problema con Lorca ya que los americanos preguntaban a los diplomáticos: "¿Pero por qué no se pueden conseguir las obras de Lorca en España?". Se les decía: "Ustedes lo mataron". Y el régimen respondía: "Nosotros no matamos a Lorca, fue una rencilla de incontrolados". Y bueno, hubo un acuerdo entre la familia sobre los derechos de autor. El régimen quería publicar a Lorca de una forma controlada por ellos, y la familia quería cobrar derechos de autor. ¿A cambio de que? Me imagino que de silencio porque, que yo sepa, la familia jamás criticó a el régimen de Franco públicamente.

P. ¿Pero por qué no se encuentra a Lorca? ¿Trasladó los restos la familia?

R. Sí, sí, este rumor siempre existió, pero hacer eso sin que la gente se entere es muy difícil. Incluso algunos días después. Hay que buscar a quienes estuvieron, hay que organizar una expedición, hay que hacer la exhumación… Está al lado del pueblo… Al sacarlo, la gente se habría enterado. Quieras o no, la gente habla. Quieras o no. hay memoria. Quieras o no… yo nunca oí nada de ese sentido. Luego hay otra teoría según la cual esto se hizo en los años 50. Vale, pero tampoco, tampoco habría sido nada fácil hacer esto en los años 50 sin que nadie se enterara. Yo nunca oí nada sobre una operación de este tipo cuando yo estaba allí. Pero ellos podrían aclararlo y decirlo delante del notario: "Nosotros no intervinimos jamás. Ni en el año 36 ni después. No hemos tenido nada que ver en eso. Y juramos que nosotros no hemos tocado los restos". Pero no lo han hecho. Con lo cual muchos hemos pasado décadas buscando inútilmente, porque no está ahí, no están allí los restos. Se hizo la exhumación donde están los restos de los toreros, y sobre todo, el maestro Dióscoro Galindo González. ¿Qué se hizo con los restos de los otros? No lo sé. No se ha aclarado, las búsquedas han sido infructuosas. A mi juicio podrían haberse preparado mejor, se podía haber ampliado un poco el área a investigar, habría que investigar cerca de la nueva fuente que hay en el parque y al otro lado de la linde donde indican un pinar. Porque Manolo el comunista dijo: "Más o menos por aquí, más o menos metros arriba, menos abajo, metros más a la izquierda, metros más arriba...". Habría que peinar toda la zona.

P. Sigue siendo muy extraño que nunca se haya podido aclarar… Ni siquiera en el mismo 36. ¿Qué lo impidió?

R. A mí me consta, por el testimonio de una prima muy querida de Federico, Isabel, que los padres no creían que lo hubieran fusilado. Ellos creían, a lo largo de meses, que lo tenían como rehén para tal vez efectuar un cambio de otros prisioneros con el otro bando. El padre nunca quiso creer que lo habían fusilado, esto vino después, lo cual explicaría por qué en los primeros meses ellos no intentaron desenterrar los restos, porque creían sencillamente que no había muerto, que no lo habría matado. Obviamente no tengo todas las respuestas. Pero yo no creo que se sacasen los restos en el momento. Habría algún testimonio. Y nunca lo hubo en ese sentido.

Todavía hay más de 100.000 fusilados en cunetas y fosas. Hasta que no se resuelva eso, este país no puede avanzar con pie firme hacia el futuro

P. ¿Con una Ley de Memoria Histórica en los 60 se habría encontrado a Lorca?

R. Es una pena que no se empezara mucho antes. Antes de la muerte de Franco, Felipe González reconoció en un libro de conversaciones con Cebrián que tal vez no actuaron con la rapidez debida por temor al Ejército y todo eso. Había muchísimo miedo todavía, incluso después de Tejero, de que pudiera haber otra intervención del Ejército. Fue difícil. El hecho es que se dejó para muy tarde. La transición no fue perfecta en ese sentido, ni mucho menos y hasta la Ley de Memoria Histórica no se empezó a trabajar en ese sentido. Pero el hecho es que todavía hay más de 100.000 fusilados en cunetas y fosas comunes. Y esto no puede ser, hasta que no se resuelva esto este país no puede avanzar con pie firme hacia el futuro. La derecha tiene que admitir que el régimen de Franco fue un régimen criminal en su raíz, que cometió miles, decenas de miles de asesinatos. Hay que admitirlo, hay que asumirlo. ¿Tú no eres franquista? Vale, pues dices que no eres franquista, pero tienes que admitir que aquí el franquismo fue criminal en sus raíces y en su actuación. Hay que superarlo. Aquí no hubo juicios de Núremberg. Los criminales nazis pagaron sus crímenes, pero Franco estuvo 40 años, apoyado por las sedicentes democracias occidentales, los yanquis entre ellos, y claro, esto ha creado la falta de memoria y la ocultación de la verdad. Los historiadores extranjeros no se lo creían. Hoy mismo hay mucha gente que se niega a leer a Paul Preston porque consideran que es un rojo. Hay que conocer la historia propia, y la historia de este país ha sido terrible y hay que reconocer como fue, porque si no, no se puede construir la gran España libre y dialogante, que yo añoro y anhelo.

P. Hablando de Transición. ¿Qué opinas de una figura como Ramón Tamames, entonces un luchador antifranquista y ahora candidato a la presidencia con la moción de censura de Vox?

R. Me parece un esperpento. Además los comunistas, la gente con ideas tajantes, cuando pierden la fe en ese planteamiento necesitan otras cosas tajantes. No pueden dejar de ser gente tajante, difícil. Les cuesta llegar a soluciones, a compromisos, a transacciones. Le ha pasado también a Vargas Llosa. Hay muchos casos de excomunistas que se vuelven muy de derechas, porque son extremos. Lo que hace falta es una derecha moderada y conciliadora. Todos somos españoles y queremos conocer la verdad y dialogar. Exhumar a los muertos de ambos bandos, obviamente, pero ellos tuvieron 40 años para hacerlo. Hay que amar al otro y ayudar a las familias. Sacar de las fosas.

P. ¿Ha habido una intención de crear un bando bueno con la memoria, el republicano, y otro malo, el franquista?

R. Está en mi libro sobre Paracuellos. Yo quería hacer una investigación objetiva sobre lo ocurrido en Madrid y Ricardo de la Cierva tuvo la decencia de ayudarme y se lo agradecí. Traté de escribir el libro de la forma más objetiva posible. Obviamente aquí se cometieron asesinatos, muchísimos, pero hay que tener en cuenta el contexto, hay que comparar y confrontar. Y que una ciudad sin defensas, con bombas italianas y alemanas matando a la gente… pues la reacción del pueblo fue feroz y hubo muchas muertes, crueles e innecesarias. Gente inocente asesinada por el hecho de ser de derechas. Esto es horrendo y yo quise escribir sobre ello. Pero claro, eso fue una reacción a una sublevación ilegal con el apoyo explícito de Hitler y Mussolini y fueron momentos terribles. Yo entiendo la reacción del pueblo. ¿Qué iban a hacer con la Quinta Columna?

placeholder Cierre simbólico de la fosa común más grande de España, la de Pico Reja en Sevilla. (EFE)
Cierre simbólico de la fosa común más grande de España, la de Pico Reja en Sevilla. (EFE)

P. ¿Tú crees que el gobierno de coalición entre Podemos y PSOE ha revalidado de alguna forma ese Frente Popular de febrero del 36 que llevó al golpe de estado?

R. Sí. A mí no me gusta ver a la izquierda así a la greña, yo quiero una izquierda moderada, socialdemócrata. Creo que Pablo Iglesias… Hombre, la ambición de esta gente... Y no sé si además son muy jóvenes. No tienen mucha experiencia en política pero llegaron a creer que iban a salvar este país. Solo se puede salvar al país con gente poniéndose de acuerdo, no estando en contra de todo. A mí me ha decepcionado muchas veces ver a la greña a la izquierda, dividida. Así se van a perder las elecciones. Y tendremos eso de José de Larra, de tejer y destejer. España es como una nueva Penélope, la mujer de Ulises, haciendo por el día y deshaciendo durante la noche estrellada. España es un poco eso, hacer y deshacer. Primero viene uno, después el segundo deshace la legislación, vienen los otros. No puede ser. Estamos en Europa. Estamos ayudando a construir Europa. No podemos estar a la greña todavía por el tema de la memoria histórica. Rajoy se jactó de no haber gastado un euro en memoria histórica. Esto no se puede repetir. No debería haber dicho eso y nunca se disculpó, como tampoco Pablo Casado por lo del abuelo de la fosas. Tendrían que decir: "Lo sentimos, hemos pensado que tenemos que exhumar a las víctimas de la represión, que si no, no vamos a poder avanzar todos juntos". Se van muriendo los viejos sin ver los restos de sus seres queridos, se van muriendo de pena de no haber podido verlos.

En 2008, un año después de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica que empezó todo sobre la revisión de la Guerra Civil por parte de la izquierda, el historiador Pío Moa escribió: "Me llamó Julio Martín Alarcón pidiéndome un resumen de entre 100 y 150 palabras. Le mandé uno de 139, que me redujeron por las buenas a 22, privándoles de gran parte de su sentido (al prochekista Gibson le correspondieron 78). Un fallo informativo y periodístico, porque, además, faltan historiadores importantes, y de otros solo los especialistas saben qué han podido escribir".

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