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Obituario | Fumar en las tertulias y otras cosas que se fueron para siempre con José Luis Balbín
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MUERE EL CREADOR DE 'LA CLAVE'

Obituario | Fumar en las tertulias y otras cosas que se fueron para siempre con José Luis Balbín

Sobre el prestigio de 'La Clave', Balbín amasó un mito periodístico y vital que se cierra este 22 de junio con su fallecimiento. El formato del programa se intentó reproducir después, sin éxito. Quizá porque son cosas de otros tiempos

Foto: José Luis Balbín. (EFE/Cereijido)
José Luis Balbín. (EFE/Cereijido)

A finales de los años setenta y principios de los ochenta, los contertulios de José Luis Balbín aparecían a menudo en el estudio de ‘La Clave’ fumándose un cigarrillo. Lo estaba haciendo Lola Flores, por ejemplo, cuando aquella broma del ataúd y la bata de cola.

Hoy resulta tan insólito de ver como todo lo demás. Debates relajados, sin gritos ni interrupciones, con tiempos de palabra suficientes como para entender argumentos complejos pronunciados por personas sabias o por grandes conversadores. Balbín, que tenía por fetiche los tres monos de la sabiduría, marcaba las pausas dando largas caladas a su pipa.

Sobre el prestigio de aquel programa, él amasó un mito periodístico y vital que se cierra este 22 de junio con su fallecimiento a los 81 años. El formato de ‘La Clave’ se ha intentado reproducir después cien veces, siempre sin éxito. Como lo de pasarse las tertulias fumando, son cosas propias de otros tiempos.

Balbín nació en 1940 en un pueblo con nombre de perfume (Pravia, Asturias) y fue un niño adicto al cine que sacaba buenas notas y que se acabó marchando a un colegio mayor de Madrid a estudiar Derecho. Luego ingresó en la Escuela de Periodismo, hizo prácticas en 'La Nueva España' de Oviedo, le ficharon en el diario 'Pueblo' y le mandaron de corresponsal a París (Francia) y Bonn (Alemania).

Su carrera en Televisión Española arrancó después y fue siempre ascendente, hasta llegar a ocupar brevemente la dirección de los Servicios Informativos. Con ‘La Clave’ grabó 408 programas por los que desfilaron 2.708 personalidades distintas, entre ellas Olof Palme, Neil Armstrong, Galbraith y Truman Capote. Al comienzo de cada tertulia, se emitía una película que elegía Carlos Pumares y que estaba relacionada con el tema de la noche.

Así siguió hasta que el Gobierno de Felipe González se hartó de su manera de entender la libertad de expresión y lo mandó a casa. Su último programa lo dedicó a hablar de las intrigas del Vaticano y en el siguiente, si le hubiesen dejado, habría reflexionado en torno al concepto de la paz con uno de los tripulantes del Enola Gay y el director del museo de víctimas de Nagasaki.

Foto: José Luis Balbín, director de 'La Clave'.

Una vez purgado, Balbín siguió hablando y presentando en otros sitios. En Antena 3 Radio, en la cadena COPE, en Radio Voz... Sus artículos también fueron apareciendo en publicaciones como la revista 'Interviu' o 'Estrella Digital', el decano de los digitales. La estela de ‘La Clave’ nunca le abandonó y él siempre hizo bandera de ello.

Su penúltima aventura

En su penúltima aventura, trató de trasladar la idea a una revista a la que bautizó con el mismo nombre y que nunca llegó a ser rentable. Estaba en un polígono industrial cerca del aeropuerto de Barajas, en una modesta redacción donde también se fumaba mucho y donde se redactaban reportajes en profundidad y se editaban opiniones de dos folios y medio firmadas por intelectuales y filósofos. Por lo que fuera, los lectores no acudían en masa al quiosco y, después de ocho años, la familia que sostenía aquello se hartó de perder dinero.

Balbín llegaba a trabajar en un coche deportivo y cuando bajaba a la redacción lo hacía desde un despachito que tenía en el piso de arriba. Siempre con un lápiz en la mano, con el que corregía las maquetas y cazaba faltas de ortografía. De vez en cuando llamaba a sus redactores a consultas para hablar de lo que habían escrito. Al acabar, pedía opinión y escuchaba a todo el mundo con una atención parecida a la que ponía en sus tertulias. Yo pasé por el trance varias veces y lo recuerdo siempre fumando, pero puede ser perfectamente la sugestión del personaje.

A finales de los años setenta y principios de los ochenta, los contertulios de José Luis Balbín aparecían a menudo en el estudio de ‘La Clave’ fumándose un cigarrillo. Lo estaba haciendo Lola Flores, por ejemplo, cuando aquella broma del ataúd y la bata de cola.

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