Casi 10.000 universitarios con más de 60 años en España: "Ser mayor no te hace más frágil"
Cuando se habla de jubilación, los viajes del Imserso y recoger a los nietos del colegio son las primeras actividades que se vienen a la mente. Sin embargo, son muchos los que deciden apostar por continuar o empezar una carrera universitaria
"Yo necesitaba y necesito algo diferente. Las actividades para mayores aportan un ocio muy generalizado", asegura Antonio Jiménez, de 66 años, que trabajó como médico y profesor de Formación Profesional. Él estaba acostumbrado a tener mucha actividad y conforme avanzaba el tiempo para su jubilación se dio cuenta de que necesitaba hacer algo con su nueva rutina. Por eso decidió empezar a estudiar Historia del Arte en la Universidad de Málaga.
Como él, 9.833 personas mayores de 60 se inscribieron como estudiantes universitarios en distintos niveles para el curso 2021/2022, según los últimos datos del Ministerio de Universidades, a los que ha tenido acceso El Confidencial. Suponen un 0,08% con respecto al total de esta parte de la ciudadanía. Las cifras incluyen al alumnado que cursa tanto grado, como máster y doctorado. Aunque existe una diferencia entre los rangos de edad, donde se observa el decrecimiento de inscritos conforme la edad es más avanzada.
El grado universitario es la vía más elegida, llegando a acumular al 72,68% de los mayores de 60. Mientras, las opciones de máster y doctorado quedan en la minoría. "Cada persona tiene sus propias inquietudes. En mi caso, como ser humano, estoy obligado a llevar al límite mi conocimiento en beneficio personal y en el de la sociedad en la que vivo", reflexiona Agustín Bastante. Tiene 78 años y, ya jubilado, cuenta con el grado de Antropología Social, un máster y es doctorado por la Universidad Autónoma de Madrid.
Bastante, en su momento, estudió y ejerció como perito Industrial e ingeniero eléctrico. Sin embargo, durante su jubilación ha querido seguir aportando a la sociedad desde un prisma diferente. Ahora, con su experiencia técnica y una licenciatura más social ha desarrollado un proyecto de Senior Cohousing Urbano que, aunque no se ha materializado según lo previsto, sí se ha traducido en una infraestructura residencial en Tres Cantos. De hecho, entiende que los profesionales mayores siguen siendo profesionales y que esta sociedad necesita de una participación más activa de estos. Una idea que ha plasmado en el desarrollo de sus proyectos.
Para él, era importante esa parte académica y asegura que se ha encontrado cierto paternalismo, pero "bien intencionado". Recuerda sus días en clase junto a jóvenes que acababan de empezar sus estudios superiores y cómo vivió la diferencia con aquella realidad universitaria que él dejó.
Aun así, el cambio en las aulas no parece frenar a las personas mayores que deciden empezar una vida universitaria. En España, Cataluña es la Comunidad Autónoma con más alumnado mayor de 60 años, con un total de 1.181 inscritos en el curso 2021/2022.
Le siguen la Comunidad de Madrid, con 772 estudiantes inscritos, y Andalucía, con 662. Mientras que comunidades como la Comunidad Foral de Navarra o Extremadura no alcanzan los 50 estudiantes mayores de 60 años inscritos en los distintos niveles, ya sea grado, máster o doctorado. Estas cifras absolutas están marcadas por el peso de cada población y además solo incluyen a la mitad de los alumnos.
La otra mitad, más de 5.000 personas, están inscritas en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), con un modelo principalmente online, llamadas por la mayor flexibilidad que ofrecen sus planes de estudio. De esta forma, la UNED se posiciona como la universidad más escogida entre los mayores de 60 años. Le siguen la Universidad Oberta de Cataluña y la Universidad de Barcelona. En el lado opuesto, centros como la Universidad Loyola de Andalucía o Mondragón Unibertsitatea quedan a la cola.
"Es verdad que cuando te planteas qué vas a hacer después de trabajar es cuando te toca a ti", confiesa Jiménez, quien no pensó, hasta dos años antes de prejubilarse, en qué querría emplear ese tiempo. A su entender, en la sociedad se carece de "capacidad personal o política social" que prepare para ese cambio.
Un cambio que afecta a su rol social, pero que no necesariamente cambia la mentalidad del que se jubila. De ahí, la motivación de muchos de continuar con esa productividad a través de estudiar una formación superior.
¿Qué estudian las mujeres?
Antonio y Agustín coinciden. Tienen más compañeros de su edad que asisten a clase. Sin embargo, tener compañeras de su quinta es menos habitual. Los datos del Ministerio de Universidades reflejan una clara desigualdad entre el número de mujeres y hombres inscritos en el curso 2021/2022. De esta forma, los hombres suponen el 65% del estudiantado mayor de 60 años.
"Lo que hemos observado ha sido que los hombres mayores, cuando se jubilan, no empiezan a ocuparse de los trabajos domésticos o del cuidado que hacen las mujeres de la casa", asegura Mónica Ramos Toro, coordinadora técnica de UNATE, la Universidad Permanente, y de la Fundación Patronato Europeo de Mayores (PEM).
Ella apunta dos motivos. Por un lado, esa falta de tiempo por seguir asumiendo la responsabilidad del hogar y los cuidados y, por otro, el handicap en un aprendizaje que no todas pudieron desarrollar. Si bien muchas mujeres ahora mayores de 60 sí que cursaron estudios básicos, sigue siendo una generación en la que conocimientos básicos como escribir o leer no están tan extendidos entre ellas.
Esto no quiere decir que las mujeres jubiladas no tengan inquietudes. De hecho, la coordinadora asegura que el 89% de las personas mayores que participan en la UNATE son mujeres, aunque la formación que se imparta en el centro sea no reglada. Al final, las personas mayores que asisten a estas actividades buscan fomentar su envejecimiento activo de igual manera que aquellas que deciden cursar una carrera universitaria.
Por el placer de aprender
Agustín Bastante aclara que a las denominadas Universidades de Mayores "accede todo aquel que tenga una inquietud cultural por aprender". Esto se traduce en que no se trata de estudios reglados, sino de actividades o cursos que alimentan la motivación de la persona jubilada. Sin embargo, defiende este programa como vía para mantenerse activo y en contacto con el conocimiento, aunque no se trate de un aprendizaje formal.
Ahora bien, por su parte, el aprendizaje formal también encuentra ciertas limitaciones. Las expectativas con las que acceden los mayores de 60 años no son las mismas que las del alumnado que entra buscando forjar su carrera profesional. "Estamos allí para satisfacer nuestra necesidad personal y no una laboral", asegura Antonio Jiménez, quien considera necesaria una reformulación del mecanismo de evaluación en pro de adaptarse a ese "placer de aprender" y no tanto del aprobado.
Ambos jubilados buscaron formarse en ámbitos del conocimiento que nada tenían que ver con sus carreras profesionales. Venían de una formación de ciencias y buscaron aportar un prisma distinto para nutrirse de un conocimiento que durante su vida profesional no tuvieron la oportunidad de desarrollar.
Los estudiantes mayores de 60 años en España se inclinan más por las carreras tradicionalmente asociadas a la rama de letras y sociales. Así, ambas áreas acumulan el 79,8% del alumnado, quedando las ciencias y la ingeniería como últimas opciones.
Ahora bien, pese a que las formaciones para adultos y los estudios reglados tienen cierta relevancia entre las opciones tras la jubilación, sigue existiendo un estereotipo en el que se percibe como una proeza. "Hacerse mayor no te hace más frágil, ni te quita derechos", remarca la coordinadora de UNATE. Añade que la vida de muchas personas mayores de 60 es "tremendamente libre y empoderada, pero no se ve así por parte de la sociedad". En este sentido, invita a pensar sobre nuestra versión en un futuro para concluir en que la percepción de uno mismo no cambia con el paso del tiempo, ni se traduce en una limitación por la edad: "Lo que no hagas con 24 años, ten claro que lo podrás hacer con 80".
"Yo necesitaba y necesito algo diferente. Las actividades para mayores aportan un ocio muy generalizado", asegura Antonio Jiménez, de 66 años, que trabajó como médico y profesor de Formación Profesional. Él estaba acostumbrado a tener mucha actividad y conforme avanzaba el tiempo para su jubilación se dio cuenta de que necesitaba hacer algo con su nueva rutina. Por eso decidió empezar a estudiar Historia del Arte en la Universidad de Málaga.
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