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Los abuelos que nunca se jubilan: esa historia de terror cada vez más habitual en España
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LA PIRÁMIDE SE RESQUEBRAJA

Los abuelos que nunca se jubilan: esa historia de terror cada vez más habitual en España

En los últimos 15 años, los mayores de 70 que no se jubilan han crecido hasta un 866% en algunos sectores. El dato tiene consecuencias en pensiones, sanidad o cuidados

Foto: David Castiñeiras, de 92 años, un abuelo metido a 'tiktoker' (EFE/Lavandeira Jr.)
David Castiñeiras, de 92 años, un abuelo metido a 'tiktoker' (EFE/Lavandeira Jr.)
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En diciembre de 1977, un año antes de que España fuera oficialmente democrática, el New York Times se hizo eco de una sorprendente tendencia. Mientras en Estados Unidos se debatía subir la edad de jubilación obligatoria a los 70 años, Europa Occidental avanzaba rápidamente en la dirección opuesta. "En Italia, donde la edad de jubilación para los hombres ya ha sido reducida a 60 años, los sindicatos están presionando para bajarla a 55 años".

Francia, en aquellos momentos, también la había reducido a 60 años, un recordatorio pertinente, ya que este mismo año Macron se vio obligado a elevar la edad mínima para cobrar la pensión de 62 a 64 años, con fortísimas protestas, altercados y huelgas que se han sucedido durante meses en todo el país.

Mientras, en Estados Unidos la cosa ha ido incluso a peor. Sin un sistema público de pensiones, la nueva frontera son los trabajadores de más de 80 años. Más allá del presidente Joe Biden o de Harrison Ford, que acaba de estrenar la última entrega de Indiana Jones, la última entrega del censo estadounidense informa de que hay 650.000 octogenarios que siguen trabajando, un 18% más que hace una década, y más de la mitad, a tiempo completo.

En España, hay un 49% más de trabajadores con más de 70 años que en el año 2008

Aunque una parte pertenece a exitosos abogados o arquitectos que se niegan a ceder el testigo, no es desdeñable el alto número de ancianos que se ven obligados a seguir trabajando para subsistir. La pandemia y, sobre todo, la inflación han hecho a muchos deshacer la jubilación y volver a buscar empleo, según contaba el Wall Street Journal.

En España, la situación no es tan extrema, gracias al sistema de pensiones, pero vamos por el mismo camino: según datos del INE recopilados por este periódico, en 2022 el número de trabajadores con más de 70 años que se niegan a jubilarse había aumentado un 49% con respecto a 2008, el año en que casi rozamos el pleno empleo.

Desde hace aproximadamente cinco años, España bate su récord histórico de personas con más de 70 años que siguen trabajando. Hoy, son más de 62.000 las personas que podrían llevar jubiladas desde hace cinco años, pero siguen en activo. El Instituto Nacional de Estadística no distingue aún a los mayores de 80 como el censo de EEUU, pero la setentena ya es sintomática.

Es tentador pensar en que, como cada vez vivimos más y tenemos una vejez más saludable, mucha gente no siente la necesidad de retirarse. Alrededor de los 65 siempre hay unos pocos años de margen en los que un trabajador se siente cómodo en el cenit de su carrera, en plenitud de facultades, y decide continuar un poco más. A partir de los 70 es cuando probablemente sucede algo que le impide retirarse a disfrutar de su jubilación. Las enormes discrepancias que hay entre sectores invitan a pensar que este idílico escenario del trabajador sénior feliz no es el principal motivo.

Entre quienes se dedican al sector inmobiliario, el aumento de trabajadores de más de 70 años entre 2008 y 2022 ha sido del 866%, en la construcción, del 411%, y en las actividades administrativas y servicios auxiliares, del 257%. Mientras tanto, en el sector de actividades artísticas y de entretenimiento, hay un 30% menos de personas mayores trabajando con respecto a hace 14 años, y en el sector de actividades financieras y de seguros, la caída es aún mayor, un 60% menos.

"Entre quienes se dedican al sector inmobiliario, el aumento de trabajadores de más de 70 años entre 2008 y 2022 ha sido del 866%"

Pau Miret Gamundi, sociólogo en el Centre d'Estudis Demogràfics (UAB-Generalitat de Cataluña), anticipó todo lo que está ocurriendo actualmente en un artículo publicado en 2014, titulado "Trabajar después de los 50 en España. ¿Está revirtiéndose la tendencia hacia la jubilación anticipada?". Hace tan solo una década, el nuestro era un país donde la edad de jubilación se había prorrogado por ley hasta los 67 años, pero la edad efectiva era, en realidad, mucho menor. Pese a ser el país de Europa con la media de edad más alta, España tenía un nivel de empleo muy bajo entre los mayores de 50 años en comparación con otros países. Muchas grandes empresas seguían ofertando jugosas prejubilaciones a empleados que no habían cumplido los 60, algo que los distintos gobiernos han ido endureciendo, y en general, la actividad profesional en la cincuentena solía desplomarse.

Miret Gamundi analizó los patrones de jubilación anticipada entre 1999 y 2012 para descubrir que algo estaba cambiando: "Esperamos que las siguientes generaciones en España alcanzarán la edad de jubilación con mayores niveles de educación y que, por lo tanto, será más probable que retrasen la jubilación". Este cambio está propiciado de la mano de las mujeres. Según explica el sociólogo a este periódico, "son las que durante mucho tiempo han abandonado sus carreras para desarrollar tareas como la crianza de los hijos, y ahora las nuevas leyes que obligan a cotizar durante 35 años para obtener la pensión máxima las están obligando a dilatar más la jubilación".

Otro factor muy poderoso que explica el cambio de tendencia es el porcentaje de autónomos que hay en cada sector. Los sectores que más cantidad de septuagenarios no jubilados reúnen son las actividades profesionales (un amplio abanico donde entran desde arquitectos, ingenieros y contables... a trabajadores que o son autónomos o crearon una pyme que depende exclusivamente de su actividad) y los que abrieron su propio negocio, ya fuera un bar-restaurante o un taller.

"Suele ser bastante habitual en estos sectores que durante muchos años se apliquen la base mínima de cotización", dice Miret Gamundi. "Si se jubilaran tras haber cotizado el mínimo, su pensión rondaría los 600 euros, por tanto, es más probable que estos profesionales demoren más su jubilación hasta lograr reunir una pensión mejor". Sus trabajos, y en general todo lo que se ha publicado al respecto, apuntan a que si alguien en España puede jubilarse —es decir, sabe que va a disfrutar de una pensión casi equiparable a sus últimos sueldos—, no duda en hacerlo.

En diciembre de 1977, un año antes de que España fuera oficialmente democrática, el New York Times se hizo eco de una sorprendente tendencia. Mientras en Estados Unidos se debatía subir la edad de jubilación obligatoria a los 70 años, Europa Occidental avanzaba rápidamente en la dirección opuesta. "En Italia, donde la edad de jubilación para los hombres ya ha sido reducida a 60 años, los sindicatos están presionando para bajarla a 55 años".

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