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El jubilado del 'Soy mayor, no idiota': "No ha cambiado casi nada con los bancos"
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UN AÑO DESPUÉS DE SU CAMPAÑA

El jubilado del 'Soy mayor, no idiota': "No ha cambiado casi nada con los bancos"

Carlos San Juan dice que la banca sigue estrechando la atención a los mayores para ahorrar costes y reclama a Calviño que cumpla con la promesa de aprobar la ley de defensa del usuario financiero

Foto: Carlos San Juan, un año después de su campaña 'Soy mayor, no idiota'. (Biel Aliño)
Carlos San Juan, un año después de su campaña 'Soy mayor, no idiota'. (Biel Aliño)

Entre la fotografía de la superministra económica del Gobierno, Nadia Calviño, haciéndose la encontradiza con Carlos San Juan en la calle y las puertas de su ministerio y la imagen del médico jubilado este miércoles en su casa del barrio valenciano de Monteolivete ha pasado casi un año. Aquel 8 de febrero, el abuelo anónimo de 78 años, que arrancó una campaña de recogida de firmas para reclamar una atención más humana de los bancos a las personas mayores, logró un éxito inusitado atrayendo la atención de la propia Calviño, que no dejó escapar la oportunidad de salir al paso ante la nube de medios de comunicación interesados por la historia del promotor del lema Soy mayor, no idiota.

"Vamos a hacer todo lo posible por resolver esto", aseguró entonces la ministra de Economía del Ejecutivo de Pedro Sánchez ante la reivindicación de San Juan. "Esto" era, y es, el fuerte, y hasta entonces silencioso, malestar que sienten cientos de miles de personas de la tercera edad por las dificultades para adaptarse a la progresiva digitalización del sector de la banca, que se ha desarrollado en paralelo a importantes recortes en costes de atención personal y física en la menguante red de oficinas en ciudades y pueblos españoles. Un año después de aquello, San Juan asegura que muchas de las grandes promesas siguen sin concretarse. "Han mejorado algo los horarios y la posibilidad de cambiarte de banco. Pero en realidad no ha cambiado casi nada", afirma en conversación con El Confidencial.

placeholder Carlos San Juan muestra el Premio del Ciudadano Europeo 2022. (Biel Aliño)
Carlos San Juan muestra el Premio del Ciudadano Europeo 2022. (Biel Aliño)

Son legión los mayores que se sienten excluidos del sector financiero, con aplicaciones móviles que no entienden, horarios de atención al público cada vez más restringidos y una disminución de ventanillas y cajeros en sus barrios. Ese cabreo larvado explotó con la campaña de San Juan, cuyo éxito (más de 600.000 firmas recogidas) propició una reacción de solidaridad de numerosos estamentos. En octubre del año pasado, el urólogo jubilado fue reconocido como Ciudadano Europeo del Año por el Parlamento Europeo, y ese mismo mes recogió de manos del presidente valenciano, Ximo Puig, la Distinción de la Generalitat "por su acción a favor de la igualdad y una sociedad inclusiva", por poner dos ejemplos de reconocimiento.

El Gobierno reaccionó impulsando un protocolo voluntario y autoevaluable de compromisos con los clientes de mayor edad —al que se adhirieron casi todas las entidades financieras— y acelerando la tramitación de la ley de la autoridad independiente del defensor del usuario financiero.

placeholder Carlos San Juan conversa con la ministra de Economía, Nadia Calviño (d). (EFE)
Carlos San Juan conversa con la ministra de Economía, Nadia Calviño (d). (EFE)

Sin embargo, San Juan denuncia que la mayor parte de las entidades sigue sin mejorar en su trato a los mayores, cuando no empeorándolo, y que, pese a haber superado todos los trámites necesarios, la ley del defensor del usuario financiero está bloqueada y teme que quede aparcada hasta el final de la legislatura.

"Ha pasado por todos los estamentos y tiene presupuesto porque se alimenta de una fianza que pagan los propios bancos, pero yo creo que como han sacado el impuesto a los bancos y han regulado lo de las hipotecas, ahora no quieren apretar más. Soy pesimista y creo que no se aprobará antes de final de año", afirma. San Juan, que mantiene contacto todavía con algún responsable del ministerio, como el secretario general del Tesoro, Carlos Cuerpo, quiere que Calviño sepa "que estamos vivos, que no nos dejamos engañar y estamos a la espera", afirma.

placeholder Carlos San Juan posa para El Confidencial durante la entrevista. (Biel Aliño)
Carlos San Juan posa para El Confidencial durante la entrevista. (Biel Aliño)

San Juan maneja su propio termómetro de calidad bancaria. Afirma, por ejemplo, que CaixaBank es la que mejor ha entendido la necesidad de humanizar su trato con los mayores. Pero aun así, reprocha al banco que preside José Ignacio Goirigolzarri que siga cerrando oficinas en distritos con alto porcentaje de población de edad avanzada, como ha hecho en el barrio La Torre, de Valencia. "Tiene 5.000 habitantes y el 60% es gente mayor que ahora se tiene que desplazar a San Marcelino", afirma.

El jubilado es crítico con el Sabadell, con Abanca o con el BBVA. Sobre este último asegura directamente que ha renunciado a hacer un esfuerzo de mejora. Sostiene que ha suprimido las cartillas de ahorro físicas, el principal instrumento de muchos mayores para hacer un seguimiento de sus finanzas, y que "cobra comisiones por todo". "Invitan a trabajar digitalmente o con una tarjeta de plástico que tiene un coste y con la que no se pueden ver los movimientos de la cuenta", asegura.

Una de las cosas que más reprocha San Juan es que algunas entidades estén cobrando comisiones de hasta dos euros por hacer gestiones en ventanilla. "No se están cambiando cajeros y aplicaciones, se siguen cerrando sucursales y cajeros e inutilizando las cartillas", lamenta. Los focos pasaron, pero el malestar quedó. Un año después, la vida sigue igual en esa relación de conveniencia entre un jubilado y su banco.

Entre la fotografía de la superministra económica del Gobierno, Nadia Calviño, haciéndose la encontradiza con Carlos San Juan en la calle y las puertas de su ministerio y la imagen del médico jubilado este miércoles en su casa del barrio valenciano de Monteolivete ha pasado casi un año. Aquel 8 de febrero, el abuelo anónimo de 78 años, que arrancó una campaña de recogida de firmas para reclamar una atención más humana de los bancos a las personas mayores, logró un éxito inusitado atrayendo la atención de la propia Calviño, que no dejó escapar la oportunidad de salir al paso ante la nube de medios de comunicación interesados por la historia del promotor del lema Soy mayor, no idiota.

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