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Murciélagos en la medicina medieval: cuando los médicos curaban mirando a la Luna
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Murciélagos en la medicina medieval: cuando los médicos curaban mirando a la Luna

La posición de los planetas, los movimientos siderales, los movimientos de las estrellas u otros cuerpos celestes, podrían influir en la mente y el cuerpo de la persona, decían unos pequeños pergaminos muy importantes

Foto: Almanaque plegable, finales del siglo XIV, que incluye información de calendario y resúmenes médicos. (Wikimedia)
Almanaque plegable, finales del siglo XIV, que incluye información de calendario y resúmenes médicos. (Wikimedia)

En la Edad Media, cada corte europea medieval tenía un astrólogo interno. Los reyes del momento rara vez tomaron decisiones políticas sin, al menos, consultarlas con aquel primero. Por entonces, las estrellas cargaban con el significado de la existencia y, sin contaminación lumínica en el cielo, a menudo eran más fáciles de ver a simple vista que ahora. La creencia en la astrología era casi universal. En general, se entendía que los planetas y las estrellas bajo los cuales nace una persona ejercerían influencia sobre la salud y la personalidad de una persona.

La posición de los planetas, los movimientos siderales, los movimientos de las estrellas u otros cuerpos celestes, podrían influir en la mente y el cuerpo de la persona, decían. Se pensaba, por ejemplo, que nacer bajo Marte te condicionaba en una personalidad beligerante, mientras que nacer bajo Venus te hacía una persona lasciva. Asimismo, los cometas, los eclipses y las conjunciones de planetas parecían presagiar desde desastres naturales hasta golpes políticos, como explica Kathryn Rudy, profesora de Historia del Arte previa a 1800 en la Universidad de Saint Andrews, en un artículo para The Conversation.

Foto: Detalle de un cuadro de Quirijn van Brekelenkam donde aparece una anciana sangrando a una joven mediante el método de la sangría. (Wikimedia)

Como ya hemos tratado en otro artículo, el tratamiento más habitual, fuera la que fuera tu dolencia, consistía en hacerte sangrar. Excepto a los niños, a las mujeres embarazadas y a los mayores de 70 años, la llamada flebotomía se aplicaba sin distinciones sociales. Era el tratamiento de referencia. Pero así como se indagaba en la anatomía a través de la sangre, siempre buscando averiguar cuáles eran las mejores zonas del cuerpo para dar con la vena correcta, el cirujano elegía con cuidado el día en que realizar la intervención.

Los libros de murciélago

Te estarás preguntando qué tienen que ver los murciélagos en todo esto. Pues bien, estos curiosos animales eran también libros a los que acudían los expertos en medicina lunar. Lo primero que buscaba este último era que la edad del paciente correspondiera a la fase de la Luna para que la sangre fluyera hacia afuera con todo lo malo con éxito. Pero no solo eso, la dolencia también debía estar alineada con la posición del zodíaco, es decir, las estrellas fijas que salían anualmente y se asociaban con cada mes del año.

placeholder Foto: Wikimedia.
Foto: Wikimedia.

Estos eran algunas de las muchas habilidades que un médico o un curador o curadora medieval tenía que saber para ganarse la confianza de la gente, y ello incluía la capacidad de leer textos en latín, porque ahí estaban los saberes de los astrónomos. Un tipo de manuscrito al que se acogían es hoy conocido como "libro de murciélagos".

Los libros de murciélagos consisten en hojas de pergamino dobladas en compartimentos. Como mapas de carreteras, deben desplegarse para poder leerse. La periodista Rebecca J. Rosen detalla en The Atlantic que estos libros contenían calendarios (o almanaques) astrológicos detallados, tablas lunares, diagramas del cuerpo humano, entre otras muchas cuestiones. Solían ser pequeños y, lo más importante, quedaban atados a un cordón que se unía a la faja o cinturón de un médico. De esta forma, siempre iban "al revés". Vamos, sus textos pueden entenderse hacia abajo.

La importancia de la luna

Hasta la fecha, se han encontrado alrededor de 60 libros de murciélagos: el más antiguo de ellos se creó en la Abadía de Glastonbury en torno al año 1265, y el más joven en la década de 1470 cuando la imprenta empezaba a eclipsar la forma manuscrita. De estos, alrededor de 30 son almanaques en inglés, incluido uno que se encuentra expuesto al público en la Biblioteca Nacional de Edimburgo (Escocia).

placeholder Foto: Wikimedia.
Foto: Wikimedia.

Un análisis detallado de este último ha revelado que algunas de sus páginas contienen manchas de sangre, señala Rudy; fruto, probablemente, de la breve carrera que tuvo como guía en el cinturón de algún cirujano. Como si de un teléfono inteligente se tratara, o una tablet y ordenador portátil: aquí estaban todos los conocimientos necesarios (al menos para el momento).

"El almanaque plegado fue un avance intelectual considerable sobre el régimen más popular de anotar los días buenos y malos del mes"

"El almanaque plegado proporcionó los textos, tablas y diagramas requeridos por cualquier experto o paciente para considerar las horas planetarias y el lugar de la luna en los signos antes de emprender un procedimiento médico. Este nivel de práctica constituía la forma más elemental de astrología médica. Sin embargo, fue un avance intelectual considerable sobre el régimen más popular de anotar los días buenos y malos del mes", escribe en este sentido la historiadora Hilary M. Carey, de la Universidad de Newcastle, en la revista Social History of Medicine de la Universidad de Oxford.

Saberes antiguos

La noción de que la tierra reflejaba los cielos y las imágenes del Hombre del Zodíaco se originó, en realidad, mucho antes. Ya en las culturas del antiguo Cercano Oriente y Egipto, teorías con esta vinculación circulaban como principios del saber, y fueron adoptadas más tarde por los griegos y los romanos hasta encajar en la cultura occidental durante la Edad Media.

placeholder Guía de sangrado, con fases de la luna y puntos desde los cuales se puede extraer la sangre. (Wikimedia)
Guía de sangrado, con fases de la luna y puntos desde los cuales se puede extraer la sangre. (Wikimedia)

La flebotomía se basa así en un concepto que visualiza cada conexión: la ilustración del "Zodiac Man" u "Hombre del Zodiaco". Es a partir de ella como los médicos lunares interpretaron las fuerzan universales como parte de la salud de los cuerpos terrenales. En este hombre representado, aries rige la parte de la cabeza, géminis los dos brazos, y escorpio el sexo, por el hecho de que la fuerza de un escorpión está ubicada en su cola. De la misma forma, acuario tiene que ver con las espinillas, piscis con los pies o leo el corazón, porque la tradición dice que la fuerza del león estaba ubicada en su corazón.

Siguiendo este tipo de diagramas se tomaron casi todas las decisiones sobre el cuidado de la salud durante siglos. Los calendarios o libros de murciélagos manifestaban cuándo pasaba la luna por la región de los cielos gobernada por alguno de los doce signos del zodíaco. En concreto, cada uno de los doce signos del zodíaco ocupa 30° de longitud celeste y corresponde aproximadamente a la constelación que le da nombre. Así que cuando la luna hacía presencia en un determinado signo, esto indicaba que era un día propicio o de riesgo para que la parte del cuerpo relacionada con ese signo sangrara más.

Entre el cuerpo y los cielos

Si bien algunos de estos diagramas iban acompañados de una explicación básica de las asociaciones entre el cuerpo y los cielos, la mayoría no incluían más que ilustraciones, suponiendo que estas teorías astrológicas que rigieron el cuidado de la salud fueron ampliamente aceptadas y entendidas. No obstante, lo cierto es que hasta al menos el siglo XIII, no pocos intelectuales europeos descartaban el uso de fórmulas y rituales arraigados en el cristianismo pero no aceptados por la iglesia, sino también las prácticas de magia o hechicería inferior (maleficium).

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Foto: Wikimedia.

Como apunta Sebastián Giralt, muchos gestos para la curación pendían del hilo de las supersticiones. "Sin embargo, las traducciones latinas de textos sobre magia y astrología que llegaron a Occidente, realizadas sobre todo en la Península Ibérica durante los siglos XII y XIII, junto con las demás ramas del saber de tradición grecoárabe, provocaron un renacimiento de la magia superior transmitido por escrito. En efecto, su poder de atracción y su prestigio eran muy superiores a los de la hechicería gracias a una cosmovisión y técnicas más complejas, ligadas a la astrología, y a la autoridad que le conferían unos orígenes antiguos, a menudo míticos, que se basaban en numerosas obras atribuido a Salomón o Hermes".

Aprobados o no, ayudaron a conformar la medicina, la astronomía y muchos de los conocimientos que hoy tenemos han sido posibles gracias, en parte, a ellos, desde cómo se forman los eclipses a cálculos astronómicos de un modelo geocéntrico que pudo evolucionar a heliocéntrico, datos del sistema planetario y de todos los sistemas que componen nuestro organismo. Al final, cada persona es un mundo, pero todos los mundos coinciden.

En la Edad Media, cada corte europea medieval tenía un astrólogo interno. Los reyes del momento rara vez tomaron decisiones políticas sin, al menos, consultarlas con aquel primero. Por entonces, las estrellas cargaban con el significado de la existencia y, sin contaminación lumínica en el cielo, a menudo eran más fáciles de ver a simple vista que ahora. La creencia en la astrología era casi universal. En general, se entendía que los planetas y las estrellas bajo los cuales nace una persona ejercerían influencia sobre la salud y la personalidad de una persona.

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