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Estos españoles han descubierto el secreto de los murciélagos para no infectarse de virus
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GENOMA VIRAL INTEGRADO

Estos españoles han descubierto el secreto de los murciélagos para no infectarse de virus

En pleno confinamiento, en 2020, científicos del CSIC lograron enviar a Nueva York muestras de murciélagos que sirvieron para realizar un importante hallazgo publicado ahora en 'Cell'

Foto: Detalle de la cabeza de un murciélago de herradura. (Domingo Trujillo)
Detalle de la cabeza de un murciélago de herradura. (Domingo Trujillo)

Hace casi tres años, en la primavera de 2020, cuando toda España estaba confinada por el covid, un equipo de científicos vivía una auténtica odisea atravesando el país para capturar unos murciélagos, tomarles muestras y enviarlas cuanto antes a Nueva York. Tenían todo en contra en una situación inédita, porque debían gestionar permisos especiales, preparar el material como pudieran para que llegase en condiciones y encontrar un vuelo que cruzara el Atlántico cuando el tráfico aéreo estaba suspendido casi por completo. En aquel momento su trabajo podía resultar clave para enfrentarse a la pandemia.

Finalmente, el 6 de mayo, Javier Juste Ballesta y Carlos Ibáñez, investigadores de la Estación Biológica Doñana (EBD-CSIC) de Sevilla, aparecen en Barajas y procesan los tejidos en el mismísimo parking del aeropuerto. No había tiempo que perder, ni siquiera habían dormido aquella noche, porque tenían que mandar las muestras en un medio especial de cultivo para que llegasen a EEUU en menos de 24 horas tras hacer escala en Londres. Aquel esfuerzo no sirvió para acabar con el covid, pero ahora aparece un impactante resultado de aquella investigación en la revista Cell: estos científicos españoles y sus colegas de Nueva York explican en un artículo un factor clave para entender por qué los murciélagos toleran mejor los virus que cualquier otro mamífero, especialmente, los coronavirus. Sus propias células contienen secuencias genéticas víricas con una diversidad y abundancia que resultan increíbles.

Foto: Liberación de un murciélago tras ser recuperado (EFE)

Esta historia comienza al otro lado del charco, por iniciativa de un virólogo español al que los medios de comunicación hicimos famoso al comienzo de la pandemia. Adolfo García-Sastre, investigador del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, y su colega Thomas P. Zwaka, experto en células madre del mismo centro, querían obtener tejidos de murciélago para iniciar un estudio sobre el virus SARS-CoV-2, que tenía atemorizado al mundo. La idea era hacer un estudio comparando células madre de estos animales y células madre humanas para ver qué diferencias mostraban en su respuesta ante la infección.

¿Por qué los murciélagos? Desde el principio se apuntó a que el virus, probablemente, procedía de estos animales y había saltado al ser humano a través de otro animal, una cuestión que aún se está investigando. Lo cierto es que "son unos mamíferos extremadamente diferentes y raros", comenta Javier Juste en declaraciones a Teknautas. La diversidad de tipos de virus que albergan es enorme comparada con otros animales de su clase y su respuesta inmunitaria a una infección vírica es diferente en muchos aspectos. "Parece que tienen una mayor tolerancia a la infección", explica el científico. En otras especies, la entrada de un virus a una célula provoca la activación inmediata de mecanismos de defensa, entre los que destacan la inflamación. De hecho, los casos más graves de covid en humanos se debían a una respuesta exagerada del sistema inmunitario. En cambio, los murciélagos tienen otro tipo de estrategias. Su metabolismo alto (alcanzan cientos de pulsaciones por minuto) o su alta temperatura corporal parece ayudan a contener las infecciones. Pero ¿hay otras claves?, se preguntaban los científicos.

Murciélagos volando a Nueva York

García-Sastre contacta con los investigadores de la EBD-CSIC porque estaba interesado específicamente en los murciélagos de herradura (género Rhinolophus), ya que en China se había encontrado el virus más próximo genéticamente al SARS-CoV-2 en una especie de este género. Precisamente, Javier Juste en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III, había publicado años antes la presencia de varios coronavirus nuevos en murciélagos ibéricos, pero en aquel momento, mucho antes de la pandemia, este tipo de investigación no tenía tanto interés. Ahora reclamaban su ayuda desde Nueva York.

placeholder Grupo de investigación de la EBD-CSIC, con Ibáñez, segundo por la izquierda, y Juste, a la derecha. (Cedida)
Grupo de investigación de la EBD-CSIC, con Ibáñez, segundo por la izquierda, y Juste, a la derecha. (Cedida)

"El problema es que teníamos que conseguir tejidos en condiciones muy especiales para que las células llegaran vivas a EEUU y estábamos en plena pandemia", recuerda el científico del CSIC. "Fue una locura averiguar dónde estaban las colonias más indicadas para conseguir los murciélagos, obtener todos los permisos del Ministerio y de la Junta de Andalucía, y no había transporte para llevarlas a EEUU, así que las dificultades logísticas fueron enormes", relata. Sin embargo, "pensábamos que podía ser una investigación crucial incluso para resolver el covid, aunque luego ha resultado interesante por otros aspectos".

Después de tres meses, al fin se encontraban en el aeropuerto con dos ejemplares de murciélago, uno de ellos, una hembra preñada que ha sido clave, puesto que solo las células del embrión se conservaron parcialmente en buen estado, ya que el viaje, con la escala en el Reino Unido, duró en total 26 horas. "Era el único vuelo semanal entre Europa y América, fue una locura", recuerda el investigador.

Inmunes ante el virus del covid

¿Qué pretendían hacer exactamente con estas muestras en el Hospital Monte Sinaí? Thomas P. Zwaka pretendía utilizar los factores de Yamanaka (llamados así por el premio Nobel japonés Shinya Yamanaka), una serie de genes que ofrecen la posibilidad de reprogramar células adultas para que retrocedan hasta un estadio anterior, convirtiéndolas en células madre o pluripotentes (iPSC, por sus siglas en inglés). A pesar de que esto no había funcionado en murciélagos, los investigadores de Nueva York lograron hacerlo con el tejido enviado desde España. Todo parecía listo para comparar la respuesta de las células de estos animales con la humana, pero surgió un problema inesperado: las muestras del murciélago no se infectaban con SARS-CoV-2.

placeholder Murciélago de herradura grande adulto en vuelo. (Laura Torrent Alsina)
Murciélago de herradura grande adulto en vuelo. (Laura Torrent Alsina)

En realidad, el virus del covid entraba en las células humanas a través del receptor ACE2, pero los murciélagos no lo tenían. Aunque estos animales convivían con muchos tipos de coronavirus, el que estaba provocando la pandemia humana estaba demasiado alejado evolutivamente. "Fue un poco un chasco", reconoce Javier Juste. No obstante, los investigadores estadounidenses aprovecharon para estudiar más detenidamente las iPSC y observaron unas vacuolas que contenían material genético procedente de virus. Era tan raro y abundante que pensaron que es una contaminación, pero resultó que formaba parte del propio genoma de las células madre de estos animales.

El descubrimiento era sorprendente hasta cierto punto, porque ya se sabía que "algunos animales hemos ido incorporando ADN de origen vírico, incluidos los humanos, y que ha podido tener algunas funciones evolutivas importantes". Sin embargo, en este caso esta incorporación "era de una densidad muy grande y sobre todo de una diversidad vírica espectacular", apunta el investigador del CSIC. De hecho, estaban representados la mayoría de los grupos víricos, lo que "da una idea de un proceso de coevolución, muy antigua, desde el origen de los propios murciélagos, hace millones de años, entre los virus y estos mamíferos".

Aplicaciones para la salud humana

Ese hallazgo, explicado ahora en detalle en el artículo de la revista Cell, ofrece nuevas pistas sobre la peculiar biológica de estos animales. Uno de los aspectos más llamativos es que esos fragmentos víricos insertados en el genoma de este mamífero volador, "cuando se separan, son capaces de volver a activarse y volver a comportarse como virus".

Foto: Nipah, la próxima amenaza del murciélago. (EFE)

Los científicos creen que esta investigación abre muchas puertas, ya que tiene muchas implicaciones y potenciales aplicaciones. "Lo primero es que ha servido para poner a punto un protocolo para generar líneas de células madre en otros grupos de murciélagos con las que empezar a estudiar en profundidad la interacción entre virus y murciélagos, algo que hasta ahora no se podía hacer", destaca el científico de la EBD-CSIC. Además, "es posible que aprendamos cosas nuevas de cara a tratamientos específicos, ya no solo con respecto al SARS-CoV-2, sino en un sentido general y evolutivo".

Los investigadores creen que este avance permitirá entender por qué la expresión génica es tan diferente en los murciélagos con respecto a otros animales y confían en que esto pueda tener un impacto incluso en la salud humana. "En el fondo, no somos tan diferentes, también somos mamíferos", comenta Javier Juste, "así que es muy posible que podamos aprender de ellos y desarrollar estrategias farmacológicas que se puedan aplicar en nuestro tratamiento de los virus". Al final, la ayuda de estos denostados y admirables animales estarían ayudando a cumplir el objetivo con el que arrancaron esta investigación, cuando los demás estábamos confinados en casa confiando en que la ciencia diera una respuesta.

Hace casi tres años, en la primavera de 2020, cuando toda España estaba confinada por el covid, un equipo de científicos vivía una auténtica odisea atravesando el país para capturar unos murciélagos, tomarles muestras y enviarlas cuanto antes a Nueva York. Tenían todo en contra en una situación inédita, porque debían gestionar permisos especiales, preparar el material como pudieran para que llegase en condiciones y encontrar un vuelo que cruzara el Atlántico cuando el tráfico aéreo estaba suspendido casi por completo. En aquel momento su trabajo podía resultar clave para enfrentarse a la pandemia.

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