Consiguen resolver un asesinato ocurrido hace 50 años gracias al ADN que había en una colilla
Los hechos ocurrieron en 1971 y el asesino murió en 1986 víctima de una sobredosis, pero los restos encontrados en el escenario del crimen han permitido establecer la conexión
La tecnología no deja de evolucionar, facilitando el acceso a dispositivos muy avanzados que hace algunos años hubieran parecido casi ciencia ficción. Eso sucede en todos los ámbitos de la vida, también en el policial, lo que permite utilizar conocimientos y técnicas que llevan a resolver algunos casos que habían quedado archivados y sin salida.
Uno de esos casos es el de Rita Curran, una mujer que apareció asesinada en julio de 1971 en su apartamento del estado de Vermont, en Estados Unidos, y cuyo asesino no se había podido probar por falta de pruebas. Ahora, más de medio siglo más tarde, la policía ha podido determinar que el autor de la muerte de Rita fue William DeRoos, un hombre que vivía junto a su familia en el mismo edificio que la víctima.
Llegar a esa conclusión no ha sido fácil, ya que DeRoos murió por una sobredosis en San Francisco en 1986. Sin embargo, entre las pruebas que aparecieron en el escenario de la muerte de Rita Curran había restos de ADN que, con la tecnología actual, han permitido establecer que el asesino de Rita fue el propio William DeRoos.
La prueba estaba en una colilla
Tal y como han confirmado los responsables de la investigación a la CNN, en el lugar del crimen se encontró una colilla, además de pruebas de ADN en el cuerpo de Rita Curran. Cuando se investigó el asesinato, en 1971, tanto DeRoos como su esposa confirmaron que él no había salido de su casa en toda la noche, lo que le sirvió como coartada. Pero, ahora, todo ha quedado al descubierto.
El teniente James Trieb señala que la clave llegó en 2014, cuando se pudo extraer un perfil de ADN a partir de la colilla de un cigarrillo que se había encontrado en el lugar del crimen. Esa prueba se envió a una base de datos a nivel nacional, pero no hubo resultados positivos. Sin embargo, en 2019 Trieb reabrió el caso y lo hizo planteando una nueva estrategia: iban a analizarlo como si el asesinato se hubiera cometido en ese momento y se utilizaría toda la tecnología disponible.
El teniente Trieb formó un equipo con varios expertos que decidieron analizar el ADN de la colilla utilizando genealogía genética, es decir, usando bases de datos que permitirían identificar a posibles familiares de la persona titular del ADN. Esa investigación demostró que el ADN del cigarrillo tenía relación con familiares directos de DeRoos, por lo que los investigadores llegaron a la conclusión de que estaban en el camino correcto.
La esposa de DeRoos, que aún vive, reconoció que mintió en 1971 para dar una coartada
La investigación llevó hasta un hermano vivo de William DeRoos, que se prestó a proporcionar una muestra de ADN que fue positiva. Además, ese mismo ADN se encontró en la bata que llevaba Rita Curran en la noche del asesinato y que apareció rasgada. El equipo del teniente Trieb pudo interrogar de nuevo a la mujer del sospechoso, que aún vive, y admitió que mintió en 1971 para dar coartada de DeRoos. Más de medio siglo después, caso cerrado.
La tecnología no deja de evolucionar, facilitando el acceso a dispositivos muy avanzados que hace algunos años hubieran parecido casi ciencia ficción. Eso sucede en todos los ámbitos de la vida, también en el policial, lo que permite utilizar conocimientos y técnicas que llevan a resolver algunos casos que habían quedado archivados y sin salida.