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De Physiologus a Aberdeen: el origen de los bestiarios medievales
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De Physiologus a Aberdeen: el origen de los bestiarios medievales

Estos manuscritos con simbología cristiana fueron extremadamente populares: servían como guía de supervivencia y mostraban animales fantásticos y reales

Foto: Bestiario medieval. (Wikimedia commons)
Bestiario medieval. (Wikimedia commons)

Mañana al alba emprenderás un peligroso viaje, y no sabes las criaturas con las que te encontrarás a tu paso por tierras desconocidas. Por ello, como no puedes dormir presa de una extraña emoción, echas mano de tu bestiario particular para observar, una vez más, los dibujos de aquellas extrañas bestias con las que podrías cruzarte por el camino.

(O, por lo menos, puedes imaginarte que harías algo así en la Edad Media, pues probablemente ahora lo lleves todo bien atado con reservas en internet).

La popularidad de los llamados bestiarios o 'bestuario', del latín (es decir, representaciones de animales tanto reales como fantásticos, 'libros de las bestias') fue creciendo durante toda la Edad Media desde aproximadamente el siglo XII, especialmente en países como Francia o Inglaterra, aunque en realidad su origen es anterior. Sus representaciones solían venir a dos páginas: en una aparecía la imagen en concreto del animal y en otra su historia, que además de tener una lección moralizante también venía a explicar, simbólicamente, que todo era creación de Dios y que cada ser de esa creación tenía su función en el mundo. Eran, además, una forma divertida de ver criaturas que, de otro modo, habría sido imposible conocer.

La función del Physiologus

El Fisiologos (Physiologus) es un manuscrito redactado en griego (y traducido posteriormente) por un autor desconocido y con fines moralizantes. Se cree que se escribió en Alejandría entre el siglo II y el IV, y recopilaba conocimientos sobre animales que ya estaban en otras obras de autores clásicos (la obra de Heródoto, la 'Historia Natural' del romano Plinio el Viejo, 'Historia de los Animales' de Aristóteles, entre otros). Se considera que es el primer bestiario occidental.

placeholder Representación de un sátiro.
Representación de un sátiro.

Al convertirse en uno de los libros más populares de la Edad Media y traducirse a varias lenguas, todavía se conservan algunas versiones (aunque, desgraciadamente, no el texto original en griego), además se hacen menciones sobre él en muchos libros posteriores. Como cualquier bestiario que se precie, contenía descripciones de animales reales, criaturas fantásticas e incluso plantas con frases moralizantes y de marcada simbología religiosa. De hecho, muchas de las descripciones que se hacen en él guardan similitud con hechos acaecidos en la Biblia.

Los bestiarios contenían descripciones de animales reales, criaturas fantásticas e incluso plantas con frases moralizantes y de marcada simbología religiosa

Cada capítulo solía abrirse con una frase del Antiguo Testamento, y los animales de manera alegórica se identificaban con Cristo o con el Diablo, con el pecador o con un hombre justo. Luego, se solía cerrar con otra sentencia bíblica, esta vez del Nuevo Testamento, según recoge la investigación 'El Physiologus como fuente gráfico-textual de la emblemática animalística de la Edad Moderna' de José Julio García Arraz, de la Universidad de Extremadura. Así, por sus páginas van pasando todo tipo de animales con su historia particular: de la leona a la serpiente, el unicornio o el ave fénix que renace de sus cenizas (que guarda un claro paralelismo con Cristo, resucitando al cabo de tres días).

placeholder Representación de un bonacho: criatura legendaria descrita como un toro con cuernos curvos hacia adentro y crin de caballo.
Representación de un bonacho: criatura legendaria descrita como un toro con cuernos curvos hacia adentro y crin de caballo.

La importancia del 'Fisiologos' es fundamental, pues sirvió como antecedente de los bestiarios medievales posteriores. Después llegarían otros como las 'Etimologías' de Isidoro de Sevilla (inmensa compilación en la que se almacena todo el conocimiento de su tiempo), el Bestiario de Rochester o el Bestiario de Aberdeen, hecho en Inglaterra durante el siglo XII y escrito en Latín: una recopilación similar al 'Fisologos' que incluye capítulos del Génesis y con multitud de animales diferentes. El único bestiario escrito en castellano conservado es el de Juan de Austria, que data de 1570.

Era una guía para que el viajero pudiera conocer los peligros a los que debía enfrentarse. Algo así como un manual de supervivencia

Hay pequeñas joyas. Por ejemplo, el bestiario del mismísimo Leonardo da Vinci, ('Bestiario de vicios y virtudes'), donde el genio florentino hace un trabajo incansable durante más de 7.000 folios. Quizá una de las cosas más curiosas de estos bestiarios es que, además del aspecto moralizante de los mismos, también contenían información sabia como la migración animal (de los pájaros, principalmente), que posteriormente fueron descartadas, solo para que la ciencia moderna descubriese más adelante que habían estado en lo cierto. Pero, también, el bestiario era una guía para que el viajero pudiera conocer los peligros a los que debía enfrentarse en sus travesías. Algo así como un manual de supervivencia, que también servía para advertir a los navegantes de las zonas peligrosas en el mar.

Es difícil discernir si realmente todo el mundo creía que algunas de esas bestias fantásticas existiesen realmente, pero lo que está claro es que no solo servían para entretener, sino que se tomaban muy en serio: se usaban para enseñar a los niños en las escuelas o para hacer sermones en las iglesias, y servían para que cada uno supiera su lugar en el mundo. Como indica un artículo de 'BBC' al respecto: se decía que observar el comportamiento de un zorro podía ayudar a los lectores a no caer en los trucos del diablo. Las viudas, por su parte, debían seguir el ejemplo de la tórtola, un pájaro que nunca se vuelve a casar, y siempre añora su primer amor.

placeholder Representación de una serpiente en un bestiario medieval.
Representación de una serpiente en un bestiario medieval.

También es interesante, incluso cómica, la representación de algunos animales en estos bestiarios, no ya solamente las criaturas fantásticas. El elefante en muchos dibujos está más cercano a ser un pangolín, y todo parecido con el cocodrilo del Nilo es pura coincidencia. Hay que tener en cuenta que los artistas no habían visto jamás a algunos de estos animales, por lo que tenían que fiarse de segundas opiniones.

Las representaciones no eran muy fieles. Hay que tener en cuenta que los artistas no habían visto jamás a algunos de estos animales, por lo que tenían que fiarse de segundas opiniones

Lo que está claro es que los bestiarios han seguido influyendo en la actualidad, pues aunque sea solo con fines pictóricos o por pura diversión, se han seguido haciendo 'sucedáneos' de estos escritos medievales: desde Tolouse-Lautrec hasta Borges, pasando por los animales fantásticos de JK Rowling o las criaturas inventadas por Tolkien, todos han dejado sus particulares bestiarios para la posteridad.

Al final, además de una representación de las criaturas más famosas del folclore de todas las sociedades, mezcladas con animales reales, los bestiarios también son una puerta a una época ya extinta como fue la medieval. Y, también, una sabia enseñanza sobre la importancia de todos los seres que pueblan la Tierra, sean humanos o animales. En la astucia de la comadreja o la valentía de los leones está la proyección de nuestros propios miedos y virtudes. El bestiario era, al final, una inteligente manera de acercarse a lo desconocido.

Mañana al alba emprenderás un peligroso viaje, y no sabes las criaturas con las que te encontrarás a tu paso por tierras desconocidas. Por ello, como no puedes dormir presa de una extraña emoción, echas mano de tu bestiario particular para observar, una vez más, los dibujos de aquellas extrañas bestias con las que podrías cruzarte por el camino.

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