Las operaciones asistidas por robots cirujanos reducen el tiempo de recuperación
El primer estudio sobre el uso de robots en cirugía asegura que esta práctica es mucho más segura, reduce el tiempo de estancia en el hospital y acelera la recuperación de los pacientes
Hace tiempo que los cirujanos cuentan con robots para ayudarles en la mesa de operaciones. Estos sistemas llevan cámaras e instrumental quirúrgico en sus brazos robóticos y permiten a los cirujanos llevar a cabo operaciones menos invasivas con más precisión. Ahora, un grupo de investigadores ha estudiado por primera vez el impacto de estos aparatos en la salud y la recuperación de los pacientes y los resultados muestran que, además de mejorar la vida de los enfermos, puede ser también una herramienta decisiva para desaturar los sistemas sanitarios.
Investigadores del University College de Londres (UCL) y de la Universidad de Sheffield, en el Reino Unido han llevado a cabo el primer estudio clínico sobre los efectos de la cirugía asistida con robots. Esta técnica permite a los cirujanos operar desde un ordenador situado cerca del paciente. La pantalla amplifica su visión con imágenes de alta definición en 3D que les ayudan a dirigir los movimientos extremadamente precisos de los brazos robóticos. Esto se traduce por lo general en intervenciones con incisiones más pequeñas y mínimamente invasivas, aunque el sistema también se usa para intervenir en cirugías abiertas.
"A pesar de que la cirugía asistida por robots está cada vez más extendida, no se ha realizado ninguna evaluación clínica significativa de su beneficio global para la recuperación de los pacientes”, asegura el profesor John Kelly, catedrático de Uro-Oncología en la División de Cirugía y Ciencia Intervencionista de la UCL y uno de los responsables principales del estudio publicado en la revista JAMA. “En este estudio queríamos establecer si la cirugía asistida por robots, en comparación con la cirugía abierta, reducía el tiempo de estancia en el hospital, disminuía los reingresos y daba lugar a mejores niveles de aptitud física y calidad de vida. En todos los casos, esto se demostró".
El estudio
Los investigadores evaluaron el estado de 338 pacientes con cáncer de vejiga no metastásico. La mitad de estos pacientes fueron sometidos a una intervención mínimamente invasiva y asistida por un robot para extraerles la vejiga. Mientras que los otros 169 pacientes recibieron la misma cirugía, pero abierta y sin la ayuda de robots. El primer grupo de pacientes permaneció de media ocho días en el hospital en recuperación. Mientras que el grupo de cirugía abierta estuvo 10 días, un 20% más. También se evaluaron los reingresos en el hospital en los 90 días siguientes a la intervención. En ese caso el 21% de los pacientes del primer grupo tuvo que regresar, frente al 32% del segundo grupo.
El equipo también observó la evolución de estos pacientes a los seis y doce meses de la intervención para evaluar posibles efectos a largo plazo. En este tiempo observaron en el primer grupo una reducción del 77% de los coágulos sanguíneos y un aumento de la calidad de vida de los pacientes. "Un hallazgo inesperado fue la sorprendente reducción de los coágulos sanguíneos en los pacientes sometidos a cirugía robótica; esto indica que se trata de una cirugía segura en la que los pacientes se benefician de muchas menos complicaciones, de una movilización temprana y de una vuelta más rápida a la vida normal", sostiene el profesor Kelly.
El camino a una nueva medicina
"Se trata de un hallazgo importante”, asegura el profesor James Catto, catedrático de cirugía urológica en el Departamento de Oncología y Metabolismo de la Universidad de Sheffield y coautor del estudio. “El tiempo de hospitalización se reduce y la recuperación es más rápida cuando se utiliza esta cirugía avanzada. Esto reducirá la presión de las camas en el NHS [el sistema sanitario público del Reino unido] y permitirá a los pacientes volver a casa más rápidamente. Vemos menos complicaciones por la mejora de la movilidad y la reducción del tiempo de permanencia en la cama".
Los investigadores piensan que estos resultados aportan las pruebas más sólidas hasta ahora del beneficio para el paciente de la cirugía asistida por robots y animan a las autoridades del Reino Unido a que se implemente como opción para cirugías abdominales importantes como las colorrectales, gastrointestinales o ginecológicas. EEUU es el país que más utiliza la cirugía robtótica, más del 15% de sus intervenciones la usan. En el resto de los países occidentales el el porcentaje baja bruscamente hasta el 2%, según estimaciones de la empresa de tecnología médica Medtronic. En España, según la web del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Madrid, hay 24 sistemas de cirugía robótica, de los cuales ellos poseen uno. Este hospital llevó a cabo 225 operaciones con asistencia robótica en 2020 y 305 en 2021.
Pero los investigadores aseguran además que este estudio apunta al futuro de la atención sanitaria: un sistema más personalizado y preventivo que ayude a mejorar la vida de los pacientes y a reducir los costes sanitarios. Para esto es fundamental la adopción de dispositivos que monitoricen nuestras constantes vitales y nuestra actividad física, algo que los investigadores han hecho para su estudio y que ya ofrecen, por ejemplo, algunos modelos de relojes inteligentes.
“Pronto podremos hacer un seguimiento de la recuperación tras el alta, para detectar a los que desarrollan problemas”, sostienen el profesor Catto. “Es posible que el seguimiento de los niveles de actividad física ponga de manifiesto a quienes necesitan una visita de la enfermera de distrito o quizá una revisión previa en el hospital".
Hace tiempo que los cirujanos cuentan con robots para ayudarles en la mesa de operaciones. Estos sistemas llevan cámaras e instrumental quirúrgico en sus brazos robóticos y permiten a los cirujanos llevar a cabo operaciones menos invasivas con más precisión. Ahora, un grupo de investigadores ha estudiado por primera vez el impacto de estos aparatos en la salud y la recuperación de los pacientes y los resultados muestran que, además de mejorar la vida de los enfermos, puede ser también una herramienta decisiva para desaturar los sistemas sanitarios.