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Colores y sabor a chuches: los vapeadores de usar y tirar que enganchan a los adolescentes
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"Entran por la vista"

Colores y sabor a chuches: los vapeadores de usar y tirar que enganchan a los adolescentes

Una infinidad de modelos camufla las sustancias tóxicas y cancerígenas que inhalan las personas que vapean. Un invento aún desregulado que es la última moda entre los más jóvenes

Foto: Varios 'vapers' de usar y tirar. (Foto: Guillermo Martínez)
Varios 'vapers' de usar y tirar. (Foto: Guillermo Martínez)
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Un vapeador de fresa para un niño de tres años. Eso es lo que le pidió hace unos meses la madre de la criatura a la estanquera Laura Jarillo, quien detrás del mostrador habla con asombro de este fenómeno. Con o sin nicotina, los 'vapers' desechables son la nueva moda que triunfa entre una juventud que ignora los peligros de este producto tan alejado del tabaco convencional. Los sabores recuerdan más a las golosinas: algodón de azúcar, melón helado, regaliz, helado de fresa, arándanos, mango... Desregulados, de momento, se pueden comprar en todo tipo de establecimientos, mientras los expertos ya advierten del peligro que suponen. Un producto perjudicial para la salud y que también incentiva el consumo de tabaco en el futuro.

Jarillo no deja de vender vapeadores de usar y tirar en el estanco que regenta en Alcalá de Henares. “Yo creo que entran por la vista. Son más pequeños, no tienes que recargarlos, llevan colorines”, comenta. Los hay de diferentes tamaños: van desde las 450 caladas hasta las 700, pasando por 500 y 600. Por el momento, unas 12 marcas participan de este mercado en crecimiento, y el precio ronda los 10 euros el vapeador de más caladas. “Los sabores son muy atractivos. De hecho, nadie quiere que sepa a tabaco como sucedía en los cigarros electrónicos”, añade la estanquera.

Foto: Un hombre sujeta un cigarrillo electrónico. (EFE)

En su establecimiento no venden vapeadores sin nicotina a menores de edad, aunque podrían hacerlo. “Desconocemos los componentes que llevan más allá de la nicotina, nadie nos ha informado”, determina Jarillo. Andrés Zamorano, presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y coordinador del grupo de tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, sí que conoce bien esos componentes: “Además de nicotina, los que la lleven, todos tienen productos tóxicos y cancerígenos. Además, para que funcionen necesitan unos productos que cuando se calientan producen acroleínas, unos aldehídos cancerígenos importantes, como el acetaldehído, la acetona y la acroleína”.

La nicotina, contra el cerebro de los adolescentes

Otros ingredientes habituales son las nitrosaminasas y los metales pesados, como el plomo, el cromo, el níquel y el cobre, con efectos cancerígenos también. “El plomo produce neurotoxicidad y enfermedades cardiovasculares; el plomo y níquel, cáncer de pulmón, y el níquel también puede dar lugar a una respuesta alérgica”, completa el experto. Además, según sus palabras, “el cerebro de los adolescentes es muy vulnerable a la nicotina, con efectos negativos en el desarrollo cerebral que afectan a la concentración, comportamiento y habilidad para el aprendizaje”.

Una suerte de prospecto en el interior de la caja del vapeador advierte de los posibles efectos secundarios para la salud, aunque siempre ligados al “uso o consumo excesivo de nicotina”, y no al hecho de vapear simplemente. Entre los que menciona están desmayos, náuseas, dolor de cabeza, tos, hipo, congestión nasal y alteraciones del ritmo cardiaco. El cáncer no aparece por ningún lado.

placeholder Laura Jarillo enseña tres tipos de vapeadores en su estanco. (Foto: G. M.)
Laura Jarillo enseña tres tipos de vapeadores en su estanco. (Foto: G. M.)

Esta especie de cigarrillos electrónicos han sido los últimos en añadirse a la lista de productos para fumar, en la que ya estaban el tabaco clásico combustible y los productos de tabaco calentado. “El primer escándalo que aparece en España es que los cigarrillos electrónicos se pueden comercializar libremente, a diferencia del tabaco convencional, así que también se venden en bazares, gasolineras o supermercados”, continúa Zamorano. Desde la CNPT advierten, de entrada, sobre la falsa inocuidad que rodea a estos elementos, “cuando su consumo puede ser especialmente perjudicial para niños y adolescentes, a los que enganchan con sabores muy atractivos”, remarca.

Desde su punto de vista, los vapeadores de sabores ni siquiera van dirigidos a adolescentes, sino a niños con pocos años. Empezarán vapeando el sabor de su chuche favorita sin nicotina y, en un futuro, terminarán adictos al tabaco. “Estos productos pueden llegar a producir trastornos neurológicos, cardiovasculares, respiratorios y oncológicos, así que esto no es una golosina que se fuma”, incide el propio Zamorano. Desde El Confidencial, nos hemos puesto en contacto con la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo, pero no hemos recibido respuesta al cierre de este artículo.

placeholder Gama de vapeadores. (Foto: G. M.)
Gama de vapeadores. (Foto: G. M.)

La CNPT propone que los cigarrillos electrónicos, y los vapeadores por extensión, se igualen al tabaco en todos los aspectos: fiscalidad, ambientes sin humo y empaquetado neutro, entre otros. Zamorano es tajante: “No se puede afirmar que los efectos sean menores que los del tabaco habitual”.

Y no se le pasa por alto la secuencia natural del proceso: “Los chavales vapearán sin nicotina para luego empezar con ella. Se trata de una sustancia que, en cuanto se inhala, en siete segundos está en nuestro cerebro”, apunta el experto. En realidad, en lugar de ser un dispositivo que ayudase a dejar de fumar, estaría siendo la puerta de entrada a ello. “Si tuvieran que pasar un control como producto para dejar de fumar, como nos pretenden hacer creer, esto no lo pasaría nunca”, valora Zamorano.

Los cigarrillos electrónicos, regulados mediante una directiva europea de 2014, pueden llevar hasta 20 mg/mL de nicotina. Mientras aquel texto se aprobaba, en España se comercializaba un cigarrillo que tenía 59 mg/mL. Europa planteó dos años para que cada país adaptara su legislación. En España se aprobaron dos reales decretos fuera de plazo. “Casi todo el resto de países hizo lo mismo que en España, aunque en algunos sí que han prohibido estos cigarrillos electrónicos”, sostiene el presidente de la CNPT.

Otra forma de fumar también perjudicial

Según la encuesta 'Estudes', del Plan Nacional sobre Drogas de 2021, más del 40% de los estudiantes de entre 14 y 18 años ha consumido un cigarrillo electrónico con nicotina alguna vez. En total, el 60,7% usa vapeadores sin nicotina, el 14,9% con ella y el 24,4% restante utiliza cartuchos de los dos tipos. "Se detecta una relación entre el consumo de tabaco y cigarrillos electrónicos: (…) más del 77% de los estudiantes que han fumado tabaco reconoce haber vapeado", recoge el informe. Otro dato aportado por el JamaPediatric de 2014 multiplica por 6,3 la posibilidad de que los menores que utilizan cigarrillos electrónicos sean fumadores de adultos. “Y del 60 al 90% de las personas que vapean son fumadores duales, también consumen tabaco normal”, añade Zamorano.

Sara García es una de estas últimas personas. Aunque empezó a fumar tabaco de adolescente y lo dejó, el estrés, la ansiedad y el trabajo le hicieron volver años después. Ahora fuma Camel y vapea con nicotina. “Tenía un cigarrillo que se rellenaba con líquido, pero en cuanto empezaron los desechables empecé con ellos. Todo es más fácil”, declara al respecto. Ella no tiene un sabor preferido: “El primero fue de manzana, pero luego he tomado de melón, sandía y fresa hielo. No sé, hay muchísimos. Me sorprende lo de los sabores, pero tampoco demasiado, porque se parecen a los de las cachimbas”.

Aunque considera que es demasiado caro pagar 10 euros por unas 700 caladas, niños y chavales de todas las edades vapean. “Hay gente que con esto ha empezado a fumar cuando en teoría tenía que producir lo contrario. Es verdad que es más un hábito de salir de fiesta, el nuevo piti que se echaba la gente que habitualmente no fumaba”, relata esta publicista. Su experiencia es que los vapeadores son la nueva moda presente en cualquier espacio festivo. “Incluso en una discoteca o un bar puedes vapear, porque se supone que es vapor lo que sale. No pesa, es cómodo y no deja olor”, subraya.

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Sara García posa mientras vapea. (Foto: G. M.)

Los vapeadores son un añadido al tabaco normal para García. “A lo mejor en mi casa no fumo un cigarro porque no me apetece o no tengo tanta ansiedad, pero el 'vaper' sí. Es como el que se despierta y un cigarro no se mete al cuerpo, pero sí tres caladas al vapeador de tu sabor favorito”, ejemplifica.

Mientras esta joven de 25 años responde, saca de una bolsa varios de estos productos. “Es que tampoco te indican dónde hay que desecharlos para que se reciclen”, dice. Eso le ha llevado a acumular más de una decena de ellos, que puestos en orden simulan toda una gama cromática de colores. “Ninguno de los estanqueros me sabía decir dónde había que tirarlos. Se supone que algunos los recogen, pero yo no los he encontrado. Otros me decían que donde las pilas”, expresa. Jarillo, la estanquera, afirma esto último: los distribuidores les están diciendo que los vapeadores deben desecharse como baterías que son, “¿pero quién va a hacer eso?”, se pregunta detrás del mostrador.

En este sentido, Jaime Doreste, abogado ambientalista y miembro de Ecologistas en Acción, considera que los vapeadores deben considerarse residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. “Un vapeador que tiras es un residuo. Antes, para funcionar debidamente, han necesitado corriente eléctrica o campos electromagnéticos, por lo que se les aplicaría el RD 110/2015”, concluye.

Un vapeador de fresa para un niño de tres años. Eso es lo que le pidió hace unos meses la madre de la criatura a la estanquera Laura Jarillo, quien detrás del mostrador habla con asombro de este fenómeno. Con o sin nicotina, los 'vapers' desechables son la nueva moda que triunfa entre una juventud que ignora los peligros de este producto tan alejado del tabaco convencional. Los sabores recuerdan más a las golosinas: algodón de azúcar, melón helado, regaliz, helado de fresa, arándanos, mango... Desregulados, de momento, se pueden comprar en todo tipo de establecimientos, mientras los expertos ya advierten del peligro que suponen. Un producto perjudicial para la salud y que también incentiva el consumo de tabaco en el futuro.

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