Cómo Berlusconi convirtió un negocio español ruinoso en la gallina de los huevos de oro
Silvio Berlusconi aterrizó en la España ochentera para conseguir una tele privada, engatusó a las fuerzas vivas, fundó Telecinco con otros socios, maniobró para controlar el canal (y limpiarlo de politiqueos) y acabó ganando un dineral
Españoles: Silvio Berlusconi ha muerto.
Nadie mareaba la perdiz como él. En 1994, tras convertirse el empresario televisivo en presidente italiano, afloraron las incompatibilidades: parecía pintoresco que la misma persona gestionara las principales teles públicas y privadas del país.
El runrún llegó a España, donde Berlusconi controlaba el 25% de Telecinco vía Fininvest (la ley de las teles privadas aún no dejaba tener más de ese porcentaje). Preguntado por la prensa española, Berlusconi se mostró como el primero de los indignados con la situación: "Como responsable del Gobierno italiano, tengo que reflexionar sobre las acusaciones de algunos periódicos españoles, que consideran extraño que el presidente de un Gobierno extranjero posea y dirija una televisión española". Berlusconi, en definitiva, prometió desprenderse pronto de Telecinco para evitar una “presencia embarazosa en un país, España, hacia el que profeso mucha admiración”.
Por supuesto, Berlusconi no hizo nada de eso.
Telecinco haría ganar cientos de millones de euros a los Berlusconi las siguientes tres décadas.
Más allá de los tejemanejes del berlusconismo en el accionariado de Telecinco, que los hubo a raudales, algo hizo Berlusconi para convertir el canal en la gallina de los huevos de oro. En un momento en que la televisión en España servía para informar e influir, aunque fuera a fondo perdido, Berlusconi descubrió a los españoles que la tele también podría ser desbarre y lucro.
Truhan y señor
Cuando Berlusconi aterrizó en España, se le tachó de fontanero televisivo del PSOE. Como el Gobierno socialista de Bettino Craxi le había abierto las puertas de la tele privada en Italia, su llegada a España para lograr uno de los nuevos canales fue vista con sospecha por columnistas conservadores como Jaime Campmany. El hecho es que Berlusconi jugó siempre a varias bandas y con una idea en la cabeza: lo importante no era la ideología, sino controlar el negocio y hacer dinero. ¿Una de las fórmulas para ello? Encanto personal.
La primera decisión de Berlusconi para ganarse a las autoridades fue contratar de mano derecha en España a Alfredo Fraile, que venía de convertir a Julio Iglesias en estrella mundial y tenía fama de simpático conseguidor.
La estrategia de seducción de Berlusconi fue tan berlusconiana que da la risa. A la búsqueda de socios en España (o al menos para neutralizar posibles rivales), Berlusconi invitó (por separado) a los grandes nombres de la comunicación (Jesús de Polanco, Antonio Asensio, Miguel Durán, y representantes de los grupos Correo y Godó) a pasar unos días a su palacete milanés (Villa Arcore). Una vez allí, como contó Fraile a este periodista, Berlusconi “sacaba a relucir los encantos de seductor y animador de fiestas que llevaba dentro. Pasábamos a un gran salón con piano y yo le pedía a Silvio que cantara y tocara algo; y él, ‘que no, que no’; y yo, ‘que sí, que sí’. Por supuesto, la cosa acababa con Berlusconi dando un concierto y todo el mundo pasándolo en grande”.
Todos encantados con Silvio que, por supuesto, acabó consiguiendo un canal de televisión en España.
Las maniobras
Los accionistas fundacionales de Telecinco (cada uno con un 25%) fueron Fininvest (Berlusconi), la ONCE y el grupo Anaya, que acordaron también fundar un nuevo periódico: El Sol.
Habla Juan Francisco Lamata, experto en guerras mediáticas. "Berlusconi buscó socios españoles que se llevaran bien con el Gobierno, aunque pronto se vio que tenían ideas muy diferentes del negocio televisivo".
"Berlusconi buscó socios españoles que se llevaran bien con el Gobierno socialista, aunque se vio que tenían ideas diferentes del negocio"
El presidente de la nueva Telecinco fue el dueño de Anaya, Germán Sánchez Ruipérez, asesorado por un pata negra del PSOE guerrista: José María Calviño, exdirector de RTVE (y padre de la actual vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño). La idea de Ruipérez y Calviño era hacer una tele más parecida a la TVE ochentera que a la Telecinco de las Mama Chicho. Una tele de información e influencia contra una tele de juerga y dinerete. La guerra estalló cuando Berlusconi empezó a gestionar la publicidad de Telecinco a través de una de sus empresas, Plubliespaña.
"Berlusconi pensaba que un Telecinco a la TVE no funcionaría. Su lógica era que él no hacía programas para competir con la RAI, sino programas que no se pudieran emitir en la RAI. El éxito televisivo consistía para él en hacer un producto diferenciado. Berlusconi no había venido a España a hacer una tele con influencia política —es decir, una tele que, aunque no fuera rentable, le permitiera engrasar otros negocios—, sino a hacer una tele que generara dinero por sí misma", aclara Lamata.
¿El resultado de la colisión? Ganó Berlusconi. Anaya abandonó su aventura televisiva y se centró (en solitario) en sacar el diario El Sol, que zozobró al poco tiempo.
Lo siguiente fueron diversos movimientos subterráneos de Berlusconi para controlar la mayoría accionarial de Telecinco (algunos acabarían en los tribunales con gran escandalera, pero sin consecuencias penales finales). España le acabó poniendo a Berlusconi Telecinco en bandeja tras cambiar Aznar la ley de las teles privadas, que impedía tener más de un 25% a un accionista. Desde entonces, la familia Berlusconi ordeña la vaca televisiva española sin mayores sobresaltos.
El 'boom'
Tras un inicio fuerte a base de tetas y psicodelia, Telecinco empezó a perder pie. Fue superada por Antena 3 y perdió 2.396 millones de pesetas en 1994. Berlusconi envió a España a un superejecutivo para sustituir a Valerio Lazarov y enderezar el buque: Maurizio Carlotti.
“Nadie creía que se pudiera ganar dinero con la televisión en España. Cuando les dije a Antonio Asensio, Jesús de Polanco y García Candau que mi misión en España era reflotar Telecinco y volver a la rentabilidad, se echaron a reír como si hubiera contado el mejor chiste de la historia. Me dijeron: ‘Mauricio, ¿a dónde vas? ¡Esto no es Italia! En España la televisión jamás será rentable”, contó Carlotti a Lamata.
¿La clave del rápido boom de Telecinco tras llegar Carlotti? “Cambiamos las Mama Chicho por Crónicas Marcianas, pero la revolución fue saber gestionar una empresa compleja. Hacer televisión no es saber hacer una cosa, sino 20 cosas a la vez. ¿Qué soy yo profesionalmente? Un vendedor de publicidad”.
En 1996, Telecinco ganó 3.000 millones de pesetas. En 1997, fueron 9.000, y en el 98, 16.000. La cadena ganó cada año más dinero que el anterior hasta la crisis financiera de 2008. Con la llegada del siglo XXI y la sustitución de Carlotti por Paolo Vasile, el canal se aupó al liderazgo, que no perdió hasta hace año y medio. Solo la pasada década, Mediaset tuvo 1.461 millones de euros de beneficio. La televisión comercial más lucrativa de Europa. Fueron los italianos.
Españoles: Silvio Berlusconi ha muerto.