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Alemania cancela la Navidad y otras desdichas de la cuarta ola de las que no te estás enterando
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Alemania cancela la Navidad y otras desdichas de la cuarta ola de las que no te estás enterando

Los festejos navideños en Alemania empiezan a sufrir cancelaciones por la cuarta ola de covid, mientras sus vecinos imponen nuevas restricciones y se encuentran con la resistencia ciudadana

Foto: El mercado navideño de Marienplatz en Múnich, cerrado por las restricciones. (Getty/Lukas Barth)
El mercado navideño de Marienplatz en Múnich, cerrado por las restricciones. (Getty/Lukas Barth)

Los turistas que desafíen el incipiente frío muniqués para acercarse estos días al mercado navideño de Marienplatz y busquen recuperar el calor (y el color) con una jarrita de vino caliente tendrán que resignarse y probar suerte el año que viene. Todo estaba dispuesto para recuperar la tradición de Adviento con la apertura del popular mercadillo el lunes posterior a la festividad protestante del Domingo de los Difuntos; pero el alcalde de Múnich, Dieter Reiter, tuvo que renunciar a este hito de la nueva normalidad a menos de una semana de la inauguración. Quitaron las luces decorativas, se cancelaron los eventos y cerraron las casetas de madera a cal y canto. “La dramática situación en nuestras clínicas y el número cada vez mayor de infecciones no me dejan otra opción”, explicó el regidor.

Las navidades en Alemania —y buena parte de Europa— peligran por la incidencia récord de una cuarta ola de coronavirus cuya serie de catastróficas desdichas, por el momento, no ha salpicado a España. La pandemia parece descontrolada en el centro y norte del continente europeo y los 'pasaportes covid' para la restauración y el ocio, nuevos encierros y la vacunación obligatoria son algunos de los controvertidos debates que enfrentan muchos países de Europa en esta nueva ola y que en España apenas tienen voltaje social. Este lunes, Austria se vio forzada a iniciar un confinamiento general de 20 días para frenar el auge del covid-19. Las nuevas medidas no llegan sin consecuencias: están generando protestas en las calles centroeuropeas, como sucedió este fin de semana en Bélgica y Países Bajos, además de Austria pero también en el sur, en Croacia, Grecia e Italia.

El caso de Alemania es paradigmático, ya que la gestión de la canciller saliente, Angela Merkel, fue considerada ejemplar durante las fases más duras de la epidemia. Después de evitar cierres radicales, como los que se emplearon en España o Italia el año pasado, ahora el país está asumiendo medidas cada vez más agresivas —y polémicas—para contener la presión hospitalaria por infectados de covid.

El 'pasaporte covid', concebido como un instrumento para facilitar la reapertura de fronteras dentro de la UE y que ya desató olas de protesta en Europa al ser aprobado este verano, ahora es obligatorio para poder entrar en cualquier cafetería o restaurante alemán. Las temperaturas tampoco ayudan. Con mínimas que ya bajan de los cero grados, los 'biergarten' están vacíos y apenas hay valientes que se resistan al consumo en interiores. En Múnich y el resto de la región bávara exigen llevar mascarillas FFP2 para superar los controles en la entrada y ser atendidos, aunque se guarden una vez servidos la cerveza y el codillo.

"Del invierno saldrás vacunado, curado o muerto", ha asegurado tajante el ministro de sanidad alemán, Jens Spahn, quien hace unas semanas todavía confiaba en que la tercera dosis podría frenar la cuarta ola de contagios. Pero el problema no radica en las dosis de refuerzo, sino en aquellos que todavía se resisten a ponerse la primera. Alemania todavía no ha alcanzado el 70% de vacunados, mientras que España o Portugal superan el 80%, con algunas regiones por encima del 90%. Esta diferencia se deja ver claramente en las cifras de contagios. Mientras que Alemania marca récords diarios desde el comienzo de la pandemia —llegando a los 60.146 casos notificados el pasado viernes, y 242 fallecidos—, ese mismo día en España se registraron 6.636 casos y seis fallecidos.

placeholder El mercado de Navidad de Marienplatz en Múnich, en una imagen de archivo. (EFE/Lukas Barth)
El mercado de Navidad de Marienplatz en Múnich, en una imagen de archivo. (EFE/Lukas Barth)

Sin vacuna no hay salchicha

El ‘land’ de Baviera —el más grande de Alemania— es uno de los más afectados, con 600 pacientes en las UCI y una incidencia de 687 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días. Las restricciones han aumentado en todo el territorio y los no vacunados tienen restringido el acceso a cualquier lugar público como restaurantes o salas de cine, aunque pueden salir a la calle con normalidad, y deberán limitar sus contactos estrechos a un máximo de cinco personas de dos unidades familiares diferentes.

Además, las discotecas y locales de ocio nocturno vivieron sus últimas noches de juerga este fin de semana (apenas mes y medio después de su reapertura tras 18 meses) antes de cerrar durante al menos tres semanas. “Con el frío y haciéndose de noche a las cinco, no hay mucho más que hacer. Era nuestro plan cada finde las últimas semanas”, se lamentaban unos estudiantes Erasmus españoles, que ya se resignan a pasar otra Navidad confinados en casa. Algunos incluso se plantean aprovechar la vuelta a España en las fiestas para esperar a que la situación epidemiológica mejore y no regresar hasta entonces a Alemania tras el parón navideño. Al este del territorio bávaro, en Sajonia, la situación epidemiológica es aún peor—1.079 casos por 100.000 habitantes en los últimos siete días— y emblemas como el mercadillo de Dresde tampoco abrirán durante estas fiestas.

Foto: Vacuna. (EFE/Nathalia Aguilar)

Si en marzo de 2020, Alemania ofrecía camas de hospital a sus vecinos italianos, ahora Baviera ha trasladado a pacientes al norte de Italia ante unas UCI desboradas. La que iba a ser una dulce despedida de Merkel, con la reapertura del país, se ha convertido en una última crisis que difícilmente podrá resolver antes de traspasar el poder al futuro Gobierno que hoy negocian socialdemócratas, verdes y liberales.

En el resto del país las cifras son altas, pero menos dramáticas, y algunos estados se resisten a terminar con el ambiente navideño antes siquiera de comenzar. En Baden-Wurtemberg, con 470 casos por 100.000 habitantes, los mercadillos llevan días funcionando a pleno rendimiento, aunque se adelantaran a las fechas tradicionales por si la situación empeora y se ven obligados a cancelarlos. En el centro de Heidelberg, la zona peatonal más larga de Alemania alberga hasta tres mercados reservados solo para vacunados o aquellos que han superado el covid. En Friburgo, además de la prueba del pinchazo es necesario pagar por una pulsera que acredita la inmunización. Un peaje que sus habitantes están más que dispuestos a pagar: sin él no hay salchichas, 'flammkuchen', dulces navideños ni 'glühwein' con el que acompañarlos.

Ante este panorama, Alemania ya se plantea medidas más radicales como la vacunación obligatoria. "Vamos a pasar unas navidades realmente terribles si no tomamos medidas para combatir la pandemia ahora", resumía Lothar Wieler, director del Instituto Robert Koch, la agencia alemana de control y prevención de enfermedades. Una reciente encuesta del instituto demoscópico Civey para el semanario 'Der Spiegel' muestra un paralelismo entre aquellos que ya se han vacunado o no y quienes están a favor o en contra de que sea obligatorio vacunarse contra el covid-19 este invierno. El 72% de la población es favorable a la vacunación obligatoria (por un 70% que tiene la pauta completa), mientras que el 20% rechaza de plano la idea.

Foto: Tino Chrupalla, candidato de AfD a la cancillería. (Reuters)

Dentro del reducto de alemanes que se niega a inyectarse la vacuna contra el covid-19, ada vez es más evidente la relación entre los votantes del partido ultraderechista AfD y el movimiento antivacunas. Según una encuesta del Instituto Forsa encargada por el Ministerio de Sanidad federal y publicada en la segunda semana de noviembre, el 50% de los votantes no vacunados optaron por la papeleta de AfD en las elecciones federales del pasado septiembre. Además, un estudio académico ha encontrado una clara correlación entre los votantes de AfD y la transmisión del virus. Las regiones de Alemania donde la AfD obtuvo sus mejores resultados en las elecciones de 2017 coinciden con las zonas donde el virus se expandió más rápido en los primeros meses de la pandemia, tal y como han calculado los investigadores del Instituto de Investigación para la Cohesión Social y el Instituto para la Democracia y la Sociedad Civil.

A las calles

Alemania, no obstante, ha resistido al fin de semana de protestas contra las restricciones por la cuarta ola de covid que se ha vivido en el norte de Europa. Mientras los ciudadanos alemanes guardaban cola ordenadamente en los centros de vacunación y pruebas de coronavirus, sus vecinos austriacos, neerlandeses y belgas se echaban a la calle.

Foto: Protestas a las afueras del estadio en Leeuwarden debido a las restricciones por coronavirus. (EFE)

En Viena, decenas de miles de austriacos —40.000 según la policía— salieron a las calles de la capital al grito de “¡libertad!” para protestar contras las medidas anunciadas por el Gobierno austríaco. Con los contagios en niveles récord, 1.113 infecciones por cada 100.000 habitantes, las autoridades han decretado un nuevo confinamiento general de la población y la vacunación obligatoria para febrero de 2022.

Las calles de Bruselas se llenaron con 35.000 manifestantes el domingo, tras las nuevas medidas impuestas por el Gobierno belga, que exigen presentar el ‘pasaporte covid’ para entrar en restaurantes y lugares de ocio. Las protestas derivaron en trifulcas violentas que fueron dispersadas por la policía con cañones de agua y gas lacrimógeno. Más de 40 personas fueron detenidas por los disturbios y saqueos, y tres policías resultaron heridos leves. Un 76% de población vacunada con la pauta completa no ha sido suficiente para evitar que los nuevos casos se acerquen peligrosamente a los máximos de la segunda ola, cuando el país se convirtió en epicentro mundial del coronavirus. Las muertes se mantienen en dobles dígitos, pero relativamente controladas gracias a la vacunación.

placeholder Protestas contra las medidas anticovid del Gobierno belga en Bruselas. (EFE/Stephanie Lecocq)
Protestas contra las medidas anticovid del Gobierno belga en Bruselas. (EFE/Stephanie Lecocq)

También hubo manifestaciones en Países Bajos, después de que la semana pasada el Gobierno anunciara confinamientos parciales —que incluyen cierres tempranos de la restauración y la prohibición de público en los eventos deportivos— y un mayor control de los no vacunados. Las protestas fueron especialmente violentas en Róterdam, donde los disturbios del fin de semana, calificados por el alcalde de la ciudad como “una orgía de violencia”, dejaron menos tres personas en el hospital por heridas de bala.

La Navidad no ha empezado, pero el virus se empeña en desear a Europa amargas fiestas por adelantado.

Los turistas que desafíen el incipiente frío muniqués para acercarse estos días al mercado navideño de Marienplatz y busquen recuperar el calor (y el color) con una jarrita de vino caliente tendrán que resignarse y probar suerte el año que viene. Todo estaba dispuesto para recuperar la tradición de Adviento con la apertura del popular mercadillo el lunes posterior a la festividad protestante del Domingo de los Difuntos; pero el alcalde de Múnich, Dieter Reiter, tuvo que renunciar a este hito de la nueva normalidad a menos de una semana de la inauguración. Quitaron las luces decorativas, se cancelaron los eventos y cerraron las casetas de madera a cal y canto. “La dramática situación en nuestras clínicas y el número cada vez mayor de infecciones no me dejan otra opción”, explicó el regidor.

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