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Mohamed VI exhibe su enfado por el Sáhara ninguneando a los embajadores de EEUU y Francia
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Diplomacia del desplante

Mohamed VI exhibe su enfado por el Sáhara ninguneando a los embajadores de EEUU y Francia

El rey de Marruecos recibió las cartas credenciales de los representantes de 14 países, pero excluyó de la ceremonia al estadounidense y al francés, que llevan más de nueve meses esperando en Rabat

Foto: Ceremonia de presentación de credenciales ante el rey de Marruecos. (MAP)
Ceremonia de presentación de credenciales ante el rey de Marruecos. (MAP)

El rey Mohamed VI escenificó, en la tarde del lunes, su enfado con los que han sido tradicionalmente dos de sus principales aliados occidentales, Francia y Estados Unidos, cuyo respaldo en el contencioso del Sáhara Occidental debe de considerar ahora insuficiente.

El monarca recibió en el palacio real a los embajadores de 14 países que le presentaron sus cartas credenciales, entre ellos algunos carentes de importancia para la diplomacia marroquí como el de Paraguay o el de Yibuti, según un comunicado de la Casa Real. Otros sí tenían más peso, como el de Rusia. Todos ellos llevaban meses esperando, alguno más de año y medio, a ser llamados a palacio para esa ceremonia.

El soberano alauí excluyó, sin embargo, a los embajadores de Francia y Estados Unidos. El francés Christophe Lecourtier, que llegó a Rabat en diciembre de 2022, representa a un país con el que Marruecos está en crisis abierta desde hace más de dos años. Por eso, Marruecos dejó vacante su embajada en París hace ya 10 meses. El rey tampoco citó al estadounidense, Puneet Talwar, que aterrizó en Rabat un mes antes que su colega francés. A última hora de la noche del lunes, fuentes diplomáticas marroquíes dejaron caer a la prensa local que habría una repesca en los próximos días para los embajadores no incluidos en la primera tanda.

Foto: Imagen de archivo de Mohamed VI y Emmanuel Macron. (Reuters/Christophe Archambault)

Si bien el desplante al francés no ha sido del todo una sorpresa, el infligido al estadounidense “ha dejado estupefacta a la colonia diplomática” en Rabat, según comenta al teléfono uno de sus miembros más destacados. Ahora se comprende mejor que, tras el terremoto del 8 de septiembre, Marruecos haya rechazado no solo la ayuda de emergencia ofrecida por el presidente Emmanuel Macron —muy similar a la que brindó España—, sino también la humanitaria que propusieron EEUU y Naciones Unidas.

Además de con las dos potencias occidentales, el palacio real debe de estar también enojado con Naciones Unidas y, más concretamente, con Steffan de Mistura, enviado personal de su secretario general para el Sáhara Occidental. A principios de septiembre, De Mistura logró, por fin, visitar el territorio del que se ocupa desde dos años. En El Aaiún se reunió con asociaciones saharauis favorables a Marruecos, pero también logró hacerlo con otras que propugnan la autodeterminación y defienden los derechos humanos.

Quizá por eso, Rabat no envió a ningún alto cargo a la Asamblea General de la ONU en Nueva York el mes pasado. Su embajador, Omar Hilale, quiso ser el último de todos en tomar la palabra después del microestado de Vanatú. El bajo nivel de su representación fue interpretado como un desaire a la organización.

Foto: Mohamed VI de Marruecos conversa con un herido durante su visita al Centro Hospitalario Universitario de Marrakech. (EFE/Palacio Real de Marruecos)

Los motivos de la crisis franco-marroquí son bien conocidos. Afloran, en julio de 2021, con el descubrimiento del espionaje con el programa malicioso Pegasus del móvil de Macron y de 14 de sus ministros. Se recrudecen, en septiembre de ese año, con las restricciones de visados Schengen impuestas a los marroquíes que quieren viajar a Francia y con el acercamiento entre París y Argel plasmado, en agosto de 2022, con la visita presidencial a Argelia.

Ahora la tensión bilateral pasa, sobre todo, por el Sáhara Occidental. La diplomacia marroquí está empeñada en que Francia asuma el liderazgo en Europa de las potencias que la respaldan, como ya hizo en 2007 cuando fue el primer país que secundó el plan de autonomía con el que sortearía un referéndum de autodeterminación de la población saharaui.

La diplomacia francesa sigue batiéndose el cobre, pero quedó rezagada detrás de EEUU, cuyo presidente, Donald Trump, reconoció en diciembre de 2020 la soberanía de Marruecos sobre la antigua colonia española. El Gobierno español ha rebasado también al de Macron con la carta que el presidente Pedro Sánchez envió, el 14 de marzo de 2022, a Mohamed VI. "Al escribir que el plan de autonomía marroquí era la 'base más seria, creíble y realista' para alcanzar una solución", Sánchez lleva la voz cantante en Europa entre los partidarios de Marruecos, recuerda un funcionario de Naciones Unidas.

Foto: El primer ministro de Marruecos Aziz Akhannouch (C-R) recibe al presidente del Gobierno español Pedro Sánchez (C-L) , (EFE/EPA/Jalal Morchidi)

Las razones de las desavenencias con EEUU son más confusas porque, si se exceptúan media decena de artículos en la prensa marroquí, los medios de comunicación y los políticos de Marruecos no hablan de ellas. Sin dar marcha atrás, la Administración de Joe Biden ha congelado el proceso de reconocimiento de Trump. No abrió un consulado en Dajla ni ha permitido que las maniobras militares conjuntas (African Lion) abarquen al Sáhara Occidental. Desmintió así el anuncio del primer ministro marroquí, Saaedine el Othmani, en 2021.

Sin dejar de secundar a Rabat, el Departamento de Estado ha marcado algunas distancias. El portavoz del Departamento de Estado, Vedant Patel, dejó claro, el 15 de mayo, que ese plan de autonomía es "uno de los varios enfoques potenciales para dar satisfacción a las aspiraciones del pueblo del Sáhara Occidental". Sus palabras suscitaron una protesta discreta de la embajada de Marruecos en Washington.

Peor aún, el mes pasado, el Departamento de Estado no solo forzó a Marruecos a aceptar que Steffan de Mistura viajara, por fin, al Sáhara, sino que envió a la región a un alto funcionario, Joshua Harris. Este se reunió cerca de Tinduf (Argelia) con Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, y en el tuit que puso a la salida resaltó su apoyo “al proceso político” puesto en marcha por a ONU sin mencionar la autonomía. Fue la primera vez que un diplomático estadounidense viajó a la zona en una misión que no fuera estrictamente humanitaria.

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Estos matices en la postura de EEUU se atribuyen al deseo de la Administración Biden de preservar una buena relación con Argelia y no solo porque sus hidrocarburos pueden sustituir, en parte, a los de Rusia. Cuando todo el Sahel está patas arriba y Francia, la potencia más influyente en la zona, está siendo expulsada por los regímenes golpistas, Washington espera poder contar con Argel para evitar mayores desmanes.

A finales de este mes se celebrará en Nueva York la reunión del Consejo de Seguridad que deberá prorrogar el mandato de la Minurso, el contingente de Naciones Unidas aún desplegado en el Sáhara, pero que ya no cumple ninguna de sus misiones. La diplomacia marroquí aparenta solo saber relacionarse con sus países amigos creando tensiones. Cabe, sin embargo, preguntarse si estas rabietas no serán contraproducentes e incitarán a Washington y a París a defender con menos ahínco los intereses de Rabat.

Foto: Archivo: De mistura aborda proceso político con delegación negociadora del Polisario (EFE / Mahfud Mohamed Lamin Bechri)

Por ahora, pese a ser vilipendiada a diario por la prensa y los políticos marroquíes, Francia mantiene su apoyo inquebrantable. Prueba de ello es que el 23 y 24 de octubre los servicios jurídicos del Ministerio de Asuntos Exteriores francés pelearán ante la Corte de Justicia de la UE, junto con asociaciones marroquíes y la abogacía del Estado español, contra el Frente Polisario.

Esos dos días, los jueces examinarán, en una vista pública, los recursos contra las sentencias del Tribunal de Justicia europeo, la instancia jurídica inferior, de septiembre de 2021. Los dos veredictos anularon los acuerdos de pesca y asociación entre Rabat y la UE porque incluyen al Sáhara Occidental, que no pertenece a Marruecos, sin que su población autóctona haya dado su consentimiento. La Corte de Luxemburgo emitirá su veredicto final a principios del año próximo y este será inapelable.

El rey Mohamed VI escenificó, en la tarde del lunes, su enfado con los que han sido tradicionalmente dos de sus principales aliados occidentales, Francia y Estados Unidos, cuyo respaldo en el contencioso del Sáhara Occidental debe de considerar ahora insuficiente.

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