¿Dónde está Moulay Hassan? El heredero del trono de Marruecos, obligado al silencio desde el terremoto

El príncipe heredero de Marruecos, Moulay Hassan, apareció sentado a la derecha de su padre, Mohamed VI, en la primera reunión de trabajo celebrada en el palacio real de Rabat, cuando aún no habían transcurrido 24 horas del terremoto que asoló la región de Marrakech. Desde entonces, su padre volvió a dar señales de vida otras dos veces. La primera fue el 12 septiembre, cuando viajó a Marrakech para visitar a algunos de los heridos del seísmo en el Hospital Universitario. La segunda, dos días después, al presidir otra reunión de trabajo que concluyó también con un comunicado.

En las imágenes de esta última reunión, Moulay Hassan ya no está presente. Tampoco ha tenido ninguna actividad con relación a la ayuda distribuida a las víctimas del terremoto, ni se ha desplazado a Marrakech o a la provincia de Al Haouz, donde se sitúa el epicentro y donde más muertos hubo. La visita del monarca a Marrakech duró solo 80 minutos, de los que la mitad se invirtieron en el traslado hasta el hospital y la otra mitad con los heridos.

Una gran diferencia con los príncipes herederos de Europa como Carlos III, actual monarca de Reino Unido, que acudió a un hospital de Londres a visitar a los heridos de un atentado terrorista en 2018. Por su parte, los entonces príncipes de Asturias recorrieron varios centros hospitalarios de Madrid para dar consuelo a las víctimas del accidente aéreo de la compañía Spanair.

Respecto al príncipe alauí, los días posteriores a la tragedia, que se ha cobrado 3.000 muertos, hubiesen sido el momento ideal para dar un poco más a conocer a Moulay Hassan entre los marroquíes, mostrar su rostro más humano y su empatía con el sufrimiento de los miles de ciudadanos que han perdido a sus seres queridos. "Se ha desaprovechado", constata un diplomático marroquí jubilado a El Confidencial.

"Se ha visto más en vídeos a los hermanos Azaitar, anunciando las tiendas de campaña que iban a entregar a los damnificados, que al heredero del trono", ironiza un diplomático europeo desde Rabat. Los Azaitar son los expertos en artes marciales mixtas que, desde hace unos años, se han convertido en grandes amigos del rey, con el que conviven.

La ausencia de Moulay Hassan, que cumplió en mayo 20 años, ha llamado la atención. En el pasado, su padre le asoció a muchas de sus actividades, como recuerda un vídeo autorizado, puesto en circulación en abril, en el que se le ve en París saludando al presidente Donald Trump. El príncipe heredero sustituyó incluso a su padre, en 2018, durante la inauguración de la ampliación del puerto de Tánger Med, una de las mayores obras del reinado de Mohamed VI.

La explicación más común es que el heredero está ausente porque su padre así lo ha querido para evitar que su salud quebradiza reactive las especulaciones sobre su abdicación para dejar paso a su hijo. En las imágenes de sus últimas inauguraciones, en mayo, el soberano parecía estar en los huesos y caminaba despacio, con cierta inseguridad. En las grabaciones de este verano tenía ya mejor aspecto y había recuperado algún kilo.

Para expresar su solidaridad con los heridos o quizá para demostrar que su salud había mejorado, Mohamed VI dio sangre en el hospital de Marrakech, algo que no hizo cuando, en febrero de 2004, acudió a Alhucemas para dar apoyo a las víctimas de otro terremoto que causó 629 muertos.

Esa donación llamó la atención a los médicos porque el rey tiene 60 años, padece varias patologías —fue operado en dos ocasiones (2018 y 2020) de arritmias cardiacas— y está fuertemente medicado. No es el más indicado para donar sangre. Al sentarse en el sillón del hospital, antes de que le pincharan la vena, se remangó los pantalones. Debajo del calcetín aparenta tener un edema maleolar de tobillo que suele ser síntoma clínico de muchas patologías de origen cardiológico, hepático o vascular.

Si entre la burguesía de Casablanca o en algunos círculos políticos se ha especulado en voz baja sobre la salud del monarca y sus prolongadas ausencias del país, nadie osó sugerir en voz alta que debía abdicar, excepto el exministro de Derechos Humanos Mohamed Ziane, hace ahora un año. Apostó públicamente por una rápida entronización de Moulay Hassan y a los dos meses fue encarcelado. Aunque es octogenario, cumple una condena de tres años de prisión en el penal de El Arjat, cerca de Rabat. Hijo de una malagueña, Ziane posee también la nacionalidad española, pero el Gobierno no se ha interesado por su suerte, según consta en una respuesta parlamentaria al Partido Popular.

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EFE

Moulay Hassan reunirá dentro de ocho meses todas las condiciones jurídicas para ser plenamente rey. "A partir del día en que cumpla 21 años, el joven príncipe será rey por derecho propio si la providencia o las circunstancias lo requieren", recalca Pierre Vermeren, catedrático de Historia del Magreb en la Universidad de la Sorbona. "Esto no se daba por descontado, ya que la frágil salud del monarca preocupa desde hace tiempo a la élite marroquí", añade.

La ley orgánica marroquí de 2016 estipula que si el rey fallece o sufre una incapacidad, un Consejo de Regencia de 16 miembros tutelará al heredero hasta que cumpla los 18. Entre los 18 y los 21 años, el joven rey solo sería asesorado por el Consejo. Cuando alcance los 21, quedará libre de cualquier amparo u orientación por parte de esa institución.

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Ignacio Cembrero

Que sea apto jurídicamente para ser plenamente rey no significa que haya adquirido la formación adecuada. Aún sigue estudiando Derecho en la universidad pública Mohamed V de Rabat, una ciudad en la que quiso quedarse —estuvo previsto que cursara la carrera en la universidad privada UM6P de Benguerir, cerca de Marrakech— para no alejarse de su madre, Lalla Salma.

Se sabe poco de él o de su carácter, aunque algunos gestos hicieron aflorar una fuerte personalidad. A la salida de la mezquita Hassan II de Casablanca, el 18 de abril pasado, el ministro de Asuntos Islámicos, Ahmed Toufiq, de 80 años, se le adelantó y se colocó, sin darse cuenta, justo detrás de Mohamed VI. Moulay Hassan le retuvo con la mano y le colocó detrás de él, donde manda el protocolo real.