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A un lado, ambulancias, a otro, rutas en 'quad': turistas en medio de la destrucción de Marruecos
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"Vamos a seguir haciendo turismo"

A un lado, ambulancias, a otro, rutas en 'quad': turistas en medio de la destrucción de Marruecos

Aerolíneas como Vueling, Iberia o Air Europa han mantenido intactas las rutas hasta Marrakech. En las 72 horas desde el seísmo, la ciudad nunca ha dejado de acoger nuevos visitantes

Foto: Un joven graba cómo un camión recoge los escombros tras el terremoto en el centro de Marrakech. (Francisco Sarrio Volpi)
Un joven graba cómo un camión recoge los escombros tras el terremoto en el centro de Marrakech. (Francisco Sarrio Volpi)

Al entrar en la región de Al Houz, la más afectada por el devastador terremoto que sacudió Marruecos el pasado fin de semana, el tráfico se intensifica. Ambulancias, camiones militarizados y motos cargadas hasta arriba de provisiones aceleran, adelantan y pitan. En una carretera recta, de doble sentido, muchos sortean los coches que aparentemente avanzan con más tranquilidad. De repente, el siseo de un pelotón de ciclistas uniformados con los colores de la bandera británica se abre camino entre el bullicio. La estampa es, cuanto menos, dispar. Se escucha el rugido del motor de cuatro quads. Son un grupo de turistas, protegidos por un casco que deja entrever el nombre del tour que han contratado en la zona. También forman parte del pelotón de coches que colapsa el camino de ida hacia la zona cero de la destrucción.

La carretera que une Marrakech con algunos de los puntos más críticos, como Tafeghaghte, en el faldón del Atlas, es un viaje de contrastes. De un hotel cinco estrellas, césped recién cortado y árboles podados al milímetro llegas a caminos de piedras, un ambiente sacudido por los escombros y el récord de muertes —más de 2.900, según la última actualización— tras el peor seísmo de la historia reciente del país y de todo el norte de África.

Foto: Trabajadores de emergencia en Amizmiz. (Reuters/Nacho Doce)

Marrakech, la ciudad declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, también tembló con fuerza. Una parte de su medina (ciudad vieja), incluyendo la pequeña mezquita de la plaza Jemaa el Fna, ha sufrido los peores destrozos, mientras que la histórica Koutoubia sobrevivió al temblor. Las grúas y camiones avanzan a toda velocidad por el casco antiguo, ejerciendo y recuperando aquí y allá. Apenas han pasado unos días desde el terremoto, pero en la cuarta ciudad más grande de Marruecos los turistas ya pasean por sus calles. En las pequeñas aldeas del Atlas, totalmente destruidas y donde algunos perdieron a la mitad de su familia de un plumazo, pocos confían en poder recuperar sus mezquitas históricas y, peor aún, sus hogares.

Un turismo incómodo...

Marruecos lleva dos días de luto nacional. Junto a varias grietas provocadas por el terremoto en el zoco de Marrakech, los locales exponen fundas de iPhone, teteras marroquíes e imanes con forma de tajín. Los regateos continúan entre el vendedor y los turistas que se asoman por sus tiendas. "Xiqueta, aixo es mel de romer", grita en valenciano uno de los puesteros mientras señala las chilabas que cuelgan en su tienda.

Aunque en los aeropuertos se agolpan turistas que quieren volver a sus países de origen (y se enfrentan a picos de precios de más de 700 euros por un vuelo de regreso a España, según ha denunciado la Asociación Española de Consumidores), otros hacen sin inmutarse el camino inverso. Aerolíneas como Vueling, Iberia o Air Europa han mantenido intactas las rutas hasta Marrakech. En las 72 horas desde el seísmo, la ciudad nunca ha dejado de acoger a nuevos visitantes.

Una turista portuguesa cuenta que, aunque llegaron antes del terremoto y aquí lo vivieron con fuerza, no se han planteado adelantar su regreso a casa. "Las autoridades portuguesas nos avisaron de que un vuelo de repatriación humanitaria iba a llegar a Marrakech, pero no queríamos volver". Hoy, la joven se dirige hacia el centro de la ciudad, el hambre aprieta y varios locales empiezan a montar las mesas y sillas de puestos callejeros de la plaza. "Vamos a seguir haciendo turismo", añade al despedirse.

placeholder Dos turistas pasean en el centro de la medina de Marrakech. Al fondo, el fuerte seísmo del pasado 8 de septiembre deja entrever restos personales. (Francisco Sarrio Volpi)
Dos turistas pasean en el centro de la medina de Marrakech. Al fondo, el fuerte seísmo del pasado 8 de septiembre deja entrever restos personales. (Francisco Sarrio Volpi)

Un joven italiano, acompañado de otros dos amigos, salió rumbo a Marruecos incluso ya sabiendo del terremoto. "Despegué a la seis de la madrugada y aunque había visto algunos vídeos por redes sociales, nunca habría imaginado que la situación iría a peor", relata. El joven también asegura que seguirá visitando la ciudad y que, aunque le habría gustado visitar las montañas del Atlas, finalmente saldrá en una excursión organizada hacia el desierto.

A los dueños de los puestos no les importan los turistas, aun en medio del luto nacional. "Si no viene nadie, no puedo mantener a mis empleados", dice uno, que atiende uno de los típicos quioscos repletos de caracoles. Es pronto para saber cómo afectará el terremoto a la llegada de turistas, pero la estampa en Marrakech, incluso entre la destrucción, no ha perdido a los paseantes con cámara. El turismo supone al menos un 11% del PIB del país, según datos de Office des Changes, y en 2021, se recibieron en torno a cuatro millones de turistas.

... mientras aumentan los muertos

Con el avance de las fuerzas de rescate hacia las zonas más aisladas del Atlas, las cifras de víctimas no paran de aumentar. En menos de 12 horas, se han sumado casi 300 muertos y, ahora, las autoridades marroquíes ya calculan en 2.901 el número de fallecidos, además de miles de heridos. La provincia más afectada, con más de 1.350 muertos, es Al Houz, al sur de Marrakech y más cercana al epicentro, seguida de Taroudant y de Chichaoua.

placeholder Destrozos sobre un coche en la plaza Jemaa El Fna. (Francisco Sarrio Volpi)
Destrozos sobre un coche en la plaza Jemaa El Fna. (Francisco Sarrio Volpi)

Marrakech —por suerte para sus habitantes— no aparece entre las tres primeras zonas más afectadas. Aun así, el mundo solo mira hacia esta última. Desde el primer temblor hasta hoy, centenares de cámaras, micrófonos y focos rodean las principales plazas de la ciudad. La atención mediática está ahí, los daños, no. Los rincones más recónditos del Atlas quedan abandonados también en el imaginario colectivo. El terremoto no es de Marrakech, es el que sufre todo Marruecos.

Llega ayuda, pero solo de "amigos"

Desde España, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha indicado que todavía no consta ningún español muerto o herido tras el seísmo registrado el pasado viernes por la noche. Exteriores sí ha dicho que, de los españoles no residentes de los que se tiene constancia y que se encontraban en el país por turismo, cuestiones profesionales o en tránsito, dos personas no han descolgado el teléfono. Los 18.000 españoles residentes en Marruecos e inscritos en el registro consular permanecen a salvo.

España, Reino Unido, Qatar y Emiratos Árabes Unidos están autorizados para operar en territorio marroquí como ayuda oficial de "países amigos", como los ha denominado Rabat, que ha rechazado toda ayuda de Francia. Desde España, a la Unidad Militar de Emergencias (UME) y a la Unidad Especial de Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid (Ericam) también se han unido otros grupos especializados regionales como los efectivos de Bomberos de la Generalitat de Cataluña, Bomberos Unidos sin Fronteras y otros organismos no gubernamentales como Bombers pel Món.

Foto: Varias personas caminan sobre los escombros de un edificio dañado en Marruecos. (EFE/EPA/Yoan Valat)

Desde el propio reino alauí, y a pesar del silencio de su monarca, el presidente del Gobierno, Aziz Ajanuch, ha anunciado en su primera declaración tras el terremoto un paquete de indemnizaciones para que los ciudadanos que han perdido sus casas puedan reconstruirlas. El anuncio llega bajo expresas instrucciones de Mohamed VI, que volvió de París a Rabat el pasado sábado. En los planes, también consta la recuperación de los centros educativos. Según Ajanuch, alrededor de 500 colegios han quedado dañados a lo largo de todo el país, así como cientos de carreteras y centros sanitarios.

Al entrar en la región de Al Houz, la más afectada por el devastador terremoto que sacudió Marruecos el pasado fin de semana, el tráfico se intensifica. Ambulancias, camiones militarizados y motos cargadas hasta arriba de provisiones aceleran, adelantan y pitan. En una carretera recta, de doble sentido, muchos sortean los coches que aparentemente avanzan con más tranquilidad. De repente, el siseo de un pelotón de ciclistas uniformados con los colores de la bandera británica se abre camino entre el bullicio. La estampa es, cuanto menos, dispar. Se escucha el rugido del motor de cuatro quads. Son un grupo de turistas, protegidos por un casco que deja entrever el nombre del tour que han contratado en la zona. También forman parte del pelotón de coches que colapsa el camino de ida hacia la zona cero de la destrucción.

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