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Horror y aislamiento en las aldeas del Atlas: "La mitad de nietos murieron mientras dormían"
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Horas clave para encontrar supervivientes

Horror y aislamiento en las aldeas del Atlas: "La mitad de nietos murieron mientras dormían"

Los más pequeños hacen equilibrismos entre las vigas y los restos de lo que hace unos días eran sus hogares o los pequeños comercios familiares. En la parte norte, el suelo ya es un campo de tejados y fachadas derruidos

Foto: Un equipo de rescate carga con un cadáver en Ouirange, en el sur de Marruecos. (EFE/Mohamed Messara)
Un equipo de rescate carga con un cadáver en Ouirange, en el sur de Marruecos. (EFE/Mohamed Messara)
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Farid sujeta un cartel en la rotonda que une Amizmiz con Tafeghaghte. Junto a un grupo de jóvenes, espera a un par de camiones provistos de asistencia humanitaria que llegarán desde Casablanca. "Estamos colaborando con diferentes asociaciones a lo largo del país para llevar alimentos, agua y mantas a las zonas más aisladas", cuenta Farid. En los alrededores, decenas de ambulancias, furgones militares y coches privados circulan a toda velocidad. Cada minuto cuenta en esta región de Marruecos, la más damnificada tras el terremoto del pasado 8 de septiembre.

En Amizmiz, la tragedia se funde con el titubeo. Los más pequeños hacen equilibrismos entre las vigas y los restos de lo que hace unos días eran sus hogares o los pequeños comercios familiares. En las zonas más bajas de la ciudad, fotografías, televisiones y muebles, completamente empolvados, asoman entre los escombros. En la parte norte, en cambio, el suelo ya es un campo de tejados y fachadas. Silencio, muerte. En esta ciudad de la provincia de Al Houz ya se cuentan alrededor de 150 muertos y cientos de heridos, la mayoría de ellos en estado grave.

Foto: Mohamed VI examina la situación tras el terremoto. (Cedida)

Hasna levanta una mano y enseña cuatro dedos. La mujer, de origen bereber, titubea al contar su historia. Su tragedia. Cuatro de sus ocho nietos murieron mientras dormían. El seísmo no les despertó a tiempo y, en cuestión de segundos, su casa se había convertido en una de los cientos que, hoy, solo son escombros.

Un camino lleno de piedras

Nada mejora al seguir las carreteras, tortuosas y prácticamente imposibles, hacia Tafeghaghte. Ni en el camino, ni en el destino final. Cientos de vehículos se aglomeran en los pasajes de tierra que miran hacia el precipicio. Algunos, repletos de alimentos y agua, no podrán pasar. "Estamos abriendo paso y sacando algunos de los restos con una grúa que ha llegado aquí esta mañana", cuenta uno de los locales que controlan la entrada a esta pequeña aldea del Gran Atlas marroquí. O al menos, lo que queda de ella.

Un helicóptero sobrevuela Tafeghaghte. Un grupo de mujeres saluda y mira al cielo. A pesar de que el 9 de septiembre las autoridades desplegaron equipos militares y patrullas de asistencia médica en las zonas más afectadas, no se sabe cómo ni cuándo podrán llegar hasta aquí. A 58 kilómetros en Moulay Brahim, otra de las grandes aldeas afectadas por el seísmo, las previsiones son peores. Algunas de las carreteras están cerradas por el desplazamiento de tierras y el propio Gobierno marroquí ha informado de que 14 carreteras regionales siguen bloqueadas.

placeholder Farid sujeta un cartel en la rotonda que une Amizmiz con Tafeghaghte (Francisco Sarrio Volpi)
Farid sujeta un cartel en la rotonda que une Amizmiz con Tafeghaghte (Francisco Sarrio Volpi)

Según la última actualización del Ministerio del Interior, el seísmo ha dejado más de 2.000 muertos y casi el mismo número de heridos. Tafeghaghte y Amizmiz pertenecen a la provincia de Al Haouz, que hasta el momento registra el mayor número de fallecidos, 1.293 del total registrado.

No hay paz, ni se la espera

En la entrada de Tafeghaghte, decenas de campamentos improvisados, y sin asistencia, vaticinan la peor de las noticias. "Solo queda un edificio en pie", cuenta Ahmed mientras avanza, cabizbajo, hacia los restos de su casa. A su paso, solamente se escucha el crujido de las piedras y los cables metalizados. A lo lejos, un asistente veterinario saca un par de ovejas de lo que, por lo que se intuye, antes era un establo.

"¿Qué hago ahora? ¿Adónde voy?", pregunta Ahmed. Desorientado, cuenta que ha perdido a un familiar suyo. Aunque pudo salir de Tafeghaghte, no llegó a tiempo al hospital. "Las noches son eternas, no dormimos por miedo a otras réplicas". El joven también insiste en que hasta durante la madrugada siguen buscando a los pocos supervivientes de la zona. "Tenemos esperanza", añade.

placeholder Un hombre en moto delante de uno de los edificios derribados. (Francisco Sarrio Volpi)
Un hombre en moto delante de uno de los edificios derribados. (Francisco Sarrio Volpi)

Aunque han transcurrido 48 horas desde el seísmo, los vecinos de esta pequeña aldea recuerdan con terror la sacudida. Fueron 30 segundos que se sintieron como una vida entera. "Estuvimos incomunicados durante varias horas", relata Ahmed. A oscuras y sin cobertura, las noticias desde otras partes del país llegaban con cuentagotas. "Cuando nos despertamos, nos dimos cuenta de que el terremoto había llegado a otras partes del país y que el epicentro estaba muy cerca", apunta. Concretamente, a 50 kilómetros al norte, en Ighil.

Ayuda internacional desde cuatro países, incluido España

Hasta la fecha, los equipos de rescate internacionales de cuatro países han comenzado a desplegarse por los territorios azotados por el seísmo. Marruecos, que hasta ahora había mostrado cierto rechazo a la ayuda del exterior, ya ha autorizado la entrada de España, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos y Qatar.

Desde Zaragoza, ya ha llegado a Marruecos el equipo de Búsqueda y Rescate Urbano (USAR) de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y está previsto que en las próximas horas viaje un equipo de 30 personas con bomberos, guías caninos y cuatro perros de rescate.

Foto: Marruecos ha vivido el peor desastre natural de su historia con más de dos mil muertos. (EFE/Jalal Morchidi)

En declaraciones para la BBC, el director de la filial del equipo de emergencias de las Tierras Medias Occidentales ya ha asegurado que sus fuerzas han partido hacia Marruecos. La ONG británica UK-Med también prepara el envío de un equipo de ayuda al país del norte de África, sobre todo, a las zonas más inaccesibles de la cordillera del Atlas.

placeholder Dos hombres escalan una montaña de escombros en Amizmiz (Francisco Sarrio Volpi)
Dos hombres escalan una montaña de escombros en Amizmiz (Francisco Sarrio Volpi)

Por su parte, y según ha informado la agencia de noticias oficial catarí, QNA, el emir de Qatar, el jeque Tamin bin Hamad al Zani, ha ordenado la salida de la ayuda militar y ha trasladado sus condolencias a Mohamed VI, que ya se encuentra en Rabat coordinando el operativo de urgencia. Desde la misma región, el presidente de Emiratos Árabes Unidos, el jeque Mohamed bin Zayed al Nayhan, ha anunciado la creación de un puente aéreo para enviar ayuda humanitaria.

En el propio continente africano, el vecino Argelia, que mantiene turbulentas relaciones diplomáticas con el reino alauí desde 2021, ha anunciado la apertura de su espacio aéreo para facilitar la llegada de vuelos humanitarios, así como el transporte de heridos hacia y desde Marruecos.

Farid sujeta un cartel en la rotonda que une Amizmiz con Tafeghaghte. Junto a un grupo de jóvenes, espera a un par de camiones provistos de asistencia humanitaria que llegarán desde Casablanca. "Estamos colaborando con diferentes asociaciones a lo largo del país para llevar alimentos, agua y mantas a las zonas más aisladas", cuenta Farid. En los alrededores, decenas de ambulancias, furgones militares y coches privados circulan a toda velocidad. Cada minuto cuenta en esta región de Marruecos, la más damnificada tras el terremoto del pasado 8 de septiembre.

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