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La lentitud de respuesta del rey 'ausente' retrata la parálisis de Marruecos, incluso golpeado por la catástrofe
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Más de dos mil muertos

La lentitud de respuesta del rey 'ausente' retrata la parálisis de Marruecos, incluso golpeado por la catástrofe

Mientras se amontonaban los telegramas de condolencias de todo el mundo, la Casa Real alauí guardó silencio y, en consecuencia, el Gobierno marroquí también estuvo callado. Solo los Ejércitos anunciaron su movilización

Foto: Mohamed VI examina la situación tras el terremoto. (Cedida)
Mohamed VI examina la situación tras el terremoto. (Cedida)
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Se trata de la peor catástrofe de su reinado, con un balance provisional de más de 2.000 muertos, y, sin embargo, el rey Mohamed VI guardó silencio durante 19 horas. No fue hasta la noche del sábado cuando finalmente anunció, a través de un comunicado de la Casa Real, sus planes para mitigar los efectos del devastador terremoto que ha azotado Marruecos. Antes tuvo que regresar de Francia.

Los telegramas de condolencias de medio mundo se iban acumulando y le fueron probablemente reenviados a su lugar de vacaciones en Francia, donde hace algo más de una semana había iniciado la segunda etapa de su asueto veraniego. Desde el 1 de septiembre ha residido en su palacete parisino, cercano a la Torre Eiffel, o en el castillo de Betz, a 75 kilómetros al noreste de la capital.

Foto: Vecinos en el centro de Rabat huyen de sus casas. (EFE/Mohamed Siali)
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Soraya Aybar. Taghazout (Marruecos) A. Alamillos Agencias

Sendos aviones de Estado marroquíes, primero uno antes de las 5 de la madrugada, y un segundo pasadas las 7 de la mañana del sábado, aterrizaban en París para, si el soberano lo deseaba, llevarle de vuelta a su reino a él y a su séquito. Pero tuvieron que pasar más de 16 horas desde que se desató el temblor y la cuenta de víctimas mortales superar el millar. A primera hora de la tarde emprendió, por fin, el regreso en un Boeing 747, y poco después de las 17.00 (hora peninsular española) pisaba suelo marroquí, según confirman fuentes conocedoras de su desplazamiento a El Confidencial.

Desde el presidente estadounidense Joe Biden hasta el rey Felipe VI, pasando por los jefes de Gobierno de numerosos países europeos, Israel y los emires del Golfo, todos han enviado y publicado en redes sociales sus condolencias y sus ofertas de ayuda técnica y humanitaria a Marruecos. Incluso el Ministerio de Asuntos Exteriores de Argelia, el gran adversario, trasladó su pésame durante las primeras horas de la mañana del sábado.

Al tuit del presidente francés, Emmanuel Macron, en el que se declaraba "devastado por el terrible terremoto" y anunciaba la disposición de Francia "a ayudar con primeros auxilios", varios marroquíes le respondieron: "Envíanos al Rey, está en vuestra casa". Algunos youtubers, como el apodado Ali Veritas, también se preguntaron a qué esperaba el monarca para expresarse y regresar. Todos ellos residen fuera de Marruecos.

La respuesta la tuvieron poco antes de las 20.00 (hora peninsular española) cuando la Casa Real publicó un comunicado dando cuenta de la reunión de trabajo que el monarca presidió nada más regresar a Marruecos. Ordenó la creación de un comité interministerial que pondrá en marcha un programa de emergencia de rehabilitación y reconstrucción de viviendas. Deberá además prestar asistencia a las personas en situación de desamparo, a las que se quedaron sin hogar y reforzar los recursos y equipos de búsqueda y rescate. Se abrirá también una cuenta en el Tesoro para recaudar contribuciones voluntarias.

Ese mutismo real hasta última hora de la tarde del sábado obligó a todas las demás autoridades marroquíes a permanecer calladas. Ni el jefe del Gobierno, Aziz Akhnnouch, originario de un lugar muy cercano al epicentro del terremoto, ni el ministro del Interior, Abdelouafi Laftit, comparecieron para explicar a la opinión pública la magnitud de la tragedia y los esfuerzos para salvar vidas o auxiliar a los heridos. Tampoco se desplazaron a los lugares más golpeados por el terremoto. Alcaldes y gobernadores también permanecieron mudos en la noche y en la mañana del sábado.

El único miembro de la familia real que osó romper el silencio fue el príncipe Moulay Hicham, primo hermano del rey, que reside en Boston y al que se le describe como el "díscolo" de la familia real alauí. "Sigo con profunda tristeza la noticia del terremoto que azotó nuestro querido país", escribió en Twitter. "Que Alá tenga misericordia de los que murieron mártires (...)", añadió.

La única institución que se expresó el sábado por la mañana, antes de que lo hiciera la Casa Real, fue las Fuerzas Armadas Reales (FAR). Primero, en una cuenta de Twitter considerada afín a los Ejércitos, escribieron poco después de medianoche dirigiéndose a los marroquíes: "Su seguridad y protección son nuestra máxima prioridad".

A las once de la mañana, el Estado Mayor publicó, además, un comunicado. En él anunció que "siguiendo las altas instrucciones de Su Majestad el Rey Mohamed VI", los Ejércitos "desplegaron urgentemente importantes medios humanos y logísticos, tanto aéreos como terrestres, tras el seísmo en la región de Al Haouz", donde se sitúa el epicentro. Con el objetivo de "prestar el apoyo necesario a las poblaciones damnificadas".

Esta parálisis gubernamental a la hora de dar cuenta a la población del impacto del terremoto y de los esfuerzos para paliar sus daños ilustra el problema de gobernanza que padece Marruecos. El rey concentra casi todo el poder ejecutivo, según la Constitución, pero no siempre está en el país y, aunque permanezca en él, tampoco es, a veces, fácilmente accesible para sus más estrechos colaboradores.

Este año Mohamed VI ha sido menos viajero que en 2022 o que antes de la pandemia, cuando llegó a pasar, en total, casi seis meses en el extranjero. Estas prolongadísimas ausencias llegaron a desatar raras críticas tanto en la sociedad, como incluso en parte de la prensa y las élites, que llegaron a murmurar sobre la abdicación en su hijo, el príncipe Moulay Hassan, de 20 años. Para maquillar ese mal sabor de boca y tranquilizar a una sociedad marroquí desconcertada y molesta, Mohamed encaró 2023 con mucha más actividad, al menos antes de sus vacaciones veraniegas (las segundas este año, tras tres meses en invierno en Gabón), en las que ha sido acompañado por sus inseparables amigos, los Azaitar, expertos en artes marciales mixtas y a quienes muchos culpan de añadir más filtros a un rey cada vez menos accesible. Ni siquiera para sus más estrechos colaboradores cuando le quieren consultar o instarle a tomar decisiones.

Foto: Captura del vídeo de la presentación ante el rey, el 15 de mayo, de un prototipo de coche de hidrógeno desarrollado por un marroquí. (YouTube/Industrie du Maroc Magazine)

La catástrofe de este sábado es la peor que cuantas ha sufrido Marruecos desde la entronización de Mohamed VI en 1999. La anterior fue también un terremoto, en la provincia de Alhucemas, el 24 de febrero de 2004. Causó 629 muertos. Driss Jettou, un empresario que ejercía entonces de jefe del Gobierno, decidió viajar por su cuenta a la región siniestrada, pero tuvo que dar media vuelta porque el primero en hacerlo debía de ser el soberano.

Mohamed VI, que entonces sí estaba en Marruecos, viajó a Alhucemas el 28 de febrero, cuando recibió a los familiares de las víctimas y anunció varias ayudas. Solo después de su visita, los miembros del Ejecutivo pudieron desplazarse al corazón Rif.

Se trata de la peor catástrofe de su reinado, con un balance provisional de más de 2.000 muertos, y, sin embargo, el rey Mohamed VI guardó silencio durante 19 horas. No fue hasta la noche del sábado cuando finalmente anunció, a través de un comunicado de la Casa Real, sus planes para mitigar los efectos del devastador terremoto que ha azotado Marruecos. Antes tuvo que regresar de Francia.

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