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La posición de España en el Sáhara agrava la larga crisis entre Francia y Marruecos
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Dos vías opuestas

La posición de España en el Sáhara agrava la larga crisis entre Francia y Marruecos

El espionaje con Pegasus es la principal causa de la tensión entre París y Rabat, pero las autoridades marroquíes están también empeñadas en que Francia siga la ruta de Sánchez sobre el Sáhara Occidental

Foto: Emmanuel Macron, junto a Abdelmadjid Tebboune. (EFE)
Emmanuel Macron, junto a Abdelmadjid Tebboune. (EFE)
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Desde que el 19 de septiembre Hélène la Gal dejó su puesto en Rabat, tras tres años en el cargo, Francia ya no cuenta con embajador en Marruecos. Desde que el 18 de octubre Mohamed Benchaaboun fue designado director del Fondo Mohamed VI, Marruecos tampoco cuenta con embajador en Francia. Benchaaboun había sido nombrado tan solo un año antes.

La ausencia de embajadores en París y en Rabat —el que fue durante largos años el país norteafricano más mimado por los sucesivos presidentes de la República gala— es reveladora de la crisis larvada que atraviesan Francia y Marruecos desde el verano de 2021. No hay diálogo alguno ni visitas oficiales entre ambas capitales, con la excepción de la del ministro adjunto francés de Comercio Exterior, Olivier Becht, que participó en octubre en Casablanca en un foro africano de inversión.

Foto: Imagen de la frontera del lado marroquí del Tarajal. (EFE/María Traspaderne)

El único gesto de distensión en 16 meses ha sido una conversación teléfonica mantenida entre el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el rey Marruecos, Mohamed VI, el pasado 1 de noviembre y revelada por la publicación francesa “Africa Intelligence”. Durante los cuatro largos meses que pasó el monarca en París, en junio y octubre, no hubo ningún contacto.

Si bien los políticos marroquíes de peso evitan hablar del divorcio con el que ha sido durante décadas su país de referencia, los franceses tienen menos reparos en hacerlo, sobre todo cuando viajan a Marruecos. "Hay que superar las tensiones" entre ambos países, declaró Becht en Casablanca el pasado 18 de octubre. "Lamento los momentos que atravesamos actualmente en los que se producen malentendidos y quizás decisiones que no han sido comprendidas", afirmó al día siguiente en Rabat el expresidente François Hollande.

Entre los elementos que han generado este desencuentro franco-marroquí, el más reciente lo ha brindado el Gobierno español. En la carta que envió al rey Mohamed VI el pasado 14 de marzo, el presidente Pedro Sánchez se alineó con Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental en términos más contundentes que la diplomacia francesa. Su oferta de autonomía es, escribió Sánchez, "la base más seria, realista y creíble para la resolución del contencioso".

"¿Por qué las posiciones de España y Alemania han evolucionado sobre esta cuestión mientras Francia permanece en un claroscuro?"

Francia fue en 2007 el primer país europeo en respaldar la propuesta de autonomía marroquí para el Sáhara en términos un poco menos explícitos que los de Sánchez. Tras el paso que dio España y, más aún, Estados Unidos —en 2020, el presidente Donald Trump reconoció la soberanía marroquí sobre esa antigua colonia española—, Rabat pretende ahora que las autoridades francesas le den un mayor apoyo.

"¿Por qué las posiciones de España y Alemania han evolucionado sobre esta cuestión [Sáhara Occidental] mientras Francia permanece en un claroscuro?", se preguntaba, el 28 de octubre, el editorialista Mustapha Tossa en una tribuna publicada en el diario marroquí "Hespress". "¿Por qué lo que ha sido posible para Washington, no lo es hasta ahora para París?", proseguía, haciéndose eco de las reflexiones que hace en voz baja la diplomacia marroquí.

"Ahora no está dispuesta a que Rabat le dicte la conducta que ha de seguir su diplomacia"

"Francia siempre estuvo a favor" de Marruecos, explica Khadija Mohsen-Finan, profesora de la Universidad de la Sorbona. "Recordemos que fue ella la que, hace 15 años, sopló la idea de la autonomía" a las autoridades marroquíes. "Pero ahora no está dispuesta a que Rabat le dicte la conducta que ha de seguir su diplomacia".

Otro elemento de la crisis bilateral es la decisión del presidente Emmanuel Macron, anunciada en septiembre de 2021, de recortar a la mitad los visados Schengen expedidos a marroquíes y argelinos (y, en solo un 30%, a los tunecinos) mientras sus gobiernos sigan rehusándose a aceptar la repatriación de sus ciudadanos que el Ministerio del Interior de Francia quiere expulsar.

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París suprimió esa restricción con Túnez el 8 septiembre pasado y así lo anunció un comunicado del Ministerio del Interior. Con Argelia, las conversaciones para levantarla van por buen camino, según dio a entender la primera ministra francesa, Elisabeth Borne, durante su visita a Argel del pasado 10 de octubre, en la que estuvo acompañada nada menos que por 15 ministros de su Gobierno. "Una solución será anunciada en las próximas semanas", vaticinó.

Persiste, en cambio, la disputa con Marruecos. Francia pretendía expulsar, tras obtener el aval judicial, a más de 3.300 marroquíes de los que, hasta septiembre, solo logró extraditar al 2.4%. En agosto, el Consulado de Marruecos en París expidió un salvoconducto para que el imán marroquí Hassan Iquioussen, acusado por Interior de arremeter contra los valores de la República, pudiese ser repatriado a Marruecos. Pero en septiembre lo canceló, mostrando así su enfado con las autoridades francesas. El imán está ahora huido en Bélgica.

El rechazo a los visados es "una humillación para muchos ciudadanos que deben viajar a Francia por asuntos serios", escribía el 26 de septiembre Tahar Ben Jelloun, el más célebre de los escritores marroquíes, en una tribuna en "Le 360". Entre los perjudicados figuran políticos de peso, altos cargos, empresarios y directivos de empresas públicas.

Foto: Una visita del primer ministro marroquí, Aziz Akhannouch, a La Haya, donde se reunió con el primer ministro holandés Mark Rutte (EFE/Ramon van Flymen)

El drástico recorte de visados impuesto por Francia a los marroquíes tiene consecuencias para España. Aquellos marroquíes empeñados en desplazarse a toda costa a Francia tramitan sus visados en los consulados españoles en Marruecos y, para cumplir con las reglas de Schengen, vuelan hasta allí haciendo escala en algún aeropuerto de España. Las autoridades francesas no se han quejado formalmente ante las españolas, pero sí les han hecho observar que los consulados españoles se prestaban a subvertir una decisión tomada por el presidente de la República, según fuentes diplomáticas no oficiales.

Cuando analiza el encontronazo franco-marroquí, la prensa de Marruecos evoca los visados y la "tibieza" del respaldo de Francia en el Sáhara, pero omite el motivo de más peso: Pegasus. Tahar Ben Jelloun fue uno de los pocos marroquíes en reconocerlo en septiembre. "El enojo de Macron no decae desde que los medios de comunicación afirmaron que Marruecos le habría espiado con el programa Pegasus", publicó el escritor. El presidente francés estaba tan enfadado que ordenó cortar la cooperación de sus servicios de inteligencia con los israelíes.

'Forbidden Stories', una asociación de 17 grandes medios de comunicación, y Aministía Internacional revelaron, el 18 de julio de 2021, que los móviles de Macron, de su primer ministro, Edouard Philippe, y de 14 de sus ministros habían sido "pinchados" por los servicios secretos de Marruecos. Lo hicieron con el software espía Pegasus, fabricado por la empresa israelí NSO y cuya venta a un cliente extranjero requiere una autorización del Ministerio de Defensa de Israel. Rabat desmintió haber adquirido y utilizado Pegasus.

Foto: Reuters/Dado Ruvic

Una semana después de estas revelaciones de la prensa, Benny Gantz, el ministro de Defensa de Israel, viajó a París para dar explicaciones a su homóloga, Florence Parly. Gantz dio a entender, según el comunicado de Parly, que "Israel tomaba muy en serio las acusaciones" y recordó que "solo concedía tales autorizaciones de exportación de productos de ciberseguridad a Estados y, exclusivamente, para luchar contra el terrorismo y el crimen organizado". Dio así a entender que su cliente marroquí había incumplido el contrato.

Después, en octubre de 2021, se desplazó a París Eyal Hulata, Consejero de Seguridad Nacional de Israel. Se comprometió a que los móviles que empiezan con el prefijo de Francia (+33) quedasen excluidos de los "malware" de fabricación israelí, como ya lo estaban los del Reino Unido y EEUU, según reveló hace un año el periodista de Israel Barak Ravid.

A diferencia de Israel, Marruecos no ha dado explicación alguna a las autoridades de Francia. Por eso están, en la práctica, suspendidas las visitas ministeriales entre ambos países y por eso Macron no recibió al rey Mohamed VI durante los cuatro meses casi ininterrumpidos que pasó en París. Ni siquiera le llamó para preguntarle por su salud cuando, a mediados de junio, contrajo el covid estando en su castillo de Betz, al noreste de la capital.

España no pidió explicaciones

La actitud de Macron contrasta, una vez más, con la del Gobierno español. Los móviles del presidente Sánchez y de tres de sus ministros fueron espiados, pero todos ellos, excepto la exjefa de la diplomacia española, Arancha González Laya, han evitado señalar a Marruecos pese a que el ciberataque se produjo en el peor momento de la crisis hispano-marroquí. La exministra sí lo hizo en una entrevista, el 8 de junio, con "El Periódico de España". La Moncloa tampoco ha pedido explicaciones a Israel, según fuentes diplomáticas de este país. Tenía, sin embargo, argumentos suficientes para querellarse contra NSO en la Audiencia Nacional por haber permitido un mal uso de su programa.

Empeñado en superar el pasado colonial y deseoso de diversificar sus suministradores de energía, Macron ha cuidado la relación con Argelia con una visita de Estado a finales de agosto. A principios de octubre envió allí, además, a su primera ministra, Elisabeth Borne, acompañada nada menos que por 16 ministros. Estos dos desplazamientos han sentado como un tiro en Marruecos. De nuevo, fue Tahar Ben Jelloun quien mejor recogía en un artículo el malestar marroquí: "Constato que Macron comete un error apostando por una hipotética reconciliación con Argelia y sacrificando los lazos tradicionales con Marruecos, un país estable".

La tensa relación que mantiene ahora Francia con Marruecos ha dado pie a la diplomacia española, a posteriori, para intentar justificar el bandazo que dio Sánchez en marzo al alinearse con Rabat en el conflicto del Sáhara. En el entorno del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, argumentan ahora ante sus interlocutores extranjeros que para un país del sur de Europa es imposible mantener una relación cordial con los dos "pesos pesados" del Magreb más enfrentados que nunca. España ha optado, prosiguen, por llevarse bien con Marruecos, en detrimento de Argelia, porque es el que más perjuicio le puede causar.

Se olvidan de que Italia, al menos en tiempos de Mario Draghi, logró llevarse bien con ambos y que si Francia se ha distanciado de Marruecos no fue porque se inclinó por Argelia, sino porque los servicios secretos de Mohamed VI espiaron al Gobierno de su antigua metrópoli.

Desde que el 19 de septiembre Hélène la Gal dejó su puesto en Rabat, tras tres años en el cargo, Francia ya no cuenta con embajador en Marruecos. Desde que el 18 de octubre Mohamed Benchaaboun fue designado director del Fondo Mohamed VI, Marruecos tampoco cuenta con embajador en Francia. Benchaaboun había sido nombrado tan solo un año antes.

Emmanuel Macron Argelia
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