Es noticia
Cónclave 'papal' en Reino Unido: los 'tories' buscan candidato de consenso (y podría ser Boris Johnson)
  1. Mundo
tras la dimisión relámpago de liz truss

Cónclave 'papal' en Reino Unido: los 'tories' buscan candidato de consenso (y podría ser Boris Johnson)

Los 'tories' necesitan encerrarse en una sala y no salir hasta que hayan elegido a un candidato de consenso. De otra manera, las bases tendrán, de nuevo, la última palabra y se replicarán exactamente los mismos problemas

Foto: El número 10 de Downing Street. (EFE/Andy Rain)
El número 10 de Downing Street. (EFE/Andy Rain)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Fumata blanca. Eso es lo que necesitan los 'tories' para salvar el partido y, de alguna manera, la propia reputación del Reino Unido a nivel internacional. Porque el hecho de que una lechuga haya sobrevivido más días que el último primer ministro en Downing Street dice mucho de las horas bajas que vive el que fuera gran imperio.

Un 'cónclave papal' es lo único que puede garantizar algo de estabilidad. Los conservadores necesitan encerrarse en una sala y no salir hasta que hayan elegido a un candidato de consenso. Porque, de otra manera, las bases —que mantienen una postura más radical— tendrán, de nuevo, la última palabra. Y, de ser así, se replicarán exactamente los mismos problemas. Fueron las bases quienes apostaron en su momento por Boris Johnson, quienes eligieron a Liz Truss y quienes pueden poner ahora de nuevo a Johnson en el número 10. Sí, rocambolesco.

Con la idea de transmitir el mensaje de descentralización, en 1998 se cambiaron las reglas para dar más peso a los afiliados. Pero hecha la ley, hecha la trampa. Porque precisamente este proceso es el que se está cargando ahora al partido.

El liderazgo de Truss estaba muerto desde su inicio. Nunca fue la favorita de las filas. Todo lo contrario. Se coló en el último momento en las primarias del verano pasado gracias al apoyo del ala dura. Y luego las bases —en su mayoría hombres blancos, euroescépticos, mayores de 50 años y con altos ingresos— le dieron las llaves del número 10 con su promesa de bajar los impuestos a los ricos. Pero, si tiene el respaldo de los afiliados y no el de los diputados —que son al fin y al cabo los que votan en la Cámara de los Comunes—, vienen luego las rebeliones y mociones de no confianza que fuerzan otras primarias. En definitiva, la rueda del hámster que solo produce un resultado: el profundo caos.

Foto: La primera ministra británica Liz Truss (EFE/Neil Hall)

Por lo tanto, en esta ocasión, se necesita un cónclave para que los conservadores cierren filas y apuesten por un único candidato de consenso y así evitar todo un tortuoso proceso de primarias. En este sentido, según las nuevas reglas establecidas por el llamado Comité 1922 —que agrupa a los 'tories' sin cartera—, los candidatos tienen de plazo hasta el próximo lunes para conseguir el aval de, al menos, 100 de los 357 diputados conservadores. Normalmente eran 30. La primera en anunciar su intención de presentarse como candidata ha sido la exministra de Defensa Penny Mordaunt.

En caso de que lo consiguiera un único candidato, este se convertiría el mismo lunes automáticamente en el nuevo primer ministro. Sería el tercero en tan solo tres meses. Si son tres los que consiguen los avales suficientes, se eliminará al que tenga menos apoyo. Y los dos finalistas se presentarán a los afiliados para que voten 'online' a su favorito, a fin de anunciar al ganador el 28 de octubre.

Boris 'Cincinato' Johnson

Y aquí viene el gran dilema. Si Boris Johnson consigue colarse en la final, se da prácticamente por hecho que regresará de nuevo a Downing Street, apenas un mes después de haber salido. Según las encuestas, es el gran favorito de los miembros de la formación. La dimisión de Truss pilló al excéntrico político de vacaciones en el Caribe. Pero, tan pronto supo de las noticias, decidió acortar su viaje de manera abrupta para regresar a Londres. Considera que su regreso al poder se trata de un asunto de “interés nacional”.

Pese a que el pasado mes de julio se vio obligado a dimitir por sus propias filas tras una serie de escándalos, desde el primer momento se habló de una posible vuelta. En su última sesión en la Cámara de los Comunes, dejó una frase para la posteridad: “Hasta la vista, 'baby”. “Misión cumplida… por ahora”, apostilló.

Y también en su último discurso ante las puertas de Downing Street añadió un apunte intrigante: “Como Cincinato, estoy volviendo a mi granja”. Como licenciado en Clásicos en la Universidad de Oxford, la mención al gobernador de la Antigua Roma estaba cargada de intencionalidad. Cincinato asumió el puesto de poder más alto en un momento de necesidad. Renunció luego voluntariamente para volver a trabajar en sus campos. Pero acabó regresando por segunda vez cuando lo llamó el deber.

Foto: Boris Johnson. (Reuters)

En definitiva, Johnson siempre quiso emular a su gran ídolo, Winston Churchill, quien fue hasta en dos ocasiones primer ministro. Y ahora podría estar más cerca que nunca de conseguirlo. Ahora bien, de ser así, no está exento de problemas. Varios parlamentarios conservadores, como John Baron, ya han advertido de que están dispuestos a presentar su dimisión si gana las primarias. Aunque sus aliados defienden que es el único candidato que tiene el mandato del pueblo tras cosechar una contundente mayoría en las generales de 2019. Y eso, guste o no, es cierto.

Aunque Johnson nunca fue el candidato de consenso entre las filas. Le escogieron en su momento porque le veían la única opción para destaponar la crisis del Brexit. Pero, una vez cumplida la misión, ya estaba más que amortizado. Dejó de ser material utilizable porque, según las últimas encuestas, por mucho que despierte grandes simpatías entre los afiliados 'tories', ya no es tan popular entre el electorado en general. Y, con los próximos comicios previstos para 2024, es un factor a tener muy en cuenta.

Foto: Boris Johnson anuncia su dimisión como primer ministro. (EFE/Tolga Akmen)
TE PUEDE INTERESAR
El ¿fin? de la era Boris: herencia envenenada para el sucesor y puerta abierta a su regreso
Celia Maza. Londres Gráficos: Darío Ojeda

No hay que olvidar, además, que Boris está aún pendiente de una investigación parlamentaria para saber si mintió a la Cámara de los Comunes cuando, en repetidas ocasiones, durante el escándalo del 'Partygate', dijo no saber que estaba violando las restricciones impuestas por su propio Gobierno durante la pandemia.

Universo paralelo en Westminster

En los últimos años, Westminster —lugar que despertaba respeto y admiración como casa de una de las democracias más antiguas del mundo— se ha convertido en una especie de universo paralelo en el que todo es posible, por inverosímil que parezca. Pero sería ya demasiado esperpéntico que Johnson volviera de nuevo para tener que dimitir a los pocos meses si se concluye que ha mentido, forzando un nuevo proceso de primarias. Aunque nada se descarta ya en la política británica.

Lo que tendría ahora más sentido es que Rishi Sunak, finalista en las primarias del pasado verano, fuera el sucesor de Truss. Como ministro de Economía en la pandemia, fue él quien alertó de que una reducción drástica de impuestos iba a desplomar las finanzas del Reino Unido. Advertencia que resultó certera y ha dado alas a sus aliados para reivindicarle como el sucesor natural de la jefa de Gobierno. Al fin y al cabo, el nuevo plan fiscal por el que ha apostado ahora el nuevo ministro del Tesoro está basado en su programa.

El exministro de Economía fue, además, el candidato que más apoyos recabó entre los diputados 'tories'. Pero sigue despertando recelo en algunos sectores, que le ven como un traidor. Fue su dimisión lo que forzó en última instancia la salida de Johnson. Y el hecho de que sea más rico que el propio Carlos III —está casado con la hija de un multimillonario indio— quizá tampoco le haga conectar con el electorado en un momento en que muchos tienen que decidir si comer o calentarse.

Foto: Boris Johnson en una imagen de archivo. (EFE/Oliver)

Por su parte, Penny Mordaunt se perfila como otro nombre con grandes posibilidades. Ministra de Defensa durante el Gobierno de Theresa May y actual líder conservadora en la Cámara de los Comunes, quedó tercera en las últimas primarias conservadoras. Tras ser eliminada, expresó su respaldo a Truss, a quien ha sido leal hasta el final. El perfil político de Mordaunt, quien ya ha anunciado su intención de presentar su candidatura, se ha elevado esta misma semana, al haberse encargado de defender el pasado lunes en el Parlamento a Truss, cuando esta rehusó rebatir en persona las críticas de la oposición. Su sólida intervención recibió elogios por parte de muchos comentaristas políticos. No es la que tiene más experiencia, pero quizás es la que podría tener menos enemigos.

Asimismo, el actual ministro de Defensa, Ben Wallace, es uno de los políticos más respetados dentro de la formación por su gestión del plan de respaldo a Ucrania que ha desplegado el Reino Unido en los últimos meses. Su nombre aparece también entre los más populares para las bases. Pero no parece interesado en mudarse al número 10.

Foto: El ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, y la primera ministra, Liz Truss. (Reuters)

Por su parte, Suella Braverman es la candidata del ala más a la derecha del Partido Conservador y la preferida por aquellos que respaldaban las políticas neoliberales de Truss. Su dimisión como ministra del Interior el pasado miércoles fue una de las puntillas que precipitaron la caída de Truss. El actual ministro del Tesoro, Jeremy Hunt, también despierta respeto, pero, tras presentarse a dos procesos de primarias, ayer ya anunció que no lo va a intentar de nuevo.

Sea quien sea, lo único que puede salvar ahora a la formación y al propio Reino Unido es una fumata blanca entre los 'tories'. Sin candidato de consenso, habrá de nuevo discordancia entre lo que quieren las filas y las bases, que son las que tienen la última palabra. Y, francamente, con una crisis energética global, una guerra en Ucrania, el libro de cuentas en números rojos, un grave problema de productividad y falta de mano de obra agudizada por las nuevas normativas pos-Brexit, los británicos no están para que el próximo inquilino de Downing Street aguante menos que una lechuga.

*Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí

Fumata blanca. Eso es lo que necesitan los 'tories' para salvar el partido y, de alguna manera, la propia reputación del Reino Unido a nivel internacional. Porque el hecho de que una lechuga haya sobrevivido más días que el último primer ministro en Downing Street dice mucho de las horas bajas que vive el que fuera gran imperio.

Partido Conservador Británico Reino Unido Boris Johnson Brexit
El redactor recomienda