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"En Alemania se tiene en muy alta estima a España por su salida de las crisis anteriores"
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ENTREVISTA A NORBERT RÖTTGEN

"En Alemania se tiene en muy alta estima a España por su salida de las crisis anteriores"

Röttgen es uno de los tres candidatos para suceder a Merkel, quien se retirará en 2021. En esta entrevista, advierte de los peligros de la desunión y esboza su plan económico y geopolítico para la UE

Foto: Norbert Röttgen, candidato a suceder a Angela Merkel en la CDU. (Reuters)
Norbert Röttgen, candidato a suceder a Angela Merkel en la CDU. (Reuters)

Si el coronavirus no existiera, usted no tendría por qué saber quién es Norbert Röttgen. Este político alemán de 54 años es uno de los tres candidatos a suceder a Angela Merkel en 2021, año en que la canciller se retirará y dejará huérfana a Europa. Después de la presentación de la candidatura de Röttgen el pasado 18 de febrero, algunos analistas le llamaron el Macron alemán y otros aseguraron que, de ser por la comunidad tuitera de política internacional, sería el político más votado. Sin embargo, los más realistas rebajaron rápidamente el suflé röttgeniano: este hombre tiene muy pocas posibilidades de hacerse con el trono de la CDU.

Un total de 57 días después, el mundo es completamente distinto: hay decenas de miles de muertos por coronavirus, discursos de guerra en televisión y economías al borde del colapso. Nuestras antiguas predicciones valen muy poco pues, como asegura Röttgen, presidente de la Comisión de Exteriores del Bundestag y copresidente del European Council on Foreign Relations, el mundo no volverá a ser como antes. De hecho, ha cambiado tan rápido que su tuit más retuiteado y comentado en abril está escrito en español.

"El no rotundo a los coronabonos tiene una sólida justificación económica, pero emocionalmente es funesto. Alemania puede rechazar esta solución pero tiene que hacer algo más que señalar al MEDE. Necesitamos una señal clara de que nadie se va a quedar solo después de la crisis", escribía Röttgen en su Twitter hace unos días, en un mensaje que también replicó en italiano, inglés y alemán. En plena batalla de narrativas por la respuesta económica europea a esta crisis, Röttgen lanza una advertencia: si las capitales no encuentran una respuesta común, la Unión Europea se convertirá definitivamente en una organización irrelevante para el mundo.

PREGUNTA. Es curioso que su tuit en español sobre los coronabonos tuviera más 'likes' y retuits que en inglés, alemán o italiano. ¿A qué se refería cuando dijo que la respuesta alemana había sido "emocionalmente funesta"?

RESPUESTA. En política, la percepción es muy importante. Tenemos diferentes percepciones en Alemania o en otros países del norte. Para nosotros, sobre todo, es un tema económico. ¿Es plausible introducir un instrumento como los eurobonos? Sin embargo, en países del sur como Italia, España o Francia, se ha percibido como una cuestión de credibilidad: ¿Alemania y el resto están preparados para ser solidarios y ayudarnos? Si nos centramos exclusivamente en el debate económico, como han hecho Alemania y otros países, existe el peligro de que nos olvidemos de la cuestión fundamental de la solidaridad.

P. Las encuestas indican que el euroescepticismo está aumentando en Italia. Aquí en Madrid también hay un creciente temor de que aumente el euroescepticismo por la débil respuesta de otras capitales europeas. España siempre ha sido un buen alumno: ha seguido el consejo de París o Berlín en política exterior y ha tratado de ser fiel a la UE. ¿Tiene miedo de perder a España? ¿Cómo se percibe la situación política y económica de España en Berlín?

R. En general, en Alemania se ve a España con mucha simpatía y respeto. Sobre todo en los círculos políticos alemanes, que tienen en muy alta estima a España por su salida de la crisis financiera y del euro. También pasa con Portugal. Nosotros estamos decididos a hacer lo que sea para que España siga siendo un pilar esencial de la integración europea y un país importante dentro de la UE.

Foto: Pedro Sánchez y Emmanuel Macron. (Reuters)

P. Volviendo a los eurobonos, el otro día leí en Twitter un chiste que decía que en el infierno, al igual que en la UE, hay unión monetaria pero no unión política. ¿Usted no cree que se podría convencer a los votantes alemanes de que los eurobonos podrían ser una opción racional para estabilizar la eurozona?

R. Hay escepticismo en Alemania sobre la mutualización de la deuda más allá de las fronteras nacionales. Tiene que ver con la rendición de cuentas. Es bueno que lo que hagamos esté legitimado por los votantes y, para eso, tenemos los parlamentos nacionales. Entiendo ese escepticismo. Durante años, se ha debatido en Bruselas y en otras capitales acerca de los eurobonos, sin llegar a ningún acuerdo. Estamos inmersos en plena crisis y tenemos que ser rápidos y efectivos. No creo que sea muy pragmático ponernos a discutir en apenas unas semanas sobre un tema que ha estado con nosotros durante años. Ahora bien, hay que diferenciar la situación actual del reinicio económico que viene. Esta crisis se acabará. Pero eso no significa que todos nuestros problemas vayan a desvanecerse. Tenemos que decidir cómo vamos a organizar ese reinicio económico. ¿Cómo lo vamos a financiar? ¿Qué instrumentos financieros tenemos listos?

P. ¿Cree que el pensamiento ortodoxo económico de Alemania debería ser repensado para atajar esta crisis tan excepcional? Es normal escuchar a comentaristas en países del sur de Europa hablar del 'fetichismo' de la política alemana por los déficits muy bajos (política de equilibrio presupuestario o 'black zero'). ¿Qué medidas principales adoptaría usted para solucionar las debilidades de la eurozona ante esta crisis?

R. Comprendo que la mayoría de los economistas de la comunidad internacional hayan criticado a Alemania por haber aplicado demasiada austeridad. Hay gente que recuerda que, gracias a esa austeridad, Alemania está preparada desde un punto de vista fiscal y financiero para inyectar una gran cantidad de dinero y proteger la economía. Sin embargo, hay un consenso total de que esta crisis no se puede resolver con austeridad. Ni siquiera cuando acabe todo será el momento de la austeridad, porque tendremos que estimular la economía. De hecho, la austeridad ya no existe como argumento en el debate actual. El argumento crucial contra los eurobonos es, en mi opinión, la soberanía democrática de cada país. Los eurobonos implican que estamos aceptando deuda colectiva, sin tener ningún impacto en las políticas fiscales y económicas de cada uno de los países individuales de la eurozona. El contraargumento a favor de los eurobonos establece que si la situación de un país de la eurozona ya muy endeudado empeorara, exponiéndolo a un ataque al mercado, su soberanía estaría igualmente en peligro.

placeholder Norbert Röttgen. (Reuters)
Norbert Röttgen. (Reuters)

P. Otra de las críticas recurrentes es que Alemania mantiene un superávit en su balanza comercial muy elevado. ¿Usted qué cree? ¿Considera que una posible solución podría ser elevar la demanda interna?

R. Es justo decir que el superávit comercial de Alemania era hasta cierto punto más alto de lo que los estándares económicos recomiendan. Pero las herramientas para reducir ese superávit no son tan sencillas. Por ejemplo, digamos que el Gobierno federal trata de incentivar la demanda interna. Tengo mis dudas de que eso fuera a reducir de forma significativa el superávit comercial de la economía alemana. Es más fácil decirlo que hacerlo. Por ejemplo, si redujéramos nuestro IVA. Tampoco tengo claro que una gran parte del alivio fiscal se destinase a la compra de otros productos extranjeros.

P. ¿Cómo evalúa la respuesta de la canciller alemana, Angela Merkel? Fue criticada por no mencionar la palabra 'Europa' ni una sola vez en su discurso a la nación y, al principio de la crisis, Alemania prohibió exportaciones de material sanitario a otros países de la UE. Sin embargo, el país germano ha sido uno de los que mejor han respondido contra el virus y la popularidad de Merkel está en máximos históricos.

R. Esta crisis es nueva para todos. Es un verdadero reto. Nunca habíamos visto algo parecido. En general, en Alemania casi nadie está criticando lo que el Gobierno ha hecho. Se valora muy bien cómo ha respondido el Gobierno federal a la crisis y, también, lo bien que ha comunicado las distintas medidas a la población. Sabemos que todavía tenemos mucho por delante. Tenemos que ser disciplinados, queda mucho por hacer. Pero el pueblo alemán aprecia estos esfuerzos.

Foto: Imagen: Enrique Villarino.

P. En España es muy distinto. La situación política está muy polarizada.

R. La polarización en Alemania ha disminuido en esta crisis. Hay un gran sentimiento de respeto hacia las medidas del Gobierno federal.

P. ¿Cómo cree que esta crisis cambiará el panorama geopolítico mundial?

R. Todavía es muy pronto. De hecho, hace poco rechacé una entrevista en Alemania sobre este tema. Es demasiado pronto. Lo que se puede decir y que no es prematuro es que esta crisis está funcionando como un acelerador de los cambios en las relaciones internacionales que ya habíamos visto en anteriores años. Lo veremos en los próximos meses. Todavía estamos en las primeras fases de la crisis. El coronavirus va a traer un mundo distinto. De eso estoy completamente seguro. ¿Cómo será? ¿Cómo responderemos a la crisis? No lo sé todavía. Lo que sí sé es que nos tenemos que preparar para retos amenazantes y desafiantes que van a venir.

P. ¿Un ejemplo de esos retos sería China? Usted ha sido descrito como un "halcón de China", en referencia a su línea dura con el país asiático. No sé si usted considera que sea cierto.

R. No sé si soy un halcón, pero siempre he pedido que fuéramos realistas con China. No digo que seamos hostiles con ellos. Pero tenemos que ser realistas con lo que está haciendo China ahora. Visto lo visto, China no ha salido de esta crisis de forma muy transparente. Estamos pagando el precio de su mala gestión y su encubrimiento político en las primeras semanas. Por otro lado, vemos que China intenta difundir su propia narrativa para explotarla para sus propios intereses políticos. China es varias cosas al mismo tiempo. Por un lado, es un socio comercial en la producción y exportación de material médico, pero también es un competidor. Y aquí nos tenemos que hacer una pregunta nosotros: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a competir con China? Y también es un rival sistémico, tal y como apuntó recientemente la Comisión Europea.

Foto: Neil Melvin. (Cedida)

P. ¿Usted cree que es el momento de iniciar el desacoplamiento de China, como opinan algunos en Washington? Quizá la pregunta sea: ¿acaso es posible?

R. Siempre he estado en contra de la teoría del desacoplamiento o desconexión. China no es solo un adversario o competidor. Tenemos que tratar con ellos sabiendo que en algunas áreas, como el cambio climático, son socios. Y tenemos que cooperar con ellos.

P. Usted ha sido comparado con Macron por sus ideas en política exterior. En un reciente artículo en el 'European Council of Foreign Relations', argumentó que la Unión Europea no es un museo, que es capaz de influir y dar forma al resto del mundo. ¿Cuál sería su principal medida si fuera canciller alemán?

R. Intentaría actuar de la forma que describo en el artículo. Estoy muy convencido de que la crisis a la que nos enfrentamos será un reto existencial para Europa. O nos unimos como europeos y desarrollamos una respuesta conjunta para responder a los retos globales o nos convertiremos en actores irrelevantes para el resto del mundo. Y otros ocuparán nuestro vacío. ¿Esto va a pasar o no? Parte de la respuesta se encuentra en Berlín. Por supuesto, no tomaremos solos la decisión ni se la impondremos a nadie. Pero los alemanes tenemos que decidir y tomar nuestras propias decisiones: ¿cuál será la contribución alemana a una Europa que no quiere ser irrelevante? ¿Qué tendría que dar Berlín a una Europa que sea capaz de ser autónoma y actuar de forma común y determinada? Está claro que Alemania tiene que contribuir. Algunos alemanes lo percibirán como un sacrificio, pero a largo plazo estará en el interés de todos.

Foto: Tedros Adhanom, director de la OMS, y Xi Jinping. (Reuters)

P. ¿Qué mensaje mandaría a los españoles?

R. Estoy completamente convencido de las profundas raíces emocionales que nos unen a los alemanes y españoles. Tengo muchos amigos españoles y creo que existe una base muy estable para una relación duradera entre España y Alemania. Confío en que ambos países sigan colaborando de forma muy cercana en el futuro. Hemos visto en el pasado grandes relaciones entre nuestros líderes políticos, como la que había entre Helmut Kohl y Felipe González. Por supuesto, daba igual su afiliación política.

Si el coronavirus no existiera, usted no tendría por qué saber quién es Norbert Röttgen. Este político alemán de 54 años es uno de los tres candidatos a suceder a Angela Merkel en 2021, año en que la canciller se retirará y dejará huérfana a Europa. Después de la presentación de la candidatura de Röttgen el pasado 18 de febrero, algunos analistas le llamaron el Macron alemán y otros aseguraron que, de ser por la comunidad tuitera de política internacional, sería el político más votado. Sin embargo, los más realistas rebajaron rápidamente el suflé röttgeniano: este hombre tiene muy pocas posibilidades de hacerse con el trono de la CDU.

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