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La rebelión del sur
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La rebelión del sur

La crisis nunca se fue. Su energía no se ha destruido, sino que se ha transformado: en una profunda desconfianza, en un rechazo al 'statu quo'

Foto: Roma es el epicentro de la reciente inestabilidad. (EFE)
Roma es el epicentro de la reciente inestabilidad. (EFE)

Hace apenas dos meses, Bruselas celebraba el fin de la recesión: si todos los países europeos han vuelto a crecer, es que podemos pasar página, argumentaban. Pero la situación en Italia y España, junto a la huelga general que hoy paraliza Grecia, ha puesto a la UE ante el espejo. Las cicatrices no se han curado y el sur, de manera súbita, se rebela.

La crisis nunca se fue. Su energía no se ha destruido, sino que se ha transformado: en una profunda desconfianza entre el norte y el sur, entre el este y el oeste, que impide —a falta de verdadero liderazgo político continental— a la UE remar junta. En un amargo rechazo al 'statu quo', que amenaza los cimientos del sistema democrático y liberal. Y en la incapacidad de la eurozona de emprender las reformas necesarias, asumiendo riesgos mutuos y reduciéndolos de manera tajante, con que protegerse de una nueva crisis que amenaza con adelantarse.

Las fuertes tensiones registradas en los últimos días en los mercados son un veredicto: no creen que la UE esté preparada para una gran crisis en Italia. Y no lo está. Tampoco para perder, de un plumazo, a la cuarta y quinta economías del contiente, Italia y España, en manos de sendas crisis políticas. Precisamente en un momento en que la UE se preparaba para responder por fin a la pregunta de cuál quiere que sea su futuro. Justo cuando Reino Unido abandona el barco. En el momento en que la Unión ya no puede contar con su principal aliado, EEUU.

Italia: un antes y un después

Grecia fue un toque de atención. Holanda, un amago. Y Francia, con Marine Le Pen rozando El Elíseo, un serio aviso. Pero Italia ha sido al fin el país donde se ha materializado lo que se autodenomina como "Gobierno del cambio": el auge del populismo. La victoria del Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y la Liga marca un antes y un después, incluso si el tira y afloja con el presidente de la república, Sergio Mattarella, les ha dejado por el momento fuera del Gobierno.

placeholder Di Maio, líder del M5S, pide nuevas elecciones en Italia. (EFE)
Di Maio, líder del M5S, pide nuevas elecciones en Italia. (EFE)

"Sería tonto pensar que una nación donde partidos antisistema obtuvieron el 55% del voto popular seguirá comportándose como si nada hubiera pasado. Los supuestos 'bárbaros' ya no están a las puertas. Están dentro", advierte Jean Pisani-Ferry. M5S culpa a Bruselas de buena parte de los males de los italianos, especialmente de la inacción de la UE durante la crisis migratoria. La Liga va aún más allá: defiende la salida de Italia del euro y repatriar competencias ahora en manos de Bruselas.

¿Va a salir Italia del euro? Salvo accidente mayor —nunca descartable—, no. Pero el riesgo existe y eso, como bien sabe Grecia, ya de por sí crea problemas. "La pertenencia de Italia a la eurozona puede sobrevivir. Una catástrofe europea puede evitarse. Pero los costes podrían ser altos, de cualquier modo, tanto para la cohesión social y política de Italia como para el futuro de Europa", explican los analistas de Bruegel Silvia Merler, Olivier Blanchar y Jeromin Zettelmeyer.

La situación de Italia no es buena. Eso no es ninguna novedad. Además del crecimiento débil y de la importante pérdida de competitividad acumulada en las dos últimas décadas, la elevada deuda pública italiana un 130% PIB— hace especialmente vulnerable al país al aumento de los costes de financiación que conllevan las crecientes tensiones en los mercados. Con la incertidumbre, todo apunta a que la situación no va a mejorar en las próximas semanas. Y esto puede dar alas a M5S y la Liga en una repetición de las elecciones.

Riesgo de contagio e incertidumbre política

La situación en España es, de entre todos los focos de inestabilidad en el sur de Europa, la más inesperada. La tormenta política que ha desatado la sentencia del caso Gürtel ha puesto al Gobierno de Mariano Rajoy al borde de una moción de censura, que complica aún más la delicada situación en el país, donde la tensión en Cataluña sigue sin disiparse, ni da muestras de que vaya a hacerlo.

Independientemente de las razones tras la moción de censura, el Gobierno acierta al advertir de que esta hace peligrar la estabilidad que ha caracterizado a España durante la recta final de la crisis. Al margen de la cuestión catalana, que aún no se ha dejado sentir en términos económicos, España seguía siendo un socio fiable, aunque algo ausente. Sin embargo, Rajoy se encuentra ahora volcado en la situación nacional, en un momento en que las ondas expansivas de Italia se están dejando notar tanto en el Ibex como en la prima de riesgo.

placeholder Las bolsas cayeron ayer afectadas por la inestabilidad política en Italia y la moción de censura en España.
Las bolsas cayeron ayer afectadas por la inestabilidad política en Italia y la moción de censura en España.

Su dimisión o la convocatoria de nuevas elecciones pueden abrir la puerta a más incertidumbre. Pero su permanencia, tan debilitado como ahora ha quedado, tampoco es especialmente favorable desde una perspectiva europea. En un momento como este, la UE necesita líderes fuertes dispuestos a asumir riesgos para salir del atolladero. Y un Rajoy en un Gobierno en minoría y ahora abiertamente cuestionado no se ajusta a este perfil.

Grecia: una década de austeridad

Para rematar esta semana de sobresaltos sureños, Grecia está llamada hoy a una huelga general. Los sindicatos convocan a los griegos a hacer un parón para protestar por la "austeridad, el desempleo y el exceso de impuestos". Duras críticas para el Gobierno del izquierdista Alexis Tsipras, que trata de dejar todo preparado para abordar el final del tercer rescate financiero a Grecia este verano. Atenas, que aspira a recuperar las riendas de su economía tras una década intervenida, tiene motivos también para preocuparse.

Por una parte, la oposición interna a Tsipras, que obliga al radical reconvertido en moderado primer ministro a hacer equilibrios para mantener el timón. Y por otra, si las especulaciones sobre una posible salida de Italia del euro se mantienen hasta el verano, cuando se espera que se celebren nuevas elecciones en el país transalpino, es posible que Grecia no sea capaz de ponerse en pie sin la asistencia de sus socios.

Después de tan larga espera, sería difícil explicar a los griegos —que acumulan la mayor tasa de paro de la eurozona y aún no ven los frutos de la lenta recuperación— que aún no recuperan su autonomía. Y esperar que canalicen esa frustración en algo constructivo.

Hace apenas dos meses, Bruselas celebraba el fin de la recesión: si todos los países europeos han vuelto a crecer, es que podemos pasar página, argumentaban. Pero la situación en Italia y España, junto a la huelga general que hoy paraliza Grecia, ha puesto a la UE ante el espejo. Las cicatrices no se han curado y el sur, de manera súbita, se rebela.

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