Turquía siempre ha sido parte de la ecuación europea. Para un ciudadano turco, la entrada en la Unión Europea significa democracia, avances económicos y democracia. En los años Noventa, Turquía veía en un horizonte próximo su entrada en la Unión Europea. Pero no ha sido así.

Alemania y Francia, tras la ampliación de la UE a los países del ex bloque soviético, empezaron a dudar que Turquía fuera un candidato adecuado. Demasiado grande y demasiado incómodo, por las tendencias autoritarias de su democracia. Y la llegada de Recep Tayyip Erdoğan, al poder desde 2003, ha sido marcada por la desilusión con la promesa europea y por un cambio en el posicionamiento internacional de Turquía.

El país ha ampliado sus alianzas a países tradicionalmente rivales, como Rusia y China. En el conflicto de Ucrania, por ejemplo, ha decidido no seguir los pasos de sus aliados occidentales y tener abierto un canal de diálogo con Rusia. Eso ha complicado la relación ya conflictiva con occidente. Aun así, Turquía no parece decidida a renunciar a sus lazos con occidentales. Si quieres ver más vídeos como este, puedes suscribirte aquí a nuestro canal de YouTube.