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Cinco países piden ya parar la prohibición del coche de combustión, y la oposición crece
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En España también arrecian las críticas

Cinco países piden ya parar la prohibición del coche de combustión, y la oposición crece

Se suele hablar solo de Alemania e Italia, pero Bulgaria, Polonia y Hungría también han pedido renegociar el fin de la venta de vehículos nuevos con motor de combustión, previsto para 2035. Y las voces contrarias proliferan como setas

Foto: Un coche circula por una calle de Turín, en Italia. (Fiat)
Un coche circula por una calle de Turín, en Italia. (Fiat)

Cuando en junio del año pasado el Parlamento Europeo aprobó la propuesta de la Comisión Europea planteada en 2021 sobre la prohibición de la venta de coches y furgonetas con motor de combustión a partir del 1 de enero de 2035, ya se pudo comprobar que el proceso afrontado desde Bruselas para convertir en esa fecha a los vehículos eléctricos como los únicos comercializables no iba a ser un camino de rosas.

Porque, a las pocas semanas, cinco países miembros de la Unión Europea decidieron unir sus fuerzas contra esa iniciativa, ya que Bulgaria, Eslovaquia, Italia, Portugal y Rumanía presentaban una propuesta alternativa que pedía posponer esa medida restrictiva cinco años, hasta el 1 de enero de 2040. En concreto, planteaban que en 2035 solo se exigiera una reducción de las emisiones de los turismos del 90%, mientras que la reducción definitiva del 100% se dejaba para 2040. Y para los vehículos comerciales ligeros también sugerían otro calendario, que exigiría una reducción de las emisiones del 45% en 2030, del 80% en 2035 y del 100% en 2040. Todo, según esos cinco países, pensando en la industria del automóvil, pero también en los usuarios, de forma que la transición para unos y para otros fuera más progresiva y redujera los costes en lo posible.

Foto: Desde 2035 se prohibirá la venta de turismos nuevos con motor de combustión en la UE. (EFE Etienne Laurent)

De hecho, unos días antes de que esos cinco países coincidieran en su disconformidad con los plazos de la propuesta comunitaria, el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, manifestó en un acto público que la prohibición era una equivocación y que el gobierno de su país no estaría de acuerdo con esa legislación europea: "Seguirá habiendo nichos para los motores de combustión", afirmó, lo que tuvo una enorme repercusión, teniendo en cuenta que Alemania es el principal productor europeo de automóviles y el principal consumidor, al margen de la primera potencia en nuestro continente.

Sin embargo, la Unión Europea seguía adelante con el plan previsto, y el pasado mes de febrero la propuesta superaba un trámite más cuando la Eurocámara ratificaba el acuerdo que prohíbe la venta de coches y furgonetas ligeras de combustión en todo su territorio a partir de 2035, desoyendo a quienes planteaban retardar cinco años la medida. No obstante, había una novedad en el texto y es que se dejaba abierta la puerta a tecnologías de propulsión que garanticen emisiones neutras de carbono, lo que autorizaría el uso de los combustibles sintéticos, que generan cierta cantidad de CO₂ en la combustión pero siempre menor a la cantidad de CO₂ tomada de la atmósfera para fabricar esos carburantes, también llamados e-fuels.

Foto: Dos Volkswagen ID.4 recargan sus baterías en una estación de E.On. (Volkswagen)

Y aunque en la votación de la Eurocámara venció el sí y muchos ya anunciaron que la prohibición de venta de coches nuevos con motor de combustión era definitiva, la realidad no era esa, como explicábamos el pasado 23 de febrero, ya que aún faltaba algún paso para su aplicación, y uno parecía un fuerte escollo: la aprobación por parte de todos los estados miembros de la Unión Europea. Y a la vista del rechazo o de las propuestas alternativas planteadas desde varios estados miembros meses atrás, la oposición a la medida parecía cantada.

Porque, de nuevo, Alemania e Italia anunciaban su veto a la prohibición de los coches de combustión en 2035, coincidiendo en que la alternativa de los combustibles sintéticos o de los motores de combustión de hidrógeno debería ser confirmada en el texto final, pues ambas tecnologías facilitarían la transición a una movilidad limpia, ya que no obligarían a transformar tanto la industria y rebajarían las necesidades de la infraestructura de recarga eléctrica, que ahora se estiman en un mínimo de nueve millones de puntos de carga de acceso público en la UE si la futura movilidad fuese exclusivamente eléctrica.

placeholder Porsche es una de las marcas que más apuestan por los combustibles sintéticos.
Porsche es una de las marcas que más apuestan por los combustibles sintéticos.

La oposición de alemanes e italianos a la norma que propone la UE ha sido tildada de interesada desde algunos sectores por el gran protagonismo de la industria del automóvil en ambos países, pero en realidad no son los únicos estados miembros que plantean el veto a la medida aprobada en la Eurocámara en febrero, pues Bulgaria, Hungría y Polonia también han anunciado, ya que se oponen. Y aunque quedan bastantes países por pronunciarse oficialmente y el frente crítico podría crecer, ya solo con estas cinco negativas a acatar el plan, este quedará frenado.

Quizás por eso la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se apresuró a reunirse días atrás en Berlín con el canciller alemán, Olaf Sholz, en busca de un consenso que desatasque la situación y dé certidumbre a una industria que ya hace años cambió la orientación de sus inversiones hacia la electromovilidad en vista del rumbo marcado desde Bruselas. Y certidumbre también a los usuarios europeos, que asisten a un espectáculo desazonante en el que muchos ven en peligro a largo plazo su libertad de movimientos por limitarse la movilidad a un tipo de vehículo, el eléctrico, que actualmente resulta caro y difícil de recargar para una gran mayoría de la población. Aunque eso dependa de cada país, pues renta per cápita, características y tamaño del territorio, tipo de vivienda o incentivos de compra no estén precisamente igualados en el seno de la UE. Como, por otro lado, parecen demostrar los sucesivos informes trimestrales sobre el proceso hacia la electromovilidad, y que ponen de manifiesto un nuevo ejemplo de la famosa Europa de dos velocidades, con España viajando en el furgón de cola.

Euskadi, cerca de los opositores

La negativa de esos cinco países europeos es la parte más visible del freno a la medida comunitaria, pero en los últimos días parecen arreciar las críticas a la prohibición de venta de vehículos nuevos con motor de combustión en 2035 desde otros estamentos. Sería el caso del Gobierno vasco, que por medio de su consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, ha pedido "flexibilidad" y ha alertado sobre el tiempo escaso que resta para aplicar semejante cambio.

Asimismo, durante una visita a la primera planta de producción y suministro de hidrógeno verde en Madrid, la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, se mostró también en contra de la prohibición de los motores de gasolina y diésel en 2035, criticando que la preocupación por el medioambiente sirva de excusa para "intervenir la economía", reclamando que "se reconsideren estas decisiones". Y Díaz Ayuso añadió: "Frente al totalitarismo que instrumentaliza el medioambiente con impuestos y prohibiciones, lo que hago es una defensa cerrada de la aspiración a progresar en libertad, cuidando siempre de nuestro patrimonio cultural".

placeholder A finales de 2021, el presidente de Toyota, Akio Toyoda, anunció su plan de coches de batería.
A finales de 2021, el presidente de Toyota, Akio Toyoda, anunció su plan de coches de batería.

En una línea parecida volvió a pronunciarse Gerardo Pérez, presidente de la patronal de concesionarios españoles, Faconauto, quien desde hace meses viene calificando de "disparate" la prohibición en 2035 de la venta de coches de combustión. Pérez, que en diciembre afirmó que esa medida "no se podría implantar en 2035" y que a medida que nos acercásemos a esa fecha "cada vez más protagonistas del sector lo reconocerían", aprovechó el Congreso Faconauto celebrado días atrás en Madrid para insistir en su mensaje: "La aceleración artificial del proceso de descarbonización que se está impulsando desde la Unión Europea, apoyado por nuestro Gobierno, corre el peligro de polarizar el mercado de automoción, con una minoría que sí puede acceder a las nuevas tecnologías y una mayoría que, por su renta, se tendrá que conformar con seguir conduciendo vehículos viejos y contaminantes".

De hecho, parece que hasta los gigantes del sector siguen teniendo dudas sobre una futura movilidad basada en el coche de batería. Quizás el ejemplo más sonado fueran las declaraciones en el pasado mes de diciembre al Wall Street Journal del presidente de Toyota, Akio Toyoda, en las que reconocía encontrarse "entre la mayoría silenciosa de la industria automovilística que se cuestiona si los vehículos eléctricos deben ser una alternativa exclusiva y realmente válida". Para Toyoda, que a finales de 2021 había anunciado el lanzamiento de 30 nuevos modelos eléctricos de batería de las marcas Toyota y Lexus en los próximos años, los coches 100% eléctricos aún no son la mejor opción, y considera los híbridos como una opción interesante porque los vehículos eléctricos siguen siendo caros y la infraestructura de carga está aún por crearse en muchas partes del mundo. "Como la respuesta correcta aún no está clara, no deberíamos limitarnos a una sola alternativa", expresaba Toyoda en diciembre, en referencia a nuevas tecnologías en las que investiga el gigante japonés, como los vehículos de emisiones cero animados por hidrógeno.

Cuando en junio del año pasado el Parlamento Europeo aprobó la propuesta de la Comisión Europea planteada en 2021 sobre la prohibición de la venta de coches y furgonetas con motor de combustión a partir del 1 de enero de 2035, ya se pudo comprobar que el proceso afrontado desde Bruselas para convertir en esa fecha a los vehículos eléctricos como los únicos comercializables no iba a ser un camino de rosas.

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