¿La ideología política o el nivel económico influyen en la preocupación por el medio ambiente?

Es muy habitual identificar los valores pro-ambientales con personas de clase media-alta e ideología de izquierdas, pero lo cierto es que cada vez hay más ciudadanos preocupados por el estado del planeta, independientemente de sus inclinaciones políticas. Este hecho es muy evidente en el caso del cambio climático, uno de los problemas más urgentes en la actualidad. Por ejemplo, los datos de una macro-encuesta realizada a nivel mundial por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y publicada en 2021 revelaron que el 64% de los participantes creía que se deben realizar acciones más contundentes para responder a la emergencia climática.

Ocho de cada diez personas encuestadas cree que ‘España no hace lo suficiente para luchar contra el cambio climático'

Además, estas relaciones entre nivel económico o pensamiento político y valores ambientales son muy diferentes en función del país. En Estados Unidos, por ejemplo, existe una fuerte brecha en la percepción del riesgo derivado del cambio climático y el negacionismo es una creencia muy arraigada en personas del espectro más conservador.

Con respecto al nivel adquisitivo, un estudio publicado recientemente en la revista Economic Inquiry analiza los datos de una encuesta realizada anualmente en este país y concluye que las condiciones económicas solo afectan significativamente a las creencias sobre el cambio climático en personas que se encuentran en edad de trabajar. “Los resultados sugieren que, durante épocas de recesión económica, es menos probable que estas personas apoyen la política climática”, explica Andrew Meyer, investigador en la Universidad de Marquette (Wisconsin, EEUU) y autor del trabajo. “Por el contrario, estas mismas personas pueden estar más dispuestas a apoyarla en tiempos de bonanza económica”.

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En En la Unión Europea, a su vez, existe mucha heterogeneidad en el comportamiento ambiental de los diferentes países. Centrándonos en el caso de España, uno de los estudios más completos al respecto es el informe 'Aproximación a la comunicación climática con audiencia conservadora en España', publicado en 2020 por Ecodes y coordinado por el doctor en periodismo Rogelio Fernández-Reyes.

En él se pone de manifiesto que el escepticismo y el negacionismo del cambio climático son minoritarios en nuestro país: los resultados de varias demoscopias han confirmado que “las personas que se posicionaban en la derecha del espectro político consideraban mayoritariamente que el cambio climático está ocurriendo (91,2 %) y está causado por la actividad humana (86,5 %)”, explican los autores. Entre las explicaciones posibles se alude a que la mayoría de partidos políticos con representación en el Parlamento aceptan el consenso científico al respecto.

Además, otro de los motivos puede ser que nuestro país es uno de los más vulnerables de Europa ante el cambio climático y ya se aprecian en nuestro territorio signos cada vez más evidentes de sus efectos. Los autores concluyen que la conciencia ambiental en España es sólida, “se muestra en los estudios de opinión y en el hecho de que todos los partidos políticos, a excepción de la extrema derecha, se hacen eco y plantean sus alternativas”. Para los investigadores, el motivo de choque no es el diagnóstico del problema sino más bien el cómo abordar esa necesaria transición: “En este debate se jugará en los próximos años lo que posiblemente sea la discusión política de mayor calado ideológico”, concluyen.

La dieta, ¿cuestión de ideología?

Otro aspecto relacionado con la concienciación medioambiental y muy de actualidad en las últimas semanas es el seguimiento de una dieta vegetariana. Un estudio publicado recientemente en la revista Appetite reveló que las personas con un comportamiento más favorable al cuidado del medio ambiente y con ideología de izquierdas siguen con mayor adherencia y regularidad las dietas sin carne. “Muchos estudios han mostrado que el comportamiento pro-ambiental media la relación con la ideología política: las personas que se identifican con el espectro de izquierdas tienden a reducir su consumo de carne”, nos explica en una conversación telefónica la investigadora de la Universidad de Granada y autora principal del estudio Jana Krizanova.

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En este caso, no se encontró relación entre el nivel de ingresos de los encuestados y el seguimiento de dietas sin carne: “Los estudios sobre vegetarianismo se suelen hacer en países como EEUU o Reino Unido en los que es más caro comer de forma saludable. En España hay mayor acceso a frutas y verduras frescas y, además, en nuestro caso analizamos una muestra de estudiantes, que al final cuentan con becas o con el apoyo de sus padres y no tienen autonomía en sus ingresos”, nos indica la investigadora. “Nuestros resultados encajan con el perfil habitual de las personas vegetarianas: joven, mujer, con estudios superiores y habitante de espacios urbanos”.

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Para Krizanova, las denominadas dietas flexitarianas (en las que se consume carne, aunque de forma esporádica), suponen una oportunidad: “El vegetarianismo puede tener más que ver con factores relacionados con el sufrimiento animal, pero en el caso de los flexitarianos, la motivación para reducir el consumo de carne es el compromiso con el medio ambiente. Hablamos de un perfil omnívoro que no tiene por qué estar asociado a la ideología de izquierdas y que puede ayudar a construir comportamientos globales más saludables para el planeta”.

El medio ambiente, en definitiva, no puede pertenecer solo a un determinado espectro político: “Aunque cada uno tenga sus pensamientos y creencias a nivel personal, compartimos todos el mismo espacio y todos somos responsables de su preservación independientemente de la ideología”, reflexiona la investigadora. Un estudio publicado por investigadores de la institución sin ánimo de lucro Climate Outreach y del que se hace eco el informe de Ecodes antes citado, refleja que las personas con valores denominados intrínsecos o autotrascendentes (por ejemplo el altruismo o la universalidad) también están muy asociadas con los valores pro-ambientales. “Por ello sería importante que las campañas y el enmarcado de los mensajes involucren a la ciudadanía apostando por valores intrínsecos, que sustenten el compromiso público con el cambio climático a largo plazo. Y estos valores intrínsecos pueden albergarse en ambos lados del espectro político”, proponen los autores del análisis de Ecodes.

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¿Es suficiente con estar concienciado? Según una investigación publicada en 2019 por el Real Instituto Elcano, ocho de cada diez personas encuestadas creía que ‘España no hace lo suficiente para luchar contra el cambio climático’ (83 % de los entrevistados que se consideraban de izquierdas, 82 % de centro y 72 % de derechas), un dato que nos indica que también estamos de acuerdo en la necesidad de pasar a la acción, independientemente de la ideología.