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La palabra más usada por las empresas en los últimos años queda proscrita
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Cambio de paradigma

La palabra más usada por las empresas en los últimos años queda proscrita

Los ejecutivos recurren a alternativas como "empresa responsable" para describir iniciativas corporativas

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Muchas empresas ya no pronuncian estas tres letras: E-S-G.

Tras años de reacciones violentas por parte de los inversores, presiones políticas y amenazas legales en relación con las iniciativas medioambientales, sociales y de gobernanza, varios directivos de empresas están haciendo un esfuerzo consciente por evitar el acrónimo, antaño muy utilizado, para este tipo de iniciativas.

En las convocatorias de resultados, muchos directores ejecutivos emplean ahora nuevos enfoques. Algunas empresas, como Coca-Cola, están cambiando el nombre de los informes y comités corporativos, eliminando ESG de los títulos. Los asesores instruyen a los ejecutivos sobre formas alternativas de describir sus esfuerzos, proponiendo nuevos términos como "negocio responsable". En Wall Street, por su parte, algunas empresas están cerrando fondos ESG, antaño populares, a medida que se desvanece el interés.

El cambio en los mensajes refleja una realidad: "seguir los principios ESG es complicado". Así lo afirma Daryl Brewster, antiguo ejecutivo de Kraft Foods y Nabisco que ahora dirige Chief Executives for Corporate Purpose, una organización sin ánimo de lucro formada por más de 200 empresas centradas en el impacto social.

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El movimiento para incorporar la responsabilidad a las decisiones empresariales se remonta a siglos atrás; el término ESG cobró impulso después de que las Naciones Unidas lo utilizaran hace unos 20 años. Con el tiempo, la iniciativa se volvió divisiva: algunos funcionarios la tacharon de "capitalismo woke", mientras que otros la criticaron por centrarse demasiado en los requisitos de medición y divulgación.

Muchos directores ejecutivos insisten en que siguen cumpliendo los compromisos de sostenibilidad adquiridos hace años, aunque ya no hablen de ellos tan a menudo en público. Una encuesta realizada en diciembre por la empresa de asesoría Teneo reveló que alrededor del 8% de los directores ejecutivos están reduciendo sus programas ESG; el resto mantiene el rumbo, pero a menudo introduce cambios en la forma de gestionarlos.

Muchos directivos examinan con más detenimiento la información que divulgan para evitar el escrutinio normativo o las críticas políticas. En lugar de declaraciones altisonantes, los asesores piden a los directores ejecutivos que sean más precisos y fijen objetivos que puedan alcanzarse. Se recomienda decir lo menos posible.

Foto: Hoy en día, todos podemos llevar a cabo políticas de ESG. (iStock) Opinión
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"Hemos visto una gran cantidad de replanteamientos y ajustes por parte de los directivos en el ámbito ESG. No sólo de lo que dicen, sino también de dónde lo dicen y cómo lo caracterizan", describe Brad Karp, presidente del bufete de abogados Paul Weiss, que asesora a varios directores ejecutivos. "La mayoría de las empresas avanzan operativamente con sus programas ESG, pero no los pregonan públicamente, o los describen de diferentes maneras".

Cuando Thomas Buberl, director ejecutivo de la aseguradora AXA, con sede en París, se reunió el año pasado en Estados Unidos con los líderes de una gestora de activos, un fabricante de fertilizantes y una empresa tecnológica, los ejecutivos le sugirieron que reflejara la nueva cautela. "Utilicé la abreviatura ESG, y enseguida me enseñaron a no usar esa palabra", dijo Buberl. "Y yo les pregunté: 'entonces, ¿cómo queréis que lo llame?".

Pocos tenían una respuesta preparada. Buberl añade que no hay que restar importancia a los esfuerzos medioambientales y otros objetivos. "Tenemos que pasar de las intenciones a los hechos", afirmó.

Foto: La inversión de impacto busca un impacto positivo en la sociedad o en el medioambiente. (Unsplash)

La ESG se politizó aún más tras la disputa en 2022 entre Disney y el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Eso abrió la puerta a agudos comentarios sobre los esfuerzos de ESG en general por más de una docena de otros funcionarios estatales y una retirada por parte de algunos gestores de activos. Los inversores retiraron más de 14.000 millones de dólares de fondos ESG en los nueve primeros meses de 2023, según Morningstar.

Larry Fink, de BlackRock, escribió una carta a los inversores en 2023 en la que no hacía referencia explícita a la ESG, después de que algunos estados retiraran dinero en 2022 por el énfasis de la empresa en la ESG. State Street anunció en noviembre una nueva política de voto para los inversores que no quieran hacer tanto hincapié en los aspectos ESG. Fidelity eliminó el año pasado de su proceso de revisión el lenguaje que tenía en cuenta los posibles impactos ESG.

Según un análisis de FactSet, en las llamadas de resultados, las menciones a los ESG aumentaron de forma constante hasta 2021 y han disminuido desde entonces. En el cuarto trimestre de 2021, 155 empresas del S&P 500 mencionaron iniciativas ESG; en el segundo trimestre de 2023, la cifra se había reducido a 61 menciones.

Foto: Vista de una instalación de placas solares. (EFE/Cebollada)

A los retos para las empresas se suma el hecho de que algunas dimensiones de los principios ESG, en particular los objetivos sociales, pueden ser difíciles de cuantificar. Los programas de diversidad corporativa, que a menudo forman parte de una agenda ESG, se enfrentan a un nuevo escrutinio tras la decisión del Tribunal Supremo sobre la discriminación positiva y los desafíos legales de grupos mayoritariamente conservadores.

Los ejecutivos y sus asesores afirman que las empresas siguen más comprometidas con la "E" de ESG, queriendo responder al cambio climático. Algunos directivos afirman que los factores medioambientales son cruciales para su negocio, una de las razones por las que muchos acudieron a Dubái para la COP28, la conferencia de la ONU sobre el clima. También es probable que el cambio climático sea un tema clave en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) la semana que viene.

Revathi Advaithi, consejero delegado de Flex, afirmó que el fabricante tiene 130 fábricas en todo el mundo y que no se plantea la cuestión de si deben funcionar de forma sostenible.

Foto: El 'marrón' de las políticas ESG. (Pexels)

"No es que hayamos conseguido un montón de nuevos inversores por tener un informe de sostenibilidad o nos centráramos en los ESG", dijo. "No lo hicimos con ese propósito…. Queríamos centrarnos en la reducción del consumo de agua, del consumo de energía, en todas esas cosas. Así que no lo veo como una tendencia que ha llegado hoy y va a desaparecer mañana".

Algunos de los cambios son sutiles. En Coca-Cola, la empresa publicó un informe "Business & ESG" en 2022; en 2023, pasó a llamarse informe "Business and Sustainability". El gigante de las bebidas también cambió el nombre de los comités de su consejo de administración.

Los críticos más acérrimos de los principios ESG afirman ver con buenos ojos que se hable menos de ello. "Si esta tendencia está disminuyendo, estos consejeros delegados deben de haberse dado cuenta de que esto les expone a un mayor riesgo legal y les cuesta clientes", declaró en un comunicado el fiscal general de Texas, Ken Paxton, que se ha opuesto a las políticas ESG.

Foto: EC.
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Cómo llamar ahora a estos esfuerzos sigue siendo un debate. El grupo de directores ejecutivos sin ánimo de lucro de Brewster aconseja a los líderes que hablen de las iniciativas en un lenguaje claro, explicando los esfuerzos por reducir el consumo de agua, por ejemplo, o que utilicen términos como "nuestra gente" o "nuestros recursos naturales." Brewster dijo que quiere que más líderes adopten la frase "empresa responsable".

"Se puede ser anti-ESG", dijo Brewster. "Pero es difícil ser antirresponsable".

*Contenido con licencia de “The Wall Street Journal”

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