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ESG, en el punto de mira: la etiqueta de inversión verde es solo 'marketing'
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'GREENWASHING'

ESG, en el punto de mira: la etiqueta de inversión verde es solo 'marketing'

La dimisión del consejero delegado de DWS es una llamada de atención para el sector de la inversión, ya que los productos calificados de 'ecológicos' son objeto de un escrutinio cada vez mayor

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Los días en que la venta de fondos ESG era una táctica de 'marketing' fácil para los gestores de fondos han tocado a su fin.

La inversión basada en criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) ha sido un nuevo mercado enormemente popular para los gestores de activos de servicio completo que luchan por competir con los fondos de seguimiento de bajo coste. Si bien es cierto que este tipo de inversión ética puede tener significados realmente diferentes para cada individuo, el escrutinio de la parte medioambiental de las inversiones está aumentando.

El pasado miércoles, Asoka Woehrmann, consejero delegado de DWS, la filial de gestión de activos de Deutsche Bank que oferta en bolsa participaciones no dominantes, declaró que dimitiría tras la próxima asamblea general anual. La noticia se publicó un día después de que las autoridades alemanas registraran las oficinas de ambas entidades debido a que se acusa a DWS de realizar afirmaciones falsas sobre los fondos ESG. La Comisión del Mercado de Valores de EEUU y los fiscales federales también lo están investigando.

La inversión ESG ha sido un éxito para el sector. A menudo, los gestores de fondos han prometido a los inversores una mayor rentabilidad mientras hacían el bien con su dinero. Sin embargo, el concepto de 'ESG' es escurridizo, sin definiciones, criterios ni métricas ampliamente aceptados. La calificación ESG de una misma empresa puede variar mucho entre las empresas de calificación crediticia creíbles.

Foto: Elon Musk en una fábrica de Tesla. (Reuters/Patrick Pleul)

Esa variación no es algo disparatado. Hay muchas maneras de combinar los tres criterios para conseguir una única puntuación, y para cualquiera de ellos puede haber un desacuerdo sobre lo que es bueno o malo. Por ejemplo, algunos podrían calificar a Shell con una alta puntuación en el ámbito ecológico porque tiene un plan para descarbonizar sus negocios, mientras que otros podrían otorgarle una puntuación baja porque vende petróleo y tiene intención de seguir vendiendo gas natural durante varios años.

Sin embargo, el margen de variación en las calificaciones medioambientales está empezando a reducirse. Las autoridades europeas han establecido nuevas normas para las diversas categorías de inversiones sostenibles y están trabajando para definir qué es verde y qué no lo es. La Comisión de Valores y Bolsas también está preparando su propia normativa. Aunque los estándares aumentan la carga que supone para los gestores de fondos cumplir la normativa, también deberían ayudar a garantizar que los inversores reciban lo prometido, en lugar de un montón de palabrería sin acciones que lo respalden.

La preocupación por el 'greenwashing', es decir, realizar afirmaciones de impacto ecológico que distan de la realidad, está muy extendida y los últimos acontecimientos no hacen más que avivar el fuego. La Comisión de Valores y Bolsa impuso recientemente una multa por valor de 1,5 millones de dólares al Bank of New York Mellon por declaraciones engañosas sobre fondos ESG. DWS declaró en su último informe anual unos "activos ESG" muy inferiores a los activos "integrados en el ámbito ESG" del año previo. Un informante alegó el año pasado que sus datos eran engañosos. Ahora le corresponderá a un nuevo consejero delegado profundizar en el asunto.

Foto: Exxon fue protagonista de una campaña importante de activistas. (Reuters/Jackson)

El discurso titulado "Por qué los inversores no necesitan preocuparse por el riesgo climático", pronunciado el mes pasado por el jefe de inversiones responsables de la división de Gestión de Activos de HSBC, en el que sostenía que los efectos financieros del cambio climático serían 'de minimis', no hizo sino reforzar la preocupación de que el pensamiento interno no suela coincidir con el 'marketing'. Los ejecutivos del banco se apresuraron a distanciarse de los comentarios del empleado, ahora suspendido.

Las continuas repercusiones a las que se enfrenta DWS son una advertencia para que otros gestores de activos den la cara o reduzcan sus declaraciones ecológicas. En términos más generales, aunque los criterios sociales y de gobernanza sigan estando menos definidos, el endurecimiento de las normas sobre lo que se considera ecológico podría significar que ha llegado el momento de eliminar la 'E' de la inversión ESG, o incluso de retirar la agrupación por completo. Nunca ayudó a los inversores, y ahora tampoco es muy útil para los gestores de fondos.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.

Los días en que la venta de fondos ESG era una táctica de 'marketing' fácil para los gestores de fondos han tocado a su fin.

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