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Putin, la guerra y la crisis energética amenazan cualquier tipo de acuerdo en la COP27
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COP 27 | CUMBRE CLIMÁTICA 2022

Putin, la guerra y la crisis energética amenazan cualquier tipo de acuerdo en la COP27

Pocos países han cumplido el amplio acuerdo alcanzado en la conferencia del año pasado en Glasgow a solo unos días del arranque de la nueva edición de Egipto, con la crisis energética por la guerra a las puertas del invierno

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Las tensiones geopolíticas y las turbulencias del mercado energético han puesto en entredicho las perspectivas de alcanzar un acuerdo mundial para acelerar los esfuerzos por limitar el cambio climático, ya que muchas grandes economías no han presentado calendarios más rápidos para la reducción de emisiones antes de la cumbre de las Naciones Unidas de la próxima semana.

A pocos días de que líderes mundiales y diplomáticos se reúnan en la turística ciudad de Sharm El Sheikh, en Egipto, para la COP27, son pocos los países que han cumplido el amplio acuerdo alcanzado en la conferencia del año pasado en Glasgow. Ese acuerdo instaba a los gobiernos nacionales a presentar planes más ambiciosos a la ONU antes de finales de este año para reducir el uso de los combustibles fósiles en sus economías y tomar otras medidas destinadas a limitar el calentamiento global.

Foto: Foto: EC.

"Estamos trabajando en un entorno global bastante hostil y complicado", reconocía el enviado de Estados Unidos para el clima, John Kerry.

La ausencia de objetivos de emisiones más estrictos es un revés a un largo esfuerzo, establecido con el acuerdo climático de París de 2015, para limitar el calentamiento global a mucho menos de dos grados centígrados desde la era preindustrial, y preferiblemente a un grado y medio. Los gobiernos nacionales acordaron en París que publicarían planes cada vez más ambiciosos para reducir las emisiones cada cinco años. En Glasgow, sin embargo, los gobiernos acordaron que ese calendario era demasiado lento, y los planes actuales sitúan al mundo en la senda hacia 2,5 grados de calentamiento, según la ONU.

La cumbre de Sharm El Sheikh pondrá a prueba si la diplomacia climática puede marcar la trayectoria a largo plazo de las emisiones mundiales en un momento de turbulencias internacionales. Muchas de las mayores empresas del mundo, incluidas las energéticas y los gigantes tecnológicos, no van a enviar a sus principales ejecutivos a Egipto.

La ausencia de objetivos de emisiones más estrictos es un revés a un largo esfuerzo

El mapa energético mundial se ha rediseñado desde la cumbre del año pasado. La decisión de Rusia de invadir Ucrania y cortar el flujo de gas natural a Europa ha obligado a las capitales de todo el mundo a centrarse en asegurar el suministro de energía.

Europa quema ahora más carbón y absorbe los suministros mundiales de gas natural licuado para compensar la pérdida del suministro ruso, mientras que el aumento de los precios del gas empuja a algunos países en desarrollo a depender también más del carbón que tengan a mano. Las emisiones de dióxido de carbono en la Unión Europea aumentaron un 4,2% en los nueve primeros meses de este año en comparación con el mismo periodo del año anterior, según el sitio de análisis de datos Carbon Monitor.

"La guerra de Ucrania y la consiguiente crisis del gas lo han echado todo por tierra", se lamentaba el ex ministro de Medio Ambiente de Italia, Roberto Cingolani, que ayudó a dirigir las conversaciones sobre el clima de cara a Glasgow.

Foto: La cumbre del clima de Egipto tendrá lugar el mes próximo. (COP27)

Años de conversaciones sobre el clima entre China y Estados Unidos, el segundo mayor emisor, se han ido al traste a raíz de las tensiones sobre Taiwán. China, el mayor emisor del mundo con diferencia, se ha negado a actualizar su plan de emisiones. Pekín quiere centrarse en alcanzar los objetivos actuales, que exigen que sus emisiones de dióxido de carbono dejen de aumentar antes de 2030.

"Creemos que los eslóganes vacíos no son ambiciones, y que sólo se pueden demostrar las verdaderas ambiciones aplicando objetivos", afirmó en una rueda de prensa reciente Li Gao, director del departamento de cambio climático del Ministerio de Medio Ambiente y Ecología de China.

Según los analistas, las turbulencias del mercado energético pueden acelerar la transición a largo plazo hacia tecnologías más limpias. El aumento de los precios de los combustibles fósiles ha empujado a algunas de las principales economías del mundo a aumentar la inversión en energías de bajas emisiones de carbono en nombre de la seguridad nacional.

Foto: La COP27 deberá limitar (de verdad) las emisiones. (Reuters/Stephane Mahe)

China está instalando energías renovables a gran escala, lo que permitirá a Pekín alcanzar su objetivo de 1.200 gigavatios de capacidad eólica y solar cinco años antes de su objetivo, que era 2030. Europa ha aumentado sus objetivos de energía renovable como parte de una carrera para desprenderse del gas ruso, y Estados Unidos aprobó este verano una ley que proporciona 385.000 millones de dólares durante la próxima década para luchar contra el cambio climático.

La Agencia Internacional de la Energía declaró la semana pasada que la guerra de Ucrania ha acelerado la transición a las energías renovables y que la demanda mundial de combustibles fósiles empezaría a caer a finales de esta década si los gobiernos cumplen los nuevos objetivos políticos que han desvelado durante la crisis.

La cumbre de Glasgow de noviembre de 2021 dio lugar a varios acuerdos que los funcionarios occidentales laudaron como un gran avance. Los gobiernos acordaron reducir paulatinamente la quema de carbón que no capturara también las emisiones de dióxido de carbono para su almacenamiento. También acordaron eliminar gradualmente las subvenciones a los combustibles fósiles que se consideren ineficientes. Fue la primera vez que un acuerdo de la ONU sobre el clima mencionaba los combustibles fósiles, poniendo fin a una larga concesión a los grandes productores como Arabia Saudí.

"Pekín ve la presión de Occidente como un intento de desviar el foco de atención del hecho de que Europa está quemando más carbón"

Al margen de la cumbre, China y Estados Unidos llegaron a un acuerdo para trabajar en la reducción del metano, un potente gas de efecto invernadero. Pekín declaró que desarrollaría un plan para reducir el metano en esta década y lo publicaría antes de la COP27. El gobierno de Biden está a punto de completar su esperada propuesta para frenar las emisiones de gas metano.

Pekín ve la presión de Occidente como un intento de desviar el foco de atención del hecho de que Europa está quemando más carbón. Ello ha supuesto considerar a China como un obstáculo para el progreso climático, a sabiendas de que Pekín no estaría dispuesta a actualizar su plan tan poco tiempo después de presentarlo en 2020.

La cooperación en materia de cambio climático ha sido un raro rayo de esperanza en la relación cada vez más tensa entre los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo. Las conversaciones entre los negociadores estadounidenses y chinos sobre el clima -respaldadas por la amistad personal entre ambas partes- ayudaron a sellar el acuerdo climático de París en 2015.

Foto: Las emisiones totales de CO2 en la UE por fabricación de coches han bajado un 45,9%. (Renault)

"La colaboración entre China y Estados Unidos es imprescindible", afirma Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE. "Si queremos alcanzar nuestros objetivos climáticos, no veo otra salida".

En agosto, China suspendió las conversaciones sobre el clima con Estados Unidos después de que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, visitara Taiwán, una isla democráticamente autogobernada que Pekín reclama como parte de su territorio. Qin Gang, embajador de China en Washington, dejó claro que, para reanudar el diálogo, sería necesario que Estados Unidos se replanteara su postura sobre Taiwán y "se abstuviera de seguir actuando de forma que aumenten las tensiones".

Kerry dijo que había enviado un correo electrónico a su homólogo chino, Xie Zhenhua, en septiembre, pero que no había recibido ninguna respuesta.

Las tensiones entre Estados Unidos y China volvieron a aumentar en octubre, cuando el gobierno de Biden emitió normas que prohíben en gran medida a las empresas estadounidenses de semiconductores trabajar con empresas chinas, en un intento de frenar el avance de Pekín en tecnologías avanzadas.

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin. (EFE/EPA/Gavrill Grigorov/Sputink/Kremlin Pool)

En los últimos meses, el impacto de la guerra en Ucrania en las conversaciones sobre el clima se ha profundizado. Cuando los ministros del clima del Grupo de las 20 principales economías se preparaban para reunirse en agosto, vieron rápidamente que sería imposible alcanzar una posición común debido a la guerra.

Estados Unidos, Europa y sus aliados querían calificar el conflicto de guerra en la declaración final de la reunión y describir su impacto negativo en los mercados energéticos mundiales, según contaron los funcionarios que participaron en las conversaciones. Los funcionarios rusos querían que solo se mencionasen "tensiones geopolíticas". Los funcionarios añadieron además que Indonesia, que acogía la reunión en Bali, quería dejar de lado la disputa sobre Ucrania, un enfoque favorecido por China, India y otros países en desarrollo.

En Bali, la delegación china, encabezada por Zhao Yingmin, viceministro de Medio Ambiente y Ecología del país, se opuso a incluir el lenguaje del pacto de Glasgow que pedía a los países que actualizaran sus objetivos de emisiones antes de Sharm, según funcionarios familiarizados con las discusiones.

Foto: El abandono de las energías fósiles es necesario para recortar las emisiones de CO2 (Reuters/Yves Herman)

El hecho de que Occidente se centre en Ucrania -sólo Estados Unidos ha aportado más de 15.000 millones de dólares de ayuda- ha irritado a los países en desarrollo, que llevan tiempo exigiendo más dinero a los países ricos para ayudarles a reducir las emisiones y adaptarse a los efectos del cambio climático. Este año, los países desarrollados aún no han cumplido la promesa hecha en Glasgow de aportar 348,9 millones de dólares adicionales para la adaptación. El déficit incluye una promesa de 50 millones de dólares de Estados Unidos que no se ha pagado, 116,5 millones de dólares de la Unión Europea y 20,7 millones de dólares del Reino Unido.

Varios funcionarios estadounidenses dijeron que los 50 millones de dólares están en pleno proceso de asignación y que pretenden contribuir la mitad de ellos este año fiscal.

Los funcionarios occidentales se han mostrado abiertos a una nueva categoría de financiación, conocida como pérdidas y daños, para los países que dicen haber sufrido los efectos del cambio climático de forma tan grave que ya no pueden adaptarse. Los negociadores esperan que esta cuestión figure en la agenda de Egipto tras las recientes y devastadoras inundaciones en Pakistán. Estados Unidos ha prometido hasta ahora 66 millones de dólares en ayuda para el país.

Con la contribución de Timothy Puko. *Contenido con licencia de The Wall Street Journal

Las tensiones geopolíticas y las turbulencias del mercado energético han puesto en entredicho las perspectivas de alcanzar un acuerdo mundial para acelerar los esfuerzos por limitar el cambio climático, ya que muchas grandes economías no han presentado calendarios más rápidos para la reducción de emisiones antes de la cumbre de las Naciones Unidas de la próxima semana.

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