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El demoledor informe que urge a actuar contra el cambio climático para proteger a la infancia
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El demoledor informe que urge a actuar contra el cambio climático para proteger a la infancia

En 'El año más frío del resto de su vida', Unicef revela la necesidad de adaptar los servicios de asistencia de los que dependen los niños a los nuevos escenarios climáticos

Foto: Niños afectados por las inundaciones en República Dominicana. (EFE/Luis Tavárez)
Niños afectados por las inundaciones en República Dominicana. (EFE/Luis Tavárez)

De todos los datos relacionados con las consecuencias del cambio climático, los que señalan el alto nivel de riesgo al que se enfrentan los niños resultan especialmente perturbadores. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, lleva muchos años dedicando un esfuerzo especial a la evaluación de ese riesgo, y su último informe al respecto no puede ser más demoledor.

Bajo el título El año más frío del resto de su vida: proteger a la infancia frente al impacto creciente de las olas de calor, el nuevo trabajo de esta agencia de la ONU revela que el porcentaje de niños que se están viendo afectados por los fenómenos climáticos extremos, como la persistencia y el rigor de las actuales olas de calor, no para de aumentar y muy previsiblemente seguirá haciéndolo a un ritmo mucho mayor en los próximos años.

Foto: Inundaciones en Murcia (EFE) Opinión

Actualmente, el cambio climático afecta directamente a 538 millones de niños en distintas regiones del planeta, lo que equivale al 23% del total de la población infantil a nivel mundial. Pero según las previsiones elaboradas conjuntamente con los investigadores de The Data for Children Collaborative y el Movimiento Rise Up, esta cifra aumentará hasta llegar a los 1.600 millones de niños en 2050 si se produce un aumento de 1,7 °C de la temperatura media respecto a la época preindustrial (ya hemos superado los 1,2 °C y se prevé que en 2024 se superen los 1,5 °C), y rondaría los 2.000 millones de niños afectados si ese incremento alcanzase los 2,4 °C.

Hacia los peores escenarios

Recordemos que según los expertos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), al ritmo actual de emisiones de gases con efecto invernadero (GEI) el calentamiento podría situarse entre los 3 °C y 4 °C, mientras que si los GEI se disparasen por encima del incremento experimentado hasta ahora, algo que los científicos del IPCC contemplan y describen como escenario RCP-8.5, se podrían llegar a superar los 5 °C de incremento respecto a 1880.

placeholder Niño afectado por las inundaciones en Pakistán. (EFE/S. Rehman)
Niño afectado por las inundaciones en Pakistán. (EFE/S. Rehman)

Como reseñaba en el acto de presentación, celebrado de manera conjunta en Londres y Nueva York, la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell, a día de hoy “uno de cada tres niños vive ya en países con temperaturas extremadamente altas, mientras que casi uno de cada cuatro está expuesto al aumento de la frecuencia de las olas de calor”. Una situación que, según se destaca en el informe, tiene grandes probabilidades de empeorar. Así, en las próximas tres décadas, un mayor número de niños se verá afectado por los efectos negativos de las olas de calor, que serán más largas, calurosas y frecuentes, poniendo en peligro su salud y bienestar.

Para Russell, “el grado de devastación que vayan a suponer estos cambios dependerá en gran parte de las medidas que tomemos ahora. Como mínimo, los gobiernos deben emprender las acciones necesarias para limitar urgentemente el calentamiento global del planeta a 1,5 °C, tal y como establece el Acuerdo de París, así como duplicar la financiación destinada a la adaptación antes de 2025. Solo así lograremos poner a salvo el futuro de los niños”.

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Niños afectados por la sequía en Honduras. (EFE/G. Amador)

Unicef explica que las olas de calor son especialmente nocivas para los niños porque tienen menos capacidad para regular su temperatura corporal en comparación con los adultos, incrementando las posibilidades de que padezcan problemas de salud como afecciones respiratorias crónicas, enfermedades infecciosas o alteraciones cardiovasculares. Los bebés y los niños más pequeños son los que corren un mayor riesgo de morir a causa del aumento de las temperaturas.

Medidas más ambiciosas y urgentes

Vanessa Nakate, joven activista del clima y embajadora de Buena Voluntad de Unicef, señaló en la presentación del informe que “por muy caluroso que haya sido este año en casi todos los rincones del mundo, probablemente será el año más frío del resto de nuestras vidas. Y lo que aquí se deja claro es que, a menos que se tomen medidas efectivas y urgentes, las olas de calor serán aún más graves de lo que habíamos previsto”.

Ante esta situación, Unicef insta a los gobiernos a que adapten sus servicios sociales destinados a la protección de la infancia en todo el mundo. Por ejemplo, se deben reforzar los sistemas alimentarios a fin de que resistan las amenazas a las que nos enfrentamos y asegurar el acceso de los niños a una alimentación saludable. Se debe invertir más en la prevención, la detección y el tratamiento precoces de la desnutrición grave en los niños, las niñas, las madres y las poblaciones vulnerables.

Foto: El aumento de desastres naturales está incrementando el riesgo sanitario. (EFE)

Por todo ello, pide que en la próxima cumbre del clima que arrancará el próximo mes en Egipto (COP27) se preste una atención especial a la protección de la infancia ante el reto del cambio climático y se prioricen sus derechos a la hora de tomar decisiones relacionadas con la adaptación.

Asimismo, hace un llamamiento a preparar a todos los niños para vivir en un mundo con una nueva situación climática. En ese sentido, según Unicef, todos los países deben ofrecer a los niños, las niñas y los jóvenes la educación necesaria en materia de cambio climático, reducción del riesgo de desastres, formación en competencias ecológicas y oportunidades para participar en la acción climática. Para ello pide que en la COP27 se apruebe un Plan de Acción para el Empoderamiento Climático de la juventud y la infancia que fomente la capacidad de los jóvenes para influir en la toma de decisiones y los aliente a exigir responsabilidades a los gobiernos.

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Niños afectados por los incendios en Grecia. (Unicef/A. Tzortzinis)

La COP27 también debe desbloquear el estancamiento político en relación con la financiación de la adaptación al cambio climático de los niños y sus comunidades, asegurando que se cumpla el compromiso internacional asumido en la COP26 de duplicar la financiación para la adaptación hasta un importe de al menos 40.000 millones de dólares anuales para 2025, que debería llegar a los 300.000 millones de dólares en 2030.

Reducir emisiones para proteger su futuro

Y por supuesto, el mundo debe tomarse en serio el objetivo común de reducir drásticamente las emisiones de GEI para mantener el calentamiento global en los 1,5 °C de incremento. Un objetivo que a día de hoy parece inalcanzable ante la perspectiva real de que las emisiones aumenten en un 14% a lo largo de esta década, lo que nos empujaría hacia los peores escenarios previstos. Todos los gobiernos deben revisar sus planes y políticas nacionales sobre el clima con miras a aumentar tanto sus actuaciones como su ambición de mitigación. Asimismo, deben reducir las emisiones en al menos un 45% con el fin de evitar que el calentamiento sobrepase los 1,5 °C.

Foto: Los fenómenos climáticos extremos, consecuencia del calentamiento global. (iStock)

Este nuevo informe de Unicef insiste en algo que ya se destacaba en el último Índice de Riesgo Climático de la Infancia: que la crisis climática es también una crisis de los derechos de la infancia. Y que para hacer frente a esta crisis es necesario que todos los sectores de la sociedad actúen. Los gobiernos deben velar por que las políticas ambientales tengan en cuenta las necesidades de los niños. Las empresas deben procurar que sus prácticas protejan el entorno natural del que dependen los niños. Y los ciudadanos, en el día a día, debemos tomar las medidas necesarias para evitar que las condiciones climáticas extremas que estamos empezando a sufrir nosotros se conviertan en la “nueva normalidad” que les tocará vivir a ellos.

De todos los datos relacionados con las consecuencias del cambio climático, los que señalan el alto nivel de riesgo al que se enfrentan los niños resultan especialmente perturbadores. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, lleva muchos años dedicando un esfuerzo especial a la evaluación de ese riesgo, y su último informe al respecto no puede ser más demoledor.

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