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Adiós a la estrategia de demandar a los banqueros que se van a la entidad rival
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LA SENTENCIA CONTRA MARCH CAMBIA EL PARADIGMA

Adiós a la estrategia de demandar a los banqueros que se van a la entidad rival

Una sentencia marca los criterios para considerar que hay competencia desleal en uno de los años más movidos en banca privada por guerra de fichajes y captación

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El miedo a las demandas se ha disipado rápidamente en banca privada. Antes de la pandemia, con varios casos abiertos protagonizados por March, CaixaBank o Julius Baer, estaba en máximos. Ahora, una sentencia ha desestimado, de forma contundente, los argumentos de Banca March, marcando cuándo considerar que hay competencia desleal justo en uno de los años más movidos que se recuerdan en el sector de la gestión de altos patrimonios.

No en vano, se trata de un ejercicio de guerra de fichajes y captación de clientes, marcado por la salida de UBS, con la venta de su negocio a Singular Bank. En plena integración, decenas de banqueros del banco suizo han fichado por competidores de Singular. También BNP ha vendido gran parte de su negocio a March. Y otras entidades como Deutsche Bank o Credit Suisse han lanzado una ofensiva de fichajes. Firmas como Bankinter, Safra, Creand, A&G o Andbank también han realizado fichajes.

Foto: Sede de Banca March, en Palma de Mallorca.

Pero los banqueros, cuando se mueven, lo hacen con reticencias. Las entidades fichan banqueros por su capacidad y, también, con vistas a que arrastren parte de su cartera de clientes desde donde llegan. Muchos profesionales optan por evitar moverse o, si lo hacen, por ser agresivos al intentar llevarse sus clientes de una entidad a otra.

Siempre ha habido movimientos de banqueros. Y siempre ha habido demandas o amenazas legales. Pero esta espiral se disparó entre 2017 y 2019 con varios procesos abiertos, aunque desde entonces solo quedan los de March, con Diaphanum y con UBS. La primera sentencia llegó esta semana, tal y como avanzó El Confidencial.

El cambio ha sido radical. En 2019, hubo banqueros que no se movieron por evitar líos legales, según pudo constatar este medio. Había procesos legales abiertos sin diagnóstico claro sobre su resolución. En este caso, un juez ha sido contundente al desestimar la demanda por competencia desleal de March contra Diaphanum, aunque el banco mallorquín ha recurrido.

Foto: Claudio de Sanctis, jefe de banca privada internacional de Deutsche Bank.

El fallo del Juzgado asegura que March fue “incapaz de retener su propio talento”, y que las bajas que sufrió tras comprar Consulnor no se pueden achacar a Rafael Gascó o Hugo Aramburu, cabezas visibles de Diaphanum y ex ejecutivos del banco que preside Juan March de la Lastra.

El juez Andrés Sánchez Magro, del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid, quien ha desestimado la demanda de March, que se interpuso en 2018, señala en la sentencia a la que ha tenido acceso este medio que “es común demandar a ex trabajadores por competencia desleal” alegando la prohibición en la normativa de inducir a clientes a incumplir contratos que se hayan celebrado con los competidores o inducirlos a rescindir legalmente la relación contractual.

Pero el magistrado apunta a que hay cinco aspectos para considerar si la captación o desviación de clientes de una empresa a otra por parte de un trabajador es ilegal. La primera, que la captación se debe producir mientras subsiste el vínculo laboral con la empresa anterior y aprovechando su infraestructura material o humana. La segunda, que se usen técnicas, conocimientos o procedimientos propiedad de la empresa, utilizando secretos empresariales. La tercera, que los datos de clientes no se obtengan fuera del normal desarrollo de la prestación laboral. También, que la captación de clientela no sea para obtener un beneficio, sino para eliminar al competidor. Y, por último, que la captación se haga con un acto considerado desleal por la ley, como la confusión, denigración o infringiendo la normativa.

El juez indica que “en la voluminosa documentación existente” en los autos, aportada por Banca March, “no hay referencia alguna a la existencia de engaño” con el objeto de menoscabar su reputación. Asimismo, señala que los demandados estaban en el área comercial, y el activo no era el secreto industrial. El magistrado también recuerda que captar clientes de una empresa donde se trabajaba no es un acto de competencia desleal, “sino un sistema de libre iniciativa económica y libertad empresarial”.

Foto: iStock.

Otro punto importante de la sentencia es que los listados de clientes no pueden considerarse secreto profesional. Mientras que sobre la posibilidad de querer eliminar a un rival, Diaphanum tiene un tamaño equivalente, por fondos propios o capital social, al 2% de Banca March. Así, el juez dice que “estimar la presente demanda sería atentar contra los derechos constitucionales de libre elección de profesión u oficio”, además de ir en contra del “reconocimiento de la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado” o contra el “principio de libre competencia”.

March ha recurrido y quiere llegar hasta la última instancia posible con el proceso abierto, mientras que el paralelo está pendiente de sentencia la demanda que interpuso contra UBS y contra 12 banqueros, muchos de los cuáles ya no están en el banco suizo porque han salido en medio de la desbandada general de profesionales. Se trata de Alejandro Vidal, Rafael Baselga de la Vega, Juan Orbe, Diego Calvo, Isabel Oraá, Javier San Pío, Carlos Domínguez, Eva Padilla, Silvia González, Andrés Calderón, Pedro Sagastizabal y Teresa Ortiz de Zárate.

El banco mallorquín, tras cambiar de consejero delegado con el nombramiento de José Luis Acea, cambió el sistema retributivo y quiso vincular a los clientes al banco más que al banquero. Esto provocó la huida de decenas de banqueros a diferentes entidades, como los mencionados UBS o Diaphanum, y también a Orienta (en la que entró Mutua el año pasado), Bankinter o Sabadell.

Los movimientos se produjeron, principalmente, en 2018. Un año antes, Antonio Losada y su equipo ficharon por Indosuez, la banca privada española de Crédit Agricole, procedentes de Deutsche Bank. Estos cambios iniciaron un efecto dominó de fichajes y salidas de banqueros para irse a competidores o para iniciar nuevos proyectos.

Uno de estos casos se dio en Julius Baer, donde uno de los banqueros más veteranos, que había pasado a trabajar para la filial española del banco suizo cuando este adquirió el negocio de altos patrimonios de Merrill Lynch, donde trabajaba, quiso montar una boutique de asesoramiento con multi custodia. Su salida derivó en uno de los pleitos que más ruido hizo en el sector.

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En concreto, Víctor del Rey dejó Julius Baer en 2017. El banco había decidido centralizar su operativa europea en Luxembugo, en vez de hacerlo desde Fráncfort, y los clientes debían firmar el traspaso. Varios banqueros abandonaron la entidad y Julius Baer interpuso varias demandas por reclamaciones o, en este caso, por competencia desleal.

Finalmente, ya durante la pandemia, después de la salida de Carolina Martínez-Caro como responsable en España de Julius Baer, su sucesor, Sergio de Miguel, mano derecha de Carlos Recoder, responsable europeo, no quiso seguir con el pleito. Ambas partes, que se habían demandado mutuamente, alcanzaron un pacto para dejar a cero las reclamaciones millonarias a cambio de retirar las demandas. Del Rey lanzó en 2021 su nuevo multi family office con 500 millones bajo gestión, Velar Inversiones.

Tanto este proceso como los de March, habían hecho mucho ruido en el sector. También una demanda que llegó a poner CaixaBank por el fichaje de dos banqueros como agentes por parte de Bankinter en 2020, justo antes del covid. El banco catalán, con sede social en Valencia, la retiró, pero los dos profesionales no pasaron a ser agentes de Bankinter.

El desenlace de estas demandas, ya sea por pacto o por desestimación del juez en el caso de March, cambian el paradigma en banca privada. Los banqueros han perdido el miedo. Además, había otro factor clave para los movimientos que era el bonus, que se suele cobrar en marzo.

Gran parte de la remuneración de los banqueros es variable, calculada por la cartera del año anterior. Hasta que no se cobra, no suele haber movimientos. Pero el Supremo fijó que si es un bonus cuantitativo, con que el 31 de diciembre el profesional siga en la entidad, tendrá derecho a cobrarlo, incluso si la abandona el 1 de enero. Esto supuso un espaldarazo a la libertad de fichar por otros bancos sin miedo.

El miedo a las demandas se ha disipado rápidamente en banca privada. Antes de la pandemia, con varios casos abiertos protagonizados por March, CaixaBank o Julius Baer, estaba en máximos. Ahora, una sentencia ha desestimado, de forma contundente, los argumentos de Banca March, marcando cuándo considerar que hay competencia desleal justo en uno de los años más movidos que se recuerdan en el sector de la gestión de altos patrimonios.

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