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Pescadores gallegos contra molinos eólicos: "Todos estarían en las áreas donde faenamos"
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EL POLÉMICO PROYECTO NORDÉS

Pescadores gallegos contra molinos eólicos: "Todos estarían en las áreas donde faenamos"

La construcción del mayor parque eólico marino de España, frente a las playas de A Coruña, pone en alerta al sector pesquero, que teme que los barcos topen con molinos de 260 metros de alto

Foto: Fotografía de archivo de un parque eólico marino. (Unsplash/Nicholas Doherty)
Fotografía de archivo de un parque eólico marino. (Unsplash/Nicholas Doherty)
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La guerra en Ucrania, con el consecuente encarecimiento de la energía, de los carburantes y de muchas materias primas, ha evidenciado lo que ya imploraba la crisis climática: debemos impulsar las renovables en busca de la autosuficiencia energética. Y, ante las dificultades que la tierra suscita para la instalación de paneles solares y molinos de viento, parece sensato mirar hacia el mar, como ya lo están haciendo muchos vecinos europeos.

La estrategia europea para la energía renovable marina prevé que esta tecnología se multiplique por cinco y pase de los 12 GW actuales a más de 60 GW en todo el continente de aquí a 2030. Así, países como Francia, Noruega o Reino Unido ya están desarrollando parques eólicos marinos, según recoge la Asociación Empresarial Eólica (AEE). Otros, como Escocia o Países Bajos, han anunciado proyectos de cara a los próximos años.

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Mientras, en España, la Hoja de Ruta para el desarrollo de la Eólica, elaborada por el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), aspira a que el país cuente con entre 1 y 3 GW de eólica marina para el año 2030. Con este escenario, varias compañías han mostrado su interés en instalar molinos frente a las costas españolas, como en Cádiz o en la Costa Brava. De todos ellos, el proyecto más grande y ambicioso se emplaza en Galicia, frente a las playas de A Coruña.

El parque eólico más grande del país

A finales de enero, la web del Miteco publicó datos relativos al proyecto Nordés, un planteamiento inicial para instalar un parque eólico marino flotante a 30 kilómetros del punto más próximo de la costa, dividido en dos fases: en la inicial, contempla 35 aerogeneradores de 15 MW; en la segunda, se escalaría el parque hasta los 80 molinos de 675 MW. Esta producción supondría, según calculan Bluefloat Energy y Sener —compañías impulsoras del proyecto—, cubrir el 7% del consumo energético de Galicia y el 30% del consumo eléctrico de la autonomía. Además, tendría un efecto del 4% sobre el PIB gallego.

Sin tardar demasiado, los medios se hicieron eco y las reacciones de todo tipo no tardaron en llegar. No obstante, lo presentado ante el ministerio por ambas promotoras no era un proyecto firme bajo tramitación, sino un documento inicial de proyecto (DIP). De carácter no obligatorio, su fin es dar a conocer la idea públicamente para que tanto asociaciones como entidades y demás interesados expresen sus sugerencias e incorporarlas al posterior estudio de impacto ambiental.

placeholder Dimensiones preliminares de los aerogeneradores del proyecto Nordés.
Dimensiones preliminares de los aerogeneradores del proyecto Nordés.

"Hemos trabajado en base a la información pública de la que disponíamos. Sin embargo, nos falta mucha información y creemos que la manera correcta de llevar a cabo este tipo de proyectos es escuchando. Escuchando inquietudes, miedos, sugerencias o ideas que puedan hacer que el proyecto mejore. Casi con toda seguridad, el proyecto final que se presente será muy diferente a lo que se ha mostrado", declara a El Confidencial Carlos Martín, CEO de Bluefloat.

Todas estas preocupaciones, expresadas por la sociedad civil, se trasladarían al estudio de impacto ambiental, donde se tratarán de medir y cuantificar y, si se saldan con una afección negativa, tratar de corregirlas, mitigarlas o compensarlas. "Ahora no se puede concluir qué impactos podría tener. Por ejemplo, en parques de eólica fija que se han implantado en otros países, el mayor impacto que tienen es el ruido que se genera durante la fase de construcción, ya que para fijar las estructuras perforan el fondo marino. Ese ruido tiene un efecto muy grande en las especies, sobre todo en mamíferos, ya que los ahuyenta y desorienta. Aquí pensamos que no va a ocurrir porque trabajamos con tecnología flotante, con el conjunto terminado en tierra”, ejemplifica el CEO de Bluefloat.

placeholder El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, durante el acto de firma del acuerdo entre las empresas Iberdrola, Windar y Navantia por el que crean el acuerdo de fabricación y suministros de cimentaciones para futuros parques eólicos marinos. (EFE)
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, durante el acto de firma del acuerdo entre las empresas Iberdrola, Windar y Navantia por el que crean el acuerdo de fabricación y suministros de cimentaciones para futuros parques eólicos marinos. (EFE)

Según el documento presentado a Transición Ecológica, los molinos proyectados en Nordés tendrían una altura total de 260 metros, desde la plataforma flotante hasta las aspas. Las torres se sostendrían sobre tres cimentaciones flotantes y estas, a su vez, quedarían fijadas al suelo por sistemas de anclaje, mediante un catenario de acero que permite cierta flexibilidad. Para las conexiones, un extenso sistema de cableado interconecta las torres con dos subestaciones eléctricas, también flotantes, desde donde se enviará la electricidad hasta la playa de Sabón, en Arteixo.

La ubicación, impedimento para la pesca

Para escoger la zona, la 'joint venture' priorizó aquellas con un potencial eólico superior a los 1.000 W/m², las que tenían una buena morfología y las que permitían buenas conexiones con la red de distribución eléctrica. Después, excluyeron las zonas profundas (de más de 50 metros), las que estaban a una distancia menor de ocho kilómetros de la costa para minimizar el impacto visual, las que cuentan con cableados submarinos y con tránsito marítimo; también las zonas militares y zonas limitadas de navegación aérea fueron desechadas. Del mismo modo, descartaron espacios protegidos o áreas de frecuentación de determinadas especies consideradas vulnerables o en peligro de extinción. Además, buscaron aquellas zonas donde la afección a la pesca y la acuicultura fuera la menor posible. Un rompecabezas que, al superponer todos estos mapas entre sí, dejaba libre solamente tres zonas para proyectar el parque.

placeholder Cabo Vilán, en la Costa da Morte. (Seo Birdlife)
Cabo Vilán, en la Costa da Morte. (Seo Birdlife)

Precisamente, la ubicación escogida es el principal escollo con el que a día de hoy se encuentra el proyecto Nordés. Con más de 4.300 embarcaciones, los 12.000 pescadores gallegos temen que el parque eólico les prive del trabajo que alimenta a miles de familias.

"Tanto con el parque Nordés como con el de San Brandan o el de San Cibrao, nuestra postura ha sido la misma. Hemos pedido a los promotores que nos den la situación geográfica de los proyectos, les hemos pasado esas coordenadas a los patronos de los barcos y no hay absolutamente ni uno que no esté encima de nuestras áreas de trabajo. Todas coinciden con actividades de pesca de arrastre, de trasmallos, de artes con redes, con anzuelo o de ananas", afirma a El Confidencial Basilio Otero, presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores. Cabe señalar que entre Galicia y Cantabria existen más de 300 caladeros.

"Hemos pasado esas coordenadas a los patronos de los barcos y no hay absolutamente ni uno que no esté encima de nuestras áreas de trabajo"

“No estamos en contra de la energía eólica, sino que apoyamos la descarbonización. Somos grandes defensores de la sostenibilidad, ya que nosotros y nuestras familias vivimos de que el mar sea sostenible. De lo que sí estamos en contra es de que los parques nos saquen de nuestro modo de vida. Podemos sentarnos y ver soluciones, pero va a ser difícil, por no decir imposible”, sentencia el presidente de la federación.

En este sentido, una treintena de colectivos entre cofradías de pescadores, armadores y otras organizaciones del sector firmaron el pasado mes de noviembre el Manifiesto de Burela, un posicionamiento mediante el cual mostraban su rechazo a este tipo de proyectos. “Los proyectos de implantación de energía eólica marina en nuestras costas no son compatibles con los usos existentes”, reza el documento.

Sobre esta cuestión, tanto desde la Asociación Empresarial Eólica (AEE) como desde las compañías promotoras aseguran que, en determinados casos, la actividad pesquera puede convivir con la actividad energética sin impedir que los barcos naveguen próximos a los molinos o transiten entre ellos (salvaguardando determinadas distancias). “A veces se da por hecho que donde esté el parque no se podrá pescar. No creemos que tenga que ser así, no es automático. Hay que analizar cómo se va a llevar a cabo y que la capitanía marítima dé su visto bueno por criterios de seguridad, pero creemos que puede ser compatible”, asegura el CEO de Bluefloat.

Todos los proyectos se encuentran paralizados

Alineados con la postura de Burela, algunos municipios como Arteixo o Cedeira se han sumado a este rechazo. También todo el Bloque Nacionalista Galego, partido político que recientemente presentó en Bruselas un informe para declarar Galicia ‘zona no apta’ para parques eólicos.

“Nos oponemos tanto por la forma como por el fondo. Por la forma, porque creemos que el Gobierno español está empezando la casa por el tejado; de momento, tiene sin aprobar el Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) y ese sería un primer paso para ver la localización de los parques y su aceptación. Por el fondo, porque tenemos estudios que nos indican que la plataforma continental gallega no es apta para este tipo de instalaciones. Es una plataforma muy corta, en comparación con otras donde sí hay ubicados parques eólicos marinos en Europa. Además, hay otra cuestión que no se da en ninguna otra zona de Europa. Aquí en las costas gallegas existen muchos caladeros que responden a la actividad de una flota pesquera muy potente”, declara a este diario Rosana Pérez, portavoz de Pesca del BNG en el Parlamento Gallego.

placeholder Un molino eólico marino como los que se instalarían en el proyecto Nordés.
Un molino eólico marino como los que se instalarían en el proyecto Nordés.

Precisamente, el argumento de que todavía no se han aprobado los POEM es compartido por muchos colectivos. Estos planes, elaborados por el Miteco, servirán para determinar en qué zonas se permiten determinados usos del mar, entre ellos la eólica marina. Hasta el momento, el proyecto Nordés ha seguido los parámetros indicados en el actual borrador del POEM. Además, según indican desde el ministerio, todos los proyectos de eólica marina están paralizados a falta de este trámite, tal y como estableció el Real Decreto-ley 12/21 mediante una moratoria. “Respecto a los POEM, se están estudiando las alegaciones recibidas y esperamos que estén publicados esta primavera”, aseguran fuentes del Miteco.

Desde Ecologistas en Acción valoran positivamente la creación de estos planes. “Si los POEM se aprueban tal y como estaban en el borrador, la mayoría del espacio marítimo estará restringido, con unas zonas muy claras y delimitadas para el desarrollo de la eólica marina flotante”, considera Cristóbal López, miembro del área marina de Ecologistas en Acción.

Tal y como explica López a este medio, esta ordenación contrastaría bastante con el guirigay que hay en la tierra, de cara a la protección del territorio. “Que sean vinculantes para el desarrollo de la eólica marina es un gran avance en la planificación, exclusión y protección de las zonas de interés ecológico comparado con lo que haya en tierra. Eso no quiere decir que no haya lagunas o que no sean mejorables”, añade.

"No vemos bien que todo esto se esté entregando al oligopolio energético"

Sin embargo, la ONG se muestra contraria al modelo empresarial que están copando los proyectos eólicos del país. “La premisa es que estamos en crisis climática y necesitamos medidas urgentes. Lo que no vemos bien es que todo esto se esté entregando al oligopolio energético. Cuando hay un montón de ayudas públicas que vienen de la UE, tocaba buscar fórmulas públicas o de comunidades energéticas locales, iniciativas vecinales que puedan competir con las grandes empresas”, sostiene el portavoz.

El empleo, la gran baza

Para tratar de establecer puentes entre pescadores, municipios, partidos políticos y otras entidades, los promotores han iniciado una ronda de reuniones con todos los posibles actores implicados. Su intención es, según enuncian, conversar con centros de investigación, grupos ambientales, universidades, centros de formación o sindicatos, entre otros colectivos. También con las empresas. La Asociación de Industrias del Metal y Tecnologías Asociadas de Galicia (Asime) fue uno de los primeros colectivos en mantener un encuentro acerca del proyecto.

Sin bendecir el propósito empresarial, la asociación apela a la calma y mantiene que no apoyará el proyecto si tiene un impacto relevante sobre la pesca o sobre el entorno. “Así mismo, hay que pensar que un parque de densidad media en las costas gallegas supondría menos del 1 por 1.000 de nuestro espacio marítimo, por lo tanto, hay que dimensionar de forma coherente estas cuestiones y plantearse el enorme beneficio que puede suponer, con la creación de cientos de empleos y algo que va mucho más allá, que es la transición energética”, valora ante este medio.

Y es que el impacto económico es una de las grandes bazas que juegan a favor de Nordés. Según calculan, el proyecto podría generar hasta 14.000 puestos de trabajo directos durante la fase de construcción y desmantelamiento tras la vida útil del parque, que se estima en 30 años. Durante ese tiempo, otros 240 puestos fijos en labores de mantenimiento. "Es importante destacar que son trabajos cualificados, con una capacitación muy alta dentro del sector del metal. Además, tanto en Navantia como en Nervión cuentan con experiencia fabricando turbinas para Francia o estructuras flotantes para Escocia o Portugal", añade el directivo de Bluefloat.

Si en el factor laboral hay poco que recriminar, donde el parque flotante encuentra también una fuerte oposición es en el ámbito medioambiental y sobre cómo podría afectar al entorno del mar de Galicia. Desde el ámbito de la ciencia y de la ecología, todas las fuentes consultadas por este medio coinciden en señalar que no existe bibliografía científica al respecto. No se puede saber cómo afectaría sobre el ecosistema, ya que no contamos con ningún ejemplo del que extrapolar conclusiones.

placeholder Ubicación de Nordés frente a los espacios protegidos. (SEO Birdlife)
Ubicación de Nordés frente a los espacios protegidos. (SEO Birdlife)

El ejemplo más cercano hay que buscarlo en Portugal, en la localidad de Viana do Castelo, a unos 70 kilómetros al sur de Vigo. Frente a su costa, opera Windfloat Atlantic, un pequeño parque eólico compuesto por tres plataformas flotantes. Francisco Portela de la Rosa, fundador de la cooperativa Vianapesca, explica a este medio que el parque eólico ocupa una importante zona tradicional de pesca que albergaba especies de pulpo, raya, lenguado y rodaballo, entre otras. “El proyecto no contemplaba corredores de navegación pesquera entre las torres eólicas. Por consiguiente, el consumo de combustible ha aumentado, ya que hay que rodear el parque eólico para ir a los caladeros. Además, nos cuentan [los pescadores] que en un kilómetro y medio a la redonda del área de protección del parque eólico los peces desaparecieron. Y no sabemos por qué. ¿Es el ruido de los aerogeneradores o alguna radiación? No lo sabemos”, relata a este medio.

Ante el desconocimiento, prudencia

Ante esta falta de conocimiento sobre la afección que puede ocasionar, son varios los colectivos que reclaman prudencia tanto con este como otros proyectos similares. Que se comience por un solo molino como piloto y que se analice, con tiempo, cómo afecta sobre el medio. Y, solo una vez hecho este paso, plantearse la expansión del parque, valorando los impactos que pueda ocasionar.

“Se están planteando proyectos de unas dimensiones desmesuradas sin experiencias previas ni estudios piloto, en una región donde no hay buena información sobre el impacto que provocan sobre las aves. No existe principio de precaución. Se debería primar la investigación del impacto sobre la biodiversidad, asegurar que hay un buen seguimiento de la fauna y que se prime la investigación sobre medidas de mitigación”, declara a El Confidencial Pep Arcos, coordinador del programa marino de SEO BirdLife.

Como si se tratase de un gran nudo en el que convergen varias autopistas, Arcos explica que Galicia es un corredor migratorio de grandes dimensiones, con más de un millón de aves —muchas sensibles, como la pardela balear, el alcatraz atlántico o el negrón común— que se encuentran en estas aguas entre finales de verano y principios de otoño. "Tienes aves que crían en el norte de Europa y que pueden bajar a hibernar al sur del Mediterráneo o al norte de África. Hay especies que vienen desde el norte de América y van hasta el Atlántico sur o hasta la zona de la corriente Sahariana de Canarias. Incluso tienes especies que crían en el hemisferio sur, en la Antártida o en islas subantárticas y se vienen hasta aquí porque hay más productividad", expone el biólogo.

placeholder Pardela cenicienta, una de las especies más amenazadas. (SEO Birdlife)
Pardela cenicienta, una de las especies más amenazadas. (SEO Birdlife)

Para la organización, es previsible que se produzcan colisiones, efectos barrera que obstaculicen las rutas de las aves (ya sean migraciones o trayectos para alimentarse o descansar), contaminación lumínica y molestias generadas por el ruido, las vibraciones y el electromagnetismo. Por ello, desde SEO BirdLife reclaman que no se atienda la tramitación del proyecto.

En respuesta a la organización no gubernamental, las promotoras indican que los posibles impactos se evaluarán en el estudio de impacto ambiental. También se muestran dispuestos "a realizar proyectos piloto previos a la instalación del parque para evaluar de forma exhaustiva cualquier impacto siempre y cuando las condiciones del terreno lo permitan".

En cuanto al impacto sobre la biodiversidad y el entorno marino, recientemente, un grupo de investigadores españoles publicó una revisión de estudios en la que analizaba, a partir de ejemplos de otras partes del mundo, cómo podría afectar un parque eólico sobre una zona próxima al parque natural de Cap de Creus, en Gerona, donde confluyen ocho áreas marinas protegidas.

placeholder El Cap de Creus, en Girona. (Cedida)
El Cap de Creus, en Girona. (Cedida)

Según establecieron sus autores, los parques eólicos pueden tener potencialmente impactos sobre la biodiversidad debido a que los anclajes y los cables pueden provocar enredos, además de provocar efectos perjudiciales con los campos electromagnéticos y las luces artificiales; pueden favorecer la colonización de especies no autóctonas, alterar las cadenas tróficas o producir una proliferación de algas nocivas; pueden llegar a producir alteraciones sobre las dinámicas atmosféricas y oceánicas, o contaminar el medio marino, entre otras afecciones.

“La primera conclusión es que los impactos no se puede generalizar y que hay que estudiar caso por caso. La segunda, que las empresas no deben buscar el máximo rendimiento, donde el viento sople más, sino simplemente un rendimiento que no comprometa otros recursos y que les permita generar cierto beneficio”, explica Rafael Sardá, autor del estudio e investigador científico del CSIC. En su caso, tanto él como sus colegas creyeron conveniente tener preparada información sobre cómo podría afectar el proyecto Parc Tramuntana para, una vez iniciado el proceso de alegaciones (de un mes de duración), estar preparados.

"Las empresas no deben buscar el máximo rendimiento, sino simplemente un rendimiento que no comprometa otros recursos"

Sin embargo, el trabajo permite extraer conclusiones válidas para cualquier territorio. Para el investigador de sistemas socioecológicos marinos y costeros del CEAB-CSIC, es vital recordar que la protección del medio va por delante de las actividades en el medio. “Nuestro trabajo recomienda que estas instalaciones se alejen de áreas dedicadas a la conservación. Es iluso pensar que con poner la instalación un metro más allá de una zona protegida no vas a tener un efecto adyacente sobre la zona protegida”, explica.

Preguntado sobre la posibilidad de que Nordés se convierta en una realidad, el investigador evita pronunciarse. Sin embargo, considera que “la eólica marina vendrá sí o sí, porque es una apuesta de la Unión Europea y porque estamos obligados a instalar 3 MW para 2030. En el caso de Galicia, tienen un frente marítimo muy extenso donde hay posibilidades para la eólica marina. Pero lo que tendríamos que hacer entre todos es planificar el lugar, ver si en algún sitio se puede hacer sin afectar la conservación de la biodiversidad y las actividades que ya se realicen allí. Pero aquí las empresas se han adelantado a un proceso que aún no ha acabado”, considera Sardá.

La guerra en Ucrania, con el consecuente encarecimiento de la energía, de los carburantes y de muchas materias primas, ha evidenciado lo que ya imploraba la crisis climática: debemos impulsar las renovables en busca de la autosuficiencia energética. Y, ante las dificultades que la tierra suscita para la instalación de paneles solares y molinos de viento, parece sensato mirar hacia el mar, como ya lo están haciendo muchos vecinos europeos.

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