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'La que va al mar se pierde' y otros falsos mitos sobre el agua en España
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Agua y cambio climático

'La que va al mar se pierde' y otros falsos mitos sobre el agua en España

Un nuevo informe demuestra hasta qué punto las opiniones sobre la situación y la gestión de los recursos hídricos en nuestro país se basan en falsas percepciones o ideas equivocadas

Foto: Arrozales en el Delta del Ebro. (Jose Luis Gallego)
Arrozales en el Delta del Ebro. (Jose Luis Gallego)

El Observatorio Ciudadano de la Sequía, un portal de ciencia ciudadana coordinado por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y dedicado al impacto del cambio climático en los recursos hídricos de nuestro país y sus posibles respuestas, acaba de presentar los resultados de su último informe sobre el agua y la sequía en España. El trabajo, basado en una encuesta ciudadana con más de 1.600 entrevistas y un intervalo del 95% de confianza, revela el gran desconocimiento de la sociedad en general sobre la situación real del agua en España y las posibles soluciones.

Foto: Regadío en una finca de Cádiz. (Netco) Opinión

Entre los aspectos más destacados, los investigadores que han elaborado este informe señalan el alto porcentaje de ciudadanos que piensan que la solución a la crisis del agua en España es tecnológica o que el agua que no se utiliza y llega al mar supone un desperdicio. Así mismo, a pesar de que la gran mayoría de personas aciertan al mencionar la agricultura intensiva como uno de los sectores que consumen más agua, piensan que los regadíos representan solo un 50% de esta demanda, cuando en realidad suponen el 80%.

La tecnología (sola) no nos salvará

Más de la mitad de las personas encuestadas (55%) piensan que una de las mejores opciones para asegurarnos el acceso al agua ante los graves y sucesivos episodios de sequía vinculados al cambio climático sería aplicar las nuevas tecnologías al mejor aprovechamiento de los acuíferos y la incorporación de nuevas fuentes de agua potable, como las desalinizadoras o el agua regenerada de depuradora. Algo a lo que la investigadora Annelies Broekman, miembro del grupo de investigación sobre Agua y Cambio Global del Creaf, responde con cautela pues “hay que tener mucho cuidado con estas visiones porque pueden crear falsas expectativas de solución”.

placeholder Desalinizadora del Baix Llobregat, en Barcelona. (EFE/Alejandro García)
Desalinizadora del Baix Llobregat, en Barcelona. (EFE/Alejandro García)

Como advierte esta experta en gestión de recursos hídricos la realidad es que “nuestros acuíferos están al límite y que la mayoría de ellos corren serio riesgo de degradarse, comprometiendo aún más la situación de escasez.” De hecho, si lo comparamos a nivel europeo, España es el tercer estado con mayor sobreexplotación de sus reservas de agua, tan solo por detrás de Chipre y Grecia.

En su opinión, la desalinización y la regeneración de aguas residuales son una solución óptima para atender situaciones de emergencia, pero no pueden pasar a convertirse en una de las bases de suministro debido al alto coste económico que representan ambas tecnologías. “Las desalinizadoras son infraestructuras que encarecen mucho el precio del agua, tanto por su alto coste energético como por el impacto ambiental que generan, como el vertido de salmueras”.

Foto: El catedrático de ingeniería ambiental Rafael Mujeriego. (Cedida)

Respecto a la regeneración de aguas residuales, Broekman alerta que “para que la calidad sea buena y pueda convertirse en una alternativa válida para el regadío hay que depurarla al máximo, cosa que en muchas ocasiones no compensa al agricultor por su alto coste respecto al valor del producto”. La mejor opción sería reorganizar la demanda del agua a la baja y restaurar y proteger todas las masas de agua con soluciones basadas en la naturaleza que permitan asegurar la salud de los ecosistemas y la disponibilidad para atender todos los usos de manera equilibrada y ajustada a la nueva realidad climática de nuestro país.

El agua que va al mar no se pierde

Otro de los falsos mitos que identifica el estudio del Observatorio Ciudadano de la Sequía, en colaboración con la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) y el Ministerio de Ciencia e Innovación, es el que sostiene que el agua que no somos capaces de almacenar y retener para atender nuestros diferentes usos (agrícolas, industriales o urbanos) acaba perdiéndose en el mar. Algo a lo que responde la Dra. Anabel Sánchez, responsable del área que atiende el impacto social de la investigación.

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Colonia de flamencos en el Delta del Ebro. (EFE/J. Belver)

Para ella “este mito hace muchos años que ha percolado en la sociedad y sugiere que, en general, la población tiene en cuenta el valor productivo del agua, pero ignora el que tiene para garantizar la salud del sistema hidrológico y de los ecosistemas acuáticos”. En ese sentido el estudio vuelve a señalar que la llegada del agua de los ríos al mar es elemental tanto para el buen funcionamiento de los ecosistemas naturales como de las actividades humanas relacionadas con su aprovechamiento.

Cuando se obstaculiza o impide la llegada de aguas continentales al mar estamos elevando el riesgo, entre otras cosas, de quedarnos sin playas por la falta de sedimentos, de que disminuyan los recursos pesqueros ante la falta de nutrientes o que se alteren las condiciones de temperatura y salinidad del agua del mar que pueden dar lugar, por ejemplo, a las plagas de medusas y muchas otras alteraciones de la vida marina.

Foto: Foto: iStock.

Un último punto de interés del informe es el dedicado a identificar qué sector consume más agua en España. Los resultados de la encuesta confirman que los ciudadanos saben que la agricultura y la industria son los mayores consumidores, pero desde el Observatorio se sorprenden de que “tan solo un 7% de las personas encuestadas acierten en que el riego de los cultivos representa cerca del 80% del consumo de agua disponible”. Por el contrario, la mayoría de las personas entrevistadas creen que esa proporción se sitúa en el 50% del total, e incluso un 30% de los encuestados creen que representa incluso menos de la mitad.

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Los cultivos deben adaptarse a la nueva situación climática. (EFE/G. Amador)

A este respecto ambas investigadoras señalan que el mayor consumo de agua del sector agrícola está vinculado a la producción intensiva, mientras que los modelos de explotación más sostenible, basados en las buenas prácticas agrícolas y las medidas de ahorro, tienen una demanda mucho más reducida. Por ello, es muy importante que la sociedad tenga en cuenta esta realidad a cerca del agua, y que seamos conscientes de que nuestro modelo de consumo de alimentos influye de manera directa en el malgasto de este valioso recurso natural.

Foto: Campos de cultivo rodeados de naturaleza en La Rioja. (EFE/Gobierno de La Rioja)

Por último, más de la mitad de las personas considera que la superficie dedicada a regadío ha disminuido en los últimos diez años. Otra premisa falsa, pues “precisamente el aumento de la extensión de los cultivos de regadío se encuentra en la raíz del estrés hídrico que sufre la mayor parte del territorio ahora mismo”, advierten las expertas del Observatorio. Sin embargo, hay esperanzas, pues, como explica Annelies Broekman, “los sistemas agrícolas con menor huella hídrica, como es el caso de la agricultura regenerativa, también están aumentando en los últimos años”.

Todo ello sin olvidar el destacado papel que según todos los expertos juega la gobernanza, es decir la política del agua. Una herramienta fundamental para promover el uso responsable de este recurso esencial, cuyo acceso garantizado se está viendo directamente amenazado por el avance del cambio climático. No en vano la gestión eficiente de los recursos hídricos determina en gran medida el nivel de desarrollo de las sociedades, la salud y el bienestar de sus habitantes, así como la adecuada conservación de los ecosistemas acuáticos y la biodiversidad que albergan.

El Observatorio Ciudadano de la Sequía, un portal de ciencia ciudadana coordinado por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y dedicado al impacto del cambio climático en los recursos hídricos de nuestro país y sus posibles respuestas, acaba de presentar los resultados de su último informe sobre el agua y la sequía en España. El trabajo, basado en una encuesta ciudadana con más de 1.600 entrevistas y un intervalo del 95% de confianza, revela el gran desconocimiento de la sociedad en general sobre la situación real del agua en España y las posibles soluciones.

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