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El calvario de la Iglesia en Valdebebas: ni la F1 justifica lo que pagó por un solar a Metrovacesa
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CASO FUNDACIONES

El calvario de la Iglesia en Valdebebas: ni la F1 justifica lo que pagó por un solar a Metrovacesa

El ayuntamiento saca a subasta una parcela vecina a la que compró Fusara, fundación ligada a la Iglesia y al propio consistorio, a un precio muy inferior. Este caso está en los tribunales

Foto: Misa solemne en la Catedral de la Almudena. (EFE/Zipi)
Misa solemne en la Catedral de la Almudena. (EFE/Zipi)
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El próximo 4 de marzo, se cumplirán cuatro años de una de las operaciones de suelo más polémicas de los últimos tiempos. Sus protagonistas son, por el lado comprador, una fundación ligada a la Iglesia católica, Fusara; por el vendedor, Metrovacesa, la promotora controlada por Banco Santander, y, como telón de fondo, una presunta trama de corrupción inmobiliaria que salpica al Arzobispado de Madrid, a los fondos Ares y Castlelake, y al bufete de abogados Chávarri.

En esencia, Metrovacesa vendió a esta fundación un solar para levantar oficinas cuando hacía ya dos meses que el Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid había admitido a trámite una querella presentada por varios inquilinos de Fusara, dueña de 14 edificios residenciales en el centro de Madrid. Los vecinos denunciaron la venta opaca de estos pisos a un entramado societario tras el que se terminó demostrando que estaban los fondos Ares y Castlelake.

El dinero de aquella venta fue el que utilizó la fundación para comprar el solar de Valdebebas, operación paralela a varios acuerdos que los fondos y la promotora estaban sellando en aquel momento para construir una cartera de viviendas en alquiler que Ares quería sacar a cotizar.

En estas operaciones, las fundación siempre salió perjudicada, porque vendió sus pisos a mitad de precio y, en cambio, compró el terreno al doble de sus comparables del momento, lo que alimentó una investigación judicial que, cuatro años después, tiene acreditado un rosario de comisiones y pagos cruzados entre los miembros de una presunta trama organizada para enriquecerse a costa de expoliar el patrimonio de entidades de beneficencia.

Foto: Proyecto de Metrovacesa.

Este fuego acaba de recibir una nueva ración de leña con la llegada de la Fórmula 1 a Valdebebas y la decisión del Ayuntamiento de Madrid de sacar a subasta dos parcelas, una de las cuales está ubicada justo al lado del terreno que compró la Iglesia. El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, ha aprovechado el impulso que para la valoración de estos solares supone la consolidación de la zona y la llegada de los monoplazas, y ha marcado un precio de salida un 10% superior al que tenía presupuestado hasta ahora.

En concreto, ha pedido 41,45 millones de euros por un suelo con una edificabilidad de 50.488 metros cuadrados, lo que arroja una media de 821 euros por metro cuadrado de edificabilidad. Aun con esa subida, el importe dista mucho de los 1.370 euros el metro cuadrado que Fusara acordó con Metrovacesa, casi un 70% más, ya que adquirió un terreno con 34.800 metros cuadrados de edificabilidad por 47,7 millones. En los dos casos, se trata de suelos de uso terciario.

Estos números ahondan en el calvario que desde hace cuatro años padece la Iglesia, por el evidente sobreprecio pagado. Pero, en esta ocasión, resulta doblemente doloroso, porque el Ayuntamiento de Madrid también es patrono de Fusara. ¿Cómo se explica que comprara a un precio casi un 70% superior al que ahora vende Cibeles? El consistorio, para marcar el precio de subasta, se ha regido por lo que decide el servicio técnico del ayuntamiento, que aplica la metodología que establece el Banco de España.

El cargo de patrono nato de las fundaciones recae sobre el alcalde de Madrid. Cuando se aprobó la operación con Metrovacesa, ese sillón lo ocupaba Manuela Carmena y su representante en el patronato de Fusara era Mauricio Valiente. Al llegar Almeida al Palacio de Cibeles, los indicios de corrupción en las operaciones inmobiliarias de las fundaciones habían aflorado al público. Desde entonces, el alcalde ha evitado aceptar el cargo de patrono nato y así mantenerse al margen.

El ayuntamiento también es patrono de Fusara. ¿Cómo se explica que comprara a un precio casi un 70% superior al que ahora vende Cibeles?

Quien sí necesitaba vender a ese elevado precio era la promotora de Banco Santander, para evitar hacerse un roto en sus cuentas y hasta llegó a pagar una millonaria comisión a uno de los imputados, Raúl Chávarri, por el buen fin de esta venta. Estos hechos llevaron a las fundaciones a pedir la imputación de su consejero delegado, Jorge Pérez de Leza, petición que fue rechazada tanto por el juez instructor como, posteriormente, por la Audiencia.

La venta de este terreno fue una de las operaciones estrella de Metrovacesa en 2020, que se apuntó como ingreso los 47,7 millones a los que ascendió la totalidad del acuerdo. El problema es que en caja solo entraron 15,37 millones, ya que el cobro del resto se condicionó al logro de un hito urbanístico. Para cubrirse las espaldas, la promotora incluyó una cláusula leonina, redactada por Uría, por la cual, si Fusara incumplía con el segundo desembolso, se quedaba el dinero ya pagado y el terreno.

Foto: Viviendas de Fusara.

Cuando llegó la fecha límite del segundo pago, el 5 de agosto de 2020, el Arzobispado había abierto una investigación interna, cambiado a los responsables de las fundaciones, y frenado todas estas operaciones inmobiliarias, que ya estaban siendo investigadas en Plaza de Castilla. La respuesta de Metrovacesa fue intentar ejecutar la cláusula y quedarse el terreno, pero Aitor Canales, abogado del despacho CMC, impugnó esta jugada en nombre de la fundación, respuesta legal que recibió el respaldo del registrador, que impidió a la promotora poner a su nombre el terreno.

La decisión de registros puso en jaque el cierre de cuentas de la promotora, ya que solo había recibido 15,37 millones, lo que invitaba a pensar que le obligaría a anotarse un ajuste a la baja por los 32,3 millones que faltaban, ya que tampoco había podido recuperar el solar.

Denuncia ante la CNMV

Sin embargo, Metrovacesa volvió a activar el solar en su balance, a pesar de que su dueño es Fusara. La fundación denunció los hechos ante la CNMV Comisión Nacional del Mercado de Valores—, por entender que se estaba engañando al mercado, al apuntarse como propio un terreno a nombre de otro titular.

Desde el supervisor de la bolsa, han declinado aclarar a este medio en qué fase se encuentra la investigación de esta denuncia. El momento en el que este solar vuelve a ser noticia es crítico, ya que las compañías cotizadas están en periodo de cierre de cuentas anuales. Es ahora cuando las inmobiliarias deben volver a valorar sus activos. Y el Ayuntamiento de Madrid, con base en la metodología del Banco de España, ha asegurado que valen un 70% menos.

Foto: El presidente de Metrovacesa, Ignacio Moreno Martínez, junto al consejero delegado, Jorge Pérez de Leza.

Suma y sigue, porque las fuentes consultadas aseguran que las pretensiones de la promotora de seguir anotándose el solar han recibido un serio revés judicial: el tribunal de primera instancia al que Metrovacesa recurrió para poder ejecutar la cláusula contra Fusara ha dado la razón al registrador, lo que carga ahora de argumentos a las fundaciones en su denuncia ante la CNMV.

Al cierre de esta edición, desde la promotora no han aclarado si, como han afirmado fuentes a este medio, han perdido en los tribunales su intento de ejecutar la cláusula. En cambio, sí han asegurado que "sigue abierta la discrepancia entre Metrovacesa y Fusara respecto a las condiciones para rescindir el acuerdo de compraventa del suelo en Valdebebas" y que "no se verá nada reflejado en las cuentas de 2023".

El próximo 4 de marzo, se cumplirán cuatro años de una de las operaciones de suelo más polémicas de los últimos tiempos. Sus protagonistas son, por el lado comprador, una fundación ligada a la Iglesia católica, Fusara; por el vendedor, Metrovacesa, la promotora controlada por Banco Santander, y, como telón de fondo, una presunta trama de corrupción inmobiliaria que salpica al Arzobispado de Madrid, a los fondos Ares y Castlelake, y al bufete de abogados Chávarri.

Fusara Metrovacesa José Luis Martínez-Almeida Arzobispado de Madrid
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