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Del cuñado de Agag a las Caimán: ¿quién compró realmente los pisos de la Iglesia?
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Del cuñado de Agag a las Caimán: ¿quién compró realmente los pisos de la Iglesia?

La compra de los 14 edificios de Fusara, fundación ligada a la Iglesia, se realizó con una estructura de préstamos desde sociedades extranjeras y creadas antes de que el patronato aprobara la venta

Foto: Pisos de Fundación Fusara en el barrio de Malasaña.
Pisos de Fundación Fusara en el barrio de Malasaña.
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¿Quién está realmente detrás de la compra de los 14 edificios que Fusara (Fundación de Santamarca y de San Ramón y San Antonio) vendió el año pasado? Cuando esta operación saltó a los titulares de prensa, en octubre de 2019, se dijo que el nuevo dueño era el grupo inmobiliario Tapiamar, grandilocuente referencia para una sociedad constituida pocos meses antes, en abril, y con un capital social de apenas 3.010 euros, a todas luces insuficiente para hacer frente a una compra de 74 millones.

Desde el principio, la sombra de la sospecha recayó sobre Álvaro Portanet, máximo responsable de Barclays en España, debido a que el domicilio donde se registró Tapiamar corresponde a su vivienda particular, que comparte con su esposa, Ana Agag, hermana de Alejandro Agag. En reiteradas ocasiones, el ejecutivo ha asegurado a este medio que “no tiene vinculación ni jurídica ni económica con esta transacción”, versión que choca frontalmente con las explicaciones que el bufete Chávarri hizo al patronato de Fusara.

Foto: Protestas de un inquilino de Fundación Fusara en la calle Santa Teresa.

Como ha ido publicando este medio, tanto Fusara como la Fundación Santísima Virgen y San Celedonio (FSVSC) están en el epicentro de una presunta trama inmobiliaria que estaría expoliando fundaciones ligadas a la Iglesia católica, unas sospechas que ya está investigando un juzgado madrileño en el primer caso y que podrían ampliarse con una segunda querella que la Fiscalía Anticorrupción ha remitido en relación con el segundo.

En los dos casos, coinciden los miembros de las fundaciones que alientan estas operaciones (con su entonces presidente, David López Royo, a la cabeza) y el intermediario (Chávarri). En el documento de rendición parcial de cuentas que el bufete presentó al patronato de Fusara, fechado en septiembre de 2019 y al que ha tenido acceso este medio, se afirma que quien está detrás de Tapiamar es Álvaro Portanet, y como garantía de su solvencia y seriedad se destaca que es un alto directivo de Barclays.

placeholder Una veintena de inquilinos de Fusara se ha movilizado contra la venta.
Una veintena de inquilinos de Fusara se ha movilizado contra la venta.

Desde el entorno del ejecutivo, sin embargo, se insiste en desligarlo de la operación y se asegura que vendió sus acciones en Tapiamar antes de cerrarse la operación de compra. ¿Quién miente, Portanet cuando niega su vinculación con esta compra o Chávarri en la información que remite al patronato? La cara visible de Tapiamar siempre ha sido Roberto de Juan (amigo del colegio de Portanet, según confesó la propia Ana Agag a 'eldiario.es'), quien ha declinado responder a las preguntas de este medio, alegando que se trata de un caso judicializado.

No obstante, sí ha querido señalar que “el señor Portanet nada tiene que ver con ninguna de mis sociedades relacionadas con Fusara”. Una afirmación que choca con los recientes correos enviados por el propio De Juan a la fundación, relacionados con los edificios, desde una dirección de 'mail' de Idonae, grupo inmobiliario de Portanet, en el que De Juan figura como administrador único. Además, este mismo mes, según correos a los que ha tenido acceso este medio, Javier Portanet, hermano de Álvaro, también ha enviado correos a Fusara desde la dirección de 'mail' que tiene a su nombre en la propia Tapiamar.

“Aclarar quién compra es clave para saber si se actuó correctamente y si se identificó el origen del dinero, como exigen las normas antiblanqueo"

“Aclarar quién es el comprador es clave para saber si se actuó correctamente y si se identificó de dónde venía el dinero, como exigen las normas de blanqueo de capitales”, explica un experto en este tipo de operaciones. Como adelantó El Confidencial este verano, detrás de esta compra ha habido una jugada de dos grandes fondos internacionales, Castlelake y Ares, que prestaron a Tapiamar el dinero necesario para abordar la compra.

Según puede comprobarse en los registros de España, Luxemburgo e Islas Caimán, la estructura financiera con la que Tapiamar abordó esta operación se empezó a construir antes de que el patronato de Fusara mandatara a Chávarri. ¿Cómo podían saber estos fondos con antelación que se iba a aprobar la venta y que la compradora iba a necesitar su financiación? No solo eso, sino que todas las sociedades protagonistas de esta operación, tanto por el lado accionarial como por el financiero, se constituyen antes de que el patronato de Fusara mandatara a Chávarri, en una reunión celebrada el 24 de abril.

Foto: Parroquia de San Jorge.

A esto se une que apenas un mes después de recibir este encargo, el bufete ya tenía sobre la mesa la oferta vinculante de Tapiamar, tiempo récord para una operación de estas características, según afirman expertos consultados, que solo ven posible esta celeridad si se tenía conocimiento con antelación.

El 8 de abril de 2019 es la fecha de constitución de CIO Spanish Finance Lux, sociedad que aparece como la que aporta los fondos para que Tapiamar realice el primer pago de la compra de Fusara en julio de 2019, que ascendió a 37 millones de euros. A su vez, CIO Spanish Finance está controlada en un 95% por CIO Lux, sociedad luxemburguesa que en su informe de cuentas del pasado ejercicio reconoce el préstamo de 39 millones a su filial española a un tipo del 12% que se repagó en su totalidad en febrero de 2020, cuando lo adquirió Ares.

Tanto las sociedades compradoras como las financiadoras se crearon poco antes de que el patronato de Fusara aprobara estudiar la venta

El otro 5% de CIO Spanish es propiedad de Urbania, firma española que ha abordado esta operación a través de la socidad Capiteus Investments SL, constituida en noviembre de 2018, y que ha aportado otros 2,5 millones. CIO Lux enlaza a su vez con una sociedad en el paraíso de las Caimán bautizada como CIO Ventures Offshore LP, que reconoce como domicilio de su tenedor la misma dirección de Castlelake.

Otro aspecto relevante es la cantidad total que reconoce prestar CIO Spanish a Tapiamar, 41,5 millones de euros, cifra superior a los 37 millones de la compra más los impuestos correspondientes y que las fuentes consultadas creen que podría responder al pago de diferentes comisiones. Este medio no ha podido confirmar con De Juan este aspecto, al haber declinado entrar a valorar ningún aspecto de la operación. Pero un inversor con experiencia en este mercado afirma: "Un fiduciario es alguien que pone la cara, pero no pone el dinero. Y aquí se ha prestado todo el dinero".

¿Quién está realmente detrás de la compra de los 14 edificios que Fusara (Fundación de Santamarca y de San Ramón y San Antonio) vendió el año pasado? Cuando esta operación saltó a los titulares de prensa, en octubre de 2019, se dijo que el nuevo dueño era el grupo inmobiliario Tapiamar, grandilocuente referencia para una sociedad constituida pocos meses antes, en abril, y con un capital social de apenas 3.010 euros, a todas luces insuficiente para hacer frente a una compra de 74 millones.

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