La última amenaza de los okupas de Barcelona: "Si nos echan, okuparemos 100 casas más"

Ofensiva por tierra, mar y aire de los okupas en Barcelona. La considerada capital europea de la okupación se prepara para una manifestación de todas las plataformas antisistema el próximo martes, con el fin de contrarrestar las protestas a favor del desalojo de las casas llamadas La Ruïna y El Kubo, en la plaza Bonanova, en la zona más pudiente de Barcelona. Las protestas vecinales, que tienen el apoyo de Vox, Ciudadanos y Valents, han puesto en tensión el barrio y han soliviantado al mundo okupa, hasta el punto de que la pasada semana se convocó una cumbre antisistema para discutir las medidas a tomar y se aprobó la celebración de una gran protesta para este martes. La iniciativa es apoyada por la práctica totalidad de las organizaciones ciudadanas radicales, antisistema, anarquistas, okupas y de ideologías indeterminadas, y a ella se ha sumado, de momento, el sindicato CGT, con una cierta fuerza en determinados sectores. Por su parte, Desokupa ha convocado una nueva para este jueves.

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Los antisistema lo tienen muy claro: no permitirán que la veintena de activistas que viven en las dos casonas de la zona alta sean echados a la calle: “Si nos desalojan, okuparemos 100 casas más”. ¿Es una bravata gratuita? No. Hay una organización tras las plataformas de okupas que tiene estudiado el terreno. “La Sareb [la entidad propietaria de las casas de la Bonanova] es nuestra y tenemos las llaves de todas sus casas”, advierten. En otras palabras: si no les dejan seguir en las dos viviendas de la Bonanova, irán a por otras casas de la misma propiedad.

La manifestación del martes está convocada bajo el lema "Parar el fascismo es cosa de todos", y en su convocatoria resaltan que “a lo largo de los últimos meses, en la ciudad de Barcelona, asistimos a una situación de recrudecimiento del fascismo en nuestros barrios, calles, casas y cuerpos”. Denuncian que “el despliegue de violencia en los ataques y campañas contra La Ruïna y El Kubo son una clara muestra del nivel de peligrosidad que estos elementos reaccionarios representan”. Aducen, asimismo, que “el fascismo, avivado y sostenido por autoridades, instituciones, partidos políticos, empresas y prensa, es el medio del que se sirve el capitalismo neoliberal, colonialista y patriarcal en momentos en los que necesita reafirmar su poder”. Tras señalar que ese “aparato de múltiples caras” apunta a migrantes, disidentes sexuales y de género, personas con creencias espirituales diversas, discapacitadas, mujeres y disidentes políticas, llama a tomar las calles de Barcelona “para decir basta y frenar juntas el avance del fascismo”. Y mientras el movimiento antisistema toma posiciones, el líder de Desokupa, Dani Esteve, ha anunciado este lunes la convocatoria de una segunda manifestación. "Las anchoas con pasamontañas de la Bonanova tienen impunidad y han decidido bajar al centro de Barcelona a romper la ciudad", ha defendido en un mensaje publicado en redes sociales.

El miércoles, juicio de desalojo

Se da la casualidad de que este miércoles se celebrará un juicio contra los okupas de la casa La Ruïna. “Se trata de un proceso legal que comenzó hace meses. Quien denuncia es la propiedad tanto de la vivienda de El Kubo como de La Ruïna y del huerto: la Sareb”, explican los okupas de esas casas. La Sareb, el mayor tenedor de inmuebles de España, fue creada en 2012 “para gestionar y vender los activos tóxicos de los bancos privados después del estallido de la burbuja inmobiliaria. Esta compra de 35.000 millones de euros fue financiada con fondos públicos, mediante malabarismos legales, llegando incluso a modificar el artículo 135 de la Constitución para acudir al rescate de la banca”, dicen los antisistema de la zona alta barcelonesa. El banco tiene, según las estimaciones de las plataformas antisistema, unos 57.000 inmuebles repartidos por todo el país.

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“Ahora, la Sareb quiere desalojar los tres espacios situados en la Bonanova sin tener en cuenta ningún plan para ellos, aunque cumplen una función social”, aducen los okupas, y remarcan: “No confiamos en la gestión estatal de bienes, que prioriza los intereses privados y económicos a los de las personas. Este entramado lo hemos financiado entre todos y nunca se nos devolverá esta deuda”.

Los antisistema aseguran que no acatan la decisión judicial o las decisiones de la Justicia “y queremos dejar claro que ningún desalojo nos parece legítimo. Ni por parte de la Policía ni por parte de matones privados”. Y lanzan una advertencia cargada de pólvora dialéctica: “Ante cualquier ataque o intento de ataque, responderemos con contundencia”. Las plataformas radicales barcelonesas decidieron, en la asamblea urgente convocada hace una semana, pasar “a la acción directa como herramienta para conseguir aquello de lo que nos han desposeído. La vivienda es un bien básico y por eso hemos de transformar su gestión en autogestión: colectivamente, desde la horizontalidad, el asamblearismo y los territorios”.

Los antisistema barceloneses se niegan a negociar. “No queremos darles ni un euro a los causantes de la crisis y de la miseria estructural. Tampoco queremos generar beneficios a quienes no dudan en desalojarnos. No creemos en el mercado especulativo de la vivienda, ni creemos que el dinero tenga que ser determinante o condición para habitar en un lugar”. Se quejan, asimismo, de que “uno de los argumentos para el desalojo de la Bonanova es que no tenemos cédula de habitabilidad. ¿Quién dictamina que unas antiguas oficinas no son habitables? Nosotros afirmamos que sí lo son y nos encargaremos de que lo sean”. Para apuntalar sus tesis, subrayan que “apostamos por una vivienda digna y por eso compartimos nuestras herramientas y conocimientos de construcción, electricidad o fontanería”.