Los okupas celebran una cumbre antisistema y planean reventar la campaña en Barcelona

Plataformas de okupas y antisistema planean reventar la campaña electoral de las municipales en Barcelona. Los activistas que residen en las dos casas de la zona alta de Barcelona, en la plaza Bonanova, conocidas como La Ruïna y El Kubo, convocaron este lunes por la tarde una cumbre de los movimientos alternativos en la capital catalana para acordar actuaciones durante los próximos quince días, coincidiendo con la campaña electoral de los comicios locales. La reunión fue en el local de una de las plataformas okupas con más solera de la ciudad: la del Banc Expropiat (Banco Expropiado).

El Banc Expropiat era una sede de Catalunya Caixa hasta que, en medio del auge del Movimiento del 15-M, fue okupada entre el 22 de octubre de 2011 y el 23 de mayo de 2016 en protesta por el desahucio de cuatro viviendas. En 2014, fue adquirido por la empresa Antàrtic Vintage, de Manuel Bravo Solano, que estaba dispuesto a ejecutar la orden judicial de desalojo que ya existía. Pero Xavier Trias, entonces alcalde de la ciudad y hoy de nuevo candidato a la alcalde de Junts per Catalunya (JxCat), decidió abonar los 5.000 euros mensuales de alquiler para que dejase estar a los okupas. El dinero salió de las arcas municipales y el pago se dilató un año y medio.

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Con la llegada de Ada Colau a la alcaldía, se dejó de pagar el alquiler y en 2016 se dictó una nueva sentencia de desalojo. Se produjo tras graves incidentes, pero un mes más tarde el espacio fue reocupado. Al año siguiente, se okupó otra oficina bancaria a escasos 30 metros de la anterior. Cuando se desalojó, el colectivo Banc Expropiat se trasladó a un antiguo centro de atención primaria (CAP) en la calle Quevedo. El Banc Expropiat realiza en su interior actividades como clases y talleres de música, salsa, danza, teatro, de jiu-jitsu, yoga, costura, escritura, idiomas, guitarra, cocina, etc. En este local se abre el martes, de 18 a 21 horas, la Oficina para la Okupación.

Una “demostración de fuerza”

Su peso específico en el movimiento okupa es enorme. Por eso su local ha sido el elegido para la cumbre antisistema convocada por los inquilinos de La Ruïna y el Kubo. “Os invitamos a la primera reunión para organizar una manifestación unitaria contra el fascismo y el auge de la extrema derecha, que se ha evidenciado a raíz del conflicto de la Bonanova, pero que sabemos que va mucho más allá e interpela a otros colectivos”, dice la invitación a las restantes plataformas de la capital catalana. En la Bonanova llevan produciéndose manifestaciones y situaciones de tensión durante los últimos meses. Los vecinos, apoyados por Vox, Ciudadanos y Valents, se manifestaron semanalmente desde el mes de marzo para presionar con el fin de que la veintena de activistas que okupan La Ruïna y El Kubo dejen ambos edificios.

En el caso de El Kubo, su desalojo estaba previsto para el pasado 23 de marzo, pero se suspendió a última hora. En La Ruïna, el tema está en el juzgado y aún no se ha dictado la orden de desalojo. Los dos procedimientos los llevan órganos diferentes, cada uno con su propio desarrollo administrativo. Los vecinos y los partidos de la oposición quieren que ambas casas sean desalojadas al mismo tiempo, puesto que, si no se hace así, pueden volver a ser okupadas, dado que ambas están conectadas internamente y resultaría muy fácil a los de la edificación no desahuciada invadir de nuevo la otra edificación.

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Los activistas que resisten dentro comunicaron a las plataformas que los apoyan desde otros barrios y distritos de la ciudad que creen "necesario mostrar una firmeza colectiva y profundizar alianzas para hacer frente al fascismo en todas sus representaciones: racistas, lgtbifóbicas, machistas, clasistas, aporofóbicas...". Por eso, les gustaría que "todos los colectivos que os sintáis interpelados", para así "encontrarse y organizar juntas una manifestación unitaria e intersectorial, como demostración de fuerza”.

Aunque se hace referencia a la organización de una manifestación, ésa sería tan solo el colofón de una serie de acciones. La coyuntura política, con unas elecciones municipales a la vuelta de la esquina, actuará como caja de resonancia, magnificando las acciones del colectivo. Por eso, los okupas no se quedan sólo con la organización de la marcha, en la que pueden producirse altercados y encuentros violentos con las fuerzas del orden, provocando el caos en la ciudad con la quema de contenedores, rotura de mobiliario urbano y asalto de escaparates. “Hacemos un llamamiento a la acción y la imaginación colectiva porque nuestra mejor arma es la complicidad”, dicen en su invitación a las restantes plataformas radicales.