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Los presupuestos de la Generalitat, sin apoyo por el agrio divorcio entre PSC y ERC
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Aragonès rechaza las peticiones

Los presupuestos de la Generalitat, sin apoyo por el agrio divorcio entre PSC y ERC

La única carta que tenía Aragonès para salvar sus presupuestos la quemó cuando lanzó su propuesta de referéndum y ahora los republicanos rechazan las exigencias de los socialistas

Foto: Pere Aragonès y Salvador Illa en una sesión de control del Parlament. (EFE/Enric Fontcuberta)
Pere Aragonès y Salvador Illa en una sesión de control del Parlament. (EFE/Enric Fontcuberta)

Los presupuestos de la Generalitat están en el alero. La prórroga que iba a ser técnica ya tiene otra pinta mucho peor. El documento de condiciones que esta semana ha enviado el PSC a la Generalitat ha sido leído por Pere Aragonès; la consellera de Economía, Natalia Mas, y el resto del Ejecutivo catalán como un ultimátum. Según fuentes del Ejecutivo catalán, será un ultimátum que no aceptarán: ni desbloquearán la ampliación del aeropuerto, ni darán luz verde a la B-40 entre Sabadell y Terrassa ni acelerarán Hard Rock Café en Tarragona, un proyecto que lleva 10 años de tramitación administrativa. Así que a día de hoy es más probable que Cataluña se quede sin cuentas para el 2023 que cualquier otra cosa.

Fuentes de ERC explican que el partido se ha encomendado a la presión que pueda ejercer Pedro Sánchez sobre el líder del PSC Salvador Illa, porque ni Aragonès ni los republicanos están dispuestos a aceptar unos condicionantes que se viven más como una exigencia de rendición. En el capítulo de racionalización del sector público se exige incluso paralizar la expansión de delegaciones internacionales de la Generalitat. Un sapo muy difícil de tragar para los republicanos.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/ Juan Carlos Hidalgo) Opinión

En el PSC, en cambio, dan por hecho que Salvador Illa decidió enviar el documento de 26 páginas con sus exigencias porque se ha garantizado que desde la Moncloa no les forzarán a un acuerdo. Al contrario: hay voces en el entorno del presidente español que argumentan que, si Pedro Sánchez ya ha enterrado el procés, qué mejor prueba de que dicho procés ha acabado que un cambio radical con un presidente constitucionalista en el Palau de la Generalitat.

Para la Moncloa, el acuerdo se ha acabado. Se ha rebajado incluso el delito de malversación pese al coste político que supondrá. Oriol Junqueras no debería poder quejarse de deslealtad.

Pero es precisamente por la doctrina de Junqueras por lo que las peticiones de los socialistas no son de recibo. El PSC demanda que se amplíe el aeropuerto, pero eso va contra los intereses de los republicanos que tienen pactado con los comunes mantener El Prat tal y como está para, en caso de que Ernest Maragall quede por delante de Ada Colau y los Comunes les apoyen, obtener la alcaldía.

Foto: Pere Aragonès y Salvador Illa en el Parlament el mes pasado. (EFE/Alejandro García)

Lo mismo pasa con la B-40, que ha de unir Sabadell y Terrassa: ERC quiere paralizarla porque es la exigencia de la CUP para darles apoyo y desplazar a la actual alcaldesa del PSC, Marta Farrés. En contra de lo que parece, la exigencia más fácil de aceptar sería el Hard Rock Café en Tarragona y, aun así, implicaría una cirugía fina muy muy difícil, según explican fuentes del partido.

División en ERC

Para Junqueras y el aparato del partido los objetivos de las municipales son fundamentales. Por eso, Oriol Junqueras fue el primero que habló de prorrogar las cuentas. Para Aragonès y los consellers sería preferible tener cuentas. Por ejemplo, hay que subir el salario a los funcionarios. Eso suponen 700 millones más del capítulo I de los presupuestos. Sin ellos no se podrá aplicar el aumento. Al menos de manera automática. Habrá que pasar por el Parlament y aprobarlo como una partida extraordinaria. El Govern no dependerá de sí mismo durante 2023. Y, si los funcionarios no reciben su subida, muchos pueden decidir votar a un partido que no sea ERC.

Junqueras prefiere los objetivos municipales que tener presupuestos en Cataluña

En el seno del grupo parlamentario de ERC y también dentro del partido, se ha discutido si hay que escoger entre lo malo y lo peor. Pero no hay acuerdo en si lo malo es prorrogar presupuestos o esa alternativa es pura y simplemente lo peor, según explican fuentes internas de la formación.

Elecciones a las puertas

Cuando Pedro Sánchez vino a Barcelona el pasado 11 de diciembre, Salvador Illa en su discurso ya dejó caer que podía haber elecciones en Cataluña antes de las generales que el presidente español pretende convocar para diciembre. Aragonès podría optar por llamar a las urnas a los catalanes para octubre, tras las municipales. O Salvador Illa podría armar una moción de censura y forzar la caída de Aragonès con la ayuda de JxCAT, que podría así ajustar cuentas con los republicanos. Las dos alternativas están sobre la mesa y a día de hoy son más probables que el que se cierre un acuerdo sobre las cuentas de la Generalitat para el 2023. Y más si Xavier Trias acaba pactando con el PSC para que Jaume Collboni sea alcalde de Barcelona en junio a cambio de cerrar el paso a Ada Colau.

La única carta que tenía Aragonès para salvar sus presupuestos la quemó cuando lanzó su propuesta de referéndum, más pensando en sus votantes en clave interna que en los aliados que necesita para prolongar la legislatura contando solo con 33 diputados en el Parlament. De ahí la deriva de esta semana.

Los presupuestos de la Generalitat están en el alero. La prórroga que iba a ser técnica ya tiene otra pinta mucho peor. El documento de condiciones que esta semana ha enviado el PSC a la Generalitat ha sido leído por Pere Aragonès; la consellera de Economía, Natalia Mas, y el resto del Ejecutivo catalán como un ultimátum. Según fuentes del Ejecutivo catalán, será un ultimátum que no aceptarán: ni desbloquearán la ampliación del aeropuerto, ni darán luz verde a la B-40 entre Sabadell y Terrassa ni acelerarán Hard Rock Café en Tarragona, un proyecto que lleva 10 años de tramitación administrativa. Así que a día de hoy es más probable que Cataluña se quede sin cuentas para el 2023 que cualquier otra cosa.

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