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Aragonès somete a un férreo control a sus nuevos consellers tras la crisis con JxCAT
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Medio 'sottogoverno' depende de Presidència

Aragonès somete a un férreo control a sus nuevos consellers tras la crisis con JxCAT

El Palau de la Generalitat ha colocado a un grupo de incondicionales controlado desde Presidencia como altos cargos y puestos de confianza de sus nuevos consejeros

Foto: Pere Aragonès, en la toma de posesión de los nuevos 'consellers' del Govern. (EFE/Quique García)
Pere Aragonès, en la toma de posesión de los nuevos 'consellers' del Govern. (EFE/Quique García)
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El área de Presidencia de la Generalitat de Cataluña designó a los cargos de confianza de los nuevos consellers que entraron tras la salida de JxCAT del Govern. El margen que han tenido ha sido muy escaso y Pere Aragonès ha optado por atar en corto a los miembros del Ejecutivo catalán. En las designaciones, ha primado la fidelidad a ERC, la cercanía a líderes del partido como Oriol Junqueras o la idea que defiende Aragonès de que este Gobierno representa al 80% de la población. En la práctica, el Palau ha tomado el control. Supuestamente, incluía independientes, pero la independencia de la que han podido gozar los consellers, tanto los republicanos como los ajenos a Esquerra, ha resultado más bien poca.

La larga mano del Palau ha llegado a la designación de secretarios generales, jefes de gabinete, algunos directores generales e incluso jefes de prensa. En la práctica, la Conselleria de Presidència controla de manera directa más de medio Gobierno, en concreto en la acción política, que en el caso de las nuevas conselleries ha quedado muy limitada, según explican fuentes de la Generalitat conocedoras del modo en que se ejecutaron estos cambios.

Portavoces de Presidència de la Generalitat a los que se ha preguntado por esta cuestión han tratado de zanjar la polémica: “No explicaremos cómo se toman este tipo de decisiones ni quién. Es una cuestión interna”.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Quique García)
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Otras fuentes de la Generalitat, en cambio, destacan el fuerte intervencionismo del Palau, que luego se refleja en el escaso margen político que están mostrando los consejeros. Incluso se ha vetado a algunos cargos en los pocos casos en que los consellers intentaron hacer sus propios nombramientos. De este modo, se ha creado un sottogoverno en la Generalitat que en más de la mitad de las áreas de gobierno responde más ante Aragonès y su núcleo duro de colaboradores que a los propios representantes políticos que les mandan.

Mientras que los que ya estaban en el cargo desde el principio están muy activos, como Joan Ignasi Elena con el cese del jefe de los Mossos o Roger Torrent, que intentó el rescate de Nissan, no pasa lo mismo con los nuevos. Están relegados a un perfil muy bajo.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Quique García)

Los currículos de los nuevos altos cargos son muy políticos y esto supone un asalto a la Administración por parte de los republicanos. Aprovechando los cambios, la consellera Laura Vilagrà ha colocado en Acció Exterior a su antiguo director general de Relaciones Institucionales, Bernat Costas, ahora nuevo secretario general de la consejería. No es el único alto cargo que viene del núcleo duro del Palau. Al conseller de Territori, Juli Fernández, le impusieron al que hasta entonces era el secretario de Administració i Funció Pública, Joan Jaume Oms, otro hombre de Vilagrà.

Pilotando desde Sant Jaume

Después de Presidència, la gran fuente de cuadros de ERC para ocupar todos estos nuevos altos cargos ha sido Interior. El nuevo conseller de Drets Socials, Carles Campuzano, se ha tenido que comer a un histórico de Esquerra, Oriol Amoròs, ahora secretario general y un peso pesado de los republicanos y que venía de Interior, donde le habían encargado muscular la conselleria. En Salut, Manel Balcells, que iba a hacer una política continuista con la de su predecesor y amigo, Josep Maria Argimon, se colocó a Mercé Salvat, que venía de Protección Civil, también de Interior. Así, desde Sant Jaume ahora se pilota estrechamente todas estas conselleries. Jordi Martinoy Camós también provenía de Interior, en su caso, de los servicios territoriales de Girona. Ahora se ha convertido en el secretario general de Justicia.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Marta Pérez)

En Economía, se optó por colocar de secretario general a Josep Maria Vilarrubia, que venía de ser director general de la empresa pública Avançsa con Roger Torrent, otro peso pesado del partido.

La anomalía Nadal

Esta situación ha generado que muchos consellers de la nueva hornada se hayan borrado políticamente. La titular de Economía, Natalia Mas, ha evitado cualquier debate sobre una nueva financiación autonómica, por ejemplo. En las negociaciones con el PSC por los presupuestos ha llevado más la voz cantante Laura Vilagrà, la representante del núcleo duro del Palau, que la propia Mas. La consellera de Justicia, Gemma Ubasart, ha evitado pronunciarse sobre la reforma de la malversación. “No he visto ni un solo papel”, aseguró en La Vanguardia.

Quim Nadal anunció en su ronda de entrevistas el regreso al Estatut de 2006

Quim Nadal, nuevo conseller de Universidades, sí que quiso brillar políticamente. Dio diversas entrevistas y se metió en todos los charcos. Le habían puesto un secretario general que venía de CDC, Joaquim Nin, y que había sido mano derecha de Jordi Turull cuando estaba en la Generalitat. Así que se sintió con la libertad para hacer lo que quisiese. Hasta que Quim Nadal abogó por volver al Estatut de 2006. Tras eso, el Palau cortó por lo sano las entrevistas de su nuevo conseller de Universidades y Quim Nadal volvió al perfil bajo del resto de sus compañeros. Curiosamente, el nuevo referéndum que ahora propone Aragonès tiene un paso previo: votar el Estatut de 2006. Quim Nadal anunció lo que luego confirmaría Salvador Illa. En la oca catalana, de exsocialista a socialista y tiro porque me toca.

Pequeñas rebeliones

Los nuevos consellers han asumido su rol sin mayores problemas. Pero hay pequeñas rebeliones, como es el caso de Juli Fernández, quien desde Territori ha aceptado el escenario encorsetado que le imponen desde Sant Jaume, pero se ha tomado algunas licencias. Ha fichado como asesor a Maties Serracant, concejal de la CUP en Sabadell hasta 2020. Serracant no es el único cupaire que se ha sumado a los cuadros de la Generalitat. Mireia Boya se ha incorporado hace poco como directora general de Acción Climática. Entre Boya y Serracant, todo apunta a que los paisajistas ganarán el pulso a los medioambientalistas dentro de la Generalitat, con lo que todo apunta a que las renovables seguirán paradas esta legislatura.

El área de Presidencia de la Generalitat de Cataluña designó a los cargos de confianza de los nuevos consellers que entraron tras la salida de JxCAT del Govern. El margen que han tenido ha sido muy escaso y Pere Aragonès ha optado por atar en corto a los miembros del Ejecutivo catalán. En las designaciones, ha primado la fidelidad a ERC, la cercanía a líderes del partido como Oriol Junqueras o la idea que defiende Aragonès de que este Gobierno representa al 80% de la población. En la práctica, el Palau ha tomado el control. Supuestamente, incluía independientes, pero la independencia de la que han podido gozar los consellers, tanto los republicanos como los ajenos a Esquerra, ha resultado más bien poca.

Generalitat de Cataluña Pere Aragonès Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)
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