JxCAT está decidido a sacrificar la Generalitat para salvar la unidad del partido

La dirección de JxCAT aboga por seguir en la Generalitat, como mínimo, hasta las elecciones municipales. Pero si hay que elegir entre el Govern o la unidad del partido, la decisión será clara: sacrificar a ERC y salir del Ejecutivo, lo que aboca Cataluña a la inestabilidad y la incertidumbre. No se encuentran fórmulas para evitar que tras el debate de política general, el 27 de septiembre, las bases de Junts voten y acaben forzando que la formación dinamite la coalición con los republicanos.

Esta semana ha habido reuniones el martes —Generalitat con ANC y Òmnium—, el miércoles —cumbre de JxCAT y ERC— y el jueves —JxCAT y ANC—. Tras cada encuentro, la situación es peor y crece la idea de una fuerza centrífuga que dispersa el independentismo de forma inevitable. Las tensiones que desde el principio de la legislatura afectaron al Parlament han acabado contagiando a la Generalitat. Justo lo que el 'president', Pere Aragonès, quería evitar.

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Laura Borràs va ganando seguidores y poder en el seno de JxCAT, formación que ahora preside. El nuevo secretario de Organización, David Torrents, de la máxima confianza de Borràs, ha nombrado a Rai López adjunto al secretario de Organización. López es un activista que se hizo famoso por ir a Waterloo caminando. La expresidenta del Parlament quiere que Junts salga de la Generalitat como represalia a su suspensión en la Cámara catalana. Y aunque parecía que estaba muerta políticamente tras dejar de ser la segunda autoridad de Cataluña, todo apunta a que morirá matando.

Desde Waterloo, Carles Puigdemont apoya a Borràs, superando antiguos recelos entre ambos líderes. El 'expresident' se vio en julio con el secretario general de JxCAT, Jordi Turull, y dejó muy claro que apostaba por salir de la Generalitat y que Cataluña sea ingobernable, según fuentes junteras conocedoras del encuentro. De ahí el giro de Turull, que intenta ganar tiempo sin saber cómo desactivar el compromiso que estrangula las opciones del partido: someter a la opinión de la militancia la continuidad del Gobierno de coalición. Si los más de 4.000 militantes votan, todas las fuentes consultadas dan por hecho que el resultado abonará la salida del Govern. La votación está prevista para después de 27 de septiembre, cuando se celebre el debate de política general en el Parlament, que se perfila como una carnicería parlamentaria, en que todos los grupos irán contra todos y donde todas las formaciones llegan con muchas cuentas pendientes.

Opinión

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Josep Martí Blanch

“No contemplo de ninguna manera la salida de JxCAT de la Generalitat. Debates internos habrá en todas las formaciones, pero creo que es importante preservar las instituciones. Si depende de mí, la confianza está intacta en todos los 'consellers' y mi voluntad es acabar la legislatura”, aseguró Pere Aragonès en la conferencia política 'Catalunya, un país de progrés', que se celebró ayer por la tarde. Aragonès intuye que el debate de política general será muy duro y que estará muy solo, ya que la principal oposición vendrá del que aún es su socio.

El papel de Trias

Los 'consellers' de JxCAT son partidarios de seguir en el Govern. Igual que los 200 altos cargos que militan en el partido y la mayor parte de los alcaldes y alcaldables, que se juegan su futuro en las municipales de 2023. Pero cada día que pasa Borrás gana peso y Turull no encuentra el modo de justificar que se aparque la consulta a la militancia.

Trias aprovechó la Diada para pedir a Borràs que JxCAT siguiese en la Generalitat

Quien tiene más fuerza es Xavier Trias. El exalcalde todavía no ha decidido cerrar su candidatura por Barcelona, ya que quiere el control de la lista. Pero fuentes de JxCAT explican que el domingo, durante la manifestación de la Diada, hizo un aparte con Borràs y le exigió que su formación siguiese en la Generalitat. Junts necesita a Trias y Trias no será candidato si el partido se tira al monte. Como muchos antiguos convergentes, temen que Turull acabe rompiendo el Gobierno catalán para salvar la organización y que después también se acabe escindiendo, fruto de la dinámica interna en la que ha caído el soberanismo.

'Octubrismo' salvaje

Pero el 'octubrismo', el movimiento que lidera Laura Borràs, carece de sensibilidad municipalista. Y el primer reto no será la votación de la consulta interna en el seno de JxCAT. La primera línea de corte estará en la celebración del 1 de octubre, con una manifestación que no convoca la ANC en solitario, sino el Consell per la República de Puigdemont. Si con la manifestación de la ANC se han visualizado estas divisiones, la del 1 de octubre apunta todavía a un clima peor. Y más con el 'expresident' fugado apostando desde Bélgica por romper la coalición en la Generalitat.

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Marcos Lamelas. Barcelona

Resulta muy difícil explicar esta crisis a un lector no independentista. No se discute por ninguna acción de gobierno ni política concreta. El debate es casi filosófico. Para una parte de JxCAT, el 1 de octubre de 2017 y su consulta suponen un mandato político inapelable. En cambio, ERC lo considera un acto de soberanía, pero del que no se derivan mayores obligaciones políticas. Por eso carecería de sentido una repetición de la declaración unilateral de independencia en 2023, como pide la ANC. Y esa dialéctica es la que descompone el independentismo. Por eso resulta tan complicado llegar a ningún acuerdo y más aún gobernar juntos.